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Entre los personajes históricos que poblaron el Al-Andalus exquisito, culto y refinado del siglo XI se encontraba Al-Mutamid, tercer rey de la taifa sevillana. Poeta, guerrero y protector de artistas, su vida proporciona a la insaciable necesidad popular de leyendas una de las más bellas historias de amor.
La balada de la reina descalza se descubre como un texto sorprendente pero sólido, compacto y creíble. Los parlamentos rimados y acotaciones sencillas y precisas descubren su vocación de obra teatral clásica. El desarrollo y ritmo narrativos le dan su propia personalidad narrativa.