Esta novela nos va narrando, a través de un viaje que realiza Asur, su protagonista, el estado en que se encontraban los parajes que hoy conforman el camino de Santiago, en el momento en que fue descubierto el sepulcro del Apóstol (año 840). Grandes bosques plagados de fieras salvajes, caseríos, aldeas, villas y lugares inexistentes entonces, que hoy se han convertido en prósperos pueblos y vistosas ciudades.
Asur es designado por el Consejo que gobierna su pueblo para iniciar un viaje que trasciende lo meramente físico. Instruido en el simbolismo cristiano, va describiendo, a petición del Consejo, todo lo que va aconteciendo en su caminar, que no es otra cosa más una crónica de lo que sería la primera peregrinación por un camino, en ciernes, que ha llegado hasta nuestros días en la forma del Camino Jacobeo Francés por la península.