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Capítulo 720 de la Primera Crónica General – Poema de Fernán González

por Javier Iglesia Aparicio
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Capítulo 720 – El capítulo de como el conde Fernand Gonçalez enuio demandar su auer al rey, et de comol dio el rey el condado por ello

Empos esto que dicho es, el conde Fernand Gonçalez de Castiella —que non sopo estar assessegado et quedo pues que conde fue de Castiella, ca nin le dexaron los reys moros nin los cristianos estar en paz— enuio estonces dezir al rey don Sancho de Leon quel diesse su auer quel deuie por el cauallo et el açor quel comprara; si non, que non podrie estar quel non pendrasse por ello. El rey don Sancho non le envio respuesta dond el fuesse pagado, et el conde ayunto estonces todo su poder, et desquel touo ayuntado, fue et entrol por el regno et corriole la tierra et leuo ende muchos ganados et muchos omnes. Quando el rey don Sancho esto sopo, mando a su mayordomo tomar muy grand auer et que fuesse al conde a pagarle todo aquel auer, et quel dixiesse quel tornasse todo lo quel tomara de so regno, ca tenie quel non deuiera peyndrar de tal guisa por tal cosa. El mayordomo fue al conde por pagarle ell auer; mas quando el conde et el uinieron a la cuenta, fallaron que tanto era ya puiado, auinedo a ser doblado cada dia segund la postura, que quantos omnes en Espanna auie que lo non podrien pagar; tan mucho era ya cresçudo sin guisa. Et el mayordomo ouose de tornar sin recabdo. El rey, quando esto sopo, touose por muy embargado por aquel fecho, ca non fallaua quien le diesse y consejo; et si pudiera, repintierase daquella mercadura de grado, ca se temie de perder el regno por y. Et quando uio que estaua por y tan mal parado el pleyto, et que se nunqua podrie pagar ell auer —tan grand era— fablose con sus uassallos, et acordaron quel diesse el condado en precio por aquell auer, ca nin ell nin los reys que empos el uiniessen nunqua tanto aurien daquel condado, et siempre aurie y contienda: tan buenos omnes et tan fuertes eran los castellanos et tan catadores de derecho. Et trexieron esta pleytesia con el conde, et diol el rey el condado en precio daquel auer. Et el conde fallo que mercaua muy bien en aquella pleytesia, et tomogele de grado, et demas touose por guarido por ello porque ueye que salie de grand premia, et por que non aurie de  besar mano a omne del mundo si non fuesse al Sennor de la Ley; et este es el apostoligo. Et desta guisa que aqui es contado salieron los castellanos de premia et de seruidumbre et del poder de Leon et de sus leoneses.


Capítulo 720 – El capítulo de cómo el conde Fernán González demandó su pago al rey y de cómo el rey le dio el condado por ello

Después de esto, el conde Fernán González de Castilla —quien no pudo estar con sosiego ni tranquilo mientras fue conde de Castilla, pues no le dejaron ni los reyes moros ni los cristianos estar en paz— envió a decir al rey don Sancho de León que le diese el dinero que le debía por el caballo y el azor que le había vendido; que, si no, que tendría que tomarse algo en prenda por ello.

El rey don Sancho no le envió respuesta, con la que fuese compensado; entonces reunió todo su ejército y, una vez reunido, fue y entró en el reino y recorrió sus tierras y se llevó muchos ganados y muchos hombres. Cuando el rey don Sancho lo supo, mandó a su mayordomo que tomara grandes riquezas y que fuese a pagarle al conde toda la deuda, y que le dijese que devolviese todo lo que el había tomado de su reino, pues creía que no debía compensarse de esta manera por tal deuda. El mayordomo llegó hasta el conde para pagarle la deuda; pero cuando el conde y él hicieron las cuentas, vieron que era tanto a lo que ascendía, habiéndose doblado cada día según se había acordado, que ni todos los hombres de España juntos lo podrían pagar, tanto había crecido sin medida.

Y el mayordomo se tuvo que volver sin cumplir el encargo. Cuando el rey supo esto se sintió muy abrumado por aquel hecho, pues no encontraba quien le diese allí consejo; y si pudiera, se arrepentiría de aquella compra, pues temía que iba a perder el reino por aquel trato. Y cuando vio que estaba el asunto tan mal y que nunca podría pagar  la  deuda —tan grande era— habló con sus vasallos, y acordaron que le diese el condado en contrapartida por la deuda, pues ni él ni los reyes que vinieran tras él, nunca percibirían tanto de aquel condado, pues siempre tendría con ellos contiendas: tan buenos hombres y tan fuertes eran los castellanos y tan exigentes con sus derechos. Y trajeron esta oferta al conde, y le dio el rey el condado en precio por aquella deuda. Y el conde pensó que hacía un buen negocio con este trato y lo aceptó gustosamente, y además se sintió complacido por ello porque veía que así se quitaba una gran preocupación, y que no tendría que besar la mano de ningún hombre en mundo, salvo la del Señor de la Ley, esto es, al Vicario de Cristo.

Y de este modo los castellanos salieron de penas y de servidumbre y del poder de León y de los leoneses.

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