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Dentro del término municipal de Quintanar de la Sierra y a escasa distancia del despoblado y la necrópolis altomedieval de Cuyacabras, se encuentra un interesante templo semirupestre datado entre los siglos IX y X.
Se encuentra en un claro del bosque, en una pradera regada por un arroyo, en el que hay dos montículos rocosos que albergan una covacha, un oratorio y algunas sepulturas, probablemente de los remitas que allí vivieron.
La covacha
La covacha artificial se sitúa en el montículo occidental. Un derrumbamiento parcial la ha cortado en sección. Sobre el fondo de la cavidad es posible observar el trabajo de labra. La covacha tendría unos 4,40 m. de fondo y una altura próxima a los 1,70 m, conservándose en la actualidad una anchura de 1,25 m. La cavidad quedaba delimitada por el área septentrional por otras formaciones rocosas y se completaba con un muro de cierre rudimentario. La pared y el techo de la cavidad se encuentran, en la actualidad, ennegrecidos por el humo de sucesivos hogueras encendidas por los pastores, quienes utilizaba ne este lugar como refugio.
Se observa, siguiendo la pared hacia el sur, un estrechamiento a modo de pasillo de entrada a lo que fue en otro tiempo la antigua covacha. En el límite de dicha galería, que tienen unos 0,60 m. de anchura, se aprecia un encaje vertical, que bien pudo servir para colocar el cierre o puerta de madera del habitáculo.
En el exterior de este habitáculo, aunque protegido bajo el techo del abrigo, encontramos una estructura tallada en la roca que ha sido interpretada habitualmente como un nicho o alacena ornada con un doble arco de herradura. Está muy deteriorada por el desprendimiento pero conserva algunos elementos característicos que permite interpretarla como una estructura funeraria a modo de covacha sepulcral.
El oratorio
El elemento más destacado y representativo del conjunto arqueológico es el oratorio. Es un espléndido arco de herradura en relieve que aparece en la pared del bloque oriental. La luz del arco tiene una abertura máxima de 0,66 m. mientras que sobre las jamabas se reduce a 0,46 m. A media altura de las jamabas corren dos acanaladuras paralelas horizontales, que sirven de base a la gran cruz, que preside el interior. Se trata de una cruz griega, patada y con astil, que se encuentra esculpida sobre la roca. La oquedad central que se observa en la intersección de los brazos de la cruz puede que sirviera para sostener una cruz exenta.
Bajo esta cruz se dispondría un ara o tenante y así se dispondría un minúsculo oratorio de planta rectangular de unos 4 m. de longitud y 2 m. de ancho. Sobre la cabecera del oratorio se advierten dos amplios encajes que servirían para sostener la techumbre.
Las sepulturas
En el lugar también se advierten algunos enterramientos. El promontorio oriental presenta, por la cara que da a la planicie por la que discurre el arroyo, un pequeño abrigo que acoge dos sepulturas. La primera de 1,82 m. de longitud y la segunda de 2m.
En la cima del promontorio occidental se halla una sepultura de bañera, maltrecha, de forma elíptica, con reborde pronunciado y canal de desagüe