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Los Siete Infantes de Lara según la Primera Crónica General

por Javier Iglesia Aparicio
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Presentamos aquí la versión más antigua que ha llegado hasta nuestros días de la leyenda de los Siete Infantes de Lara. Se trata de su prosificación en la Primera Crónica General o Estoria de España elaborada bajo el reinado de Alfonso X (1252-1284). La leyenda se cuenta en los capítulos 736 a 743 y en el 751 de dicha obra.

Capítulo 736. El capítulo de cómo Roy Blásquez dell alfoz de Lara firió a su sobrino Gonçalo Gonçález, et su sobrino a éll, et de cómo los fizo el conde Garçía Fernández que se perdonassen.

 Andados XXIII annos dell regnado del rey don Ramiro—et fue esto en la era de DCCCC et XCª et VII annos, et andava otrossí ell anno de la Encarnatión del Sennor en DCCCC et L et IX, et el dell imperio de Otho emperador de Roma en XXVI—assí acaesçió en aquella sazón que un alto omne natural dell alfoz de Lara, et avie nombre Roy Blásquez, que casó otrossí con una duenna de muy grand guisa, et era natural de Burueva, et prima cormana del conde Garçi Fernández, et dizienle donna Llambla. Et aquel Roy Blásquez era sennor de Bilvestre, et avie una hermana muy buena duenna et complida de todos bienes et de todas buenas costumbres, et dizienle donna Sancha, et era casada con don Gonçalo Gústioz el bueno, que fue de Salas, et ovieron VII fijos a los que llamaron los VII infantes de Salas. Et criólos a todos VII un muy buen cavallero que avie nombre Munno Salido, et ensennóles todas buenas mannas, et guisólos por que fueron todos fechos cavalleros en un día, et armólos el conde Garçi Fernández. Aquel Roy Blásquez, de quien dixiemos quando casó con aquella donna Llambla, fizo sus bodas en la çibdad de Burgos, et envió convidar todos sus amigos a muchas tierras: a Gallizia, a León, a Portogal, a Estremadura, a Gasconna, a Aragón, a Navarra, et convidó otrossí todos los de Burueva, et a los otros de toda Castiella; et fueron ý llegados muchas yentes además. Et fue en estas bodas don Gonçalo Gústioz con donna Sancha, su mugier, et con aquellos sus VII fijos et con don Munno Salido, aquell amo que los criara. Estas bodas duraron V sedmanas, et fueron ý grandes alegrías además de alançar a tablados et de bofordar et de correr toros et de jogar tablas et acedrexes et de muchos joglares. Et dieron en estas bodas el conde Garçi Fernández et todos los otros altos omnes grand aver además et muchos dones. Mas una sedmana antes que las bodas se acabassen, mandó Roy Blásquez parar un tablado muy alto en la glera cerca’l río, et fizo pregonar que quienquier que l’ crebantasse que l’darie éll un don muy bueno. Los cavalleros que se preciavan por alançar fueron todos ý allegados; mas pero nunqua tanto se trabajaron que pudiessen dar en somo de las tablas nin llegar a ellas. Quando esto vio Alvar Sánchez, que era primo cormano de donna Llambla, cavalgó en su cavallo et fue alançar a aquel tablado, et dio en las tablas un tan grand colpe que l’oyeron dentro en la villa, segund dize la estoria. Donna Llambla quando lo oyó, et sopo que su cormano Alvar Sánchez fiziera aquel colpe, plogol’ mucho, et con el grand plazer que ende ovo, dixo ante donna Sancha, su cunnada, et ante todos VII sus fijos que seíen ý con ella:«Agora vet, amigos, qué cavallero tan esforçado es Alvar Sánchez, ca de quantos allí son llegados non pudo ninguno ferir en somo del tablado sinon él solo tan solamientre; et más valió allí él solo que todos los otros.» Quando aquello oyeron donna Sancha et sus fijos, tomáronse a riir; mas los cavalleros, como estavan en grand sabor de un juego que avien començado, ningún d’ellos non paró mientes en aquello que donna Llambla dixiera, sinon Gonçalo Gonçález que era el menor d’aquellos VII hermanos. Et furtóse de los hermanos, et cavalgó su cavallo, et tomó un bofordo en su mano, et fue solo que non fue otro omne con éll sinon un su escudero que le levava un açor. Et Gonçalo Gonçález, luego que llegó, fue alançar al tablado, et dio un tan grand colpe en él que crebantó una de las tablas de medio. Quando esto vieron donna Sancha et sus fijos, ovieron ende grand plazer; mas en verdad pesó mucho a donna Llambla. Los fijos de donna Sancha cavalgaron estonces et fuéronse pora ell hermano, ca ovieron miedo que se levantasse dend algun despecho, como contesció luego ý; ca Alvar Sánchez començó luego de dezir sus palabras tan grandes, por que ovo a responder Gonçalo Gonçález, et dixo:«Tan bien alançades vós et tanto se pagan de vos las duennas, que bien me semeja que non fablan de otro cavallero tanto como de vós.» Aquella ora dixo Alvar Sánchez:«Si las duennas de mí fablan, fazen derecho, ca entienden que valo más que todos los otros.» Quando esto oyó Gonçalo Gonçález, pésol’ muy de coraçón et non lo pudo sofrir, et dexóse ir a éll tan bravamientre que más non podrie, et diol’ una tan grand punnada en el rostro que los dientes et las quexadas le crebantó, de guisa que luego cayó en tierra muerto a pies del cavallo. Donna Llambla, quando lo oyó, començó a dar grandes vozes, llorando muy fuerte, et diziendo que nunqua duenna assí fuera desondrada en sus bodas como ella fuera allí. Roy Blásquez, quando aquello sopo, cavalgó a grand priessa, et tomó un astil en la mano, et fuesse pora allá do estavan; et quando llegó a los VII infantes, alçó a arriba el braço con aquell astil que levava, et dio con éll un tan grand colpe en la cabesça a Gonçalo Gonçález que por cinco lugares le fizo crebar la sangre. Gonçalo Gonçález, quando se vio tan mal ferido, dixo:«Par Dios, tío, nunqua vos yo meresçí por que vos tan grand colpe me diéssedes como éste; et ruego yo aquí a míos hermanos que si yo por ventura ende murier, que vos lo non demanden; mas pero tanto vos ruego que me non firades otra vez por quanto vós amades, ca vos lo non podría sofrir.» Roy Blásquez, quando aquello oyó, con la grand ira que ende ovo, alçó otra vez aquella vara por darle otro colpe; mas Gonçalo Gonçález desvió la cabeça del colpe, assí que l’non alcançó sino poco por ell ombro; et pero tan grand ferida le dio que dos piesças fizo ell asta en éll. Gonçalo Gonçález, quando vio que non avie ý otra mesura nin mejor que aquélla, priso en la mano ell açor que l’ traíe ell escudero, et fue dar a Roy Blásquez con éll una tan grand ferida en la cara a bueltas con el punno, que todo gele crebantó d’aquel colpe, de guisa que luego le fizo crebar la sangre por las narizes. Roy Blásquez estonces, quando se vio assí tan maltrecho, començó a dar vozes et a dezir:«Armas, armas» muy apriessa, que luego fueron ý ayuntados con éll todos sus cavalleros. Los infantes, quando aquello vieron, apartáronse a un lugar con su conpanna—et podrien ser por todos CC cavalleros— ca bien veien que se darie a grand mal aquel fecho si Dios non lo desviasse. Mas el conde Garçi Fernández, que era sennor et era ý en Burgos, et Gonçalo Gústioz, padre de los infantes, luego que sopieron aquella pelea, fueron pora allá, et metiéronse entr’ellos et departiéronlos, que non ovo ý estonces otro mal ninguno; et tan bien andido ý el conde Garçi Fernández et Gonçalo Gústioz, padre de los infantes, que luego ý los fizo perdonar. Sobr’esto dixo allí estonces Gonçalo Gústioz a Roy Blásquez:«Don Rodrigo, vós avedes muy mester cavalleros, ca sodes del mayor prez d’armas que otro que omne sepa, de guisa que moros et cristianos vos an por ende grand envidia et vos temen mucho; et por ende ternía yo por bien que vos sirviessen míos fijos et vos aguardassen si vós por bien lo toviéssedes et vos ploguiesse; et vós que les fuéssedes bueno et lo fiziéssedes en manera que ellos valiessen mas por vós, ca vuestros sobrinos son et non an de fazer ál sinon lo que vós mandáredes et toviéredes por bien». Et éll otorgól’ que assí serie et lo complirie.

