El joven Augusto vive en la difusa frontera entre las tierras de los cántabros, los vascos y los godos. Lejos de Toledo, los habitantes de la comarca llamada Bardulia se tienen que organizar para defenderse de las amenazas externas, mientras llegan ecos deformados de lo que ocurre en la corte, más ocupada en intrigas palaciegas que en proteger a sus súbditos.
Un día, por fin, el rey acude a la comarca a ocuparse de los bandidos vascones. Pero, justo entonces, en la otra punta del reino, la habitual incursión de verano de los africanos parece mucho más seria que otros años. Augusto acompañará al ejército real en un apresurado viaje a pie hacia las montañas del sur, donde vivirá como observador privilegiado las intrigas previas a la batalla junto al río Guadalete y la desaparición del rey.
Incorporado como rehén al ejército africano, comenzará un incierto viaje hacia el norte. Pero en Écija se ha refugiado lo que queda del ejército godo, y esta vez sus mandos no están dispuestos a rendirse…