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La lengua castellana

por Javier Iglesia Aparicio
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Introducción

En el territorio donde nace el condado de Castilla va a surgir una nueva lengua que posteriormente va a conocer una rápida expansión en el resto de la península Ibérica y de ahí se extenderá por gran parte del mundo. Precisamente es en su área geográfica donde aparecen las primeras manifestaciones del idioma castellano en el Cartulario de Valpuesta, donde recientes investigaciones identifican vocablos con una antigüedad superior a las Glosas Emilianenses.

Vamos a tratar de estudiar aquí de dónde procede el castellano y qué influjos recibió, estudiando principalmente la variedad burgalesa que es la que posteriormente se va a imponer a las otras hablas castellanas.

 

Sustrato prerromano

La Hispania prerromana no tenía una lengua única. Son varias las lenguas que se hablaban, entre las cuales estaban las lenguas íberas, las lenguas celtas, la tartésica y las lenguas similares al vasco habladas en la cornisa cantábrica con límite en Galicia.

Únicamente el vasco se ha conservado hasta ahora. Del resto de las lenguas se conocen sus alfabetos, multitud de palabras y su fonología aunque dista mucho aún para poder traducirlas. Aún con este desconocimiento, se pueden conocer las influencias que estas lenguas han tenido en la forma de hablar del castellano actual. Veamos algunos ejemplos:

Rasgos fonéticos

1. Tendencia a hacer desaparecer la /f/ inicial latina previa aspiración. Parece que es debido a un sustrato de la zona cantábrica, ya que en el vasco también aparece. Un ejemplo: del latín /fílio/ > /fizo/ > /hízo/ > /íxo/ es decir ‘hijo’.

2. Ausencia del fonema /v/ fricativo labiodental. Parece que este fonema existió en el castellano antiguo pero nunca en su zona de origen entre Burgos, Cantabria y Vasconia. Tampoco existe en el vasco.

3. La existencia de cinco vocales con tres grados de apertura se debe al sustrato celtíbero y cantábrico (el vasco comparte esta característica con el castellano). Sin embargo los siete fonemas vocálicos del latín hablado en Hispania /i e a o u é ó / se conservan por ejemplo en el catalán.

4. El castellano tiene dos fonemas vibrantes: el simple /r/ (pera) y el múltiple /r/ (perro). En posición inicial, el castellano sólo reconoce el fonema /r/ múltiple, que puede ser parte del sustrato celtíbero o ibérico. En vasco se necesita una vocal delante para pronunciar /r/ múltiple. Es por eso que en el castellano preliterario aparecen dobletes con la misma semántica: ruga / arruga, rancar/arrancar, etc.

5. La lenición céltica, que consiste en la no diferenciación de fonemas oclusivos sordos intervocálicos, sonorizándolos. Por ejemplos parecen dobletes léxicos como peregrinus y perecrinus, perpeduo y perpetuo, aucustinus y augustinus.

6. De procedencia celta es también la palatalización del grupo latino /kt/ hacia /it/ o /ch/. Por ejemplo del latín nocte a /nóche/ y /noite/, del latín factum a /hecho/ y /feito/.

Rasgos morfológicos

En las lenguas celtíberas, los sustantivos terminados en -o tenían como desinencia de plural -os. Puede que por esto en Hispania desapareciera el nominativo plural del latín acabado en -i y quedase como forma única el -os.

También la técnica de formar palabras derivadas añadiendo en algún lugar de la palabra primitiva un incremento vocálico átono, por ejemplo una vocal a. Así de palabras primitivas como lampo, cieno y casca tenemos relámpago, ciénaga y cáscara.

Rasgos léxicos

Existe una gran cantidad de palabras que proceden de las lenguas prerromanas, sobre todo referidas a la vida rural y a la naturaleza: sustantivos referidos al terreno, nombres de árboles o plantas, nombres de animales,etc. Sirvan como ejemplo las siguientes: abarca, artiga, aulaga, barda, barraca, barranco, barro, carrasca, cueto, charco, galápago, manteca, nava, perro, rebeco, silo, sima y toca. Pero no sabemos de qué lengua prerromana pueden provenir.

Sin embargo si se sabe que palabras como barranco, carrasca, lama, gándara y nava proceden de la lengua ibérica. Otras palabras prerromanas tienen un claro origen celta como nombres de terreno (berrueco, páramo, balsa, losa, légamo, olca), nombres de plantas (abedul, aliso, álamo, beleño, berro), nombres de animales (puerco, toro, garza, rodaballo), de vestimenta (braga, calzón) y otras como colmena, gancho, amelga, berrendo, cantiga, baranda, tarugo, gorar, estancar, tranzar, virar…

Los escritores romanos afirman que lancea (lanza), arrugia (arroyo), cusculiu (coscojo) y gurdus (gordo) eran palabras hispanas. También es probable que el latín tomara como préstamo palabras indígenas de productos que se obtenían en la Península Ibérica: plomo, galena, minio, sobral, estepa.

Palabras de origen vasco. Son palabras como izquierdo (ezquer), ascua, socarrar, chabola, pizarra, zumaya, chaparro, boina, chistera, zamarra, narria, laya, cencerro, gabarra, aquelarre y órdago.

 

El latín

Influencias visigodas

Influencias árabes

El primitivo romance castellano

 

 

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