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Orígenes legendarios del Señorío de Vizcaya (II): de Manso López a Sancho López

por Javier Iglesia Aparicio
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Ruinas Palacio Altamira

Vimos en un artículo anterior los hechos legendarios que desde el siglo XIV se crearon para explicar el origen del señorío de Vizcaya. De como Don Zuria o Jaun Zuria lideró una rebelión contra el rey de Asturias y se convirtió en su primer señor.

La historia de este legendario señorío de Vizcaya no acaba aquí. Existe una sucesión de condes que acaba entroncando con el primer conde de Vizcaya verificado históricamente, Íñigo López (c. 1043-1076). Esta historia se entremezcla además con notas fantásticas como la Dama Cabra, madre del conde Diego López, un ser identificado con un hechicero.

De nuevo, la primera referencia escrita se encuentra en el  Livro de linhages (c. 1340) del portugués Pedro Alfonso, conde de Barcelos. Posteriormente es Lope de Salazar quien en sus obras Crónica de siete casas de Vizcaya y Castilla (1454) e Istoria de Bienandanças e Fortunas (1471) desarrolla de forma más  completa la historia de estos condes vizcaínos. Veremos qué cuenta cada una y cómo varía la historia con el tiempo.

Es de señalar que la sucesión de condes no es la misma según veamos las distintas fuentes:

  • Livro de linhages: From, Fortún Froes, Lope Ortiz, Diego López, Íñigo Ezquerra. En este caso existe un entronque con los orígenes míticos de la familia condal castellana en el segundo conde, pues se casó con una nieta de Laín Calvo, uno de los legendarios jueces de Castilla.
  • En las obras de Lope de Salazar: Don Zuria, Munso López, Íñigo Esquerra, Lope Díaz, Sancho López.

Por supuesto, a partir de estas obras, la historia mítica de Vizcaya es constantemente enriquecida, en muchas ocasiones para otorgar a los linajes vizcaínos un entronque con estos señores primigenios, por los autores de cronicones, historias y genealogías de los siglos XVI y XVII.

Los condes vizcaínos según el Livro de linhages de Pedro Alfonso (c. 1340)

A continuación traducimos del original portugués la historia de estos primeros condes vizcaínos:

«Muerto don From quedó su hijo don Fortún Froes señor de Vizcaya, y se casó con doña Elvira Vermúdez, hija de Vermudo Laínez y nieta de Laín Calvo e hizo en ella a don Lope Ortiz, que quedó como señor de Vizcaya. Este don Lope Ortiz fue junto al conde don Fernán González a luchar contra Almanzor, y salió de él don Diego López.

De don Diego López, señor de Vizcaya, bisnieto de don From, y de cómo se casó con una mujer que encontró caminando por el monte, con la cual se casó con la condición de que nunca se santiguara, y de lo que con ella aconteció. Y prosigue el linaje de los señores que fueron de Vizcaya.

Este don Diego López era muy buen montero, y estando un día apostado esperando a ver un jabalí, escuchó cantar en voz alta a una mujer en la cima de una peña. Él fue hacia ella y la vio, y era muy hermosa y estaba muy bien vestida, y luego se enamoró de ella muy fuertemente, y le preguntó que quién era. Y ella le dijo  que era una mujer de muy alto linaje. Y entonces él le dijo que, puesto que era una mujer de alto linaje, que quisiera casarse con ella, pues él era el señor de toda esa tierra. Y ella le dice que lo haría si le prometiese que nunca se santiguaría. Y él le otorgó esa condición y se fueron juntos. Y esta dama era muy hermosa y de cuerpo muy bien conformado, excepto el hecho de que tenía un pie parecido al de una cabra. Y vivieron mucho tiempo y tuvieron dos hijos. Uno tenía por nombre Íñigo Ezquerra y la otra fue mujer y se llamaba doña ……

Y cuando comían juntos don Diego López y su mujer, él se sentaba junto a su hijo y ella se sentaba junto a su hija en el otro lado. Y un día él se fue al monte y mató un jabalí muy grande y lo trajo para su casa. Y lo puso delante de sí mientras comía con su mujer y sus hijos. Y lanzaron un hueso de la mesa y vieron cómo sobre él se peleaban un alano y una podenca de tal modo que la podenca le mordió en el cuello al alano y lo mató. Y don Diego López, cuando vio ésto lo tuvo por un milagro y se santiguó diciendo: “¡Válgame Santa María, que nunca se ha visto nada igual!” Y su mujer, cuando vio así santiguarse a su marido, echó mano a su hija y a su hijo, y don Diego López atrapó a su hijo y no se lo quiso dejar llevar. Y ella se marchó con su hija por una tronera que había en el palacio y se fue hacia las montañas, de modo que no se le volvió a ver más y tampoco a su hija.

