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ʿAbd Allāh ben ʿAbd al-ʿAzīz ben Muḥammad al-Marwāni, “Piedra Seca”

por Javier Iglesia Aparicio
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Ermita del Santo Ángel Custodio de Toledo

[¿? – Lérida, 1003] Poeta, político y noble andalusí perteneciente a la familia omeya

Su nombre completo era ʿAbd Allāh ben ʿAbd al-ʿAzīz ben Muḥammad ben ʿAbd al-ʿAzīz ben Umayya ben al-Ḥakam al-Rabaḍī, Abū Bakr. Era un descendiente lejano del emir omeya al-Ḥakam I.

Según la Hulla:

Este ʿAbd Allāh era uno de los grandes hombres de los marwaníes; estaba dotado de sentido común y sagacidad, cultura y grandes conocimientos, disfrutaba de la conversación y de las buenas tertulias.

Nombrado por el califa Hisham II gobernador de Toledo y visir. En el enfrentamiento entre Almanzor y Galib (980-981), Piedra Seca apoyó a Almanzor y comandaba la vanguardia del ejército.

Entre el 24 de agosto y el 17 de septiembre del 981 Almanzor ordenó ʿAbd Allāh ben ʿAbd al-ʿAzīz ben Muḥammad , apodado el Rocoso o Piedra Seca, atacar la ciudad de Zamora donde se encontraba Ramiro III.

Sublevación contra Almanzor (989)

En el año 379H/989, Almanzor tuvo que hacer frente a una conspiración organizada por ʿAbd Allāh ben ʿAbd al-ʿAzīz al-Marwāni y ʿAbd al-Raḥmān ben al-Muṭarrif, general de la Marca Superior, quienes prometieron al propio hijo de Almanzor, a ʿAbd Allāh, que una vez derribado su padre él ocuparía su puesto.

Descubierta la conjura, ʿAbd Allāh se refugió en Castilla con García Fernández, quien al verse amenazado se lo entregó a su padre, el cual no dudó en decapitarlo en el año 380H/990. En cuanto a ʿAbd al-Raḥmān al-Muṭarrif, fue ejecutado en al-Zahira ante Almanzor.

Exilio en el reino de León (990-995)

Piedra Seca salvó la vida y se refugió en el reino de León. No está claro si se refugió junto al propio rey Bermudo II o bien en el seno de la poderosa familia de los Banu Gómez, condes de Carrión y Saldaña.

Sea como fuere Almanzor, decidido a hacerse con el rebelde, lanzó varias aceifas contra los dominios leoneses. Como resultado, y según Ibn Jaldún, Bermudo II concedió a Almanzor: la promesa de un tributo anual en concepto de vasallaje, a la princesa Teresa Vermúdez y al rebelde Piedra Seca.

Cuenta la Hulla que los hombres de confianza iban proclamando: “¡Este es ʿAbd Allāh ben ʿAbd al-ʿAzīz, el que se separó de la Comunidad de los musulmanes, el que buscó a sus enemigos, el que les ayudó contra ellos!“. Y que les negaba diciendo: “¡Mientes!, ‘solo tuve miedo y huí para pedir el perdón de quien no tiene compañero ni defecto!”.

Piedra Seca fue conducido a Cordoba en sawwal del 385H (995) y después de pasearle de forma humillante encadenado sobre un camello, fue abandonado en una mazmorra. Almanzor no lo mató, quizás para no acrecentar el odio de los marwaníes hacia él.

Piedra Seca, afamado poeta, compuso numerosos versos desde su prisión. El mismo 385H envió una carta deseando la victoria de Almanzor contra los cristianos. También escribió un poema pidiendo a ʿAbd al-Malik, hijo de Almanzor, que intercediera ante él.

Esta es la misiva y el poema que envió a Almanzor:

¡Mi señor!, tú has obedecido a Dios y Él te ha asistido, nosotros nos rebelamos contra Su autoridad y Él te ha dado el poder sobre nosotros; esto es la recompensa por la sumisión y el castigo por la rebeldía. Vacilas entre la venganza que sanará tu alma y la clemencia, elige ésta y acrecienta con ello hasta el infinito tu recompensa en la otra vida, pues Dios altísimo dice -y su palabra es Verdad-: Quien la resucitase será recompensado como si hubiese resucitado a todo el género humano, aunque esto es algo que no podremos alcanzar por mucho que crezca nuestra virtud, ni imitar por mucho que nos esforcemos. Soy consciente, señor, de la inmensidad de mi pecado, que me entristece, pero también lo soy de la amplitud de tu generosidad, que me hace concebir esperanzas. ¡Qué frustrante es una desesperanza mortal mezclada con un deseo alcanzable! El castigarme es tu derecho, pero la clemencia será un mérito a tu favor, y entre ambos debes elegir lo que te parezca más indicado; si no soy merecedor de tu perdón será como si ya me hubieses castigado. Todo depende ahora de tu reconocida generosidad y tu renombrada justicia, si Dios altísimo quiere.