Capítulo 737. El capítulo de cómo los siet infantes mataron al vassallo de donna Llambla

Pues que aquella contienda fue apaziguada et abenida et las bodas partidas, salió de Burgos ell cuende Garçi Fernández et fue a andar por la tierra, et levó consigo a Roy Blásquez et a Gonçalo Gústios et a otros cavalleros muchos. Otrossí donna Llambla et donna Sancha, su cunnada, et los VII infantes et aquel Munno Salido, su amo, que fincaron en Burgos con donna Llambla en companna, salieron ende et fuéronse para Barvadiello. Et los infantes, por fazer plazer a donna Llambla su cunnada, fueron  Arlança a arriba caçando con sus açores; et pues que ovieron pressas muchas aves, tornáronse pora donna Llambla et diérongelas. Desí entraron en una huerta que avie ý, cerca’l palatio do posava donna Llambla, pora folgar et assolaçarse mientre que se guisava la yantar. Pues que fueron en la huerta, Gonçalo Gonçález desnuyóse estonces los pannos et paróse en pannos de lino, et tomó su açor en mano et fuel’ bannar. Donna Llambla, quando l’ vio assí estar desnuyo, pésol’ muy de coraçón, et dixo assí contra sus duennas:«Amigas ¿non vedes cómo nada Gonçalo Gonçález en pannos de lino? Bien cuedo que lo non faze por ál sinon por que nos enamoremos d’éll; por cierto vos digo que me pesa mucho si él assí escapar de mí que yo non aya derecho d’éll.» Et assí como ovo dicho esto, mandó llamar un su omne et díxol’:«Ve et toma un cogombro et hínchel’ de sangre, et ve a la huerta do están los infantes, et da con éll en los pechos a Gonçalo Gonçález, a aquel que ves que tiene ell açor en la mano; et desí vente pora acá a mí quanto pudieres, et non ayas miedo ca yo te ampararé; et assí tomaré yo vengança de la punnada et de la muerte de mío primo Alvar Sánchez, ca esta joglería a muchos empeeçrá.» Ell omne fizo estonces como l’ mandó donna Llambla. Los infantes, quando vieron venir a aquell omne contra sí, cuedaron que les enviava su cunnada alguna cosa de comer por que se tardava la yantar, ca tenien ellos que bien estavan con ella, et ella que los amava sin toda arte; mas eran ellos engannados en esto. Et assí como llegó aquell omne, alçó aquel cogombro, et tiról’ et dio con éll a Gonçalo Gonçález en los pechos como su sennora le mandara, et ensuziól’ todo con la sangre, et fuxo. Los otros hermanos, quand esto vieron, començaron a riír, mas non de coraçón; et díxoles estonces Gonçalo Gonçález:«Hermanos, muy mal lo fazedes que d’esto vos riides, ca assí se me pudiera ferir con ál como con esto, et matarme; et más vos digo, que si a algún de vós contesçiesse esto que a mí, yo non querría vivir un día más fasta que l’ non vengasse; et pues que vos levades en juego tal fecho como éste et tal desondra, mande Dios que vos aún repintades ende.» Dixo estonces Diago Gonçález, ell otro hermano:«Hermanos, mester es que tomemos consejo a tal cosa como ésta et que non finquemos assí escarnidos, ca mucho serie la nuestra desondra grand. Et tomemos por ende agora nuestras espadas so nuestros mantos, et vayamos contra a aquell omne, et si viéremos que nos atiende et non á miedo de nós, entendremos que fue la cosa fecha por juego, et dexarl’emos; mas si fuxiere contra donna Llambla y l’ella acogiere, assí sabremos que por consejo d’ella fue esto; et si assí fuere, non nos escape a vida, aunque l’ ella quiera amparar.» Pues que esto ovo dicho Diago Gonçález, tomaron todas sus espadas et fuéronse pora palacio. Et ell omne, quando los vio venir, fuxo pora donna Llambla, et ella cogiól’ so el su manto. Essa ora ledixieron los infantes:«Cunnada, non vos embarguedes con esse omne de nos le querer amparar.» Díxoles ella:«¿Cómo non, ca mío vassallo es? Et si alguna cosa fizo que non deviesse, emendarvoslo á; et demientre que él fuere en mío poder, conséjovos que l’ non fagades ningún mal.» Ellos fueron estonces para ella, et tomáronle por fuerça el omne que tenie so el manto, et matárongele ý luego delante, assí que l’ non pudo ella defender, nin otro ninguno por ella; et de las feridas que davan en éll, cayó de la sangre sobre las tocas et en los pannos de donna Llambla, de guisa que todo fincó ende enssangrentada. Pues que esto ovieron fecho aquellos infantes, cavalgaron en sus cavallos, et dixieron a su madre donna Sancha que cavalgasse ella otrossí; et ella fízolo, et fuéronse pora Salas a su casa et su heredad. Pues que ellos fueron idos, fizo donna Llambla poner un escanno en medio de su corral, guisado et cubierto de pannos como pora muerto; et lloró ella, et fizo tan grand llanto sobr’éll con todas sus duennas tres días, que por maravilla fue; et rompió todos sus pannos, llamándose bibda et que non avie marido. Agora dexamos aquí de fablar de donna Llambla et diremos de don Rodrigo su marido et de don Gonçalo Gústioz.

