Los Hitos, Serie histórica 4
Historia medieval
Audema
2020
230
Hermenegildo nunca fue lo que se puede decir un hombre con suerte. Ni como príncipe consiguió ocupar el trono al que estaba destinado por linaje, ni como santo obtuvo en su patria el reconocimiento que sin duda merecía. Prácticamente ni en vida, ni después de su muerte le fue reconocido mérito alguno al hijo primogénito del gran Leovigildo, uno de los más ilustres monarcas que ocuparon el trono de Toledo.
Abandonado por sus aliados bizantinos al precio de un puñado de monedas, derrotado por la fuerza de las armas a manos de su padre el rey, desterrado primero a Valencia y luego encarcelado en Tarragona, Hermenegildo acabó sus días ejecutado a manos de un verdugo por negarse a renegar de su fe. Bien puede decirse que la palma del martirio fue su único triunfo.