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Los malismos: los trolls castellanos

por Javier Iglesia Aparicio
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Los malismos

Poco conocidos, quizás por su afición a vivir en cuevas y lúgubres recovecos, los malismos son un tipo de duende troglodita, cavernario, que habitan las tierras castellanas y que tienen mucho que ver con los trolls de la mitología nórdica.

El malismo es un ser de pequeño tamaño, de alrededor de un metro y medio de altura. Criatura nocturna que vive en bosques húmedos otoñales, frías y solitarias montañas, profundos valles de perpetuas nieblas o áridas y desamparadas mesetas donde una cueva o grieta en tierra, permita que el malismo se esconda y salga a determinadas horas a realizar sus maldades.

Según cuenta Carlos Villar Esparza:

Babeantes, feos con avaricia. De aspecto feroz, llenos de pelos que le cubren todo el cuerpo en largas y grasientas guedejas, segunda piel que arrastran.

Moran en tenebrosas cuevas y antros preñados de tinieblas, junto a murciélagos y demás criaturas nocturnas. Algunos de ellos son los encargados de guardar los tesoros y riquezas que hay bajo tierra. Curiosamente nadie los ha visto, nunca acuden a la superficie, la luz les ofende y consume. (Para no haber sido descubiertos, ni ojeados por los hombres, su descripción no deja de resultar curiosa e intrigante). Los más peligrosos de todos los duendes, pues son diestros en encantos y hechicerías dañinas.

Peores que el “Pernales”. Quiere la tradición que alguno de ellos velan el cumplimiento de la maldición condenatoria de la “Encantá” sanjuanera.

Villar Esparza, Carlos: Notas de mitología popular manchega, Revista de Folklore, 188, 1996, Fundación Joaquín Díaz

Estos seres míticos han caído completamente en el olvido y nadie, que se recuerde, ha visto uno. Es tal su misterio que ni siquiera tenemos dibujos fidedignos sobre su aspecto. Solo algunos imaginativos ilustradores han tratado de hacer un retrato de ellos.

Los malismos
Representación de un malismo (Tomado de Mitología Ibérica)

Seguramente son ellos mismos los que no quieren ser molestados mientras malviven en sus oscuros cobijos y, además, siendo viles, de aspecto feroz, hediondos y diestros en hechicerías dañinas, también rehúyen activamente el contacto con los humanos y solo de noche salen de sus guaridas, pues en nada soportan la luz solar.

Quieren algunos dar a estos duendes un origen godo. Los godos eran un pueblo germánico arriano cuando llegó a Hispania en el siglo V. Su principal foco de influencia étnica se estableció en la meseta central, prácticamente en el área que coincide con la totalidad de la Castilla del norte, y Toledo. No es de extrañar que junto a ellos llegaran las creencias populares de unos trolls que con el tiempo y bajo otras influencias culturales, llegaron a ser llamados por su nombre actual de Malismos.