Monasterio femenino altomedieval, hoy desaparecido, que existía en la localidad de Cigüenza (Burgos), a orillas del río Nela, cercana a Villarcayo.
Su primera mención histórica es del siglo X. Se trata de una donación que la noble Fronilde Gómez realiza a este convento y que está fechada el 10 de diciembre del 959. Fronilde dona a la abadesa Aurea y las hermanas del convento numerosas posesiones (territorios en Pasares, las iglesias de San Julián en Villares, San Juan en Fonte Arcuya, San Juan en Soba, San Andrés de Asia, etc.).1
Según Gregorio Argáiz, él vio en persona una inscripción del que considera el sepulcro de la fundadora con la siguiente leyenda: “Obitum famulae Dei Fronilde die III februari, era MXLVII. Ornata moribus iacet hic”, es decir, “Aquí yace la sierva de Dios Fronilde, que, adornada por sus costumbres, murió el día 3 de febrero del año 1009). Este el texto que Argaiz dedica en su obra La soledad laureada, que además describe que hacia 1677, cuando lo publica, el monasterio está ya desaparecido, quedando únicamente la iglesia2:
Murió en el convento la condesa. Pusiéronla en un autorizado sepulcro de piedra, con su cubierta de lo mismo, en forma ochavada. Estuvo muchos años fuera de la iglesia, arrimado al la pared que mira al norte y dentro del claustro de las religiosas. A todo él, y a todas, las acabó el tiempo y los edificios perecieron, quedando solamente la iglesia y el sepulcro expuesto a las inclemencias del cielo y profanado de los animales. Hoy está dentro de la iglesia. Y preguntando yo a un vecino de Cigüenza por qué le habían mudado, me respondió que había oido decir a sus mayores que algunos animales que andaban en el campo habían llegado a fregarse contra la piedra y arca de aquella señora. Y habían luego reventado lo cual había causado tanto temor y reverencia que lo habían metido en el templo, juzgándolo por de alguna sierva de Dios; y verdaderamente yo lo creo y me persuado a ello porque la autoridad de la lápida lo significa pues tiene una cruz abierta encima de la lápida y unas letras […]
Es muy posible que la Fronilde protagonista de la donación del 959 fuese la mujer de Gonzalo Fernández, el hijo mayor Fernán González, quien aparece como primer firmante. Si bien aquí no aparece con el título de condesa, si se refieren a ella documentos posteriores como una donación de 1133 de Alfonso VII de unas sernas que pertenecieron a la condesa Fronilde.3
En la carta fundacional de San Salvador de Oña del lunes 12 de febrero de 1011, el conde Sancho García añade este monasterio a Oña:” Siguençam cum ecclesia, ad integritatem”.4 En tiempos de Sancho III de Pamplona, cuando Oña deja de ser un monasterio dúplice, las monjas se repartieron entre Cigüenza y el monasterio de Villanueva de la Alfania.
En 1191 hay un pacto por el que Lupo Martínez de Macoth dona al monasterio de Oña los bienes que tenía en Torme, con la condición de que en el monasterio de Santa Dorotea de Cigüenza le dieran de por vida alimento, vestido y habitación: “Hoc totum prenominatum detur mihi in monasterio de Santa Dorotea de Segoncia omnibus diebus vite mee”.5 En 1198 el abad Pedro II de Oña concedió el monasterio de Cigüenza (monasterio Sancte Dorothee) a unos particulares, de forma que fuera reversible a Oña.6
A mediados del siglo XV seguía perteneciendo a Oña. Se inició luego su decadencia pues en el siglo XVII Argaiz nos dice que solo pervivía la iglesia. En el siglo XIX se sigue hablando de una ermita de Santa Dorotea hoy desaparecida. Hoy día se cree que estuvo en el lugar donde se levanta la ermita de Nuestra Señora la Antigua o de la Tabla, en el barrio de Santa Dorotea de Cigüenza.

