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El saber sí ocupa lugar…. y cuesta

por Javier Iglesia Aparicio
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Sección de Libros

Un rato de tranquilidad, mientras espero a que me arreglan la caldera los de Reparaciones Caldera Madrid (recomendables, pueden verlo aquí), dispuesto a añadir más contenido a este sitio web. Escribo en mi sala de estudio con más de 2000 volúmenes de todo tipo: historia, novela, ciencia… Está claro que el paso del pergamino a la imprenta en el siglo XV fue un enorme avance. El pergamino ocupaba mucho cuando se almacenaba y se conservaba mal, además de ser un material caro y difícil de obtener. Por esos hay tantos documentos altomedievales reutilizados, raspados, escritos una y otra vez.

El libro de papel hizo posible expandir el conocimiento tanto entre los habitantes a partir de esas épocas como de aquellos que las estudiamos desde el futuro. Los historiadores que se ocupan de las edades moderna y contemporánea lo tienen, a priori, más fácil que los que nos enfrascamos en la Alta Edad Media: más documentos, más crónicas, más visiones, más posibilidades de afianzar, defender o demostrar teorías e hipótesis… o quizás su labor es también más difícil, porque surgen más controversias, más debates y hay que analizar, cotejar y leer multitud de escritos, datos e informaciones. Que quieren que les diga: preferiría tener más documentación altomedieval y perderme en debates argumentados en datos fiables en vez de tener que escribir tan a menudo: no se sabe, es posible, se supone, no es posible confirmarlo, es una hipótesis, hay un vacío documental….

Y siguiendo con esta digresión: desde la aparición y expansión de Internet y la consecuente digitalización de los libros, ¿no les parece que esto es un maremágnum de información? Sí, es un maremágnum: Terabytes, petabytes, zetabyte, yottabytes… nos quedamos sin prefijos griegos para medir el volumen de información existente en la red. Y el tamaño de lo que podemos almacenar en nuestro ordenador, tableta o, incluso teléfono móvil tampoco para de crecer. En efecto, la aparición del libro electrónico en sus distintos formatos (libros ePUB, mobi, Kindle…) hace que, en muchas ocasiones, almacenemos más libros de los que, seamos honestos con nosotros mismos, vamos a poder leer en un par de vidas. La bajada de precios gracias a este formato o incluso la existencia de portales de descarga de libros electrónicos gratuitos, hace cada vez más sencillo el acceso a la información de cualquier tipo. ¿Quieres saber cuáles son los mejores lugares donde obtener libros digitales? Estas son las mejores páginas para descargar libros. Ahora no hay excusas para no enfrascarse en la lectura.

Así que, con estas reflexiones, vuelvo a mirar hacia las estanterías de libros que me rodean. Parece algo de otra época, ha envejecido: ocupan mucho espacio y pesan lo suyo (aún recuerdo con cansancio la última mudanza). La información en libro de papel es más difícil de buscar que en digital, y da más penar eliminarla. No es lo mismo deshacerse de un libro en papel que mandar a la papelera de reciclaje un archivo digital. Pero, ¡qué narices! si me gusta lo viejo, lo pausado, si no hago más que escribir acerca de lo que pasó más de un milenio atrás. Los libros me acompañan en estas horas de grato esfuerzo… aunque conseguirlos han costado su esfuerzo y su dinero. ¡No lo duden!

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