Huí, pero de nada sirvió la huida, pues al que tiene con él
a Dios no se le puede escapar nadie en la Tierra.
¡Por Dios! La huida no fue por otra cosa
que por precaución ante la muerte temida.
Si Dios me hubiera ayudado a permanecer en el buen camino lo habría hecho
pero toda decisión de Dios ha de cumplirse inexorablemente.
Me ha conducido a la fuerza hacia ti
como el saqueador que arrastra un cadáver en medio de la batalla.
Todos están de acuerdo en que me has de dar muerte, pero
¡cuán a menudo el que sostiene una opinión lo hace con intención de engañar!
Lo que no sea más que sed de venganza, sanarás de ello
y habrás de renunciar a ella por obligación;
en caso contrario, inclínate al perdón, que satisface a Dios,
que te recompensará por encima de lo que puedas pedir:
Ningún otro ser está a tu altura, pues siempre estará
por encima de su rango tu inmensa generosidad.
Nadie que haya venido a solicitártelo marchó sin su regalo
ni volvió sin lo ansiado el que algo te pidió.
Tus manos han dado lo que el hombre es incapaz de dar
y las nubes de tu generosidad han esparcido por todas partes su lluvia.

Liberación y muerte

Su liberación se produjo tras la muerte de Almanzor (1002) siendo háyib su hijo ʿAbd al-Malik. Según la Hulla:

[…] permaneció en prisión hasta que murió al-Mansur y gobernó su hijo al-Muẓaffar ʿAbd al-Malik como háyib de Hisham, que le liberó anulando la acción de su padre. Le hizo regalos, le nombró visir y le tuvo entre sus íntimos.

Pero falleció al poco tiempo, en el 393H (1003) en Lérida, mientras acompañaba a ʿAbd al-Malik en su campaña contra el condado de Barcelona. Fue enterrado en su mezquita.

La leyenda de la pesca de oro: Una tradición con respecto a la ermita del Santo Ángel Custodio de Toledo

Una tradición toledana asegura que donde hoy en día se encuentra la ermita del Santo Ángel Custodio y los jardines del Cigarral se levantaba un palacio en la época del Toledo musulmán y que probablemente perteneció a Piedra Seca. Esta todo relacionado con una leyenda que además relaciona a ʿAbd Allāh con una princesa leonesa llamada Teresa.

Fue por primera vez escrita nada menos que en un romance algo posterior al año 1119, en el Chronicón del obispo de Oviedo don Pelayo. En ella se dice que el rey de León Alfonso V dio por bien de paz a cierto rey musulmán de Toledo una hermana en matrimonio, no sin que ella se resistiera mucho y amenazara al futuro marido con que el ángel del Señor le heriría si la tocaba.

Según este romance, una sola vez tuvo el rey acceso con ella, y el ángel le hirió de muerte. Sintiéndose próximo a su fin, el rey mandó devolver la infanta con gran comitiva y muchos camellos cargados de oro, plata, piedras preciosas, ricas vestiduras y otros magníficos presentes.

La infanta entró monja en San Pelayo de Oviedo, y allí fue enterrada. En versiones posteriores -la del arzobispo Jiménez de Rada- es cuando se añade el nombre del rey musulmán: ʿAbd Allāh.

Esta Teresa sería la hermana del rey, aquella que su padre Bermudo II había entregado a Almanzor. En cuanto a las fuentes árabes, también Ibn Jaldún e Ibn al-Jatib recogen el matrimonio, si bien dicen que el marido fue nada menos que Almanzor.

Así lo cuenta la Estoria de España de Alfonso X el Sabio

Cuenta la estoria que este rey Don Alfonso mantuvo bien su reyno, por consejo de los sabios, por quien él se guiava; mas empero que él era niño dio con poco seso a su hermana Doña Teresa a Abdalla, rey de Toledo, por razon que le ayudasse contra el rey de Cordoua; pero esto non fizo él de si mismo, mas por consejo de los altos homes, porque hoviesse paz con él, ca fazie en la tierra mucho daño: e aquel Abadalla fizie infinta que era Christiano; pero escondidamente; e hauie ya jurado e prometido al rey Don Alfonso de le ayudar contra los moros a quien quier que viniesse; pero este casamiento non fue con prazer de la dueña: e después que gela houieron llevado a Toledo, quiso el moro aver con ella su prazer e su solaz, e la dueña le dixo: «Yo soy Christiana, e tú eres moro, e non ha menester que me tangas, ca yo non quiero hauer companna con home de otra ley: e digote que si pusieres mano en mí, o me fizieres pesar, que te matará luego el Ángel de aquel mi Señor Iesu Christo en quien yo creo.» E el moro non se dio nada por ello; e tovol en desden, e trauó della e fizo su voluntad en ella; mas luego a poca de ora le firió el Ángel de Dios de una tan grande enfermedad donde bien cuydó ser muerto, e llamó sus homes e mandó cargar muchos cauallos de oro, e de prata, e de piedras preciosas, e embió todo aquello de consuno con la dueña para Leon, a su hermano el rey Don Alfonso, e duró ella muy grand tiempo en la ciudad en habito de monja viviendo honesta e sancta vida

Estos hechos dieron más adelante a una leyenda recogida ya en el siglo XIX por Olavarría y Huarte y que cuenta cómo fueron arrojados al río durante la boda multitud de objetos como platos, cubiertos y vasos de oro y plata, los cuales fueron extraídos con una gran red y repartidos entre los comensales al final del banquete.

Bibliografía

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