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ʿAbd al-Malik ben Munḏir ben Saʿīd al-Ballutí y la conjura contra Hisham II

por Javier Iglesia Aparicio
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Mezquita de Córdoba

[Córdoba, 328H (939/940) – Córdoba, 368H/18 enero 979]

Su nombre completo era Abu Marwān ʿAbd al-Malik ben Munḏir ben Saʿīd ben ʿAbd Allāh ben ʿAbd al-Raḥmān ben al-Qāsim ben ʿAbd Allāh ben Nayib.

Hijo de Munḏir ben Saʿīd al-Balluti, juez en Córdoba, y hermano del literato Ḥakam ben Munḏir.

Como hijo de Munḏir, fue incluido en el grupo de personas influyentes en época de al-Ḥakam II, ostentando el cargo de justicia mayor y encargado de la Secretaría de las Respuestas y el examen de las imputaciones de delitos que se le hacían. Según cuenta el juez Muḥammad ben Mufarriy, ʿAbd al-Malik era querido por Hisham, hijo de al-Ḥakam en su niñez.

Es de suponer que ʿAbd al-Malik siguió sirviendo en la corte durante la regencia constituida por la niñez de Hisham II pero parece que, junto a nutrido grupo de alfaquíes, no estaba de acuerdo con el poder que Almanzor estaba consiguiendo.

Según Ibn Ḥayyān, en el mes de yumada final del año 368H hubo una conjura contra el califa Hisham II con el propósito de desalojarle del califato y poner en su lugar a ʿAbd al-Raḥmān ben ‘Ubayd Allāh ben al-Nasir li-din Allāh, nieto de Abderramán III. La conjura contó, además de con numerosos jueces, con la colaboración del literato al-Tutaliqí, y el caudillo bereber Ya’far ben ʿAlī ben Hamdún, llamado Ibn al-Ándalusí, que era afecto a Almanzor, aunque explotaron su supuesta ambición por sustituir al háyib.

Pero la conjura fue desvelada por el bereber a Almanzor, pensando que era una estratagema del amirí para comprobar su fidelidad. Éste pidió a Ibn al-Ándalusí que siguiera el juego a al-Tutaliqí. Finalmente fueron capturados, entre otros, el cabecilla, ʿAbd al-Malik ben Munḏir, el pretendiente ʿAbd al-Raḥmān y el alfaquí al-Zahrawí al-Yubayrí. al-Tutaliqí logró escapar.

Como líder de la conjura, Almanzor mandó juzgar a ʿAbd al-Malik ben Munḏir quien acabó confesando todo ante un consejo de alfaquíes en el alcázar. Así lo narra al-Marwāní en su obra ‘Uyun al-Imama:

Ratificó ʿAbd al-Malik su confesión dejándose engañar por lo que le había insinuado Muḥammad ben Abi ‘Amir. Dijo: “¡Fue así, pero no lo permitió Dios!”. Le dijo el juez Ibn Zarb:”¡Mira lo que dices!. ¿Y qué es lo que te ha llevado a violar tu reconocimiento y a dividir a la Comunidad?”. Respondió: “La juventud y el orgullo”. Dijo el juez: “¡Alabado sea Dios! ¡Apelas a la juventud en plena madurez y después de los veinte años administras sobre personas y bienes! Es un extravío evidente”. Dijo: “Estoy arrepentido”.

Le habló Abu ʿUmar al-Isbili con intención de ayudarle, mostrando sus dudas sobre él. Le dijo: “¿Has dicho esto siendo sincero en tu interior, sin verte forzado?”. Se dio cuenta Muḥammad ben Abi ‘Amir y le dijo: “¡Faquih! ¿Hablas por ti y desconfías de lo que él está seguro?”. Se calló el faquih Abu ʿUmar y dejó de hablar, y tuvo miedo por las consecuencias de sus palabras durante un tiempo

Finalmente, a pesar de su arrepentimiento y confesión, fue condenado a muerte. Almanzor pretendía así generar terror en la población y mostrar escarmiento ante futuras rebeliones y conjuras.

Fue crucificado junto a la Bab al-Sudda del sultán, la puerta más importante del alcázar califal, el jueves, a mediados de yumada final del año 368H (18 de enero de 979).


Bibliografía

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