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Yusuf ben Tashufin, primer emir almorávide de al-Andalus

por Javier Iglesia Aparicio
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Dinar de oro de Yusuf b. Tashufin

[?, 400H/ c. 1010 – Marrakech (Marruecos), 1 muharram de 500H (2 septiembre 1106)] Primer emir almorávide de al-Ándalus

Abū ʿAlī Yūsuf b. Tashufīn b. Ibrāhīm b. Turqut b. Wartanadiq b. Mansūr b. Masāla b. Umayya b. Wātmanlī b. Talīṭal-Ḥimyarī al-Sinhāyī. En árabe يوسف بن تاشفين ناصر الدين بن تالاكاكينن‎.

Hijo de Yūsuf b. Tashufīn b. Ibrāhīm b. Turqut b. Wartanadiq b. Mansūr b. Masāla b. Umayya b. Watelmi b. Tamlit y de Fátima bint Sir b. Yaḥyà b. Waj b. Wartanadiq.

No se conoce con certeza la fecha de nacimiento de Yūsuf b. Tashufīn, aunque algún cronista le atribuye cien años en el momento de su fallecimiento. Pertenecía a los Banu Turqut, de la tribu Lamtuna, una rama de los bereberes sanhaya, que practicaba el nomadismo en la porción del Sahara comprendida entre el sur del río Darya y el Níger.

Yūsuf era primo de Yaḥyà b. ʿUmar y Abū Bakr b. ʿUmar, los dos primeros seguidores del ideólogo ʿAbd Allāh b. Yashīn, el iniciador de movimiento al-Murābiṭūn, conocido en castellano como los almorávides.

La carrera política y militar de Yūsuf b. Tashufīn se inició al lado de su primo paterno Abū Bakr b. ʿUmar de quien fue lugarteniente y mano derecha durante la primera fase de la expansión almorávide. Fue probablemente gobernador de la región de Tafilálet durante varios años tras su conquista en el 1056 y participó en las campañas de sometimiento de las llanuras costeras del río Sus.

Emir almorávide (1062-1106)

Entre los años 453H/1062 y 500H/1106, Yūsuf b. Tashufīn fue el verdadero artífice de su expansión y consolidación política, transformando un movimiento de reforma y pureza islámica en un estado expansivo que llegó a unificar los territorios islámicos de ambos lados del estrecho de Gibraltar: el norte de África y la península Ibérica.

El modo en el que Yūsuf accedió a la jefatura almorávide es oscuro, incluso puede hablarse de una usurpación. Tras la irrupción de los almorávides en Agmat (27 junio 1058), Abū Bakr partió en el año 1061 hacia el sur para sofocar la discordia surgida entre las tribus Massūfa y Lamtūna en el Sahara. Dejó en Agmat a Yūsuf para controlar y organizar los territorios recién conquistados, pero, a su vuelta, se encontró con la resistencia de su primo a abandonar el poder.

La situación se resolvió con la renuncia de Abū Bakr al enfrentamiento y su regreso a las bases saharianas donde se había originado el movimiento almorávide. A partir de este momento, realmente existe dos ramas almorávides, ya que, mientras que Abū Bakr prosiguió la expansión hacia el sur, donde acabó con el Imperio de Ghana (1076), por su parte, Yūsuf b. Tashufīn protagonizó las conquistas en la zona del actual Marruecos y Argelia.

Esta situación se mantuvo hasta la muerte de Abū Bakr en 480H/1087. Su desaparición supuso la pérdida de control directo sobre los territorios más meridionales, resurgiendo las tradicionales disputas entre las tribus bereberes y la consiguiente reacción de los soninké, que recuperaron el control de los territorios del Imperio de Ghana sometidos anteriormente por Abū Bakr.

Expansión por el Magreb (1062 – 1084)

Si bien la expansión almorávide había comenzado ya con Yaḥyà b. ʿUmar y Abū Bakr b. ʿUmar, en realidad fue Yūsuf b. Tashufīn el verdadero fundador del Imperio almorávide. Dicha expansión territorial se realizó en dos ámbitos: el norteafricano y el de la península Ibérica.

Desde 1062 se produjo la extensión del poder almorávide hacia el norte, territorio gobernado en su mayor parte por fracciones tribales pertenecientes a la rama Zanata, a lo largo de un proceso que duró veinte años y se extiende hasta 1083. El emir almorávide no participó personalmente en todas las campañas de conquista realizadas, pero sí en algunas de las más importantes. En el transcurso de dicha expansión tuvo lugar la fundación de Marrakech (462H/1070) por el emir, ciudad que, a partir de ese momento, será la capital política de su imperio.

