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San Gumesindo de Toledo, mártir mozárabe

por Javier Iglesia Aparicio
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San Gumesindo de Toledo. Grabado de V. Barneto

[Toldo, ? – Córdoba, 13 enero 852] Santo y mártir mozárabe.

Gumesindo había nacido en la ciudad de Toledo y, siendo niño, se trasladó con su padres a Córdoba. Allí entro al servicio de la iglesia de los tres Santos (santos Fausto, Jenaro y Marcial). donde comenzó estudios eclesiásticos. Tras ser diácono llegó a sacerdote y fue puesto al frente de una iglesia de la campiña cordobesa.

Junto a un monje llamado Servideo fue a la ciudad de Córdoba he hicieron profesión de su fe ante los notables y jueces, razón por la que fueron ejecutados el 13 de enero del 852. Sus restos fueron recogidos y conservados en la iglesia del mártir San Cristóbal.

Este es el relato de San Eulogio de Córdoba:

CAPUT IX. Gumesindus Toletanus, et Servus Dei, Cordubae passi.´

Sanctus Gumesindus presbyter ex oppido Toletano olim cum utroque parente puer adhuc parvulus Cordubam veniens, votivo genitorum affectu per sacrum clericatus ordinem coelesti ascriptus militiae apud basilicam sanctorum trium, qua Faustus, Januarius, et Martialis martyres praesentialibus corporum suorum favillis quiescunt, digna paedagogorum educatione in Dei timore clarescit. Ubi post aliquod tempus in sancto diaconii ministerio consecratus, demum cujusdam Campaniae Cordubensis Ecclesiae sacerdos adolescens praeficitur. Inde ad urbem descendens cum beato Servo Dei monacho, qui tunc in supradicto sanctuario adhuc juvenis cum Paulo presbytero reclusus manebat, principibus et judicibus ambo assistentes, sub confessione caeterorum occubuere idibus januarii, aera octingentesima nonagesima. Quorum corpora furtim a Christianis sublata, in basilica sancti Christophori martyris, quae est ultra amnem in parte meridiana, religioso cultu exstant recondita.


CAPÍTULO IX. Gumesindo de Toledo y Servideo, martirizados en Córdoba
El santo presbítero Gumesindo de la ciudad de Toledo, vino un día con sus padres a Córdoba cuando todavía era un niño pequeño, y por el devoto deseo de sus progenitores fue inscrito mediante el sagrado orden del clericato en la milicia celestial en la iglesia de los tres Santos, en la que descansan presentes las cenizas de los cuerpos de los mártires Fausto, Jenaro y Marcial, y donde él destacó en el temor de Dios con una digna educación de sus maestros. Allí fue consagrado el joven algún tiempo después en el santo ministerio del diaconado, y finalmente, sacerdote ya, fue puesto al frente de una iglesia de la campiña cordobesa. De allí bajó a la ciudad con el bienaventurado monje Servideo, quien, todavía joven, vivía por entonces recluido en el antedicho templo con el presbítero Pablo. Tras presentarse ambos ante los notables y los jueces, murieron bajo la confesión de fe de los demás el 13 de enero del año 852. Sus cuerpos fueron robados a escondidas por los cristianos y guardados con religioso culto en la iglesia del mártir San Cristóbal, que está en el sur, al otro lado del río.

Latín: Memorialis Sanctorum, Liber II, cap. IX; castellano: Obras completas de San Eulogio de Córdoba, págs. 120 – 121

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