Después, al cabo de un tiempo, fue este don Diego López a hacer mal a los moros, pero le apresaron y se lo llevaron hacia Toledo preso. Y su hijo Íñigo Ezquerra estaba muy preocupado por su prisión, y fue a hablar con sus gentes para ver de qué modo podían liberarlo de la prisión. Y ellos le dijeron que no sabían ninguna manera de poder hacerlo, salvo que se fuese a las montañas y encontrase a su madre, y que ella le diría cómo sacarlo de prisión. Y él se fue hacia allá solo, montado en su caballo, y la encontró encima de una peña. Y ella le dijo: “Hijo Íñigo Ezquerra, ven a mí que bien sé yo a que vienes”. Y él se fue hacia ella y ella le dice: “Vienes a preguntar cómo liberaras a tu padre de la prisión.” Entonces llamó a un caballo que andaba suelto por el monte y que tenía por nombre Pardalo, y lo llamó por su nombre. Y ella le puso un freno que tenía al caballo y le dijo que no hiciese fuerza para desensillarlo ni para desenfrenarlo, ni para darle de comer ni de beber ni herrarlo; y le dijo que este caballo le duraría toda su vida y que nunca comenzaría una lucha en la que él no venciese. Y le dijo que cabalgase y que podría estar en Toledo, ante la puerta donde yacía su padre, aquel mismo día; y que dejase el caballo ante la puerta y que allí descabalgase y que encontraría a su padre en un corral, y que lo tomara de la mano y, que fingiendo que quería hablar con él, lo fuese llevando hacia la puerta donde estaba el caballo. Y una vez allí, que cabalgase en el caballo y que pusiese a su padre delante de él y que antes de la noche estaría en su tierra con su padre. Y así fue.

Y después, al cabo de un tiempo, murió don Diego López y quedó la tierra para su hijo Íñigo Ezquerra. Y algunos hay en Vizcaya que dijeron y dicen hoy en día que esta, la madre de Íñigo Ezquerra, es un Coouro (hechicero, encantador) de Vizcaya. Y como signo de ofrenda a él, siempre que el Señor de Vizcaya está en una aldea que llaman Vusturia, todas las entrañas de las vacas que mata en su casa, las manda poner fuera de la aldea sobre una peña y por la mañana no encuentran nada y dicen que si no lo hiciese así, algún daño recibiría en ese día y en esa noche en algún escudero de su casa o en alguna cosa que mucho le doliese, y esto siempre lo hicieron los señores de Vizcaya hasta la muerte de Don Juan el Tuerto. Y algunos que quisieron probar a no hacerlo así se encontraron mal. Y también se dice hoy en día que yace con algunas mujeres en las aldeas, aunque no quieran, ellas ven la figura de un escudero, y todas aquellas con las que yace se vuelven descoloridas.

Este Íñigo Ezquerra, señor de Vizcaya, no tuvo hijo ninguno, pero tuvo una hija de nombre doña Munia Íñiguez. Esta doña Muña Íñiguez se casó con don Fernando, hijo del rey de Navarra, que era bastardo, e hizo en ella un hijo […]»

Esta es la primera versión del linaje de los señores de Vizcaya que además viene acompañada de una interesante leyenda, comúnmente conocida como la de la Dama Cabra, que en realidad sería un hechicero o un encantador (coouro en el texto) que podía tomar distintas formas de persona.

Los condes vizcaínos según la Crónica de siete casas de Vizcaya y Castilla (1454)

Según esta obra, el hijo de Don Zuria era Munso López y vivía en el palacio de Altamira en Busturia en época del padre de Fernán González, el conde Gonzalo Núñez (sic, en realidad se llamaba Gonzalo Fernández).

Guerreando juntos fue apresado por los moros aunque posteriormente fue liberado por su hijo Íñigo Esquerra. Pero en el intervalo de tiempo en el que don Munso estuvo prisionero la madrastra de Íñigo trató de casarse con su hijastro, cosa que éste no consintió. Aún así, Munso López, al ser liberado, creyó a su esposa, quien acusaba a Íñigo de haber intentado forzarla, y fue en busca de su hijo muy enfurecido. Padre e hijo se enfrentaron en Mencauz y Munso López acabó falleciendo.

