¿Es posible viajar al siglo XI a través del oído? El conjunto Entrebescant acaba de demostrar que no solo es posible, sino que es una experiencia sensorial transformadora. Con el lanzamiento de su nuevo disco, El Cantar del destierro, este grupo de músicos y musicólogos nos regala una joya sonora que rescata el alma de la España medieval.
Lo que hace que este proyecto sea extraordinario es su enfoque integrador. No se limitan a interpretar partituras estáticas, sino que han diseñado un espacio donde la música culta del Manuscrito de Las Huelgas convive en armonía con las tradiciones gregorianas y el eco andalusí. Estas piezas académicas se vierten en el mismo caldo de cultivo que los cantos de siega, los bailes de rueda y las jotas de Castilla y Aragón, creando un diálogo constante entre la música escrita y la tradición oral.
El objetivo principal es seguir la ruta del caballero castellano entre Vivar y Atienza, utilizando su epopeya como hilo conductor para reivindicar el patrimonio de una de las zonas más despobladas de Europa.
Entrebescant está integrado por Livia Camprubí, que toca la fídula; Beatriz Peña, canto, zanfona, percusión; Alaia Belaunzaran, arpa románica y alboka; y Pablo F. Cantalapiedra, canto, percusión y flauta de pico. Destaca por combinar el rigor de la investigación universitaria con una frescura interpretativa poco común. Al contar entre sus filas con especialistas en arpas históricas, filología y musicología medieval, el grupo logra que piezas como la Cantiga 302 de Alfonso X o el tema tradicional Todo lo cría la tierra suenen con la naturalidad de unas músicas vivas, como si acabaran de ser compuestas.
Colaboraciones de lujo: El maestro Joaquín Díaz
Uno de los grandes hitos de esta grabación es la participación activa de Joaquín Díaz, el gran maestro del folclore castellano. Su presencia no es solo una inspiración intelectual, sino que toma parte en la obra recitando los versos del Cantar en el papel del Conde de Barcelona. Resulta simbólico que la voz con la que varias generaciones descubrieron los romances castellanos bendiga ahora el trabajo de estos jóvenes intérpretes, cerrando un círculo de transmisión cultural que une pasado y presente.
El disco también invita a recordar la asombrosa peripecia del manuscrito del Cantar de Mio Cid, una historia que parece salida de una novela de aventuras. Antes de reposar en la Biblioteca Nacional de España, el pergamino fue hallado en 1834 en una carnicería de los Picos de Europa, donde se utilizaba para envolver trozos de manteca. La familia Menéndez Pidal custodió este tesoro nacional durante décadas, rechazando cheques de museos de todo el mundo y protegiéndolo de los bombardeos en cajas acorazadas durante la Guerra Civil.
En definitiva, El Cantar del destierro es mucho más que un álbum de música antigua. Es un espacio de mediación donde los personajes de tiempos remotos vuelven a la vida para provocarnos reflexiones actuales. Entrebescant ha logrado que los sonidos e historias que el tiempo había callado vuelvan a resonar con una fuerza renovada, ofreciendo un regalo inolvidable para todos aquellos que aman la música y la historia de nuestra tierra.