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Los restos del castillo de Lara de los Infantes desmerecen por completo la importancia simbólica que tiene en la historia de los orígenes de Castilla. Son tan escasos que, desde hace décadas, recibe el nombre del Picón de Lara pues eso queda: un resto de su torre del homenaje es lo que se ve en la distancia, apuntando al cielo en un intento por no desparecer completamente.
Se encuentra situado en un promontorio entre la localidad de Lara de los Infantes y la cima del Peñalara, lugar de un asentamiento celtíbero. Se puede acceder a él siguiendo un camino que parte del cruce de acceso al pueblo y que rodea el promontorio para así llegar a la fortaleza desde el norte.
Desde su altura se domina perfectamente todo el antiguo alfoz de Lara, circundado por la Sierra de la Demanda al este, la sierra de las Mamblas y las peñas de Gayubar y Carazo al oeste.
Historia del castillo de Lara de los Infantes
Presumiblemente, la fortaleza de Lara fue fundada a fines del siglo IX o principios del siglo X, cuando el conde Gonzalo Fernández gobierna esta tierras, siendo en ocasiones conde de Burgos y de Castilla. Dice la tradición que en este castillo nació el conde Fernán González y que en él residió, siendo niño, junto a su madre Muniadonna de Lara una vez que Gonzalo Fernández falleció entre los años 915 y 917.
El castillo de Lara perteneció a la familia condal castellana y, con el acceso al trono de León de Fernando I, a la familia real leonesa. El castillo fue la cabeza del alfoz más extenso de las tierras burgalesas.
El primer tenente del que tenemos noticia, en 1062, fue Guttiare Galerice (et sub eius imperio Guttiarre Galerice in Lara).1 Entre los años 1081 y 1095 fue tenente Gonzalo Muñoz o Núñez, quien también dominaba en las fortalezas de Carazo, Huerta del Rey y Osma (sennior Gonzsalbo Munnoz dominante Carazo el Lara et Orta)2.
El solar del linaje de los Lara
Este Gonzalo Núñez es el origen del conocido y poderoso linaje nobiliario de los Lara, que dominaron buena parte de la política castellana hasta el siglo XIII. El castillo de Lara será una de sus fortalezas más insignes.
A Gonzalo le sucedió su hijo Pedro González (m. 1130), amante de Urraca I, y que figura como conde de Lara entre los años 1107 y 1129. Pedro y Urraca tuvieron al menos dos hijos. Pedro González se rebeló en 1126 contra Alfonso VII sin éxito. Volvió a rebelarse en 1130, fracasando otra vez, siendo sus feudos confiscados.
No consta otro tenente de la familia de los Lara hasta Pedro Manrique de Lara (m. 1202), citado como tenente el 1 de marzo de 1165; y Álvaro Núñez de Lara (m. 1218)3.
La fortaleza de Lara y el concejo de Burgos
Precisamente Álvaro Núñez de Lara protagonizó una rebelión contra Fernando III (1217), apoyando a Alfonso IX de León. En el curso de la contienda, perdió la fortaleza de Lara. Años después, el 18 de julio 1255, Alfonso X entregó a la ciudad de Burgos la posesión de la fortaleza de Lara y, desde entonces, el concejo burgalés nombró a los alcaides del castillo.
En el contexto de una rebelión nobiliaria contra Fernando IV, la fortaleza fue tomada por los nobles. El concejo de Burgos la retomó seguidamente y el 5 de marzo de 1299 el rey concedía un privilegio por el cual los 3.000 maravedíes que anualmente pagaban los vecinos de Lara y Barbadillo a la Corona se pagaran al concejo de Burgos con el objetivo de reparar el castillo y abastecerlo, entre otros gastos.4
Dice el documento: “Otrosi porque los nuestros enemigos auien cobrado la penna do el castiello de Lara está e lo labrauan de nueuo e lo basteçían pora nuestro deseruiçio, e lo cobraron ellos (el concejo de Burgos) pora el nuestro seruiçio […] e porque nos enbiaron dezir que les costaua una grand quantyia de maravedís fazer el castiello de Lara […]”.
En 1426 el conde de Castro promulgó una sentencia arbitral para avenir los enfrentamientos sufridos en Burgos acerca de la designación de oficios municipales, entre los que estaba el alcaide de la fortaleza de Lara. Según dicha sentencia, el cargo de alcaide debía ser anual, improrrogable durante seis años desde la anterior titularidad, ocupado por vecinos de Burgos e incompatible con otros oficios del ayuntamiento burgalés. También regulaba los derechos de presentación de candidatos y las retribuciones de los alcaides. El alcaide debía velar por conservar el castillo, efectuar los arreglos necesarios, mantener su equipamiento bélico, etc. En el caso del castillo de Lara, los alcaides actuaban también como señores de Lara lo cual fue motivo de enfrentamiento con los larenses en numerosas ocasiones.
Sin embargo, este carácter anual no siempre se cumplió y la oligarquía burgalesa así como las familias nobles trataron de controlar y usurpar la tenencia de Lara en numerosas ocasiones.
En 1450, siendo alcaide de la fortaleza Juan de Guevara, el concejo burgalés nombró como nuevo alcaide a Pedro González del Castillo. Cuando éste fue al castillo de Lara a tomar posesión de él, se encontró con que el alcaide destituido se negó a darle la fortaleza y se enfrentaron a él con ballestas y un trueno (disparo de un arma de pólvora o cañón)5. Ante esta situación, el recién nombrado alcaide huyó.
