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San Argimiro, mártir mozárabe

por Javier Iglesia Aparicio
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San Argimiro. Óleo anónimo de san Argimiro en la Parroquia de la Asunción y Ángeles de Cabra

[Cabra (Córdoba), p. s. IX – Córdoba, 28 junio 856]. Monje y mártir mozárabe. También llamado San Argimiro de Córdoba o San Argimiro de Cabra.

Poco se conoce de la vida de Argimiro; al parecer, hombre noble, entrado en años y tal vez convertido al islam. Habría ejercido en su población natal como censor en época del emir Abderramán II.

Tras volver a su fe original, se refugió en un cenobio cordobés, profesando como monje, y como esto significaba haber apostatado —lo que, en manera alguna podía hacer un mozárabe, es decir, retornar al cristianismo—, fue encerrado y aherrojado en un oscuro calabozo. Compareció ante el juez, que comenzó halagándole para que volviera al islam. Pero fue inútil, por lo que acabó en el cadalso y atravesado por la espada el 28 de junio del 856.

Su cuerpo permaneció en el patíbulo durante muchos días hasta que fueron retirados por orden del juez. Un monje reclamó sus restos que fueron trasladados a la basílica de San Acisclo y enterrados cerca de su sepulcro y el de San Perfecto. Actualmente sus restos descansan en la basílica de San Pedro, en Córdoba.

San Argimiro según Eulogio de Córdoba

CAPUT XVI. De Argimiro monacho et martyre. Inde praeterea Argimirus quidam confessor, vir nobilis, et aetate jam plenus, ex oppido Egabrensi cognationem ducebat; et quodam tempore Cordubae Patriciae censor a rege praefectus exstiterat. Cum semotus ab administratione judicii, otium coenobii incoleret quietus, quorumdam ethnicorum dolo vel odio circumventus, accusatur coram judice de subsannio vatis sui, et exprobratur de professione divinitatis Filii Dei, quodque isto omnipotentiorem nullum alium fateatur, et illum vanitatis auctorem, ducemque asserat perditorum. Continuo Dei servus sub grandi et ferocissimo judicis motu conjectus ergastulis arctius coactatur. Quem coram se post aliquot dies jubens assistere, dum suis adhortationibus et lenociniis quoddam verborum profano ritui mancipare studet nec praevalet: pertinacem in sancto proposito militem Christi equuleo viventem imposuit, enseque transfossum peremit IV Kalendas Julias, aera DCCCXCIV. Cujus corpus cum post multos dies ex praecepto judicis de patibulo deponeretur, cujusdam religiosi solertia sancti Aciscli basilicae deportatur, ac digno sacerdotum ministerio prope tumulum praedicti martyris, et sancti Perfecti humatum est.

CAPÍTULO XVI De Argimiro el monje y mártir. Vino también luego cierto asceta llamado Argimiro, un varón noble y de edad ya avanzada, cuya familia procedía de la población de Cabra y que un día había sido nombrado por el rey censor de la patricia Córdoba. Una vez que fue apartado de la administración de justicia y disfrutaba en paz del sosiego de un monasterio, se vio rodeado por el engaño y el odio de algunos infieles, acusado ante el juez de injurias a su profeta y reprobado por su profesión de la divinidad del Hijo de Dios y por sostener que ningún otro era más omnipotente que Él y afirmar que aquel otro era el autor de una falsa religión y cabecilla de unos perdidos. Al punto el siervo de Dios fue arrojado y atenazado estrechamente en los calabozos tras un gran y muy feroz arrebato del juez. Y, al ordenar algunos días después que compareciera en su presencia, tras intentar entregarlo a su impío credo con sus exhortaciones y algunas lisonjas y no poder, puso vivo sobre el patíbulo al soldado de Cristo, firme en su santo propósito, y lo mató atravesándolo con la espada el 28 de junio del año 856. Su cuerpo, retirado del cadalso muchos días después por mandato del juez, fue llevado por el cuidado de un religioso a la iglesia de San Acisclo y enterrado con un digno oficio de sacerdotes junto a la tumba del mencionado mártir y del santo Perfecto.

Latín: Memorialis Sanctorum, Liber III, cap. XVI; castellano: Obras completas de San Eulogio de Córdoba, págs. 162-163