Dominios de Santa Dorotea de Cigüenza
Santa Dorotea de Cigüenza tuvo asociados en la Edad Media al menos otros tres monasterios, seguramente femeninos: Santa Gadea (posiblemente en el yacimiento Águeda II de Villabáscones de Bezana), Santa Coloma (seguramente en Villavés, en el lugar de la necrópolis altomedieval) y San Juan de Porres (en Valdeporres)7.
Restos románicos del convento de Santa Dorotea de Cigüenza
Los escasos restos románicos rescatados de las ruinas del convento de Santa Dorotea de Cigüenza se encuentran hoy en día en el museo de Burgos. Son cuatro capiteles y cuatro canecillos, posiblemente de la primera mitad del siglo XII, que a continuación describimos.
Los cuatro capiteles (Invº. 127, 128, 173 y 174) están labrados en piedra caliza blanca y tallados por tres caras. Forman dos parejas. Los dos primeros, cuyas medidas son 28,4 x 25,7 x 27,5 cm y 28,5 x 25,7 x 27,6 cm respectivamente, tienen decoración vegetal. El primero se decora con amplias hojas lisas cuyas puntas forman volutas de las que penden pequeñas palmetas con cierta talla a bisel, rematando en ábaco de tacos lisos. El segundo, del mismo formato, presenta una decoración semejante, pero ahora de las volutas cuelgan pequeñas cabezas felinas, mientras que los tacos se rellenan con aspas a bisel.
Estas dos piezas, por su tamaño y labra parecen corresponder al soporte de algún arquillo adosado a la pared, quizás a un friso de arquerías de las que a veces decoran ábsides o presbiterios. No parecen que fueran pertenecientes a una ventana.

Los otros dos son algo mayores, con medidas 39,2 x 45,5 x 29 cm y 39 x 46 x 31 cm. El que tiene número 173 sigue la misma tónica que el primero, aunque con las palmetas colgantes más amplias, abiertas casi en abanico, rematando en tacos con aspas biseladas. Su pareja se sale un tanto de la tónica general, aunque también parte del mismo fundamento. En este caso delante de las dos grandes hojas lisas avolutadas se disponen dos parejas de leones afrontadas. Cada pareja se encuentra en la esquina, compartiendo la misma cabeza. Por el tamaño, estos dos últimos capiteles pertenecerían a un arco toral, quizás a un triunfal.
En cuanto a los canecillos (Invº. 250, 251, 253 y 255), se conservan también cuatro, tallados en piedra caliza blanca y con medidas 28,3 x 26 x 27,5 cm 28,5 x 21 x 36 cm 28 x 20,5 x 37 cm 29 x 20,6 x 35,5 cm.

El inventariado con nº 250 representa a una figura humana con cabeza lobuna vista de perfil. El personaje va vestido con túnica sujeta con cíngulo y muestra los brazos cruzados sobre el pecho. El nº251 es una triple nacela concéntrica rematada en el centro con dos pitones, un modelo de can que se encuentra ampliamente repartido por toda la provincia. El nº 253 es un personaje visto frontalmente, con las manos cruzadas sobre el abdomen, mientras que el nº 252 representa a una pareja desnuda en amorosa actitud.
- Pérez de Urbel, J: Historia del condado de Castilla, CSIC, 1945, Tomo III, doc. 315 ↩︎
- Argaiz, G: La soledad laureada, tomo VI, pp. 428-429 ↩︎
- Oceja Gonzalo, Isabel:·Documentación del monasterio de San Salvador de Oña (1032-1284). Burgos. Librería Berceo. 1983. 51 ↩︎
- del Álamo, J.: Colección diplomática de San Salvador de Oña, tomo I, doc. 8 ↩︎
- Archivo Histórico Nacional, Clero Secular_Regular, car. 278, n. 3, consultado en https://corpuscharta.es/documento.php?documento=CORHEN-0020 ↩︎
- del Álamo, J.: Colección diplomática de San Salvador de Oña, tomo I, doc. 314 ↩︎
- Arribas Magro, M: Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media, Tesis doctoral, Universidad de Burgos, 2012, pp. 834-835 ↩︎