A unos 400 metros al sureste de la localidad de Quintana-María, en pleno Valle de Tobalina, se encuentra la necrópolis de la Peña de San Clemente.
Excavada en un afloramiento rocoso con buenas vistas sobre los alrededores, la necrópolis se compone de una cuarentena de sepulturas de distintas tipologías. También es posible apreciar en el espolón de la peña el lugar donde probablemente se encontraba el primitivo templo semirupestre. Su cronología es altomedieval, entre los siglos VII y XI.
Las tumbas tienen forma antropomorfa y de bañera. Y son de distintos tamaños, desde adultos hasta recién nacidos. Todos los enterramientos están orientados con la cabeza hacia el Oeste y los pies al Este.
Entre las sepulturas destaca una de tamaño rectangular de grandes dimensiones y que tienen un canal de desagüe que se prolonga hasta el corte vertical de la roca. Puede que fuera el osario de la necrópolis.
En el lado más occidental del promontorio se puede apreciar un sector con una planta rectangular con agujeros artificiales excavados en el suelo rocoso, lo que invita a pensar que aquí se ubicaba una construcción semirupestre con soportes de madera que hacía las veces de templo.
Además en la protuberancia rocosa se pueden apreciar muescas a modo de peldaños y mechinales para el encaje de postes de madera. También hay diversos grabados, muchos ya poco reconocibles, salvo una cruz.