Capítulo 738. El capítulo de cómo Almançor priso a don Gonçalo Gústioz en Córdova por consejo de Roy Blásquez

Empós esto, pues que el conde Garçi Fernández se tornó a Burgos de su andar en que andudiera por la tierra, espidiéronse allí déll don Roy Blásquez et don Gonçalo Gústioz, et ívanse pora alfoz de Lara do tenien sus mugieres. Et yéndose ellos por la carrera, dixiéronles las nuevas de tod’ el fecho que allá contesçiera et la manera en que se fiziera. Et ellos, quando lo oyeron, pesóles tanto que non pudiera más, assí que se non sopieron ý dar consejo; pero fuéronse fasta en Barvadiello amos a dos en companna. Don Gonçalo partióse estonces de don Rodrigo et fuesse pora Salas a su mugier et a sus fijos. Estonces donna Llambla, quando sopo que vinie don Rodrigo, cató, et quando l’ vio entrar por el palatio, fuese pora éll toda rascada et llorando mucho de los ojos, et echóse a sus pies pidiéndol’ merced que l’ pesasse mucho de la desondra que avie recebida de sus sobrinos, et que por Dios et por su mesura que l’ diesse ende derecho. Díxol’ estonces don Rodrigo:«Donna Llambla, callad, non vos pese, et sofritvos, ca yo vos prometo que tal derecho vos dé ende que tod’ el mundo avrá qué dezir dello.» Don Rodrigo envió luego su mandado a don Gonçalo Gústioz que viniesse otro día a verse amos en uno, ca mucho avie de fablar con éll. Et don Gonçalo veno ý otro día otrossí con sus VII fijos, et ovieron su fabla entre Barbadiello et Salas sobre razón de la desondra de donna Llambla que los VII infantes le fizieran; et pusieron su amor unos con otros, et metiéronse estonces los infantes en mano de su tío don Rodrigo, que éll catasse aquel fecho por quién se levantara, et que él fiziesse ý aquello que toviesse por bien et fuesse derecho. A don Rodrigo plógol’ mucho con esta razón, et començó estonces luego a falagar a sos sobrinos con sus engannos et sus palabras enfinnidas et falsas, por tal que se non guardassen d’éll. Empós esto, a cabo de pocos días, envió don Rodrigo dezir otra vez a don Gonçalo que se viniesse aún ver con éll otra vez a aquel logar mismo do se vieran ell otro día, ca avie otrossí mucho de fablar con éll. Otro día quando se vieron, dixo Roy Blásquez a Gonçalo Gústioz:«Cunnado, vós sabedes bien cómo me costaron mucho mis bodas, et el conde Garçi Fernández non me ayudó ý tan bien como yo cuedé et é deviera; et Almançor me prometió que me darie muy buena ayuda pora ellas, et vos sabedes que assí es. Et si lo vós tovieredes por bien, gradescervoslo ía mucho que fuéssedes vós fasta éll con mis cartas et me le saludássedes de mi parte, et lo uno por las cartas, lo ál por vuestra palabra, demostrarl’íedes la grand costa que é fecha, et avía mucho mester la su ayuda. Et bien sé yo que l’ plazrá et vos dará luego muy grand aver; et vós vernivos edes con ello, et partirlo emos entre amos.» Aquí respondió Gonçalo Gústioz: «Don Rodrigo, mucho me plaze lo que vos queredes, et iré ý muy de buena miente por complir vuestra voluntad.» Quando esto oyó Roy Blásquez, plógol’ muy de coraçón, et fuese luego pora su palacio et apartóse con un moro que avie que sabie escrevir arávigo, et mandó que l’ escriviesse una carta dicha en esta guisa:«A vos Almançor, de mí, Roy Blásquez, salut como a amigo que amo de todo mío coraçón. Fágovos saber que los fijos de don Gonçalo Gústioz de Salas, éste que vos esta mi carta aduze, que me desondraron mal a mí et a mi mugier; et porque non me puedo d’ellos vengar acá en la tierra de los cristianos, assí como yo querría, envíovos por ende a su padre que vós que l’ fagades descabeçar, si bien me queredes. Et pues que esto oviéredes vós fecho, sacaré yo luego mi hueste grand, et levaré comigo a todos sus VII fijos, et iré posar con ellos a Almenar; et vós otrossí sacat vuestra hueste, et venidvos quanto más aína pudiéredes a esse logar mismo, ca ý vos atendré yo; et vengan con vusco Viara et Galbe, que son mucho míos amigos; et a los VII infantes, míos sobrinos, mandatlos vós luego descabeçar, ca éstos son los omnes del mundo que más contrallos vos son acá en los cristianos et que más mal vos buscan. Et pues que éstos oviéredes muertos, avredes la tierra de los cristianos a vuestra voluntat, ca mucho tiene en ellos grand esfuerço el conde Garçi Fernández.» Pues que la carta fue fecha en esta manera et seellada, mandó luego descabeçar a aquel moro que la fiziera por que lo non descrubiesse. Desí cavalgó él luego, et fuesse pora Gonçalo Gústioz, e dixo a su hermana donna Sancha con palabras de enganno luego que entró por el palacio de Gonçalo Gústioz:«Hermana, muy rico verná de Córdova don Gonçalo, si Dios quisiere, do l’ envío, ca tanto adurá de aver que por siempre jamás seremos todos ricos et abondados.» Pues que esto ovo dicho a la hermana, dixo a don Gonçalo: «Cunnado, pues que lo a fazer avedes, espedidvos de donna Sancha, et cavalguemos, et vayamos esta noche yazer a Bilvestre, ca en el camino vos yaze.» Don Gonçalo espidiósse estonces de la mugier et de los fijos et de don Munno Salido, su amo d’ellos, et cavalgó et fuéronse éll et don Rodrigo pora Bilvestre, et fablaron toda la noche mucho en uno en su poridad amos a dos, et diol’ estonces don Rodrigo la carta, que dixiemos que l’ fiziera el su moro, que don Gonçalo avie de levar. Otro día de mannana cavalgó don Gonçalo et espidióse de don Rodrigo et de donna Llambla, et fue su vía. Pues que éll fue llegado a Córdova, fuesse pora Almançor et diol’ la carta de Roy Blásquez, et díxol’ éll luego de su palabra:«Almaçor, mucho vos saluda vuestro amigo Roy Blásquez, et envíavos rogar que l’enviedes recabdo de lo que vos envía dezir aquí en esta carta.» El moro estonces abrió la carta et leyóla, et pues que vio la nemiga que iva en ella, rompióla et dixo:«Gonçalo Gústioz ¿qué carta es ésta que traedes?» Respondiól’ Gonçalo Gústioz: «Sennor, non lo sé.» Et díxol’ Almançor: «Pues dezirtelo é yo. Roy Blásquez me envía dezir que te descabeçe; mas yo, por que te quiero bien, non lo quiero fazer, mas mandarte he echar en prisión.» Et fízolo assí. Desí mandó a una mora fijadalgo que l’ guardasse y l’ sirviesse y l’ diesse lo que oviesse mester. Et assí aveno a pocos de días que don Gonçalo yaziendo en aquella prisión, et aquella mora sirviéndol’, que ovieron de entender en sí et amarse ell uno al otro, de manera que don Gonçalo ovo de fazer un fijo en ella, a que llamaron después Mudarra Gonçález. Et éste fue el que vengó a su padre et a sus hermanos los VII infantes por la traición que les bolviera Roy Blásquez, ca le mató éll por ende, assí como lo contaremos adelant en esta estoria. Mas agora dexaremos aquí de fablar en esta razón y tornaremos a dezir de Roy Blásquez et de Almançor.

