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Castilla es quizás una de las regiones históricas españolas que más ha variado su representación cartográfica con el paso del tiempo. No solo porque su devenir histórico hizo que fuera incorporando amplias regiones de la península Ibérica, también porque en el siglo XX ha sido dividida en unidades administrativas de nueva creación.
Todo ello ha derivado en que como unidad geográfica Castilla sea un término actualmente ambiguo, poco definido y que sea necesario en la mayor parte de las ocasiones, definir el período temporal para poder dibujar el mapa de Castilla en esa época.
Si consultamos un mapa de España político actual no existe una región denominada Castilla. Existen dos comunidades autónomas que contienen el topónimo en su nombre y que representan una parte de lo que durante siglos se consideró el reino de Castilla: Castilla y León y Castilla-La Mancha. Sin embargo, ante del establecimiento de las comunidades autónomas, existían otras dos demarcaciones: Castilla La Vieja y Castilla La Nueva.
Castilla entre los siglos IX y XV: un mapa cambiante
Cuando nace Castilla (s. IX) es un territorio situado, a grandes rasgos, entre las actuales Cantabria, Vizcaya, Álava y Burgos
En su expansión hacia el sur alcanza las estribaciones del Sistema Central y en el momento de la máxima expansión del condado de Castilla (inicios del siglo XI) ocupa las actuales provincias de Vizcaya, gran parte de Álava y Cantabria, Burgos, y grandes porciones de las de Palencia, Valladolid, Segovia y Soria.
Con el fin del califato de Córdoba (1031) y la conversión del condado en reino a partir de Sancho II (1065), Castilla va a continuar su expansión a costa de los reinos taifas. Antes de su unión definitiva con el reino de León en el 1230, el Reino de Castilla ocupa el actual País Vasco, Cantabria, Burgos, Palencia, Soria, La Rioja, Valladolid, Ávila, Segovia, Madrid, Toledo, Cuenca, Guadalajara, el este de Salamanca y noreste de Cáceres, Ciudad Real y amplios territorios de Jaén y Albacete.
Tras la unión de los reinos de Castilla y de León, la Corona de Castilla se expande por el resto de los territorios musulmanes hasta que en 1492 se incorpora el reino de Granada. Mientras tanto Castilla había conquistado las Islas Canarias.
Por último, después de la unión de las Coronas de Castilla y de Aragón, la Corona de Castilla se anexionará la practica totalidad del reino de Navarra (1512) además de ser la impulsora de las conquistas en América.
Divisiones regionales dentro de la Corona de Castilla
Durante la época de los Austrias, la Corona de Castilla se divide en una serie de reinos. Entre ellos están el Reino de Castilla La Vieja (Cantabria, Burgos, La Rioja, Palencia, Segovia, Soria y Ávila), el Reino de León (León, Zamora, Salamanca y Valladolid) y el Reino de Toledo o Castilla La Nueva (Guadalajara, Cuenca, Madrid, Toledo, Ciudad Real).
Castilla en el siglo XVIII e inicios del XIX
Con el cambio de la dinastía de los Austrias a los Borbón en el 1700, se realizó una nueva organización administrativa del reino de España.
En 1713 el ministro Jean Orry realizó ante Felipe V una propuesta de división del reino de Castilla en provincias.
Parece que su reforma no fue del todo implantada aunque fue la base de la descripción en intendencias que aparece en el Nomenclátor de Floridablanca (1784).
Asignaba al llamado reino de Castilla La Vieja las provincias de Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia (con límites distintos de los actuales, ya que no existían ni la provincia de Santander -perteneciente en su mayor parte a la de Burgos y la de Toro- ni la provincia de Logroño (integrada casi por completo en las provincias de Soria y Burgos). Por otro lado, la franja norte de la actual provincia de Guadalajara estaba incluida en Soria y las actuales comarcas toledanas de la Campana de Oropesa y la Sierra de San Vicente pertenecían a la provincia de Ávila.
En 1799, el superintendente de Hacienda Miguel Cayetano Soler propondrá la creación de otras seis provincias para equiparar la extensión de todas: Alicante (separada de Valencia), Asturias (separada de León), Cádiz (escindida de Sevilla), Málaga (de Granada), Santander (de Burgos) y Cartagena (segregada de Murcia). En 1804, Godoy crea la provincia de Sanlúcar de Barrameda, con partidos judiciales provenientes de Sevilla Entre 1801 y 1805 se intenta otra división, sin éxito, para facilitar la recaudación de impuestos.
La invasión napoleónica del 1808 configuró una nueva división en 38 departamentos realizada por Francisco Amorós y modificada en 1811 por José María Lanz, quien propuso 38 prefecturas.
Cambios en los siglos XIX y XX
Durante el Trienio Liberal, en enero de 1822, se aprobó de forma provisional una primera división provincial. En ella Castilla la Vieja estaba conformada por las provincias de Santander, Burgos, Logroño, Soria, Palencia, Valladolid, Segovia y Ávila. El reino de León lo estaba por León, Zamora, Salamanca y Ponferrada. Y Castilla La Nueva por Madrid, Guadalajara, Cuenca, Toledo Y Ciudad Real. Esta división se derogó en 1823.
La división territorial de España en provincias de 1833 establecía que «Castilla La Vieja se divide en ocho provincias: Burgos, Valladolid, Palencia, Ávila, Segovia, Soria, Logroño y Santander», mientras que Castilla La Nueva la componían Madrid, Guadalajara, Toledo, Cuenca y Ciudad Real.
En 1847 se proyectó dividir España en once gobiernos generales. En esta ocasión se creó el gobierno general de Burgos con las provincias de Burgos (su capital), Santander, Logroño y Soria. La gobernación de Castilla La Vieja estaba formada por Valladolid (su capital), León, Palencia, Salamanca, Zamora, Ávila y Asturias. Y la gobernación de Castilla La Nueva por las provincias de Madrid (su capital), Cuenca, Segovia, Guadalajara, Toledo y Ciudad Real. Se suspendió ese mismo año.
En el proyecto federal de la I República (1873), Castilla la Vieja se diseñó como un estado federado que abarcaba las actuales comunidades autónomas de Castilla y León, Cantabria y La Rioja, mientras que Castilla La Nueva, ocupaba las actuales comunidades autónomas de Madrid y Castilla-La Mancha salvo la provincia de Albacete.
En 1933, durante la II República, Castilla la Vieja era una de las regiones con derecho a nombrar un vocal en dicho Tribunal. Esta ley recogía la formación de Castilla La Vieja por las provincias de Ávila, Burgos, Logroño, Palencia, Santander, Segovia, Soria y Valladolid. Esta la división regional que se mantuvo hasta la constitución de las actuales Comunidades Autónomas.
Castilla en el siglo XXI
Tras la última organización territorial realizada en la década de 1980, Castilla no conforma una única comunidad autónoma sino que está fragmentada en varias: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Madrid, La Rioja y Cantabria.