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Farajšanit o Fraxinetum: una base andalusí en el sur de Francia

por Javier Iglesia Aparicio
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Fraxinetum

Un caso singular es la actividad pirática andalusí en el Mediterráneo que incluso llegó a contar con una base permanente en la costa meridional del reino franco: Fraxinetum. La acción pirática de los andalusíes es bien conocida, así como su interés por el sur de la actual Francia. Se conocen acciones suyas desde mediados del siglo IX, cuando un grupo de piratas sarracenos remontaron el río Ródano.

En el 849 saquearon las cercanías de Arlés y volvieron al año siguiente aunque, en esta ocasión, sin éxito. En el 869 volvieron a Arlés y lograron capturar al obispo de dicha ciudad, quien falleció en cautiverio.

Fundación de Fraxinetum

De acuerdo a Liutprando de Cremona, en torno al año 889 unos piratas andalusíes, procedentes de Pechina, se asentaron en el golfo de Saint-Tropez, en la actual Provenza, en una zona montañosa cercana a una aldea llamada Fraxinetum o Fraxinet. Los andalusíes, que se llamaban a si mismos muyahidum, la llamaban ​Farajšanit y construyeron allí una base fortificada.​ Hoy en día el yacimiento pertenece a la comuna de La Garde-Freinet.

Aunque las fuentes musulmanas resaltan el carácter de guerra santa (yihad) de este asentamiento, la realidad es que, sobre todo, tuvo una enorme importancia económica.

En primer lugar, dada su ubicación estratégica, permitía a los musulmanes controlar una amplia zona terrestre y marítima con el objeto de obstaculizar el comercio entre las ciudades mercantiles italianas y el resto de la cristiandad del sur.

Por otro lado, Fraxinetum se convirtió en un punto importante para el comercio de esclavos, ya que muchos de los cautivos eran luego enviados a las cortes musulmanas donde eran muy apreciados. Era, por lo tanto, una fructífera fuente de ingresos.

La colonia de Fraxinetum

Los muyahidum de Fraxinetum dominaban al principio un territorio llamado Djabal al-Qilâl (جبل القِلال‎), es decir, la montaña de los muchos picos, junto con el golfo de Saint Tropez y la península de Ramatuelle.

Pero poco a poco expandió su territorio. Fraxinetum se convirtió en la cabeza de un asentamiento permanente y que llegó a abarcar una distancia de unos 60 km, por todo el macizo de Maures.

Fraxinetum
Fraxinetum

Según el geógrafo musulmán Ibn Hawqal, el territorio era fértil y bien cultivado por sus habitantes musulmanes, los cuales llevaron numerosas innovaciones agrícolas y piscícolas.

Los andalusíes introdujeron el alquitrán, hecho a partir de madera de pino; enseñaron a los habitantes de la zona habilidades médicas; utilizaron las baldosas de cerámica, etc.

A comienzos del siglo X ampliaron el radio de acción de sus ataques. Hicieron pillaje en el condado de Frejús, saquearon su capital e incursionaron en las tierras de Marsella, el Valentinois y el Viennois.​Alcanzaron los Alpes e incendiaron el monasterio de Novalaise (906); en el 908 ocuparen el valle de Susa y en el 911 dominaban los pasos montañosos entre Borgoña e Italia.

Ya en el 929 avanzaron hacia la frontera con Liguria; en el 935 alcanzaron Acqui; en el 940 ocuparon Toulon y en el 942 Niza y Grenoble.​

En el 939 atacaron la importante abadía de San Galo (Saint-Gall) y establecieron un puesto avanzado en el actual San Mauricio, en el Valais (sur de la actual Suiza).

Aunque en principio la fortaleza de Fraxinetum parece una acción fuera de las órdenes del gobernante de Córdoba, bajo el califa ʿAbd al-Raḥmān III Fraxinetum se convierte en plena dependencia del califato. La ciudad tienen incluso un caíd que responde ante el califa. Conocemos únicamente a Nasr ben Aḥmad, a quien ʿAbd al-Raḥmān III le envió copias del acuerdo de paz al que había llegado con varios señores francos en 939/940.

Primera intervenciones de los reinos vecinos

La respuesta de los reinos vecinos fue tardía. Una primera expedición de Hugo de Arlés, rey de Italia contra ellos en la que participó una escuadra bizantina fracasó en el 931.

De nuevo Hugo de Arlés se coaligó con el emperador bizantino Romano Lecapeno y los atacó en el 942, pero no pudo expulsarlos de la Provenza. Finalmente acabó pactando con ellos, utilizándolos en ocasiones como mercenarios para sus propios conflictos.

Las incursiones de los habitantes de Fraxinetum fueron la principal causa de que Hugo de Arlés convenciera a las hordas húngaras apara atacar el califato de Córdoba en el 942.

La embajada de Otón I a Córdoba

Muestra del control cordobés sobre este territorio provenzal es que, a mediados del siglo X, se llevaron a cabo negociaciones entre Córdoba y Otón I, rey de Alemania.

