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XXX
Entran en las armas, comiençan de cavalgar:
la delantera lieva Rodrigo de Bivar.
XXXI
Cavalgan en la mañana al alvorada [ante] el buen rey don Fernando;
los poderes juntavan, ya eran fuera de París assentados,
en tantas tiendas, en tantos ricos estrados.
Allí llegó Rodrigo con CCC cavalleros
allí se reptan françeses a bueltas con alemanes,
riétanse los françeses con tantos de los romanos.
Allí fabló el conde de Saboya, muy grandes bozes dando:
«Quedo —dixo— los reinos, non vos vades coitando:
aquel español que allí vedes, es diablo en todo;
el diablo lle dio tantos poderes, que assí viene aconpañado;
con mill que trae, mal me ha desbaratado:
en mill e noveçientos fízome grand daño,
príssome por la barba, amidos e non de grado;
allá me tiene una fija, d’onde soy muy cuitado.»
Allí finca la tienda de Ruy Díaz el Castellano;
en el tendal, don Ruy Díaz, cavalga apriessa en el su cavallo Bavieca,
el escudo ante pechos, el pendón en la mano.
«Oít —dixo— los noveçientos, veredes lo que fago:
si non diesse con la mano en las puertas de París, non sería folgado.
¡Si podiesse mezclar batalla el torneo parado,
que cras, quando el rey llegasse, que nos fallasse lidiando!»
Ruy Díaz desafía a los Doce Pares
Allí movió Ruy Díaz, […]
entre las tiendas de los françeses expoloneó al cavallo,
e ferían los pies en la tierra, iva temblando.
En las puertas de París fue ferir con la mano.
A pessar de françesses fue passar commo de cabo.
Parósse ant’el papa, muy quedo estido:
«¿Qué es esso, françesses e papa romano?,
siempre oí dezir que Doze Pares avía en Françia, lidiadores, ¡llamadlos!;
si quesieren lidiar comigo, cavalgen muy privado.»
Fabló el rey de Françia: «Non es guissado:
non ay de los Doçe Pares que lidiasse, si non con el rey don Fernando;
apartat desque veniere el rey de España don Fernando,
[…] et lidiaré con él de grado.»
Allí dixo Ruy Díaz, el buen Castellano:
«Rey, vos e los Doze Pares de mí serés buscado.»
Ya se va Ruy Díaz a los sus vasallos.