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17. La quinta lid campal: Batalla con el conde de Saboya – Las Mocedades del Cid

por Javier Iglesia Aparicio
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Primer folio del manuscrito de las Mocedades de Rodrigo, actualmente en la Biblioteca Nacional de París

XXVII

Essas oras Rodrigo atan apriessa fue armado,
con trezientos cavalleros que l’bessavan la mano.
Contra el conde de Saboya salió tan irado Rodrigo,
nunca viera seña nin pendón devissado:
ronpiendo va un manto que era de sirgo, la peña le tiró privado,1
a priessa esto de punta a la meter […]
la espada que traía al cuello, tiróla tan privado.
Quinze ramos faze la seña: vergüença avía de la dar a los cavalleros.2

Pero Mudo, alférez de Rodrigo

[…..] et bolvió los ojos en alto:
vio estar un su sobrino fijo de su hermano,
que l’dizen Pero Mudo, a él fue llegado:
«Ven acá, mi sobrino, fijo eres de mi hermano,
el que fizo mi hermano en una labradora quando andava cazando:
varón, toma esta seña, faz lo que yo te mando.»
Dixo Pero Bermudo: «Que me plaze de grado;
conosco que so vuestro sobrino, fijo de vuestro hermano,
mas de que salieste de España non vos ovo menbrado:
a cena nin a yantar non me oviestes conbidado,
de fanbre e de frío so muy coitado,
non he por cobertura [sino el] cavallo,
por las crietas de los pies córreme sangre clara.»
Allí dixo Rodrigo: «Calla traidor provado:
todo omne de buen logar que quiere sobir a buen estado,
conviene que de lo suyo, sea abidado,
que atienda mal e bien sepa el mundo passarlo.»
Pero Mudo tan apriessa fue armado:
reçebió la seña, a Rodrigo bessó la mano,
et dixo: «Señor afruenta de Dios te fago;
vey la seña sin engaño:
que en tal logar vos la pondré antes del sol çerrado,
do nunca entró seña de moro nin de christiano.»
Allí dixo Rodrigo: «Esso es lo que yo te mando:
agora te conosco que eres fijo de mi hermano.»

Mensajes del Saboyano y de Rodrigo

Con trezientos cavalleros iva la seña guardando:
viólo el conde de Saboya, en tanto fue espantado,
et dixo a los cavalleros: «Cavalgat muy privado:
sabedme de aquel español, si viene de la tierra echado;
si fuere conde o rico omne, véngame bessar la mano;
si fuere omne de buen logar, tome mío mayoradgo.»
Tan apriessa los latinos a Rodrigo son llegados,3
et fizose maravillado cuando gelo contaron:
«Tornatvos —dixo— latinos, al conde con mi mandado,
et dezilde, que non só rico nin poderoso fidalgo,
mas só un escudero, non cavallero armado:
fijo de un mercadero, nieto de un çibdadano;
mi padre moró en rúa, et siempre vendió su paño:
fincáronme dos pieças el día que fue finado,
et commo él vendió lo suyo venderé yo lo mío de grado,
ca quien gelo conprava mucho l’costava caro.4
Pero dezilde al conde, que de mi cuerpo atanto,
que de muerto o presso non me saldría de la mano.»
El conde cuando esto oyó, fue mucho sañudo et irado:
«Español, fi de enemiga, ya nos viene menazando:
todos los otros mueran, aquél sea pressionado,
et levátmelo a Saboya muy las manos atadas,
colgar lo he de los cabellos, del castillo privado:
mandaré a mis rapazes tan sin duelo […]
que en el mediodía diga que es noche cerrada.»
Caudillan las azes, et lidian tan de grado:
«¡Saboya!» llamó el conde, e «¡Castilla!» el Castellano.


  1. Rodrigo elabora un seña o estandarte con los fragmentos de un manto de sirgo rasgándolo con la espada.
  2. Debido a lo burdo de la seña, Rodrigo no se la quiere dar a ningún caballero pues podría ser considerado una afrenta. Por eso llama a su sobrino Pero Mudo o Pedro Bermúdez que no se puede negar por parentesco, pobreza y además ser ilegítimo.
  3. Latino significa en este contexto traductor, conocedor de varias lenguas.
  4. En esta ocasión Rodrigo finge ser un comerciante que a ojo s del noble caballero saboyano es una profesión despreciable.

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