En 1451 Juan II emitió una cédula real donde ordenaba que Juan de Guevara diera la fortaleza a Álvaro de Cartagena y, si no lo hiciera, que fuera tomado preso6. Desde ese momento y hasta 1504, la familia de los Cartagena tuvo en su poder la fortaleza de Lara, contraviniendo los usos establecidos en 1426. En 1480 era el hijo del anterior alcaide, Fernando de Cartagena7. En 1504 los Reyes Católicos destituyeron a Fernando de Cartagena y nombraron a García de Cotes, acabando con el dominio de los Cartagena. Pero también supuso el comienzo de la intromisión real en el nombramiento del alcaide en detrimento del concejo de Burgos.
En 1506 Felipe I donó el castillo de Lara a Miguel de Herrera. Éste, tras la muerte del monarca, abandonó el castillo tras vender la tenencia a Diego López de Castro por 500 ducados. Esta situación irregular acabó en 1509 cuando Fernando el Católico le obligó a devolver el castillo al concejo de Burgos.
En 1516 la reina Juana y su hijo Carlos ordenaban a Francisco de Luján que entregara el castillo al nuevo corregidor de Burgos, el licenciado Manzanedo8. Luján se negó por lo que el concejo envió a Lara al alcalde Juan de Zumel en 1517. Este, tras constatar las deplorables condiciones del castillo, nombró alcaide interino a Pedro Porres. Al poco, los reyes volvieron a exigir al concejo que pusieran la fortaleza en manos del licenciado García Pérez de Manzanedo9, como así se hizo el 13 de marzo10, aunque en agosto de ese mismo año es elegido, el 1 de agosto, como alcaide Antonio Sarmiento11. Sin embargo, el 8 de agosto el Concejo recibe un requerimiento de un tal Jofre de Contanes (Jufre de Contans) con una provisión real por la que Carlos I le había entregado la fortaleza, reclamando su posesión, hecho que provocó un pleito con la ciudad de Burgos12. Carlos I escribió en 1520 al condestable de Castilla para que, entre otros asuntos, le fuera otorgada la fortaleza de Lara13.
Hay noticia de un alcaide la fortaleza de Lara al menos hasta 1726, cuando lo era Pedro López de Lara14.
Crónica de la ruina del castillo de Lara
Las primeras noticias sobre el estado de abandono del castillo de Lara datan del siglo XVI. En febrero del 1517, el alcalde mayor de Burgos, Juan de Zumel, ante las quejas de los habitantes de Lara sobre el abandono del castillo por el alcaide Gonzalo Güemes15, visitó el castillo, y comprobó “…que las barreras o tejados e suelos e la torre del Omenaje que estaba cayda a pedazos e lo demás que avía estaba todo para caer…”.16
En 1566, el regidor de Burgos, Diego Martínez de Soria, el alcaide del castillo, Gabriel de Salcedo y el escultor y arquitecto Juan de Vallejo propusieron al cantero de Covarrubias, Diego de Sisniega, que acometiera el arreglo de tanto destrozo, especialmente un lienzo de muralla, orientado al mediodía, paño principal de la fortaleza, que estaba absolutamente derrumbado, más un portillo de la barbacana y la puerta de entrada a la misma17. Ese año fue nombrado alcaide Alonso de Cuevas18.
No sabemos si se llegaron a acometer estas obras de reparación. Más bien parece que no pues en 1572 el maestro Pedro de Castañeda, contratado por el concejo burgalés, constató que el destrozo persistía. Además, dejó constancia de un detalle interesante para conocer la arquitectura original del castillo: la presencia de seis torres perimetrales, en torno a la torre del homenaje. No obstante, mostraba sus ángulos en ruinas, su corona desguarnecida de almenas, la barbacana a punto de caerse por estar descalza la muralla19.
Este maestro también comprobó la ruina interior: destrozo de las chimeneas en diferentes cámaras, hundimiento del cuarto del aljibe, caída de tejados, desplome de escaleras, desaparición de cerraduras y puertas que, al permitir el paso del ganado, aumentaba el deterioro.
A principios del siglo XVII, un testigo, en un interrogatorio, corroboró tal desastre: “quitadas las puertas y ventanas, caídas las maderas, imposible de habitar aposento alguno”. Parece ser que, debido a las condiciones de ruina, desde el siglo XVII el alcaide de la fortaleza, que también solía tener el cargo de justicia mayor de Barbadillo, ya no habitaba el castillo y tenía su residencia en Barbadillo del Mercado.
En el siglo XIX ya solo restan un par de muros de la torre del homenaje, de ahí su denominación como Picón de Lara. Pero la ruina siguió su curso. En la noche del 30 al 31 de diciembre de 1994, el Picón de Lara volvió a sufrir un nuevo derrumbe.
Dicen que por la Tierra de Lara se canta esta copla:
“Castillo de Lara, ¿quién te derribó?
El castillo de Bocanegra, el de Burgos,
que pudo más que yo”.
Claramente, desde que el castillo de Lara pasó a depender del concejo de Burgos, perdiendo además cualquier función defensiva o de residencia de la nobleza, su destino estaba echado. Como curiosidad, uno de los alcaides de Lara se llamaba Martín Bocanegra a quien en 1534 la ciudad de Burgos le concedió un presupuesto para hacer arreglos en la fortaleza de Lara20. Sería interesante saber qué hizo (o qué dejó de hacer) el alcaide Bocanegra para que los larenses le echaran la culpa desde entonces.
Restos actuales del castillo de Lara
El castillo se alza en un promontorio de fácil defensa. Nada más llegar a él se puede apreciar una primera muralla que defendía el recinto por su parte más llana, la que mira hacia el Peñalara. Actualmente está completamente arruinada y cubierta por sedimentos.