Capítulo 739. El capítulo de cómo Roy Blásquez sacó su hueste et levó consigo los VII infantes.

Empós esto, pues que Roy Blásquez ovo enviado a don Gonçalo Gústioz a Córdova, assí como agora dixiemos aquí, fabló con los VII infantes et díxoles: «Sobrinos, dezirvos quiero lo que tengo por bien de fazer. Demientre que vuestro padre es ido a Almançor et viene, quiero fazer una entrada a tierra de moros, et correr fasta’l campo de Almenar, et si vós lo toviéredes por bien de ir comigo, plazerme á ende mucho; et si non, fincad aquí en la tierra et guardadla.» Dixiéronle ellos:«Don Rodrigo, non semejarie esso guisado de ir vós en hueste et fincar nós en la tierra, et mucho demostrariemos en ello grand covardía.» Díxoles don Rodrigo estonces:«Mucho me plaze de lo que dezides.» Pues que esta respuesta ovo de los infantes, envió dezir por toda la tierra que los que con él quisiessen ir en hueste et ganar algo que se guisassen muy aína et que se viniessen luego pora éll. La yente, quando lo sopieron, fueron muy alegres con las nuevas, poruqe don Rodrigo siempre era bienandant, éll et los que con éll ivan, en sus huestes que fazie. Et llegáronse a éll allí estonces tan grandes yentes que maravilla fue. Et essa ora envió dezir con un escudero a sus sobrinos que cavalgassen et se fuessen empós éll, ca éll los atendrie en la vega de Febros. Los infantes, luego que lo oyeron, espidiéronse de su madre donna Sancha, et fuéronse empós éll quanto pudieron. Et yendo ellos fablando unos con otros, llegáron a un pinar que avie ý en el camino, et a la entrada del mont, ovieron aves que le fizieron muy malos agüeros. Et Munno Salido que iva ý con ellos, su amo, era muy buen agüerero, et departie muy bien agüeros; et con el grand pesar que ovo de aquellas aves que les parescieron tan malas et tan contrallas, tornóse a los infantes et díxoles:«Fijos, ruégovos que vos tornedes a Salas, a vuestra madre donna Sancha, ca non vos es mester que con estos agüeros vayades más adelant, et folgaredes ý algún poco et combredes et bevredes alguna cosa, et por ventura camiársevos an estos agüeros.» Díxole estonces Gonçalo Gonçález, el menor de los hermanos:«Don Munno Salido, non digades tal cosa, ca bien sabedes vós que lo que nós aquí levamos non es nuestro, sino d’aquel que faze la hueste; et los agüeros por él se deven entender, pues que éll va por mayor de nós et de todos los otros. Mas vós que sodes ya omne grand de edad, tornadvos pora Salas si quisiéredes, ca nos ir queremos todavía con nuestro sennor Roy Blásquez.» Díxoles estonces Munno Salido: «Fijos, bien vos digo verdad que non me plaze por que esta carrera queredes ir, ca yo tales agüeros veo que nos muestran que nós nunqua más tornaremos a nuestros logares; et si vós queredes crebantar estos agüeros, enviad dezir a vuestra madre que cruba de pannos VII escannos, et póngalos en medio del corral, et llórevos ý por muertos.» Díxol’ de cabo esse Gonçalo Gonçález: «Don Munno Salido, dezides muy mal en quanto fablades, et muerte vuscades si oviesse quien vos la dar; et dígovos, que si vós non fuéssedes mío amo, como lo sodes, yo vos mataría por ello; et d’aquí delante vos digo et vos defendo que non digades más en esta razón, ca nós non tornaremos por vós.» Munno Salido con el grand pesar que ende ovo, díxoles: «En mal ora vos yo crié, pues que me non queredes creer de consejo de cosa que vos yo diga; et pues que assí es, ruégovos que vos espidades de mí ante que me torne, ca bien sé que nunqua más nos veremos en uno.» Los infantes, echando en juego esto que les dizie so amo, espidiéronse d’éll et fuéronse su carrera. Munno Salido tornóse pora irse a Salas, et yendo assí por el camino cuedó entre sí cómo fazie mal en dexar d’aquella guisa sus criados por miedo de la muerte, et mayormientre seyendo ya éll omne viejo et de grand edad, et que lo non devie fazer por ninguna manera, ca más guisado era de ir éll do quier que muerte pudiesse prender que aquellos que eran aún omnes mancebos et aún pora vevir; et pues que ellos non temien la muerte et tan en poco la tenien, que mucho más la non devie éll temer; et demás que si ellos muriessen en la fazienda, et Roy Blásquez a la tierra tornasse, que l’ farie mucho mal por ellos, et que l’ matarie; et que siempre avrien qué dezir d’éll si éll tal cosa como esta fiziesse; et demás aún, que si ellos allá moriessen, que cuedarien los omnes que él les basteciera la muerte, et que por so consejo viniera aquel fecho, «et serie muy mala fama ésta por amí, dixo éll, de seer onrado en la mancebía et desonrado en la vegez». Et assí como esto ovo cuedado entre sí, tornóse pora los infantes. Agora dexamos aquí a don Munno Salido ir su camino et diremos de los VII infantes.

Capítulo 740. El capítulo de cómo Roy Blásquez menazó a Munno Salido et se obieran a matar ý unos con otros

