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El condado de Castilla bajo Diego Rodríguez Porcelos (873 – c. 885)

por Javier Iglesia Aparicio
2 comentarios 1,2K visitas 16 min. de lectura
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Estatua de Diego Rodríguez Porcelos en el arco de Santa María de Burgos

El primer conde de Castilla, Rodrigo, posiblemente muere en torno al año 873. En la Crónica Albeldense se nos dice que en tiempos de Alfonso III era conde de Castilla Diego Rodríguez, posiblemente hijo de Rodrigo, aunque no existe ninguna certeza. Aunque todo parezca indicar que Diego Rodríguez comenzó su gobierno en el 873, existen varios documentos con fechas de 863, 864, 869 y 871 en los que el nombre del conde de Castilla es Diego y no Rodrigo.

Según Fray Justo Pérez de Urbel, las cuatro son auténticas pero habría que admitir que están antedatadas. En el caso de las dos primeras, relacionadas con la iglesia de San Felices de Oca, parece seguro pues se refieren a Alfonso como rey de Asturias y este no comenzó a reinar hasta el 866.

También se refiere a Oca la del 869 pero parece poco probable que, mientras los cordobeses mantienen la cercana fortaleza de Ibrillos, se realicen fundaciones en esta zona. De todas formas, la mayor parte de la escasa documentación que se refiere a Diego llevan fechas que parecen imprecisas.

Contexto histórico

Alfonso III va a realizar una tremenda labor expansiva de su reino, avanzando hacia al sur en todos los frentes y ayudando a cuantos rebeldes andalusíes se opongan al domino cordobés. Pero también va a tratar de fortalecer su autoridad real, coartando la libertad de acción de sus condes, lo cual va a provocar multitud de sublevaciones entre los magnates del reino.  El período de gobierno de Diego Rodríguez está marcado por tres acontecimientos:

  • Definitivo afianzamiento de la frontera en el valle del Ebro en colaboración con un nuevo magnate, el conde Álava, Vela Jiménez.
  • Creación de una nueva línea defensiva más al sur, siguiendo el curso de los ríos Odra y Arlanzón.
  • Posible restauración de la antigua sede episcopal de Oca.

Pasamos ahora a estudiar en mayor profundidad cada uno de estos episodios.

Afianzamiento de la frontera en el valle del Ebro

Es casi imposible seguir con precisión la evolución de la frontera oriental del reino asturiano. El valle del Ebro riojano había sido la entrada natural de la mayor parte de las razzias musulmanas contra Álava y Castilla y estaba jalonado de fortalezas como Pancorbo, Cellorigo, Ibrillos, Grañón, etc. En época de Rodrigo, y tras la victoriosa campaña contra Albelda (859), fortaleza de Mūsà II, los asturianos se debieron hacer con el control de multitud de fortalezas en la zona como Cerezo de Río Tirón, Castil de Carrias, Ibrillos y Grañón. Sin embargo, esta derrota del poder de los Banū Qasī y la muerte de Mūsà II (862) también fue aprovechada por Muḥammad I para controlar de una vez estas tierras. Por eso envió sucesivas aceifas a esta zona.

La primera fue en el 863, de la que Ibn Idhari dice que fueron derrotados diecinueve condes, aunque no parece que tuviera beneficios territoriales. La siguiente fue en el 865, resultó más contundente y llegó hasta Salinas de Añana, acabando con una victoria cordobesa en la Hoz de la Morcuera que obligó a replegarse a castellanos y alaveses, y puede que se tradujera en la pérdida de algunas de las fortalezas anteriormente conquistadas, en concreto de Cerezo Río Tirón. Muḥammad I aprovechó esta debilidad para enviar nuevas acometidas en el 866 y 867.

Desde este momento habrá un parón en las acometidas cordobesas pues Muḥammad I ha de afrontar numerosas rebeliones internas. Quizás la más interesante, desde nuestro punto de vista, es la protagonizada por los hijos de Mūsà II. Desde el 871 se van a sublevar contra el poder central, Ismael ben Qasī en Zaragoza, Fortún ben Qasī en Tudela y un sobrino de este último, Muḥammad ben Lope, en Borja y Rueda. Alfonso III va a prestar su apoyo a todos ellos. A partir del 873, Muḥammad va a realizar varias acometidas sobre estos núcleos rebeldes.