Un hito fundamental en la expansión por el Magreb fue la sumisión de Fez, el principal y más antiguo núcleo urbano islámico del occidente magrebí. Fue sometida al asalto en la segunda mitad del año 1063, si bien la ciudad logró sacudirse el control almorávide, nueva y definitivamente reestablecido el 2 de yumada II de 462H (18 de marzo de 1070) por obra del propio Yūsuf b. Tashufīn. Posteriormente tomó Tánger (1077) y Ceuta (1083/1084), gobernada por al-‘Izz ben Saquut Suwwayyat. Hacia el este, Yūsuf extendió el poder almorávide hasta el Magreb central: tras someter Melilla (1079) y arrasar Nakor, se apoderó de Tremecén y Orán (1082/1083), marcando Argel el límite de sus posesiones.

Junto a la faceta expansiva, la actuación de Yūsuf b. Tashufīn tuvo también una importante dimensión organizativa de los territorios incorporados al dominio almorávide. Una de sus principales actuaciones fue el establecimiento de una sede estable en Marrakech, situada en el punto de confluencia de los grandes valles del Atlas y de las rutas que, desde allí, conducían al desierto. Por otro lado, reforzó el ejército incorporando esclavos negros y andalusíes y mercenarios llegando a tener en torno a cuarenta mil efectivos. También acuñó moneda a partir del 1072 y organizó la administración.

Dinar de oro de Yusuf b. Tashufin

Intervenciones de Yūsuf en al-Andalus (1086-1097)

La llegada de los almorávides a al-Andalus fue provocada por las propias circunstancias políticas del momento. Tras la desintegración del califato de Córdoba en decenas de reinos de taifas, a partir del año 1009, los reinos cristianos peninsulares dan la vuelta al equilibrio de fuerzas previo y comienzan a avanzar con decisión hacia el sur. Lamego (1057), Viseu (1058), Coimbra y Barbastro (1064) y, sobre todo, Toledo en la región central (1085) serán un acicate para que algunos de los reyes taifas consideren la petición de apoyo militar a los almorávides.

La iniciativa parece haber correspondido a al-Mu’tamid de Sevilla, directamente amenazado por Alfonso VI ante el impago de las correspondientes parias. El rey sevillano junto con ʿAbd Allāh b. Buluggin de Granada y al-Mutawakkil de Badajoz organizó una embajada conjunta a Yūsuf b. Tashufīn. En 1082 una delegación de caídes de distintas ciudades llegó a Fez pero Yūsuf b. Tashufīn no se mostró demasiado interesado.

Pero la toma de Toledo por Alfonso VI en 1085 supuso un baño de realidad para los reyes taifas y en particular para el de Sevilla. Éste apeló directamente al almorávide e incluso ofreció su flota y fue personalmente a recibir en persona a Yūsuf en algún lugar del Magreb, posiblemente Marrakech.

Finalmente Yūsuf, presionado por sus consejeros y los eruditos religiosos cedió pero pidió como condición establecer una base de operaciones en Algeciras.

De este modo, en el año 1086 Yūsuf b. Tashufīn llevó a cabo la primera de las cuatro campañas andalusíes. Esta fue, quizás, la de mayor éxito. Tras desembarcar en Algeciras, los almorávides se unieron en Sevilla a las tropas de las taifas de Sevilla, Málaga, Granada y Badajoz. Yūsuf nombró a al-Mu’tamid comandante en jefe de las tropas de los taifas y se dirigieron a tierras de la taifa de Badajoz. En Sagrajas, el 23 de octubre de 1086, los musulmanes derrotaron a Alfonso VI. Tras la victoria, el emir almorávide partió de regreso hacia sus territorios (su hijo y heredero Abu Bakr había fallecido) dejando una guarnición de apoyo.

Pero Alfonso VI no tardó en recuperarse de la derrota. En 1087 llegó a las puertas de Sevilla y además ocupó y fortificó la fortaleza de Aledo (Liyyit) entre Lorca y Murcia. Los intentos de Ibn Rashiq de Murcia para recuperar Aledo fueron infructuosos. Estos hechos motivaron la segunda intervención de Yūsuf b. Tashufīn en al-Ándalus en 1088. Tras desembarcar en Algeciras se dirigieron a Aledo que fue asediada durante cuatro meses sin lograr tomarla. El fracaso dejó patente la desunión existente entre los reyes de taifa y Yūsuf se retiró ese mismo año a Marruecos.

Las ituación en al-Andalus no mejoró para los reinos taifas. Los eruditos religiosos, en nombre del Islam, entregaron a Yūsuf b. Tashufīn una fatua de los teólogos al-Gazālī y al-Ṭurṭūshī quienes le autorizaban a ocupar y administrar al-Andalus y a asumir el título de Amī al-Muslimīn (Emir de los Musulmanes). En el año 1090 Yūsuf b. Tashufīn desembarcó por tercera vez en Algeciras, esta vez sin que mediara previa petición de ayuda de los soberanos andalusíes y con la clara intención de eliminarlos. Los soberanos ziríes ʿAbd Allāh b. Buluggin de Granada y Tamīm de Málaga fueron depuestos y desterrados a Marrakech, acción por la que Yūsuf recibió la felicitación de al-Mu’tamid de Sevilla y al-Mutawakkil de Badajoz antes de volver a cruzar el estrecho, no sin antes nombrar gobernador de sus nuevas tierras a su primo Sir b. Abū Bakr. Este continuó la labor de eliminación de las taifas: Almería y Sevilla cayeron en el 1091; Badajoz en el 1094.

