En el cerro de San Martín, donde probablemente se encontraba el sistema defensivo de Castilseco, uno de los que defendían el paso de la Morcuera, junto con Cellorigo, aún se conserva la ermita de San Martín.
Es difícil precisar su cronología, aunque puede ser un centro de culto desde el siglo V.
El templo está excavado en la roca. Es de planta rectangular de seis metros de profundidad por dos metros y medio de ancho, y alrededor de tres metros de altura en la parte central, aunque está algo recubierto por sedimentos.
Su acceso, orientado al sur, es una puerta adintelada bajo el dibujo erosionado de un frontón, sobre el cual aún se pueden observar los huecos que sostenían las vigas de madera que sostenían la techumbre de la nave.
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