Pero viendo que la alianza era fuerte, trató de acometer contra los dos enemigos a la vez. En el 882 inició una campaña contra los Banū Qasī. Ismael y Fortún resistieron pero Muḥammad ben Lope se rindió y acompañó al príncipe al-Mundir y a Hāšim b. ʿAbd al-ʿAzīz hacia la marca oriental del reino asturiano. Remontando el Ebro se dirigieron primero contra Cellorigo defendida por Vela Jiménez, que resistió el ataque; unos días después avanzaron sobre Pancorbo, defendida por Diego Rodríguez,que también resistió. Viendo que la entrada por los Montes Obarenes era imposible, se dirigen hacia una zona recién ocupada por los castellanos: las nuevas fortalezas a orillas del Arlanzón, que aún no estaban suficientemente organizadas. Munio Núñez, encargado de la defensa de Castrojeriz tiene que abandonarla.

Desde este momento, los únicos ataques que van a sufrir Álava y la primitiva Castilla van a ser los dirigidos por el Banū Qasī Muḥammad ben Lope. Tras la traición realizada a Alfonso III, Muḥammad ben Lope volvió a rebelarse contra Córdoba, derrotó a sus parientes y se hizo con el control de un extenso territorio que abarcaba Toledo, Valtierra, Zaragoza, Tudela y San Esteban de Deyo, cerca de Estella. Alaveses y castellanos realizaron una incursión sobre sus territorios en el 883 que fue respondida inmediatamente con un provechoso ataque sobre Álava y Castilla. Sin embargo, volvió a pedir la ayuda asturiana en el 884 pero le fue negada. Ese mismo año fue derrotado por Muḥammad I.

Lo que si parece seguro es que, a comienzos del gobierno de Diego Rodríguez, había dos posiciones que ya serían inamovibles: Pancorbo en manos castellanas y Cellorigo en manos alavesas. Por parte musulmana Ibrillos y Grañón serán las dos plazas más importantes y no serán conquistadas hasta inicio del siglo X. El resto de fortalezas debieron cambiar de manos en multitud de ocasiones, pero es plausible que los castellanos poco a poco fueran afianzándose en algunas de ellas como Cerezo de Río Tirón y Castil de Carrias. Así permite al menos ser inducido de la actividad repobladora que se va a llevar a cabo en la zona de Oca.

Restauración de la sede episcopal de Oca

De nuevo la escasez de documentos y la poca precisión de sus dataciones dificulta la correcta explicación de este hecho. Ya hemos dicho que los primeros documentos que se refieren al conde Diego parecen estar antedatados.

Los tres primeros se refieren precisamente a la repoblación de la zona de Oca. Oca es la antigua Auca Patricia, sede episcopal ya desde época visigoda. Es posible que en esta zona siempre hubieran quedado poblaciones y fortificaciones aunque no organizadas por el reino asturiano. Sin embargo es ahora cuando empieza a ser parte del reino asturiano gracias a la labor del conde Diego Rodríguez. La repoblación definitiva parece que se hizo entre los años 873 y 880, aunque los documentos lleven fechas del 863, 864 y 869, los tres están confirmados por el conde Diego y el rey Alfonso. Veamos que nos dicen.

En el primer documento, fechado el 15 de marzo del 863, el abad Severo y el conde Diego se entregan al monasterio de San Felices, San Juan, San Miguel, Santa María y Santa Cruz de Oca, aportando algunos bienes en La Bureba. En concreto estos son los bienes aportados: la iglesia de San Juan en Domino Assur (Villanasur-Río Oca), la iglesia de San Pelayo en Plarano (Prádanos de Cerratón), San Cipriano en Briviesca, Santa Ágata, San Saturnino en Egizuza (Uzquiza), San Andrés de Faiago, San Cristóforo en villa de Assur (Villasur de Herreros) y San Ciprián en la villa de Oroui (Villaorovio). Además firma el obispo Sancho, que puede que sea el primer prelado de la sede de Oca tras su restauración. Se confirma así la repoblación de toda la Bureba y la zona de Oca, protegidas al este por los emplazamientos de Castil de Carrias y Cerezo de Río Tirón.

