La iglesia rupestre de San Miguel o de Santa Eulalia está situada inmediatamente detrás de la iglesia parroquial de San Millán (s. XVI), construida en época posterior. Es una ermita excavada en un montículo de roca arenisca posiblemente de época altomedieval.
Es pequeña, con una sola nave rectangular alargada y ábside de planta cuadrangular, con sus ángulos redondeados, cubriéndose con una imperfecta bóveda de horno. Un banquillo tallado en la roca la recorre en todo su perímetro. En su techo conserva un saliente rectangular, posible resto de un gran pilar central, similar al de la cercana iglesia rupestre de Arroyuelos.
El ábside está un poco más alto que la nave, por lo que hay un escalón que salva la diferencia de altura. Su entrada, ubicada al sur, está muy remodelada con una puerta, sillares y vanos a ambos lados, uno de ellos labrado en la roca
El pavimento de la ermita es rocoso, pero en las proximidades de la entrada se completa con grandes lajas de piedra.
Los vecinos más ancianos del lugar recuerdan como se llegó a utilizar esta iglesia altomedieval de escuela y casa del concejo.