Autor de novelas históricas de éxito como Los Tercios no se rinden, El héroe del Caribe, Venced al corsario inglés o Invencibles, Pérez-Foncea se sumerge, en esta ocasión, en la Reconquista y en su episodio inicial: la rebelión de los asturianos comandados por don Pelayo frente a los invasores musulmanes y la batalla de Covadonga.
La novela se ciñe fielmente a los hechos históricos, una decisión no solo creativa (igualmente legítimo en un escritor es coger un acontecimiento histórico para, a partir de él, construir una nueva historia completamente inventada, aunque no es el caso aquí), sino también didáctica.
Pérez-Foncea, evidentemente, busca entretener con su novela, pero también contribuir a difundir la historia de España en un momento en que la leyenda negra hispanófoba y los complejos de la izquierda cultural tratan de imponer un discurso antiespañol y distorsionar nuestra historia o, directamente, ocultarla.
El mismo autor lo explica en la introducción, donde lamenta que la historia de España «se enseña poco y mal» y que «con demasiada frecuencia se desfigura por intereses ideológicos».
El autor afirma que la Reconquista es el período histórico «más destacado a la hora de definir la esencia de España, pues fue durante esta época cuando los españoles forjamos nuestra más profunda identidad al alzarnos en armas frente a una cultura invasora de identidad musulmana y oriental».
La novela sigue los pasos a Sisnando, un joven asturiano perteneciente a una familia noble arruinada por el colapso del reino visigodo que se refugia en las montañas, donde sobrevive junto a su madre enferma gracias a su cada vez más exiguo ganado.
Son años turbulentos. Los invasores musulmanes se han extendido por toda España y, pese a que Sisnando confía en que no lleguen a las remotas e inaccesibles montañas asturianas, un día un heraldo del gobernador islámico de Gijón llega hasta la puerta de su casa para reclamar un impuesto imposible de pagar a cambio de conservar su religión y su vida.
El impuesto, que supone la ruina y la muerte de Sisando y su familia, es la gota que colma el vaso y le empuja a unirse a la incipiente rebelión que, encabezada por don Pelayo, se está gestando en las laderas de las montañas asturianas.
Con un ritmo casi cinematográfico, una construcción de personajes interesante, un relato de los hechos históricos impecable, Juan Pérez-Foncea nos deja una sobresaliente novela histórica donde España, su lucha por sobrevivir como nación cristiana y latina y sus héroes como don Pelayo son los más absolutos protagonistas.