Pues que los VII infantes fueron partidos de Munno Salido, andidieron tanto que llegaron a Febros. Et don Rodrigo, quando los vio, saliólos a recebir, et díxoles que tres días avie ya que los atendie; et preguntóles por Munno Salido, qué era d’éll, o cómo non vinie allí con ellos. Ellos contáronle estonces tod’ el fecho de cómo les acaesçiera con éll sobr’el departimiento de los agüeros. Roy Blásquez, quando les aquello oyó, començóles de losenjar et dezir: «Fijos, estos agüeros muy buenos son, ca dan a entender que de lo ageno ganaremos grand algo et de lo nuestro non perderemos nada; et fizo muy mal don Munno Salido de non venir con vusco, et mande Dios que se repienta ende por esto que á fecho et que aún venga tiempo que lo quiera emendar et non pueda.» Et ellos fablando en esto, llegó Munno Salido. Los infantes, quando l’ vieron, recibiéronle muy bien, et plógoles mucho con éll. Díxol’ estonces Roy Blásquez: «Don Munno Salido, siempre me vos fustes contrallo en quanto pudiestes, et aún agora en esso vos trabajades et en esso contendedes; mas mucho me pesará si yo non oviere derecho de vós a todo mío poder.» Respondiól’ essa ora Munno Salido: «Don Rodrigo, yo non ando con nemiga, mas con verdad; et digo a quien quier que diga que los agüeros que nos oviemos que eran buenos pora ganar con ellos, que miente como alevoso et non dixo en ello verdad, mas que tiene ya traición consejada et bastecida», et Munno Salido se razonava assí porque sabie ya lo que Roy Blásquez dixiera, et por ende le dizie éll esto assí. Quando don Rodrigo vio que contra éll dizie aquello Munno Salido, tóvose por maltrecho et por desondrado d’éll, et con grand pesar que ende ovo, començó a dar vozes et dezir: «Ay míos vassallos, en mal día vos yo do soldadas, pues que vós vedes a Munno Salido assí me desondrar et me non dades derecho d’éll; et lo que es aún peor, semeja que vos non pesa ende.» Quand esto oyó un cavallero a quien dizien Gonçalo Sánchez, tiró muy aína la espada de la baina, et iva por dar d’ella a Munno Salido. Gonçalo Gongález, ell uno de los infantes, quando aquello vio, fue corriendo pora aquel cavallero, et diol’ una tan grand punnada entre la quexada et ell ombro que luego dio con éll muerto a tierra a pies de Roy Blásquez. Roy Blásquez, con el grand pesar que ovo d’esto, dio luego bozes et mandó luego a todos los suyos que se armassen, ca se querie vengar luego de sus sobrinos si pudiesse. Los infantes et Munno Salido, quando aquello vieron, et entendieron de su tío que sabor avie de matarse con ellos, saliéronse a parte con CC cavalleros que traíen, et desí pararon sus azes de la una parte et de la otra. Et ellos por ayuntarse unos a otros et ferirse, dixo Gonçalo Gonçález a Roy Blásquez su tío: «¿Esto qué quiere ser? ¿Sacástenos acá de la tierra pora ir sobre moros, et agora queredes que nos matemos aquí unos a otros? Por cierto vos digo que lo non tengo por bien. Et si por ventura querella avedes de nós de la muerte del cavallero que nós matamos, queremos vos pechar la calonna que ý a, et son D sueldos, et dárvoslos emos, et rogámosvos que non querades ý al fazer.» Don Rodrigo, porque vio que non tenie aún sazón de complir su coraçón assí como éll querie, et porque non podrie ende salir bien si se estonces bolviessen, dixo que l’ plazie mucho de lo que dizie et que lo tenie por bien. Agora diremos d’ellos et de los moros.

Capítulo 741. El capítulo de cómo lidiaron allí los moros con los cristianos et murió ý Munno Salido et Fernand Gonçález, ell uno de los VII hermanos, et los CC cavalleros que eran con ellos

Pues que esto ovo dicho Roy Blásquez, et ellos todos abenidos ya, arrancaron luego las tiendas et fuéronse su carrera. Et otro día levantáronse grand mannana, et tanto andidieron esse día que llegaron al campo de Almenar. Don Rodrigo metióse estonces en celada con todos los suyos en un lugar que avie ý encubierto, et mandó a los sobrinos que fuessen correr el campo, et que robassen et acogiessen ante sí quanto fallassen, et que se acogiessen allí a éll—et éll avie enviado ya su mandado a los moros que echassen los ganados a pascer et que saliessen ellos otrossí a andar a cada parte por o quisiessen— mas todo esto que les él mandava fazer era enganno et nemiga. Los infantes cavalgaron estonces pora ir fazer aquello que les el tío mandara, mas díxoles Munno Salido, su amo: «Fijos, non vos incal tomar ganancias, ca vos non serán provechosas; ca si un poco quisiéredes atender muchas otras veredes a que podedes ir más en salvo et que son aún más que aquéllas.» Ellos estando en esto, vieron assomar más de X mill entre sennas et pendones; et quando las vieron, dixo Gonçalo Gonçález a Roy Blásquez: «¿Qué sennas son aquellas que allí assoman?» Respondió éll: «Fijos, non ayades miedo, ca yo vos diré lo que es: dígovos que yo é corrido este campo bien tres vezes, etv levé ende muy grandes ganancias, non fallando omne ninguno nin moro que me lo estorvasse; desí aquellos moros astrosos quando lo sabien, vinien fasta allí, et parávanse ý con sus pendones et sus sennas, assí como agora vedes que lo fazen, por nos espantar, mas id vos aosadas et corret el campo, et non temades nada; ca si mester fuere, yo vos acorreré.» Pues que les esto ovo dicho, furtóse d’ellos et fuese pora los moros. Munno Salido quando l’ vio ir, fuesse empós éll por ver et oír lo que dizrie a los moros. Roy Blásquez, luego que llegó, dixo a Viara et a Galve: «Amigos, agora tenedes ora de darme derecho de míos sobrinos los VII infantes, ca non tienen consigo mas de CC cavalleros por todos; et vos id et cercadlos et cogetlos en medio, et non vos escapará ninguno d’ellos a vida, ca yo non los ayudaré en ninguna manera.» Quando le aquello oyó dezir Munno Salido, díxol’: «¡A traidor et omne malo, como as traídos a todos tus sobrinos! Dios te dé por ende mal galardón, ca en quanto el mundo sea fablarán los omnes d’este tu traición.» Et Munno Salido, assí como le esto ovo dicho, fuesse pora los infantes dando vozes et diziéndoles: «Fijos, esforçad et non temades, ca los agüeros que vos yo dixe que nos eran contrallos, non lo fazien; antes eran buenos además, ca nos davan a entender que vençriemos et que ganariemos algo de nuestros enemigos; et dígovos que yo quiero ir luego ferir en esta az primera, et d’aqui adelante acomiéndovos a Dios.» Et luego que esto ovo dicho, dio de las espuelas al cavallo, et fue ferir en los moros tan de rezio que mató et derribó una grand pieça d’ellos. Los moros llegáronse estonces sobr’éll, et tantas le dieron de feridas, que como non ovo acorro, que l’ mataron ý. Allí derranjaron luego los unos contra los otros, et tan de coraçón se firien et tan grand sabor avien de matarse unos a otros, que en muy poca de ora fue el campo cubierto et llieno de omnes muertos. Et tan grand fue allí la batalla et tan esquiva, que de mayor non podrie omne contar. Mas dize la estoria que tan bien lidiavan los cristianos et tan esforçadamientre que passaron por dos azes de los moros, et llegaron a la tercera a pesar d’ellos, et murieron ý muchos dell un cabo et dell otro. Et fueron los moros que ý murieron más de mill, et los cristianos pudieron ser CC, et non fincaron d’ellos más de los VII infantes solos. Et quando ellos vieron que non avie ý ál sinon vencer o morir, comendáronse a Dios, et llamando ell apóstol Santiague, fueron ferir en ellos, et tan de rezio los cometieron et tan bien lidiaron et tantos mataron ý et tan grand espanto metieron en ellos que ninguno non se les osava parar delant; mas tantos eran muchos los moros que non les podien dar cabo nin aver consejo con ellos en ninguna guisa. Et dixo estonces Fernand Gonçález contra los otros infantes et a sí mismo: «Hermanos, esforcemos quanto más pudiéremos, et lidiemos de todo coraçón, ca non tenemos aquí otri que nos ayude sinon Dios. Pues que nuestro amo Munno Salido et nuestros cavalleros aquí avemos perdudos, conviene que los venguemos o que mueramos aquí nós con ellos. Et si por ventura nos acaesciere que aquí cansemos lidiando, alcémosnos aquí a esta cabeça que aquí está, fasta que descanssemos.» Et ellos fiziéronlo assí, et desque a ello tornaron, tan de rezio cometieron a los moros, que bien semejava que avien coraçón de vengarse si pudiessen. Et ellos faziendo muy grand mortandad en los moros, avénoles assí que ovieron los moros a matar en la grand priessa a Fernand Gonçález, que era ell uno de los infantes. Mas pues que los hermanos fueron ya cansados lidiando, ívanse saliendo de entre la priessa, et alçáronse a aquell otero que diziemos; et pues que ovieron sus caras alimpiadas del polvo et del sudor, cataron por su hermano Fernand Gonçález et non le vieron, et pesóles muy de coraçón, ca entendieron que muerto era. Agora diremos de cómo los moros mataron ý a todos.

