¿Alguna vez has sentido que te ahogabas mientras dormías? ¿Te has despertado gritando o empapado en sudor tras una pesadilla intensa? Puede que en tu hogar habite una criatura vampírica, un ser que se alimenta de tu energía vital y que, en regiones como Castilla y Galicia, se conoce como tardo o pesadillo. Al igual que su pariente asturiano, el pesadiellu, el catalán pesanta, el pesadelo o tardo moreiro portugués o el vasco inguma, este ser se introduce sigilosamente en los dormitorios, oprime el pecho, provoca sensación de ahogo y parálisis del sueño, y te sumerge en pesadillas aterradoras.
Según Jesús Callejo, en su obra Duendes. Guía de los seres mágicos de España I, estos seres son de pequeña estatura, con un aspecto peludo y verdoso, ojos grandes y oscuros, y una dentadura irregular con multitud de afilados dientes. Suelen vestir ropas extrañas y llevar gorros adornados con cascabeles. Resultan especialmente peligrosos para los niños pequeños, a quienes pueden causar pesadillas tan intensas que incluso les roban el aliento.
Para protegerse de estos malignos seres, se recomienda tener mascotas como perros o gatos, capaces de percibir su presencia y ahuyentarlos. Sin embargo, estos duendes portan pequeñas espadas metálicas con las que pueden herir a los animales que los desafían.
Además de las oraciones, otro método para librarse de ellos consiste en dejar un puñado de cereales sobre una mesa. El duende se verá tentado a contarlos una y otra vez hasta llegar a cien, momento en el que se equivocará y volverá a empezar la cuenta. de este modo estará entretenido hasta que llegue al amanecer y deba retirarse a su guarida.
Antonio de Fuentelapeña describe así su acciones en su obra El ente dilucidado (1676), pág. 244:
OBJECCIÓN VIII. Que los duendes hacen violencias y oprimen a los dormidos
934. Instarás lo primero: de los duendes se dice que se echan sobre los dormidos y los abruman de modo que ellos sienten sobre sí un peso indecible; no pueden por eso respirar aunque quieran; no pueden levantarse, moverse, ni dar voces, aunque lo intenten; y al fin despiertan tan cansados, o se hallan tan fatigados después de despertar, que parece han padecido la mayor opresión. A esto se añade que estos tales, después de haber padecido este trabajo, y después de despiertos, tal vez ven a dichos duendes, ya en figura de toros que los acometen, ya en forma de negros que los amenazan, y ya en otras figuras varias que danzan o hacen otras cosas. Luego, ni por lo primero ni por lo segundo pueden ser los duendes animales corpóreos invisibles, pues siéndolo, y de cuerpo débil, no pudieran oprimir con tanta fuerza ni después dejarse ver ya en una forma o ya en otra, lo cual solo lo puede hacer el demonio.
La manona y la mano negra
Además del típico duende feúcho y desarrapado, existen al menos otros dos seres con los mismos intereses, incluso es probable que sean el mismo ser pero en distintas manifestaciones corpóreas.
La primera es la manona, una gigantesca, peluda y horripilante mano que además de causar un enorme desorden en las casas y en los almacenes de aperos rurales, también disfrutan provocando ahogamientos en quienes duermen plácidamente. Es probable que esta manifestación esté relacionada con la mano negra. Se trata de un mito relativamente común: una mano negra, asquerosa y con largas uñas que ataca a las personas no solo en casa y durmiendo, sino en otras situaciones, por ejemplo en las cercanías de charcas estancadas.
Varios son los ejemplos que se pueden citar sobre esta mano negra. En el libro La cripta sellada de Ángel del Pozo de Pablos se recoge un relato segoviano sobre una diabólica mano que ataca a las personas cuando están distraídas, orinando o dormidas. Si te toca el hombro, al girar el rostro suele arrancar los ojos del incauto.
En Torre de Juan Abad (Ciudad Real) dice la tradición que la mano negra era un ente femenino y acuático como una fea manaza con uñas negras que habitaba en las oscuras y peligrosas aguas de las charcas. Siempre estaba al acecho para arrastrar a los niños a su madriguera. En la Solana (Ciudad Real) se decía que volaba para llevarse a los niños díscolos. Pero no hay acuerdo, es si la Mano Negra, es la diestra o la siniestra. Y en otros pueblos se la decía de forma antropomorfa.”
Perros, zorros y lobos negros y la Pata Negra
Los pesadillos también se manifiestan en forma de un perro, zorro o lobo negros que se sienta sobre el pecho de la persona durmiente con el mismo objetivo de causar una terrible sensación de ahogo. Mezcla entre la manona y los cánidos negros es la conocida como Pata Negra, una enorme pata de lobo o zorro negro que se esconde en las chimeneas y que también puede causar estos ahogamientos.