Otón estaba extendiendo su autoridad por Italia y estaba preocupado por las incursiones sarracenas en los Alpes.

Dionisio Baixeiras, Embajada de Juan de Gorze a Abderramán-III (1885)
Dionisio Baixeiras, Embajada de Juan de Gorze a Abderramán-III (1885)

A finales del 953 o en la primavera del 954 envió a Juan de Gorze, abad de San Arnoldo, un monasterio cercano a Metz, como embajador a la corte de Córdoba. Tras diez semanas de viaje, Juan llegó a Córdoba con una carta del rey alemán en la que se pedía que ʿAbd al-Raḥmān III prohibiera a sus súbditos de Fraxinetum el saqueo de la naves pertenecientes a Otón I.

Una vez en Córdoba, Juan se hospedó en un palacio esperando la audiencia. Pero un problema de protocolo con el intercambio de regalos (parece que Juan se negó a obsequiar nada al califa) hizo que acabara prisionero. ʿAbd al-Raḥmān III envió entonces a un mozárabe, Recemundo, a Frankfurt, a la corte de Otón I, para aclarar las cuestiones de protocolo (955), así como para pedir que impidiera la entrada de más incursiones magiares.

Recemundo volvió a Córdoba acompañado por otra delegación alemana encabezada por Dudo de Verdún con la orden de que Juan de Gorze depusiese su actitud. La embajada llegó a Córdoba en junio del 956. Finalmente, Juan de Gorze aceptó presentarse ante el califa cumpliendo el protocolo.

No sabemos las condiciones del acuerdo final, si es que existió. En torno al año 970 los andalusíes evacuaron Grenoble, Saboya y Gap, probablemente por la presión de Otón I. Aún así, una embajada del 974 parece atestiguar buenas relaciones entre sendos reinos.

El fin de Fraxinetum (973)

En el mes de julio del 972 los andalusíes secuestraron a Maeul, abad de Cluny, legado papal y amigo íntimo de la emperatriz Adelaida. Lo hicieron en el Pont du Châtelard, cerca de Orsières, cuando regresaba de una misión a Roma y acababa de pasar el paso de Mont-Joux (antiguo nombre del paso de Grand-Saint-Bernard), en los Alpes.

Los monjes pagaron el rescate exigido (parte del cual fue aportado por los nobles y el pueblo provenzal) y liberaron a su abad. En contrapartida, los monjes se ocuparon de difundir el hecho entre la población logrando agitarla y uniendo en torno a los condes de Provenza, Guillermo y Roubaud, un gran ejército que se enfrentaría a los sarracenos y los extirparía del sur de Francia de forma definitiva.

Guillermo de Provenza obtuvo también el apoyo del conde Arduin de Turín, así como de muchos guerreros de la Provenza, de Bas-Dauphiné y Niza.

Se enfrentaron con éxito a los andalusíes en cinco batallas en los Alpes provenzales, en Embrun, Gap, Riez, Ampus y Cabasse. Los sarracenos se reagruparon en Tourtour, lugar donde se produjo la sexta y más importante batalla, donde fueron aplastados los sarracenos.

Los restos del contingente andalusí se refugiaron en Fraxinetum. Las tropas de Guillermo se dirigieron a asaltar la fortaleza. Los guerreros provenzales de los señores de Levens, Aspremont, Gilette, Beuil y la ciudad de Sospel fueron designados para el ataque. Después de haber alcanzado la cima de La Garde-Freinet, los provenzales atacaron los atrincheramientos de Fraxinetum, expulsaron a los sarracenos y finalmente se apoderaron de la fortaleza por completo. Los sarracenos encontraron un último refugio en un bosque cercano, pero, perseguidos con entusiasmo, fueron asesinados o hechos prisioneros.

Gracias a esta ofensiva decisiva de 973 los sarracenos son expulsados ​​definitivamente de sus bases fortificadas en la Provenza.

No parece que el califa de Córdoba se preocupara por recuperar el asentamiento. Aún así Otón II de Alemania envió una embajada a Córdoba al mando de Azraka, que fue recibida por al-Ḥakam II el 1 de agosto del 974. Ambos países renovaron la amistad.

Restos actuales

Las huellas arqueológicas de este siglo de ocupación sarracena en la Provenza son pequeñas monedas y cerámicas extraídas de los restos de naves sarracenas, la ocupación profana de un espacio sagrado documentado en la torre de Lérins y fuentes literarias, incluidos las procedentes de Cluny.

Durante mucho tiempo se pensó que el Fort de la Garde-Freinet podría ser la fortaleza musulmana. Se alza en el corazón del Macizo des Maures, en un afloramiento rocoso a unos 450 m. de altitud, bloqueando el valle de acceso a Saint-Tropez.

Sin embargo, cuando los historiadores J. Lacam (entre 1965 y 1966) y Philippe Sénac (de 1979 a 1989) realizaron sus excavaciones, sus esperanzas no se confirmaron: en lugar del qasr musulmán, descubrieron una aldea fortificada cuya ocupación parece extenderse entre los siglos XII y XVI, después de la reconquista por los condes de Provenza.

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