Vemos que la versión cambia por completo con respecto a la del Livro de linhages, aunque el protagonista sigue siendo Íñigo Ezquerra ya no hay dama cabra.

El conde Íñigo Esquerra le sucede en el condado y luego su hijo Lope Díaz, ya en tiempo de Fernán González (930-970). Lope Díaz siguió la estela de su abuelo y combatió junto a Fernán González a Almanzor en la imaginaria batalla de Hacinas (apareciendo incluso en el poema de Fernán González como don Lope el vizcaíno) y siendo el protagonista de un refrán acerca de los vizcaínos que eran ricos de manzanas pero pobres de pan y vino.

Lope Díaz fue sucedido por su hijo el conde Sancho López y a la vez tuvo otro ilegítimo: Íñigo Esquerra. El conde Sancho, mientras iba a combatir a los moros, sufrió una emboscada de su propia gente en Subijana de Morillas y fue asesinado. Como sus hijos eran aun muy pequeños, los vizcaínos eligieron a su hermano, a Íñigo López Esquerra como conde, a pesar de que existían sospechas de que había instigado la muerte del conde Sancho. A cada uno de sus sobrinos los exilió: a uno a Lodio; a otro a Orrozco y así se explica que ambas localidades no sean hoy en día parte de Vizcaya, sino de Álava.

Pero mejor que nos lo cuente el propio Lope de Salazar:

«Este Don Munso López fizo sus palacios y morada en Altamira en Usturia y este Don Muso López ovo por fijo legítimo heredero á Don Íñigo Esquerra, y murió la condesa madre de Don Íñigo Esquerra y casó Don Muso López con otra muger, y así, rrecién casado, fué llamado del Conde Don Gonzalo Núñez, que fue padre del Conde Fernán González, Señor de Castilla, para la guerra de los moros, y, estando en la guerra, ovo de ser preso de moros este Muso López en una pelea, é, quando lo supo su muger que el marido era preso, envió por Don Íñigo Esquerra su antenado, y díxole que , pues su padre hera preso de los moros, que se echase con ella y que serían ambos Señores de Bizcaya, ca que su padre viniera y Don Íñigo Esquerra le rrespondió así:−Señora: nunca quiera Dios que yo haga tal traición á Dios y al mundo y á mi Señor padre y decidesmelo vos, que si otro me lo dixese yo sabría qué hacer; empero esto todo sea secreto, que no lo sepa ninguno, y ella, quando bió que la no quería, salió de la Cámara rasgándose y dando bozes en cabello:—Aquí, escuderos, acorredme que Íñigo Esquerra, quando supo que su padre era preso, me quiso forzar, ay de mí cautiva y desamparada de mi Señor. Don Íñigo Esquerra, quando vió tal maldad sobre sí, no supo qué hacer, y con deseperación cavalgó en su cavallo y fizo juramento de nunca entrar en Bizcaya hasta que sacase su padre de la prisión y fuese á la guerra con el Conde Don Gonzalo Núñez y estando allí descanso cérrose una pelea é, como era mucho esforzado y ardid, prendió un cavallero moro, é, por trueque de aquel moro, diéronle á su padre, y con licencia del Señor viniéronse á Vizcaya y, quando llegaron a Mencaur, díxole á su padre: Señor yo bos mucho enhorabuena que yo no yria más adelante con busco, empero rrequiero bos con un solo Dios que no creades palabras que no son de creer; á Don Munso López, quando no lo pudo llevar, fuese para Altamira é buscaría, á donde estava su muger, con gran alegría, porque venía suelto, y ella, quando lo bió, comenzó á se rrasgar y dar bozes diziendo: Tirad bos allá ca no me juntaré con bos hasta que dedes hemienda del traidor Don Íñigo Esquerra, vuestro hijo de la deshonra que me dió que, quando supo que bos herades preso, quísome forzar; é tantó lo afincó , que le prometió de le dar la su cabeza. É otro dia de mañana partió de allí Don Manso López con su gente, antes del día, y cércole en Mencauz, y Don Íñigo Esquerra, quanso se bió cercado, preguntó que quien le cercava, y dixeron que Don Manso López, su padre, y él le dixo así: Padre Señor: yo bos pedí por merced que no creyésedes palabras que no son de creer, é por palabras falsasque creystes me queredes matar. Respondióle el padre y díxole: Traidor alevoso nos as berguenza de hablar é cómo te sostiene la tierra, acometiendo tú tal maldad como acometiste, ca no es muger que mintiria. É dixo Don Íñigo Esquerra: Padre Señor: válame la verdad, que yo me salvaré contra qualquiera que diga que yo fuí culpado, y él que sea armado y yo desarmado. Si en tal caso topara, no trabajara tanto por bos sacar, y díxole el padre: No te creería cosa que digas y con la cabeza lo as de pagar. É respondióle así: Padre, pues no ay más yo bos faré una cosa, yo me mataré con busco armado y que yo lleve la lanza del cuento adelante y bos del fierro; porque Dios muestre su milagro y el padre dixo: Que le placía. Toviéronlo por loco al hijo y dieron de espuelas á los cavallos el uno contra el otro, y dió el hijo al padre con el cuento de la lanza por los pechos, é fasóle todas las armas, é dió con él de caballo en tierra muerto. Enterráronle en Mencauz.

