Vela Zanetti (1913 – 1999) fue un afamado pintor nacido en Milagros (Burgos) que tras la Guerra Civil abandonó España, donde no volvió hasta 1962. Su fama mundial se debe a la realización de murales como La lucha del hombre por la paz, de veinte metros por tres en el edificio de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York (1950) o el mural del Bureau International du Travail en Ginebra.
Al volver a España se instaló en su pueblo natal. Entre 1966 y 1970, realizó dos murales en Burgos: el Mural El Cid, (200 m2) en la Diputación de Burgos; y el Mural de La Fundación de Castilla (15 x 4 m.) en la Torre del Arco de Santa María de Burgos.
La disposición apaisada del formato permite situar múltiples motivos narrativos, que se pueden agrupar en torno a dos núcleos visuales preferentes. El primero está articulado alrededor de la familia, al nacimiento del hombre castellano, un niño de espaldas y desnudo, producto de la siembra del padre y los cuidados de la madre. En el segundo, el conde Fernán González se encuentra rodeado de quienes impulsaron el desarrollo y la conformación de Castilla. El niño rodeado por sus padres y Fernán González por su pueblo ilustran un paralelismo que expresa la relación entre familia y comunidad, entre individuo y sociedad. En el centro dos personajes, uno de espaldas y otro de frente que ensamblan un arado romano.
Un dato singular es la representación de las manos y cuerpos que caracterizan a todas las figuras. Las manos muestran la acción del trabajo y abundan en la idea de la construcción comunitaria de la sociedad. Los cuerpos expresan la tensión del esfuerzo físico al realizar una actividad manual. Sin embargo, la figura del conde Fernán González aparece con sus manos a lo largo del cuerpo remarcando su presencia erguida y rectora . El conde tiene la mano derecha extendida sobre el yunque y la izquierda ligeramente recogida, distendida, lo que marca una diferencia con el resto de las figuras.
La complejidad de la composición se articula formando una unidad, a pesar del número elevado de personajes representados. Los colores utilizados —ocres, tierra, grises—, las texturas y los trazos decididos producen una sensación pétrea, metáfora de Castilla.
Entre los grupos que se pueden identificar tenemos, de izquierda a derecha y de arriba a abajo: Un guerrero siendo ayudado a vestir su cota de malla por el escudero; un grupo de campesinos marchando con los aperos al hombro como alegoría de los foramontanos; unos guerreros vigilando dentro de una fortaleza mientras un soldado avisa y llama a la acción; un grupo de hombres dialogando en junta o concejo libre de ciudadanos; y un hombre cargando un tronco recién cortado, todos estos rodeando a la ya citada familia con un hijo desnudo.
El herrero mostrando en su mano derecha unas lanzas y en la izquierda rejas de labranza, el Forjador de Rejas y Lanzas, está junto al conde Fernán González; abajo dos campesinos arreglan un arado romano. A la derecha, rodeado de monjes, uno de los cuales está leyendo y otro es un escriba; así como una serie de constructores haciendo una edificación de piedra, uno de los cuales está tallando un capitel.