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La cocina de los asados y la sopa de ajo

por Javier Iglesia Aparicio
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Cocina medieval

Son diversos los alimentos que la población consumía durante la edad media. Si nos centramos en la época que va del siglo V al X encontraremos que hay ciertas limitaciones que vienen dadas porque todavía no habían llegado algunos de los productos de las Indias (lógicamente, pues todavía no se había producido el viaje de Colón), y también porque no todas las clases sociales tenían acceso a todos los alimentos.

Así, por ejemplo, la carne de la caza no estaba a disposición de todos los ciudadanos, sino que era algo más propio de las clases altas o la nobleza (las clases más bajas no tenían permiso para cazar); tampoco la ternera, aunque sí el cerdo, del que se aprovechaba lo máximo posible, como las vísceras. Más común era, en cambio, el consumo del pan (que constituía una parte importante de la dieta de los ciudadanos que no estaban en los estamentos más altos de la sociedad), así como el vino y la cerveza y algunos vegetales.

Si bien la escasez de alimento era algo habitual en la época y, por ende, en el Condado de Castilla, también es cierto que la situación geográfica del Condado en esos años le permitió absorber parte del arte culinario de otras culturas, ya que servía de nexo con los viajes de los cruzados entre Europa y otras regiones. Así se produjo un enriquecimiento de la gastronomía propia que incorporó platos o variantes de platos ya conocidos.

Los platos de cuchara

De esta forma nacían los precursores de los cocidos y potajes que conocemos en nuestra época, aunque, evidentemente, mostraban ciertas limitaciones, tanto de cantidad como de ingredientes, basándose mucho más en los cereales, y no en legumbres y verduras, como los conocemos hoy. También eran comunes las sopas, mezclando pan con vino o caldo. De aquí nace la Sopa de ajo, o sopa castellana, que incorpora el caldo y el pan, además de algunas espacias, como el ajo (el pimentón que ponemos hoy era bien escaso en aquellos días). Esta sopa fue muy consumida por los pastores, ya que les aportaba calor y energía para sus largas jornadas de trabajo.

De la sopa de ajo, lo primero que nos viene a la cabeza es la expresión “haber inventado la sopa de ajo”, muy común en nuestra tierra. Si bien se refiere a que alguien crea haber hecho un gran descubrimiento cuando, en realidad, se trata de algo ya conocido por todos, lo cierto es que, incluso en aquella época, ya era un plato de dominio público. Aunque en esos tiempos sí hubo otros grandes descubrimientos, como el papel moneda, el caballo como animal de labranza o las ventanas luminosas. No fue hasta más entrada la Edad Media que llegaron otros inventos, como la imprenta o las gafas, incluso algunos refieren que está documentado el uso de la ruleta, la que hoy conocemos gracias a los casinos.

La carne, un bien preciado

Como hemos dicho antes, la carne no era un bien del que todos pudiesen disfrutar con frecuencia. En ocasiones, su consumo era estacional, pudiendo aprovechar las matanzas. Además, no era fácil acceder a la carne de caza o de ternera (excepto en el caso de las clases altas), siendo mucho más accesible la carne de pollo o de cerdo. Precisamente, en las clases más pudientes, los asados se establecieron como uno de los platos más apreciados y que se degustaban en largos ágapes, los cuales podían durar incluso varios días. Y todo ello pese a que la Iglesia de aquellos días recomendaba dieta y virtud.

A finales de la Alta Edad Media se hizo más común el consumo de pescado; sin embargo, como en otros tantos casos, su acceso por parte de clases bajas era muy escaso, quedando reservado su consumo mayoritario para aquellos mejor posicionados socialmente. A lo que sí se accedía con mayor facilidad es a la cerveza y al vino (el agua por sí solo podía contener elementos nocivos debido a la falta de medios higiénicos). Precisamente en aquellos días nacieron algunas recetas basadas en estas bebidas, como es el caso del vino cocido con especias o el vino con miel, por poner algunos ejemplos.

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