Este Don Íñigo Esquerra salió ome mucho esforzado y para mucho; tánto que él mandó en toda su vida desde Vayona hasta las Asturias de Santillana. Este Don Íñigo Esquerra, Señor de Vizcaya, obo por hijo al Conde Don Lope Díaz. Murió este Don Íñigo Esquerra, é fincó por Señor el Conde Don Lope Díaz su hijo. Este Conde Don Lope Díaz fué buen cavallero y éste fué en tiempo del Conde Fernán González. É con él fué quando el Conde Lope el bizcayno, Don Fernán González… Almanzor, por el que, dixeron Don rrico de jamazamis é prove de pan é vino, y éste Conde Don Lope Díaz ovo por hijo legítimo al Conde Don Sancho. Otrosí, ovo otro hijo bastardo que llamaban Don Íñigo Esquerra.

Murió éste Conde Don Lope Díaz, y quedó por Señor de Vizcaya el Conde Don Sancho su hijo. Este Conde Don Sancho, su hijo, fué á la guerra de los moros y beniendo de allá, llegando a Subijana de Morillas, revolvióse allí un rruido entre los suyos, y él salió á partirlos, é matáronlo por ocasión, no lo conociendo; é fué acusado aquel Don Íñigo Esquerra, su hermano, empero él salbóse de esto. Este Conde Don Sancho dexó dos hijos pequeños: el uno Don Íñigo Sánchez; el otro Don García Sánchez; él los bizcaynos dixeron que, pues ellos avían guerra con sus comarcanos, que avían menester Señor que fuese para los defender, é tomaron por Señor á éste Don Íñigo Esquerra, y dieron á Don Íñigo Sánchez, hijo del Conde, á Llodio, y á Don García Sánchez á Orozco, y así se partieron Orozco é Llodio del Señorío de Bizcaya, ca de primero de Vizcaya heran.»

Los condes vizcaínos según la Istoria de Bienandanças e fortunas (1471)

En la Bienandanzas de Lope Salazar cuenta más o menos la misma historia aunque con alguna nueva aportación, como que el tercer señor de Vizcaya, Íñigo Esquerra logró incorporar las Encartaciones a Vizcaya en un intercambio de territorios con el rey de León. Esta es la versión:

«Título de cómo fue don Munso López, su fijo, segundo Señor de Vizcaya

E muerto este don Çuria, fue reçevido por Señor de Vizcaya Nunso López, su legítimo fijo, que, serviendo a los Condes de Castilla, [fue preso] de los moros. E como lo sopo su muger, llamó a don Ínigo Esquirra, su antenado, que era de otra primera muger, mançevo e fermoso, e díxole:

-Pues tu padre es cativo e no salirá, cásate co[n]migo e seremos Señores de Vizcaya.

E porqu’él gelo estrañó de cruda manera en secreto, salió de la cámara rascándose, diziendo altas vozes que la avía querido forçar. E como él esto vio, fuese a la frontera por sacar su padre e, ayudándolo ventura, sacólo en troque de un moro que prendió. E venido con él, no quisiendo ir con él a su casa, [díxole]:

-Padre señor, no creades cosa que de mi mal vos digan sin saver la verdad.

