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El Romanz del Infant García según la Primera Crónica General

por Javier Iglesia Aparicio
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Para completar la serie de textos medievales que recogen y amplifican la leyenda épica de la muerte del último conde de Castilla, García Sánchez, en León, podemos ahora leer su redacción en la Primera Crónica General o Estoria de España mandada compilar por el rey Alfonso X el Sabio (1252-1284). 

Esta versión recoge las anteriores y añade numerosos detalles que hasta el momento no habían sido escritos. Destacamos sobre todo la venganza que la propia doña Sancha se toma con el ejecutor del infante, en este caso Fernando Gutiérrez, a quien le corta las manos, los pies, la lengua y le saca los ojos antes de llevarlo por todas las villas castellanas y leonesas pregonando su delito.

Capítulo 787. El capítulo de cómo fue desposado el infant García y l’dieron el castiello de Monçón.

En el segundo anno del regnado del rey Vermudo de León —et fue esto en la era de mill et XL et V annos, et andava otrossí estonces ell anno de la Encarnatión del Sennor en mill et VII, et el de Henric emperador de Roma en XI— murió el conde Sancho de Castiella, et dexó un fijo a que dixieron el infante don Garçía, et este heredó el condado de Castiella después de la muerte de su padre. Et pues que este infante don Garçía fue conde, et era aún por casar, ayuntáronse los altos omnes buenos de Castiella, et ovieron su consejo de cómo l’ casassen. Et el rey don Vermudo de León, que regnava a aquella sazón, avie una hermana, que dizien donna Sancha, grand et muy fermosa et de muy buenas costumbres. Et essos altos omnes de Castiella acordaron de enviarla pedir a este rey don Vermudo de León que ge la diesse por mugier pora ell infant don Garçía su cuende, et otorgasse al conde que heredasse con ella todos los derechos que deviesse aver.

Et los mandaderos fueron a León et mostraron al rey tod aquello por que ivan; et el rey otorgóles que les darie la infant et aquello ál que demandavan. Empós aquello acaesció assi que ell infant don Garçía ovo sabor de ver a su esposa donna Sancha, et estando el rey don Vermudo en la çibdad de Oviedo, ell infant don Garçía fizo saber al rey don Sancho de Navarra cómo querie ir veer su esposa, et rogol’que fuesse él ý. Pues guisáronse el rey don Sancho et ell infant don Garçía et sus cavalleros, et ívanse pora León, lo uno por ver ell infant a su esposa, lo ál pora fablar con el rey don Vermudo en pleito de sus bodas et ganar d’él que l’ ploguiesse que ell infant don Garçía que se llamasse rey de Castiella. Et cuenta aquí la estoria que ell infant Garçía movió de Munno, et fuese derechamientre pora Monçón que tenie estonces el conde Fernat Gutiérrez, et yazie ý mal doliente. Et el infant cercó el castiello.

Los cavalleros del conde quando vieron que ell infant Garçía los çercava, armáronse et salieron a él en razón de lidiar, et ovieron ý un torneo fuerte; pero non murió ý ninguno. El conde Fernant Gutiérrez quando sopo d’aquel fecho pesól’ muy de coraçón, et pero que era mal doliente cavalgó et salió allá, et començó a maltraer a los suyos por aquello que cometieran. Después fue all infant don Garçía, et besóle la mano, et recibiól’ por sennor, et entergól’ d’esse castiello de Monçón, et entergól’ otrossí de Aguilar et de Cea et de Grajar et de Cam de Toro et de Sant Román que tenie él.

Capítulo 788. El capítulo de cómo mataron a este infant García.

Pues que este infant Garçía ovo recebidos estos logares, ívase pora León, et quando llegó a Sant Fagund, fincó ý sus tiendas et yogo ý essa noche. Otro día mannana salieron, et fuéronse pora León; et posó ell infante en un lugar que dizen Varrio de Trobajo. Et el rey don Sancho tovo por bien de posar él fuera en el campo. Los fijos del conde don Vela, del quien dixiemos ya, eran estonces allá en las Somoças de León, et quando sopieron que ell infant Garçía viniera a León et era ý, acordáronse del mal et de la desonra que el conde don Sancho su padre les fiziera et de cómo los echara de Castiella, et tovieron wue tenien tiempo de vengarse si quisiessen; et trasnocharon de las Somoças, et fueron otro día en León.

El infant Garçía fabló estonces con el rey don Sancho, et díxol’ cómo querie ir ver a su esposa et a la reina donna Teresa su hermana; et el rey don Sancho tóvolo por bien. Desí ell infant tomó fasta XL cavalleros consigo, et fue pora León. Et Roy Vela et Diago Vela et Yennego Vela, fijos del conde don Vela, quando lo sopieron, salieron a él a recebirle muy bien, et besáronle la mano assí como es costumbre en Espanna, et tornáronse sus vasallos. Dixo allí estonces el conde Yennego Vela: «Infant Garçía, rogámoste que nos otorgues la tierra que toviemos de tu padre, et servirte emos con ella como a sennor cuyos naturales somos.» Ell infant otorgóles la tierra estonces, et ellos besáronle la mano otra vez.

