[? – 809] Primer conde de Aragón (c. 802 – 809)
Los francos, aprovechando la inestabilidad del gobierno musulmán en la zona, trataron de extender la Marca Hispánica en dicho territorio. El gobernador Bahlul ben Marzuq se rebeló en Zaragoza en el 798 y en el año 800 se hizo con el poder en Huesca, que previamente parece que había sido tomada por ʿAbd Allāh, tío del emir al-Ḥakam I, con ayuda franca. El general Amrús ben Yūsuf , enviado por el emir de Córdoba al-Ḥakam I, logró reconquistar ambas plazas en torno al año 801.
Bahlul escapó y se refugió en la zona de Pallars, aunque en el 802 fue asesinado por su lugarteniente Jalaf ben Rashid, quien gobernaba en Barbitanya (Barbastro). Desde ese momento el emir de Córdoba le concedió los territorios de Huesca.
Los francos atravesaron los Pirineos y establecieron una cabeza de puente. Las tropas eran lideradas por Aureolo, noble franco1, quien fue designado conde de estos nuevos territorios. Su extensión es difícil de precisar. Es probable que controlara el paso de la vía romana que unía Olorón con Zaragoza a través de los puertos del Palo y de Somport y que dominara los valles de Hecho y Canfranc y la cabecera del río Aragón, teniendo como centro la localidad de Siresa.
Aureolo murió en el 809 y sus territorios fueron ocupados por Amrús ben Yūsuf .2
El siguiente conde de Aragón será Aznar I Galíndez una vez que en torno al 812 se restablece la soberanía franca sobre el territorio.
Tradiciones sobre el conde Aureolo
Según la tradición la Peña Oroel debe su nombre a Aureolo, el primer conde Aragón.
1. Según Ademar de Chabannes, historiador franco del siglo XI, Aureolo era descendiente de Felix Aureolus, conde de Périgueux y padre San Cybard.
2. Así cuentan los Anales de Eginhardo su muerte:
«Murió el conde Aureolo que, por las relaciones comerciales entre Hispania y Galia, había establecido su residencia más allá del Pirineo, frente a Huesca y Zaragoza. Amoroz (Amrús ben Yūsuf ), prefecto de Zaragoza y Huesca, invadió las posesiones de este conde y dispuso cuerpos de guardia en sus castillos. Envió al Emperador (Carlomagno) una legación, prometiendo que quería presentarse ante él con todos los efectivos que tenía, para rendirse.»