Capítulo 742. El capítulo de cómo murieron los VII infantes et los CCC cavalleros que los fueron ayudar

Los infantes estando allí en aquella angostura, ovieron su acuerdo de enviar demandar treguas a Viara et a Galbe fasta que lo fiziessen saber a su tío Roy Blásquez si los querie venir a acorrer o non; et fiziéronlo assí. Desí fue Diago Gonçález a Roy Blásquez, et díxol’: «Don Rodrigo, sea la vuestra mesura que nos vayades a acorrer, ca mucho nos tienen los moros en grand quexa además, et ya nos mataron a Fernand Gonçález, vuestro sobrino, et a Munno Salido et los CC cavalleros que trayemos.» Díxol’ estonces Don Rodrigo: «Amigo, ¡id a buena ventura! ¿Cómo cuedades que olvidava avía yo la desonra que me fezistes en Burgos quando matastes a Alvar Sánchez, et la que fiziestes a mi mugier donna Llambla quando le sacastes el omne de so el manto et ge le matastes delant et le ensangrentastes los pannos et las tocas de la sangre d’éll, et la muerte del cavallero que matastes otrossí en Febros? Buenos cavalleros sodes, pensat de ampararvos et defendervos; et en mí non tengades fiuza, ca non avredes de mí ayuda ninguna.» Diago Gonçález quando esto oyó, patióse d’éll et fuesse pora los hermanos, et díxoles todo lo que les facerira su tío. Et ellos estando muy coitados por que se veíen assí solos et sin toda otra ayuda, metió Dios en coraçón a algunos de los cristianos que estavan con Roy Blásquez que los viniessen a ayudar; et apartáronse luego d’éll et de su companna bien fasta mill cavalleros. Et ellos yendo ya pora ayudarlos, dixiéronlo a Roy Blásquez. Et éll fue empós ellos, et tornólos diziéndoles: «Amigos, dexat vós a míos sobrinos, et muéstrense lidiar, ca si mester les fuere yo me los acorreré.» Et ellos tornáronse estonces mal su grado, segund dize la estoria, ca bien veíen que traición andava ý. Mas luego que llegaron a las posadas aquellos cavalleros salieron de los mancebos que se preciavan por armas et por buenos fechos, tres a tres et quatro a quatro, a escuso de don Rodrigo, et ayuntáronse bien CCC cavalleros en uno a un lugar, et yuraron allí que por traidor fincasse tod’ aquel que ayudar non fuesse a los VII infantes, quier a muerte quier a vida; et si por ventura Roy Blásquez los quisiesse tornar como antes, que l’ matassen luego sin otra tardança. Luego que esto ovieron puesto, pensaron de cavalgar et de irse quanto más aína pudieron. los infantes, quando los vieron venir contra sí, cuedaron que Roy Blásquez era que vinie sobr’ellos pora matarlos. Mas los cavalleros, assí como ivan llegando, dieron vozes et dixieron: «Infantes, non vós temades, ca en vuestra ayuda venimos, et queremos esta vez con vusco vivir o morir, ca bien vemos que vuestro tío á muy grand sabor de la vuestra muerte.» Et desque llegaron ya a ellos, dixiéronles assí: «Mas si por ventura d’aquí escapáremos vivos, queremos que nos fagades pleito que nos defendades vos d’éll.» Et los infantes prometiéronles que lo farien, et juráronles et fiziéronles pleito tan firme que ellos fueron pagados ende. Assí como esto ovieron fecho et puesto et firmado, fueron luego todos ferir en los moros, et començaron con ellos una batalla tan fuerte et tan áspera que nunqua omne de mejor oyó por ser de tan pocos cavalleros como los cristianos eran. Et tan grand fue la mortandat que en los moros fizieron, que ante que ningun d’ellos ý muriesse, cayeron de los moros muertos más de dos mill. Entonces al cabo lidiando todos en buelta, tanto cresció la muchedumbre de los moros, que mataron ý a aquellos CCC cavalleros que vinieran ayudar a los infantes.  Et los infantes otrossí, tan cansados eran ya de lidiar, que non podien mandar los braços pora ferir de las espadas. Et quando los vieron assí canssados et solos Viara et Galbe, ovieron d’ellos duelo, et fuéronlos sacar de entre la priessa, et leváronlos pora su tienda, et fiziéronlos desarmar; desí mandáronles dar de comer pan et vino. Quando Roy Blásquez esto sopo, fue pora Viara et a Galbe, et díxoles que lo fazien muy mal en dexar a vida tales omnes como aquellos, et que se fallarien ende mal; et que si ellos escapassen a vida, que él non tornarie más a Castiella, et que se irie luego pora Córdova a Almançor, et que les farie por esto prender la muerte. Quando esto oyeron los moros, fueron espantados ende et ovieron ende muy grand pesar. Díxol’ allí estonces Gonçalo Gonçález: «¡A traidor falso! ¿ Troxístenos en hueste pora crebantar los enemigos de la fe, et agora dizes que maten ellos a nós? Nunqua te lo perdone Dios por tal fecho como éste que tu aquí feziste contra nós.» Viara et Galbe dixeron estonces a los infantes: «Nós non sabemos qué fazer aquí, ca si Roy Blásquez, vuestro tío, se fuesse pora Córdova assí como dize, tornars’íe muy aína moro, et Almançor darl’íe todo so poder, et éll vuscarnos íe por esta razón mucho mal; mas pues que se assí para la cosa, tornarvos emos al campo d’ond vos aduxiemos, ca bien vedes que non podemos nós ý  ál fazer.» Et fiziéronlo assí. Los moros, luego que vieron a los infantes en el campo, firieron los atamores et vinieron sobr’ ellos tan espessos como las gotas en la lluvia que cae; et començaron la batalla tan fuerte o muy más que ante, assí que en poca d’ora, segund cuenta la estoria, murieron ý aquella vez X mill et LX moros. Et como quier que los VI infantes fuessen todos buenos et lidiassen muy bien et muy esforçadamientre, Gonçalo Gonçález el menor fazie muy mayores fechos que ninguno de los otros. Mas pero tantos eran los moros, que por ninguna manera non los podien ya sofrir; et de las feridas que los infantes en ellos davan eran cansados, et del matar que en ellos fazien, ca non de las feridas que los moros a ellos diessen nin de otro mal que les fiziessen. Onde tan cansados eran de lidiar que solamientre non se podien mover de un lugar a otro, nin los cavallos con ellos, et aun maguer que quisiessen lidiar, no teníen ya espadas nin otras armas ningunas, ca todas las avien crebantadas et perdudas. Los moros, quando los vieron sin armas, matáronles luego los cavallos, et desque los ovieron apeados, la muchedumbre de los moros fueron a ellos, et prisiéronlos a manos, et desnuyáronles las armas; et descabeçáronlos un a uno assí como nascieran a ojo de su tío Roy Blásquez el traidor sin otra trdança ninguna. Pero en tod’ esto Gonçalo Gonçález, el menor de todos los VII hermanos que estava aún por descabeçar, quando los hermanos vio descabeçados ante sí entendió que assí irien todos fasta que viniessen an éll al fecho et allí se acabarie, et con el grand pesar et la grand sanna que ende avie, dexóse ir a aquel moro que los descabesçava, et diol’ una tan grand punnada en la garganta, que dio luego con éll muerto a tierra; et tomó muy aína aquella espada con los que éll descabeçava, et mató con ella más de XX moros d’essos que estavan en derredor d’éll, assí como cuenta la estoria. Mas los moros non cataron ya las feridas, et la muchedumbre d’ellos cercáronle, et prisiéronle a manos, et descabeçáronle ý luego. Pues que todos los VII infantes fueron muertos assí como avemos dicho, Roy Blásquez espidióse d’allí de los moros, et tórnose luego pora Castiella, et venóse pora Bilvestre a su lugar. Los moros estonces tomaron las cabeças de los VII infantes et la de Munno Salido, et fuéronse con ellas pora Córdova.