El segundo documento es del 864, y en él el conde Diego dona diversas heredades al monasterio de San Felices de Oca. Estos dominios están situados en los valles de Angulo, Losa y en la zona occidental de Álava, en el valle de Ayala. En concreto se nombran pueblos como Bárcena, Annis (Añés, Álava), Lixarzo (Lexartzu, Vizcaya), Saluantone (Salbentone, Vizcaya) y otros situados en las cercanías de Sierra Salvada. Además dona todos los monasterios fundados en Pontecerci (Herrán, Burgos).

El tercer documento fechado en el 869 refleja la concesión del conde Diego al monasterio de San Felices de Oca del aprovechamiento de pastos y leña en los montes de Oca, señalando sus términos.

Luego parece claro que la sede aucense está en pleno funcionamiento durante el gobierno del conde Diego y además se ve favorecida por numerosas donaciones del conde. Puede que esta actitud se deba a que en los dominios del obispado de Valpuesta no se vea reconocida su autoridad, como lo confirman dos documentos uno del 875, en el que el presbítero Emérito dona diversos bienes al monasterio de San Cosme y San Damián; y otro fechado hacia el 884 en el cual el presbítero Sisnando entrega posesiones al monasterio de San Emeterio y Celedonio de Taranco. En ninguna figura el nombre del conde Diego.

La línea fronteriza del Arlanzón

La expansión continúa hacia el sur y llega a orillas del río Arlanzón. Los Anales Castellanos nos dan la fecha del 882 para la repoblación de Ubierna y Burgos por parte del conde Diego Rodríguez. Y ese mismo año debió acontecer la repoblación de Castrogeriz, el antiguo Castrum Sigerici visigodo. Sin embargo el mismo 882 los cordobeses asolaron esta nueva zona de fortalezas y al menos obligó a Munio Núñez, encargado de la defensa de Castrojeriz, a abandonar la fortaleza. Pero es seguro que en el 884 estas plazas ya estaban los suficientemente organizadas.

Por lo tanto la nueva frontera va a tener fortalezas de renombre como Castrojeriz, Ubierna y Burgos, pero seguro que otras muchas se levantaron en esta época. Fray Justo Pérez de Urbel cita las siguientes: Castrillo de Río Pisuerga, Castrogeriz, Torres de Villasandino, Castrillo de Matajudíos, Castrillo de Murcia, Torres de Hornillos, Castrillo de Tardajos, Muñó, Burgos, Celada de la Torre, Castrillo de Arlanzón, Castrillo del Val, Castrillo de Verrocue, Torrepadierne, Pampliega y Torre de Doña Imblo.

El oscuro final del conde Diego

Casi nada es seguro al hablar del período de gobierno de Diego Rodríguez, y aún más al estudiar cuándo y cómo acabó su mandato. La Crónica Najerense sitúa la muerte del Diego en el año 875, fecha inadmisible pues repobló más tarde Burgos y Ubierna. Sería más admisible suponer la falta de una cifra en la fecha y situarla en el 885, ya que a partir de entonces ya no existe ninguna referencia al conde Diego.

Por otra parte, esa misma crónica al hablar de su muerte utiliza el término interfectus, que indica que murió con violencia, o sea, ejecutado o asesinado. Puede que muriera en alguna escaramuza contra las tropas del muladí Muḥammad ben Lubb que gobernaba en La Rioja. Pérez de Úrbel supone que apoyó la rebelión de Hermenegildo Pérez contra Alfonso III y que fue ejecutado por ello.

La Crónica Najerense asegura que fue en Cornuta (Cornudilla, Burgos). Algunos aseguran que luego fue sepultado en la iglesia de San Felices o San Félix de Oca, donde actualmente existe una placa. Fue sucedido por el conde Munio Núñez.

San Félix de Oca se encuentra al pie del Camino de Santiago
San Félix de Oca se encuentra al pie del Camino de Santiago

2 comentarios

ablmaestro 05/03/2022 - 05:06

Hasta donde yo se, en la batalla de la Morcuera a Rodrigo le destruyen todos los castillos, dicen que durante dos años los de Cerasio tuvieron que irse de la fortaleza de refugiados pues después de la batalla no había suficientes soldados para defender la fortaleza en el Alcázar, que se refugiaron en Oña, y llevaron a San Vitores con ellos y lo dejaron en la cueva de Oña. Al cabo de dos años Diego Rodriguez Porcelos restaura la Oca, en Cerezo de Río Tirón, volviendo a poblarse con los desplazados y reconstruyendo el Alcázar para los siguientes Condes de Castilla que Gobernaran desde el su inmenso Alfoz.

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