A mediados de 1097, Yūsuf b. Tashufīn cruzó a al-Ándalus por cuarta vez y llevó a cabo su última campaña militar, movido, en esta ocasión, por las derrotas de los almorávides ante el Cid en Cuarte, cerca de Valencia, y Bairén, que habían detenido el avance musulmán en la zona del Levante. En el transcurso de esta campaña volvió a derrotar, en Consuegra (15 agosto 1097), a Alfonso VI, regresando a Marrakech a finales de ese mismo año. A partir de entonces continuaron las campañas almorávides en la península, pero ya sin la presencia directa del emir de los musulmanes.

Mientras tanto sus tropas siguieron avanzando en al-Andalus: en 1102 se hicieron con Valencia tras abandonar Jimena, viuda del Cid, la ciudad; le siguieron las taifas de Alpuente y Albarracín (1104).

Todavía habría de pasar a la península el emir almorávide una quinta y última vez a comienzos de 1103, pocos años antes de su muerte, aunque, en esta ocasión, no con objetivos específicamente militares, sino con la intención de inspeccionar sus dominios andalusíes y obtener en ellos el reconocimiento como heredero de su hijo ʿAlī, a quien ya había proclamado en Marrakech el año anterior. La ceremonia se efectuó en Córdoba ante una representación de todo al-Ándalus, incluyendo el hijo del rey hudí de Zaragoza, soberano andalusí aún independiente.

Extensión del Imperio almorávide

Relaciones con los califatos abásida y fatimí

Yūsuf b. Tashufīn rehusó tomar el título de califa alegando que era vasallo del califa abbasí de Bagdad. Además estaba enfrentado al califato fatimí que se habían expandido también por el norte de África y que además chiíta mientras que los almorávides eran sunitas. Yūsuf b. Tashufīn imprimió en sus monedas el nombre del califa abbasí y tomó la enseña negra

Pero adoptó el título de Emir o Príncipe de los Musulmanes, pidiendo permiso al califa abbasí. No se conoce con seguridad cuando se intituló así. Ibn Idari dice que fue en el 466H/1074 pero otros aseguran que fue tras la victoria en la batalla de Sagrajas (1086).

En 491H/1098, el califa abasí de Bagdad, cuya suprema autoridad había reconocido el emir almorávide al negarse a aceptar el título de “príncipe de los creyentes”, reconoció de forma oficial su autoridad, legitimando su título de “príncipe de los musulmanes”, lo que, de hecho, lo convertía en su legítimo representante y lugarteniente en los territorios que gobernaba.

Muerte y sucesión

Ya a partir del año 498H/1104-1105 comenzaron a difundirse las noticias sobre la enfermedad del emir, quien confió desde entonces el poder a ʿAlī b. Yūsuf, produciéndose finalmente su fallecimiento en Marrakech el 1 de muḥarram del año 500H (2 de septiembre de 1106). Fue enterrado en Marrakech y hoy en día se conserva su mausoleo.

Mausoléo de Yusuf b. Tashufin en Marrakech
Mausoléo de Yusuf b. Tashufin en Marrakech

La dinastía almorávide se encontraba en el apogeo de su poder, tanto en el Magreb como en al-Ándalus, situación que su hijo y sucesor ʿAlī b. Yūsuf mantuvo durante sus primeros años de gobierno.

Matrimonios y descendencia

Yūsuf se casó primero con Záynab an-Nafzawíyyat, viuda de Laqūt, líder de la tribu Magrawa que había defendido Agmat de los almorávides. Está había sido Fue primero esposa de su primo Abu Bakr, pero solo durante tres meses, antes de que se retirara al desierto. Falleció en el 464H/1071.

Entre sus descendientes están:

  • Abū Bakr, primer heredero de Yūsuf, falleció en 1086.
  • Abū Tahir Tamīm b. Yūsuf, gobernador de Marrakech, hijo de una esclava cristiana.
  • ʿAlī b. Yūsuf, hijo de Qamar una esclava cristiana muy bella, a la que llamaban Faid al-Husn («Dechado de Belleza»). Su sucesor. Nombrado heredero por su padre por encima de su hermano mayor Tamīm.
  • Muhammad, hijo de Aisha (Abenaixa). Conquistó el castillo de Aledo en Murcia donde fue nombrado valí de la ciudad entre 1092 al 1115. En 1114 comandó las fuerzas almorávides que fueron contra Barcelona pero fue derrotado por Ramón Berenguer III ayudado por los condes de Urgel y Cerdaña, quedando ciego. Se retiró a la corte de ʿAlī b. Yūsuf.
  • Ibrahim.
  • al-Fadil.

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