Capítulo 743. El capítulo de cómo fue soltado Gonçalo Gústioz de la prisión et se fue pora Castiella a Salas su lugar

Pues que Viara et Galbe llegaron a Córdova, fuéronse luego pora Almançor, et empresentáronle las cabeças de los VII infantes et la de Munno Salido su amo. Almançor quando las vio y l’ departieron quién fueran, et las cató et las conosció por el departimiento que l’ ende fizieran, fizo semejança que l’ pesava mucho por que assí los mataran a todos, et mandólas luego lavar bien con vino fasta que fuessen bien limpias de la sangre de que estavan untadas; et pues que lo ovieron fecho, fizo tender una sávana blanca en medio del palacio, et mandó que pusiessen en ella las cabeças todas en az et en orden assí como los infantes nascieran, et la de Munno Salido en cabo d’ellas. Desí fuesse Almançor pora la cárcel do yazie preso Gonçalo Gústioz, padre de los VII infantes, et assí como entró Almançor y l’ vio, díxol’: «Gonçalo Gústioz ¿cómo te va?» Respondiól’ Gonçalo Gústioz: «Sennor, assí como la vuestra mercet tiene por bien; et mucho me plaze agora por que vós acá viniestes, ca bien sé que desde oy más me avredes merced et me mandaredes d’aquí sacar, pues que me viniestes ver, ca assí es costumbre de los altos omnes por su nobleza, que pues que el sennor va a ver su preso, luego l’ manda soltar.» Díxol’ estonces Almançor: «Gonçalo Gústioz, fazerlo é esto que dizes, ca por esso te vin ver, mas dígote antes esto: que yo envié mis huestes a tierra de Castiella, et ovieron su batalla con los cristianos en el campo de Almenar; et agora aduxiéronme d’essa batalla VIII cabeças de muy altos omnes: las VII son de mancebos et la otra de omne viejo; et quiérote sacar d’aquí que las veas si las podrás connoscer, ca dizen míos adalides que de alfoz de Lara son naturales.» Dixo Gonçalo Gústioz: «Si las yo viere, dezirvos é quién son et de qué logar, ca non á cavallero de prestar en toda Castiella que yo non connosca quién es et de quáles.» Almançor mandó estonces que l’ sacassen, et fue con éll al palacio do estavan las cabesças en la sávana. Et pues que las vio Gonçalo Gústioz et las connosció, tan grand ovo ende el pesar, que luego all ora cayó por muerto en tierra; et desque entró en acuerdo començó de llorar tan fieramentre sobr’ellas que maravilla era. Desí dixo a Almançor: «Estas cabeças connosco yo muy bien, ca son las de míos fijos los infantes de Salas las VII, et esta otra es la de Munno Salido, so amo que los crió.» Pues que esto ovo dicho, començó de fazer su duelo et su llanto tan grand sobr’ellos que non á omne que lo viesse que se pudiesse sofrir de non llorar. Et desí tomava las cabesças una a una, et retraíe et contava de los infantes todos los buenos fechos que fizieran. Et con la gran cueita que avie tomó una espada que vio estar ý en el palatio, et mató con ella VII alguaziles allí ante Almançor. Los moros todos travaron estonces d’éll, et no le dieron vagar de más danno ý fazer. Et rogó éll allí a Almançor que l’ mandasse matar. Almançor con duelo que ovo d’éll, mandó que ninguno non fuesse osado de l’ fazer ningún pesar. Gonçalo Gústioz estando en aquel crebanto, faziendo su duelo muy grand et llorando mucho de sus ojos, veno a éll la mora que dixiemos que l’ sirvie, et díxol’: «Esforçad, sennor don Gonçalo, et dexad de llorar et de aver pesar en vós, ca yo otrossí ove XII fijos et muy buenos cavalleros, et assí fue por ventura que todos XII me los mataron en un día en batalla; mas pero non dexé por ende de conortarme et de esforçarme. Et pues yo que so mugier me esforcé et non di por ende tanto que me yo matasse nin me dexé morir, quanto más lo deves fazer tú que eres varón, ca por llorar tú mucho por tus fijos non los podrás nunqua cobrar por ende; ¿et qué pro te tiene de te matar assí?» Et díxol’ estonces allí Almançor: «Gonçalo Gústioz, yo é grand duelo de ti por este mal et este crebanto que te veno, et por ende tengo por bien de te soltar de la prisión en que estás; et darte é lo que ovieres mester pora tu ida, et las cabesças de tus fijos, et vete pora tu tierra a donna Sancha tu mugier.» Dixo essa ora Gonçalo Gústioz: «Almançor, Dios vos gradesca el bien que me fezistes et otrossí vos gradesca el bien que me dezides, et aún venga tiempo que vos faga yo por ello servicio que vos plega.» Aquella mora que l’ servira veno et sacól’ estonces a part, et díxol’: «Don Gonçalo, yo finco prennada de vós, et á mester que me digades cómo tenedes por bien que yo faga ende.» Et é dixo: «Si fuere verón, darl’edes dos amas que l’ crien muy bien, et pues que fuere de edat que sepa entender bien et mal, dezirl’edes cómo es mío fijo, et enviarmel’edes a Castiella, a Salas.» Et luego que l’ esto ovo dicho, tomó una sortija de oro que tenie en su mano, et partióla por medio, et dio a ella la meetat, et díxol’: «Esta media sortija tenet vós de mí en sennal; et desque el ninno fuere criado et me le enviáredes, dárgela edes et mandarl’edes que la guarde et que non la pierda, et liévemela; et quando yo viere esta sortija, connoscerle é luego por ella.» Don Gonçalo, pues que esto ovo castigado et librado con la mora et tomado de Almançor todas las cosas que l’ fueron mester pora su ida, espidióse d’éll et de todos los otros moros onrrados, et fuese pora Castiella a Salas a su lugar. Et luego a pocos dias que él fue ido, parió aquella mora que dixiemos un fijo. Et dixo ella a Almançor en su poridad todo so fecho, et cómo era aquel ninno fijo de Gonçalo Gústioz. D’esto plogo mucho a Almançor, et tomó el ninno et mandólo criar a dos amas, assí como el padre dixiera a la mora, et púsol’ nombre Mudarra Gonçález. Agora dexaremos aquí de fablar d’esto, ca después tornaremos a esta razón en esta estoria quando la materia nos troxiere a su lugar, et contaremos del rey don Ramiro.