E como lo sopo aquella falsa muger, resçiviólo rascando su cara, diziendo que su fijo don Ínigo Esquirra la quisiera desonrar [col. b] e forçar. E como él aquello viese, tornóse a buscar su fijo e çercólo en Meaçaur. E como su fijo vio que no le valía verdad, díxole:

-Señor, pues la maldad vale más con bos que la verdad co[n]migo, (e) yo lo pongo en el juizio de Dios e me mataré con vos, vos armado e yo desarmado e con lança sin fierro e vos con fierro.

E otorgado e fecho así, pasándole el cuento de la lança sobre las armas de parte en parte, dio muerto con él en el canpo e fue soterrado allí, en la iglesia de Meacaur.

 Título de cómo los vizcaínos tomaron por señor a este don Ínigo Esquira, que fue el terçero señor que los vizcaínos ovieron 

E muerto este don Nunso López, los vizcaínos tomaron por señor a este don Ínigo Esquirra, su fijo que, fue buen cavallero. E ganó él las Encartaçiones, trocando otras tierras que ganó con el Rey de León por ellas, e apropiólas e aforólas con Vizcaya en todas las cosas e franquezas. E fue el primero que se llamó Conde de Vizcaya.

 Título de cómo los vizcaínos tomaron por Señor de Vizcaya a don Lope Díaz, que fue el quarto Señor de Vizcaya e segundo Conde

Muerto este don Ínigo Esquira, los vizcaínos tomaron por Señor de Vizcaya a don Lope Díaz, su fijo, que fue buen cavallero, que fue en la primera batalla que ovo el conde Ferrand González con Almançor en Arlança, por el que dixieron “don Lope el Vizcaíno, rico de maçanas e pobre de pan e de vino”. E fue buen cavallero en ella por sus manos.

Título de cómo fue alçado por Conde e Señor de Vizcaya el conde don Sancho, que fue el quinto Conde e Señor de Vizcaya, e de su muerte e fechos

E muerto este don Lope Díaz, fue alçado por Conde e Señor de Vizcaya don Sancho, su fijo, que fue el quinto señor d’ella, que seyendo mançebo e valiente, veniendo de la guerra de los moros, revolvióse roído entre los suyos en Morillas e, partiéndolos él, fue ferido de una saeta que se desarmó por ocasión.»

Restos materiales de la leyenda

Las historias de estos condes legendarios también han dejado “restos materiales” en algunas poblaciones de Vizcaya. El primero es el palacio de Altamira donde se estableció el segundo señor de Vizcaya, don Munso López. Altamira es actualmente un barrio de Axpe de Busturia. Según Madoz allí estaban las ruinas del palacio que luego fue reedificado en el siglo XII.

Ruinas Palacio Altamira
Ruinas Palacio Altamira (Foto de Torres de Vizcaya de Javier de Ybarra y Pedro de Garmendia)

Acerca del lugar del enfrentamiento entre Munso López y su hijo Íñigo Esquerra, se sitúa en la localidad de Meacaur de Morga (actualmente el barrio de Meakaur del municipio de Morga). Allí existió la torre de Isasi que era donde vivía Íñigo y donde fue sitiado; además del sepulcro de su padre en una iglesia de las cercanías. Así lo comenta Madoz al hablar de su iglesia:

«Ancira Maria ó Ntra. Sra. de los Remedios: en la iglesia matriz, fundada en el siglo VII y reedificada de nueva planta hacia los años 1580, existe un nidio en la pared, donde según tradición descansan los restos mortales de D. Munso ó Munio Lope, señor de Vizcaya, muerto por su hijo D. lñigo Ezquerra sobre el año 920: á distancia de unos 200 pasos al NT. de la p.*rr. existió un palacio denominado Isasi o Gaysasi. perteneciente á los SS. de Vizcaya y donde se dice haber sido sitiado D. Iñigo Ezquerra por su padre. Los vestigios y un palin de agua que había, se cubrieron de tierra en 1779, habiéndose reducido su sitio á heredad de sembradío.» 

La actual iglesia parroquial de San Martín Obispo de Meakaur es la iglesia a la que se refiere y que fue reedificada en 1580 con piedra procedente de la derruida torre de Isasi.

iglesia san martin meacaur morga
San Martín Obispo de Meakaur

Por último, el lugar donde el último conde legendario, Sancho López, fue abatido por los suyos (algunas fuentes incluso afinan el año, el 993) se sitúa en la localidad de Subijana-Morillas, en Álava.

subijana morillas
Subijana-Morillas

1. Mattoso, José: Livro de linhagens do Conde D. Pedro. Edição crítica. Lisboa: Academia das Ciências, 1980.

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