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Un viaje al origen andalusí de Madrid

por Javier Iglesia Aparicio
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Muralla de época omeya de Madrid

Madrid es hoy en día la capital de España y su conjunto urbano más importante. Muchos nos desplazamos a ella por trabajo, compras, ocio o bien para coger un tren de alta velocidad o un avión en el aeropuerto de Barajas (si necesitas coger un taxi hasta desde el centro hasta allí te recomendamos taxiaeropuertobarajas.com). Pero seguro que, para una gran mayoría de la población, es un hecho desconocido que, en sus orígenes, Madrid fue una humilde población andalusí cuya historia se remonta a la alta Edad Media.

Madrid fue fundada en la segunda mitad del siglo IX por el emir Muḥammad I de Córdoba (852-886). Su nombre en árabe era Maŷriṭ (مدريد) y sobre su significado existen al menos dos versiones. Una la hace proceder del término latino matrice y otra del árabe maǧra (مجرى), indicando ambos la abundancia de aguas subterráneas.

La primera mención histórica de Madrid la encontramos en el libro al-Muqtabis II de Ibn Hayyan (987-1065) que a su vez reproduce un pasaje de un cronista anterior, Aḥmad b. Muḥammad al-Razi (889-955):

Dejó Muḥammad durante su gobierno hermosos efectos y maravillas imponentes, victorias grandiosas, y un perfecto cuidado de los intereses de los musulmanes; se preocupó por sus fronteras, protegió sus grietas, consolidó sus extremos y dirigió sus asuntos. Ordenó construir el castillo de Istiraš (Esteras de Medinaceli)con las rentas de Medinaceli, está este castillo al suroeste de ella; construyó para la gente de la frontera de Toledo el castillo de Talamanka (Talamanca del Jarama), el de Maŷriṭ y el de Peña Forata (Peñahora).

Se informó con intensidad de las fronteras, sintiendo expectación por lo que ocurría en ellas; envió a personas de su confianza para velar por los asuntos de ellas.

La fecha exacta no se conoce pero tuvo que ser antes del año 257H/ (870-871) pues el mismo libro nos indica que, durante la rebelión de Toledo las tropas emirales lograron expulsar al jefe de los rebeldes llamado Masūna o Māswiya:

[…] a Madrid. En ella le mató ‘Ubayd Allah b. Salam y envió su cabeza al emir Muḥammad, a Córdoba.

Esta claro que el emir Muḥammad I ordenó la reestructuración y el fortalecimiento de la Frontera Media mejorando las fortificaciones ya existentes y creando otros puntos de defensa, entre los que se encontraría la actual ciudad de Madrid.

Madrid se constituyó en una pequeña ciudad con un hisn o castillo, una muralla con foso, una mezquita aljama, un cementerio y alguna que otra atalaya cercana, creciendo lentamente en población. De entre sus muros salieron personajes insignes como Maslama al-Maŷrītī, uno de los grandes matemáticos medievales, nacido en el 950.

Han llegado hasta nosotros algunas descripciones de la ciudad de manos de geógrafos musulmanes. El magrebí al-Idrisi escribió en el siglo XII:

Entre las poblaciones con minbar situadas al pie de esas montañas está Maŷriṭ, ciudad pequeña y fortaleza potente y próspera. Tenía, en tiempos del islam, una mezquita aljama donde regularmente se pronunciaba el sermón.

Pero la noticia más completa sobre el Madrid musulmán la da el geógrafo al-Himyari en el siglo XV, quien citando fuentes más antiguas dice de esta ciudad que era:

Una noble ciudad de al-Ándalus construida por el emir Muḥammad b. ʿAbd al-Raḥmān. De Madrid al puente de Maqida, que era el límite de las tierras del islam, hay 31 millas. En Madrid hay un barro con el que se hacen unas ollas que pueden utilizarse para ponerlas sobre el fuego durante veinte años sin que se rompan, y lo que se cocina en ellas se conserva sin que le afecten ni el frío ni el calor del ambiente.

El castillo de Madrid es una de las mejores obras defensivas que existen; fue construido por el emir Muḥammad I b. ʿAbd al-Raḥmān. Ibn Hayyān ha mencionado en su Historia el foso que fue excavado en el exterior de la muralla de Madrid, […]

No son muchas las noticias históricas de Madrid hasta su conquista por Alfonso VI en el siglo XI. La única fuente cristiana que menciona Madrid antes de su conquista es la crónica del obispo Sampiro de León en la que se relata cómo el rey Ramiro II de León, en una de sus expediciones contra el califato de Córdoba, en torno al 932, destruyó los muros de Magerit, la forma castellana antigua de Madrid.

Ramiro, reinando seguro, tomó consejo con todos los magnates de su reino sobre cómo invadiría la tierra de los caldeos; y reunido ejército, avanzando a la ciudad que se llama Magerit, destrozó sus muros e hizo grandísimos estragos, ayudando la clemencia del Señor; volvió a su casa con victoria en paz.

Sabemos que en el 977 Almanzor se reunió con el general Galib, el hombre fuerte de la Frontera Media, en Madrid antes de partir hacia su segunda campaña, contra la localidad segoviana de Cuéllar. Con el desmoronamiento del califato de Córdoba, Madrid pasó a pertenecer a la taifa de Toledo.

Fernando I de León realizó al menos dos incursiones en las cercanías de Madrid. Una, no del todo confirmada, en el año 1057. La otra, del 1062 es recogida, entre otras, de forma ya muy tardía, por la Crónica de Castilla o Crónica de los reyes de Castilla, una refundición de la última parte de la Estoria de España de Alfonso X que abarca desde el reinado de Fernando I hasta el de Fernando III de Castilla, escrita hacia 1300:

Et después que esto ouo fecho, fuese para Toledo et catiuó muchos moros e fezo muchas mortandades. Et destruyó e quemó Talamanca e Alcalá e Húzeda, e otros lugares del señorío de Toledo. E ganó muchos ganados e muchos aueres, et partiólo todo con su cauallería

Pero, finalmente, sería Alfonso VI quien conquistó la ciudad, sin poder establecerse a ciencia cierta si fue poco antes de la caída de Toledo (1085) o en ese mismo año.

Plano del Madrid andalusí

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