Allí vinieron otrossí a recebirle quantos altos omnes avie en León; et ell obispo don Pascual salió ý otrossí con toda su clerezía, vól’ pora Santa María de Regla, et oyó ý la missa estonces. Pues que la missa fue dicha, et seyendo ya él seguro de los fijos del conde don Vela por ell omenage que l’ fizieran, fuesse pora su esposa donna Sancha, et viola, etv fabló con ella quanto quiso a su sabor; et pues que ovieron fablado en uno buena pieça del día, tanto se pagaron el uno dell otro et se amaron de luego, que se non podien partir nin despedirse uno d’otro. Et dixo allí donna Sancha: «Infant, mal fiziestes que non aduxiestes convusco vuestras armas, ca non sabedes quién vos quiere bien nin quí mal». Respondiól’ el infante et dixo: «Donna Sancha, yo nunqua fiz mal nin pesar a ningún omne del mundo, et non sé quién fuesse aquel quien me quisiesse matar nin otro mal fazer.» Respondiól’ estonces donna Sancha que sabie ella que omnes avie en la tierra que l’ querien mal. El infant Garçía quando aquello oyó, pesól’ muy de coraçón.

En tod esto salieron aquellos fijos del conde don Vela del palacio, et fuéronse pora la posada de Yennego Vela et ovieron ý su consejo malo et falso de traición de cómo matasen al infant; et dixo Yennego Vela: «Yo sé en qué guisa podremos mover razón dond’ayamos achaque por que l’ mataremos. Alcemos un tablado en medio de la rúa, et los cavalleros castellanos, como son omnes que se precian d’esto, querrán ý venir a assolazarse, et nós bolveremos estonces pelea con ellos sobr’ell alançar, et matarlos emos a todos d’esta guisa.» Et assí fue fecho como dicho. Los traidores luego que movieron aquella pelea, mandaron luego cerrar las puertas de la çibdad que non pudiesse entrar uno nin salir otro; et desi matáronse, et mataron ý quantos cavalleros vinieran ý con ell infante. Pero dice aquí el arçobispo don Rodrigo, et don Lucas de Tuy, que acuerda con él, que antes mataron al infante que a otro ninguno de los cavalleros, et que l’ mataron ante la puerta de Sant Juhan Bautista, non lo sabiendo ninguno de los suyos; et matól’ Roy Vela, que era su padrino de bautismo, et era estonces ell infante de edad XIII annos; et pues que l’ovo muerto, fuese pora ‘l palacio a dezirlo a donna Sancha su esposa; et los altos omnes que eran ý en el palacio quando aquello le oyeron dezir, non quisieron creer que tan grand traición como aquella osasse él fazer por ninguna guisa; et pues que ellos ovieron muerto ell infante, metieron mano por los otros que eran vasallos et amigos dell infante, et mataron ý muchos d’ellos también de los castellanos como de los leoneses que vinien ý en acorro. Donna Sancha su esposa fizo estonces tan grand duelo sobr’ell que más sejava ya muerta que viva.

Mas, pero que assí fue como el arçobispo et don Lucas de Tuy lo cuentan en su latín, dize aquí en el castellano la estoria del Romanz dell infant Garçía d’otra manera, et cuéntalo en esta guisa: Que el infant seyendo en el palacio fablando con su esposa, non sabiendo nada de su muerte, quando oyó demandar armas a grand priessa, diz que salió fuera a la rúa por ver qué era; et quando vio todos sus cavalleros muertos, pesól’ muy de coraçón et llorava fieramentre rompiéndose todo por ellos. Los condes quando vieron all infante estar en la rúa, fueron pora éll, los venablos en las manos, pora matarle; mas echaron las manos en él et leváronle mal et desonradamientre fasta el traidor del conde Roy Vela, que era su padrino como dixiemos. Ell infante quando se vio ant éll, començól’ de rogar que l’ non matasse, et prometerles que les darie grandes tierras et grandes algos en su condado. El conde estonces ovo duelo d’él, et dixo a los otros que non era bien de matarle assí, mas que serie mejor de tomar aquello que les dava, et a él que echassen de tierra. Yennego Vela fue estonces muy sannudo contra éll et dixo: «Don Rodrigo, ante que l’ matássemos los cavalleros fuera esso de ver, mas ya agora non es tiempo de dexarle assí.» La infante donna Sancha quando sopo que el infant Garçía era preso, fue pora allá quanto más pudo; et quando l’ vio, començó a dar grandez vozes et dixo: «Condes, non matedes all infante, ca vuestro sennor es; et ruégovos que antes matedes a mí que a él.» El conde Fernand Llaínes fue muy sannudo contra la infant, et diole una palmada en la cara. El infant Garçía quando lo vio, con el grand pesar que ende ovo, pero que l’ tenien preso, començó de  maltraerlos mal, et dezirles «canes» et «traidores». Ellos quando vieron que assí los denostava, dieron en él grandes feridas con los venablos que tenien, et matáronle.