Capítulo 751. El capítulo de cómo Mudarra Gonçález mató a Roy Blásquez; et de cómo Almançor priso a Coyança et corrió tierra de cristianos

Andados VII annos del regnado deste rey don Vermudo—et fue esto en la era de mill et VI annos, et andava otrossí ell anno de la Encarnatión en DCCCC et LXVIII et el de Otho emperador de Roma en XXXVII—en este anno aquell Mudarra Gonçález fijo de aquella mora, pues que ovo complidos X annos de quando nasçiera fízol’ Almançor cavallero; ca assí como cuenta la estoria amával’ mucho, ca era muy su parient, et por que l’ veíe de buen sentido et muy esforçado et de buenas costumbres en todo, maguer que era aún ninno. Et aquel día que Almançor le fizo cavallero, armó otrossí con él bien CC escuderos que eran de su linnage d’éll de parte de su madre, que l’ sirviessen y l’ aguardassen y l’ catassen por sennor. Este Mudarra Gonçález pues que cresció et veno a mayor edat pora ello, salió tan buen cavallero et tan esforçado que, si Almançor non era, non avie mejor d’éll en todos los moros. Et porque sabie éll ya, ca ge lo contavan Almançor et su madre en poridad, de cómo murieran sus hermanos et cómo fuera su padre preso et desondrado, dixo a sus cavalleros un día et a todas su companna: «Amigos, vos sabedes ya cómo mío padre Gonçalo Gústioz sufrió muy grand lazeria a tuerto, sin derecho, non faziendo nin meresciendo por qué, et cómo fueron muertos otrossí a traición míos hermanos los VII infantes; onde vos digo, agora ya quando so pora ello, que tengo por bien de ir a tierra de cristianos et vengarlos si pudiere; et quiero saber de cómo ternedes por bien vós de fazer ý, et dezítmelo.» Dixiéronle ellos estonces d’esta guisa: «Todo lo que tú tienes por bien, plaze a nos muy de coraçón, ca tenudos somos de aguardarte et de te servir et fazer tu mandado.» Et Mudarra Gonçález quando esto les oyó dezir et esta respuesta ovo d’ellos, fuesse pora su madre et contógelo, et díxol’ cómo querie ir vuscar su padre et saber de su fazienda d’éll si era muerto o vivo, et que l’ diesse la sennal que l’ éll dexara por o le éll pudiesse connoscer. Et ella diole estonces la media de la sortija que Gonçalo Gústioz le diera y l’ dexara. Et Mudarra Gonçález, pues que ovo recabdada la sortija et tomada, espidióse de su madre, et fuesse pora Almaçor, et díxol’ cómo querie ir ver su padre, si éll por bien lo toviesse. Respondiól’ Almançor que lo tenie por bien et que l’plazie por tan buen fecho como aquel que iva fazer; et cumpliól’ estonces Almançor de cavalleros et cavallos et armas et de aver et de quanto ovo menester por que fuesse bien acompannado et onrado; et segund la estoria cuenta, otrossí diol’ de cristianos que tenie cativos cavalleros et otros cristianos muchos. Et éll, pues que se vio tan bien guisado, espidióse d’éll et de todos los otros moros poderosos, et fuese su vía, et levó consigo muy grand cavallería et grand companna. Et pues que llegaron a Salas, fuéronse pora’l palatio de Gonçalo Gústioz; et don Gonçalo Gústioz, quando los vio, preguntóles que quién eran. Díxol’ estonces Mudarra Gonçález: «Don Gonçalo, yo nasçí en Córdova», et apartóse con éll a su fabla et díxol’ de cómo le dixiera su madre que era so fijo, et que l’ diera una media sortija que l’ éll avie dado en sennal, et que la traíe allí; et sacóla et mostógela. Gonçalo Gústioz estonces quando vio la sennal de la sortija cómo era aquella la que l’ éll diera a su madre et que verdad era, abraçól’ luego con el grand plazer que ende ovo. Et posó ya allí Mudarra Gonçález con su padre. Et pues que ovieron sus plazeres et folgado en uno yaquantos días, dixo Mudarra Gonçález a su padre: «Don Gonçalo, yo so aquí venido por vengar la vuestra desonra et la muerte de los VII infantes, vuestros fijos et míos hermanos, et non á mester que lo tardemos.» Et luego que esto ovo dicho, cavalgaron amos con toda su companna, et fuéronse pora el conde Garçi Fernández; et levaron consigo d’essa ida CCC cavalleros. Et pues que entraron en el palacio do estava el conde, desafió luego Mudarra Gonçález a Roy Blásquez, que falló ý, et a todos los de la su parte. Et esto fizo Mudarra Gonçález libremientre allí ant el conde. Et díxol’ essa ora Roy Blásquez que non dava nada por todas sus menazas, et demás que non dixiesse mentira ante su sennor. Quando Mudarra Gonçález oyó assí dezir a Roy Blásquez, metió mano a la espada, et fue por ferirle con ella; mas travó con éll el conde Garçi Fernández, et non ge lo dexó fazer; et fízoles allí luego que se diessen treguas por tres días, ca non pudo más sacar de Mudarra Gonçález. Et pues que esto fue fecho, espidiéronse del cuende todos et fuéronse cada unos pora sus logares. Mas pero Roy Blásquez non osó de día ir a Barbadiello, et esperó la noche quando se fuesse. Mudarra Gonçález ovo sabiduría d’esto et fuesse echar en celada cerca la carrera por o éll avie de venir; et en passando Roy Blásquez, salió Mudarra Gonçález de la celada, et dio vozes, et dixo yendo contra éll: «Morrás, alevoso, falso et traidor», et en diziendo esto, fuel’ dar un tan grand colpe de la espada que l’ partió fasta en el medio cuerpo, et dio con éll muerto a tierra. Et cuenta la estoria sobr’esto que mató ý otrossí estonces XXX cavalleros d’aquellos que ivan con éll. Empós esto, a tiempo después de la muerte de Garçi Fernández, priso a donna Llambla, mugier d’aquel Roy Blásquez, et fízola quemar; ca en tiempo del conde Garçi Fernández non lo quiso fazer porque era muy su parienta del conde.

En este anno otrossí sacó Almançor su hueste muy grand, et veno correr tierra de cristianos, et veno fasta Coyança—et Coyança es la cibdad a que agora dizen Valencia—et cercóla et prísola, et desí fízola derribar de cimiento et astragarla toda. Et después tornóse pora Córdova. En aquell anno murió otrossí ell emperador Otho el primero, et regnó empós éll Otho el segundo X annos.

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