Allí se erzían los poderes de Roma al buen rey don Fernando;
non sabían quál era el rey, nin quál era el Castellano,
sinon quando descavalgó el rey e al papa bessó la mano.
Et levantósse el emperador, et reçebiólos muy de buen grado;
et tománse por las manos, al estrado van possar.
A los pies del rey se va a possar Ruy Díaz el Castellano.
Allí fabló el papa, comenzó a preguntarlo:
«Dígasme, rey de España, si a Dios aya pagado,
si quieres ser emperador de España, darte he la corona de grado.»
Ruy Díaz desafía al emperador
Allí fabló Ruy Díaz, ante que el rey don Fernando:
«¡Devos Dios malas graçias, ay papa romano!,
que por lo por ganar venimos, que non por lo ganado;
ca los çinco reinos de España sin vos le bessan la mano;
viene por conquerir el emperio de Alemania, que de derecho ha de heredarlo;
assentóse en la silla, por ende sea Dios loado:
veré que le dan avantaja de la qual será ossado
conde alemano que l’dé la corona et el blago!»
En tanto se levantó el buen rey don Fernando:
«A treguas venimos, que non por fazer daño.
Vos adeliñat, mi señor Ruy Díaz el Castellano.»
Estonçe Ruy Díaz apriessa se fue levantado:
«Oítme —dixo— rey de Françia, e enperador alemano,
oítme patriarcha e papa romano.
[…] enbiástesme pedir tributario:
traervos lo ha el buen rey don Fernando,
cras vos entregará en buena lid en el campo los marcos.
Vos rey de Françia, de mí seredes buscado:
veré si vos acorrerán los Doçe pares o algún françés loçano.»
Emplaçados fincan para otro día en el campo.