La infanta donna Sancha estonces con la grand coita que ovo ende, echóse sobr’el; el el traidor de Fernand Llaínez tomola essa ora por los cabellos et derribóla por unas escaleras ayuso. El rey don Sancho de Navarra que viniera con el infant Garçía como es dicho et posava fuera de la çibdad, quando lo oyó, mandó armar toda su conpanna, et veno fasta las puertas de la villa, mas quando vio que eran cerradas et non podrie acorrer all infante, dixo que ge le diessen ya siquier muerto. Los condes fiziérongele entonces echar delant por somo del muero, mal et desonradamientre. Tomol’ estonces el rey don Sancho, et mandól’ meter en un ataút, et leváronle al monesterio de Onna, et enterráronle ý cerca su padre.

Pero dize ell arçobispo don Rodrigo que en León fue enterrado en la eglesia de Sant Johan, cerca’l padre de donna Sancha su esposa, et que se quisiera essa ora meter ella con ell en el luziello, ca tan grand era el pesar que avie por él por que assi mueriera, et tan grand el duelo que fazie por él, que toda estava desmemoriada que nin sabie qué fazie ni dó estava.

Capítulo 789. El capítulo de cómo murieron aquellos traidores condes, fijos del conde don Vela.

Los condes traidores luego que esto ovieron fecho, fuéronse pora el castiello de Monçón, et cercáronle. Mas el conde Fernand Gitiérrez que tenie el castiello, quando los vio et sopo lo que avien fecho et en qué guisa vinien, salió a ellos mal su grado, et omillóseles et convidólos a cena et díxoles que folgassen ý aquella noche; et ellos fiziéronlo assí. mas Fernand Gutiérrez luego que se partió d’ellos, fizo sus cartas que envió a grand priessa al rey don Sancho de Navarra et a amos sus fijos don Garçía et don Fernando que l’ viniessen a acorrer, ca l’ tenien cercado los fijos del conde don Vela.

El rey don Sancho con sus fijos vinieron luego, et ayuntáronse en la vega de Castro, et fuéronse d’allí luego pora Monçón. Los condes fijos de don Vela quando lo sopieron, fuéles muy mal, et pesóles mucho con ellos. Et dixo estonces Diagi Vela contra los otros: «Dígovos, hermanos, que éstos non vienen por ál sinon por vengar la muerte dell infant Garçía.» Quando aquello oyó el traidor de Fernand Llaínez, cavalgó un potro bravo sin siella, et salióse de la hueste en guisa de rapaz, su capiella puesta en la cabeça por que l’ non connosciesse ninguno, et alçóse en las Somoças de Oviedo. Los reis cercáronlos estonces a los otros condes, et quemáronlos ý luego, faziéronles antes muy grandes penas como a traidores que mataran a su sennor. Fernant Gutiérrez sennor de Monçón entergó estonces del castiello et de todos los otros logares que tenie al rey don Sancho de Navarra, et recibiól’ por sennor.

Pues que esto fue fecho, fuese el rey don Sancho con amos sus fijos pora León. Et desposaron all infant don Fernando con la infant donna Sancha, aquella que fuera esposa dell infant don Garçía. Et pues ovieron fecho este desposamiento, dixo la infant donna Sancha contr’al rey don Sancho que si la non vengasse del traidor Fernant Laínez que fuera en la muerte dell infant don Garçía et diera a ella una palmada en la cara et la messara de los cabellos, que nunqua el su cuerpo antes llegarie al de don Fernando su hijo. Mandó estonces el rey don Sancho cercar toda la montanna, et escodrinnáronla, et prisiéronla por Fernant Laínez et falláronle et tomáronle, et aduxiéronle a la infanta donna Sancha, et metiérongele en las manos diziendo que ella hiziesse d’él lo que quisiesse et la justicia en él qual ella quiso, et fízola en esta guisa: tomóun cuchiello en su mano ella misma, et tajóle luego las manos con que él firiera all infant et a ella misma, desí tajól’ los pies con que andidiera en aquel fecho, después sacóle la lengua con que fablara la traición; et desque esto ovo fecho, sacóle los ojos con que lo viera todo.

Et desque l’ ovo parado tal, mandó adozir una azémila et ponerle en ella et levarle por quantas villas et mercados avie en Castiella et en tierra de León do él fiziera aquella traición, diziendo et pregonando sobr’el cada logar que, por la muerte que aquel Fernant Laínez basteçiera al infant Garçía et fuera éll en ella, padecie éll aquello. Agora dexamos aquí de fablar d’esto et de los otros reis de Navarra.

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