Tras ella se aprecia un foso, muy colmatado por restos de los sucesivos derrumbes del castillo.



Pasando el foso, se aprecian los vestigios de una segunda muralla. Subiendo a lo alto del promontorio se llegan a los restos de la torre del homenaje. Solo quedan restos de dos de sus muros, construido por dos filas de sillarejo relleno con piedras y argamasa.








Hacia el norte se puede apreciar una construcción rectangular, que posiblemente estuvo abovedada, construida con piedra y ladrillo, y que pudo ser el aljibe del castillo.



En el entorno, a diferentes alturas, se conservan muretes que bien pudieron ser parte de los dos recintos amurallados o de otras estancias del castillo.







¿Cómo era el castillo de Lara?
La fortaleza estaba compuesta por seis torres, más la del homenaje, que contaba con cuatro pisos. Asimismo, existía un puente desde las murallas exteriores a la puerta de la torre.
Según Elisa Rubio Marcos, en su blog Memorias de Burgos, en 1995 en una iglesia o ermita de un pueblo cercano al castillo (no cita la localidad) se descubrió un fragmento de un retablo del año 1753 en el cual aparece representado el castillo de Lara y se pueden apreciar, además de la torre del homenaje, tres las torres que formaban parte de su recinto amurallado.
Miguel Zález realizó una reconstrucción en 3D de cómo debía de ser el castillo en sus mejores momentos.

- Serrano, L: Cartulario de Arlanza, doc. 61 ↩︎
- López Mata, T: El castillo de Lara, Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos. 2º trim. 1928, Año 7, n. 23, pág. 297, nota 2 ↩︎
- Doubleday, S.R.: Los Lara. Nobleza y monarquía en la España medieval, Turner, 2001 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-107; González Díez, E: Colección diplomática del concejo de Burgos (884-1369), Burgos, 1984, doc. 158 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2136 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2100 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2140 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-4626 y HI-2093 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2094 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2137 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2139 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-4650 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-1065 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, C-10-14 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2107 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-4634. López Mata, T: El castillo de Lara, Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos. 2º trim. 1928, Año 7, n. 23, pág. 300 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-4938 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2168 ↩︎
- López Mata, T: El castillo de Lara, Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos. 2º trim. 1928, Año 7, n. 23, pág. 300-301 ↩︎
- Archivo Municipal de Burgos, HI-2104 ↩︎



