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Puertollano, hoy conocido como un epicentro industrial y minero de Ciudad Real, es una ciudad que esconde bajo su piel moderna un rico y a menudo ignorado pasado medieval. Su historia, anclada en la Tierra de Calatrava y marcada por la Reconquista, las Órdenes Militares y, de manera crucial, por la devastadora Peste Negra, ha dejado un legado que perdura en su trazado urbano, en sus templos más antiguos y, sobre todo, en una tradición ancestral: el Santo Voto.
Aunque la monumentalidad de otras ciudades castellano-manchegas pueda ensombrecerla, Puertollano ofrece una perspectiva única del medievo en un núcleo que fue frontera, sufrió el despoblamiento y resurgió gracias a una fe profunda y un compromiso comunitario que se mantiene vivo.
Un enclave en la frontera: origen y contexto histórico
El origen de Puertollano (cuyo nombre podría derivar del latín Portus-Planus) se remonta a épocas anteriores, con vestigios de asentamientos visigodos y romanos. De los primeros momentos de la Edad Media se encuentran las necrópolis visigodas de la Loma de las Sepulturas. También los castillos rurales andalusíes en los cerros que circundan el valle del río Ojalén. Sin embargo, su consolidación como villa y su inscripción en la historia documentada se produce durante la Edad Media, un periodo convulso y definitorio para La Mancha.
Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), que supuso un punto de inflexión en la Reconquista del sur peninsular, la región de La Mancha se articuló en torno a las grandes órdenes militares. Puertollano quedó bajo la jurisdicción de la Orden de Calatrava, cuyo poder y vasta extensión territorial definieron el desarrollo político, económico y demográfico de la zona.
La primera referencia documental conocida a Puertollano se encuentra en la Concordia de 1245, un acuerdo que fija límites territoriales y que ya lo menciona como un núcleo poblacional. En este contexto, la villa se dedicó principalmente a la agricultura y la ganadería, inserta en una red de pequeños asentamientos que defendían y explotaban los recursos de la Orden. El crecimiento de la villa en estos primeros siglos se caracterizó por una modesta prosperidad, reflejada en su típica planta medieval, con calles irregulares y un centro vital en torno a su iglesia principal.
La peste de 1348 y la génesis del Santo Voto
El punto de inflexión más dramático y significativo en la historia medieval de Puertollano fue el azote de la Peste Negra a mediados del siglo XIV.
En el año 1348, la terrible epidemia de peste que asoló Europa y diezmó a la población llegó a Puertollano con una virulencia inusitada. Los documentos históricos y la tradición oral coinciden en la catástrofe demográfica: se afirma que, tras el paso de la enfermedad, la población quedó reducida a tan solo trece familias.
Ante la desolación, los pocos supervivientes hicieron un Voto o promesa solemne a la Virgen María (Nuestra Señora de Gracia), comprometiéndose a ofrecer anualmente una comida comunitaria, un acto de caridad y agradecimiento por haber sobrevivido al flagelo. El número de cabezas de ganado sacrificadas para la comida fue, simbólicamente, trece vacas, una por cada familia superviviente.
Este evento no solo marcó el espíritu y la identidad del pueblo, sino que también es, sin lugar a dudas, el elemento más importante del patrimonio medieval inmaterial tal y como se puede ver reflejado en cualquier periódico de Puertollano. La Fiesta del Santo Voto, declarada Bien de Interés Cultural, se sigue celebrando cada año (el jueves siguiente a la Octava de la Ascensión) y consiste en la elaboración de un gigantesco guiso de carne de ternera que se reparte entre toda la población y visitantes, manteniendo viva una tradición de casi siete siglos. Es un testimonio palpable de la resiliencia y la solidaridad nacida de la adversidad medieval.
Templos medievales de Puertollano
La escasez de restos de arquitectura civil o militar (como castillos o murallas) de época plenamente medieval en Puertollano se compensa con la perdurabilidad de sus templos religiosos, que son el núcleo de su patrimonio arquitectónico de la época.
La iglesia de Nuestra Señora de Gracia: el santuario del Voto
La Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, aunque su fábrica más evidente data del siglo XV (1489), es el corazón espiritual del Santo Voto y, por tanto, está intrínsecamente ligada al evento fundacional medieval de 1348.
La ermita fue levantada, o al menos profundamente reformada, como consecuencia directa de la promesa realizada por los supervivientes de la peste. Su existencia es el resultado arquitectónico de la fe expresada en el Voto. Aunque ha sufrido sucesivas transformaciones, su antigüedad y su función como depositaria de la imagen de la Patrona la convierten en la pieza clave para entender la religiosidad y el impacto de la crisis medieval en la villa. El hecho de que la fiesta del Santo Voto se celebre en su entorno subraya su papel inmutable como centro de la tradición.
Las raíces góticas de la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad
La Iglesia de la Soledad, también posee raíces medievales, datando su origen de un periodo tan temprano como el siglo XIV. Fue una antigua ermita dedicada a San Mateo. Ya en el siglo XVIII sufre transformaciones, su planta y posible estructura original de tres naves se relacionan con la arquitectura gótica de la época.
El territorio de Puertollano y la arqueología
El patrimonio medieval de Puertollano no se limita al centro urbano. El territorio circundante, que formaba la encomienda calatrava, alberga también restos y yacimientos que complementan la imagen de la villa medieval.
Aunque Puertollano no tiene un castillo en su núcleo como otras poblaciones cercanas, su posición estratégica en el Valle de Alcudia implicaba la cercanía a importantes fortalezas. La zona cuenta con el Yacimiento Arqueológico de El Castillejo, que, si bien tiene ocupaciones anteriores, pudo haber desempeñado un papel como puesto de vigilancia o pequeño fuerte en la época de la Reconquista o como emplazamiento defensivo secundario en la red de la Orden de Calatrava.
Además, la mención de una necrópolis de época tardorromana-visigoda en las cercanías de Puertollano (como el hallazgo de 1978 en los terrenos de Enpetrol) indica una ocupación humana que precedió inmediatamente a la Edad Media, proporcionando el sustrato histórico sobre el que se fundó la villa en el contexto cristiano.

