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Félix de Urgel

por Javier Iglesia Aparicio
2 comentarios 865 visitas 9 min. de lectura
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Félix de Urgel

[?, med. s. VIII – Lyon, 808 u 818] Obispo de Urgel (781-799). Teólogo, partidario del adopcionismo. Feliu d’Urgell en catalán.

Félix fue primero monje en el monasterio de Sant Sadurní de Tavèrnoles, cerca de Urgel (Lérida). Fue nombrado obispo de Urgel en el año 781, sucediendo al obispo Dotila.

Junto a Elipando de Toledo, fue un partidario del adopcionismo, herejía muy extendida en Al-Andalus en el siglo VIII. El adopcionismo consideraba a Cristo hijo natural de María pero solo hijo adoptivo de Dios. Fue tal su implicación que la herejía también fue conocida a menudo como “feliciana” y muchos consideraron a Félix maestro de Elipando.

Las opiniones de Félix y Elipando fueron contestadas en el 783, desde el reino de Asturias, por Eterio de Osma y Beato de Liébana en la carta Heterii et Sancti Beati ad Elipandum Epistola.

En el concilio de Sevilla del 784, a la vez que se condenaban las teorías heréticas de Migecio, se apoyaban las tesis adopcionistas. Desde ese momento Félix, Elipando y otros se centraron en legitimar sus ideas y predicarlas por los reinos cristianos del norte de la península Ibérica, la Marca Hispana y Aquitania, entrando en discusiones con otras personalidades de la Iglesia.

En el reino de Asturias se encontraron de nuevo con la oposición de Beato de Liébana y Eterio de Osma, coautores en el 785 del Apologeticum o Adversus Elipandum libri duo, un tratado en dos libros escrito para edificación de los hermanos de su comunidad monástica, como respuesta al adopcionismo.

Y, entre la iglesia franca, el mayor opositor fue Alcuino de York. Debemos de tener en cuenta que el obispado de Félix de Urgel coincide con un importante cambio político: En torno al año 788, Cerdaña y Urgel son incorporadas por Carlomagno al reino franco, arrebatándoselas al emirato de Córdoba. Como resultado se creó un condado cuyo primer conde fue Borrell I de Urgel, Cerdaña y Osona. Como medio de control del territorio era también importante que la iglesia de Urgel obedeciera a la iglesia franca, algo que parece que a Félix no debía de estar muy de acuerdo. Quizás esto explica que tratará especialmente con la iglesia franca y que fuera perseguido por esta y por Carlomagno.

Félix de Urgel y su defensa del adopcionismo frente a la iglesia franca y el Papado

En el año 789 Alcuino de York se dirigió a Félix tratando de atraerse su favor, pero éste se mantuvo firme en sus ideas. En el año 792 Carlomagno decidió celebrar un concilio de obispos en Ratisbona al que acudió Félix.

Una vez allí, Félix hizo una exposición de la doctrina adopcionista ante el propio Carlomagno y los grandes teólogos del occidente europeo, entre los que estaban Paulino de Aquileya y el propio Alcuino de York. Sin embargo, no tuvo éxito y fue disuadido de su error, que hubo de purgar por medio de la abjuración. Además, Carlomagno ordenó a Félix que fuera conducido a Roma para reiterar la abjuración en presencia del papa Adriano I.

Tras esta segunda abjuración pudo volver a Urgel. Pero Félix no se detuvo allí, sino que se adentró en Al-Andalus para escapar así de la autoridad de la iglesia franca y acogerse a la protección de Elipando.

Félix encontró que la mayoría de los obispos mozárabes apoyaban el adopcionismo. Así parece certificarlo Alcuino en el cap. XI de su Carta a Elipando cuando cita unas palabras de Félix en el sentido de que “los doctores españoles solían denominar adoptivo a Cristo”.

Los obispos mozárabes enviaron en el 793 la Carta a los obispos de Francia, que podía ser el fruto de una reunión a la que alude Adriano I, y que es una presentación bastante completa y solemne de las posturas adopcionistas. Al mismo tiempo envían una Carta a Carlomagno en la que le piden que actúe como árbitro entre Félix y Beato de Liébana. Por último, le piden que devuelva a Félix el honor que le corresponde y restituya al pastor a su rebaño disperso por los lobos rapaces, no sea que, como Constantino, también Carlomagno acabe cayendo en la herejía y consiguientemente en el infierno.

Coincide esta carta con un ataque andalusí contra los territorios francos llevado a cabo por ʿAbd-al-Malik y que se dirigió contra Carcasona. A su vuelta el ejército andalusí arraso la Seo de Urgel. Este hecho provocó que Carlomagno decidiera fortalecer más su posición en la Marca Hispánica.

La Carta a los obispos de Francia fue leída en un concilio celebrado en presencia del emperador en Francfort en el 794. Tras su lectura, Carlomagno lanzó a la asamblea la pregunta poco menos que ritual: Quid uobis uidetur? (“¿Qué os parece?”). La respuesta a la pregunta se la la dieron los obispos de Italia capitaneados por Paulino de Aquileya en su Libellus episcoporum Italiae (“Librito de los obispos de Italia”). Cuando todavía estaba Carlomagno en Francfort, recibió un documento del papa Adriano I, en el que afirmaba que el adopcionismo era una doctrina “que la Iglesia católica nunca creyó, nunca enseñó, nunca dio su asentimiento a quienes equivocadamente (male) la creyeron”.

Félix, a pesar de pertenecer a la iglesia franca, no acudió al concilio donde se condenó el adopcionismo. Y tampoco parece que esa condena impidiera la expansión de sus ideas por el resto de Hispania.

Al menos así se lo comunicó Alcuino al nuevo papa, León III (795-816). Así que, decidido a atajar la herejía, León III convocó primero un concilio en Friul (796) y otro en Roma en el 798 donde condenó las enseñanzas de Félix. En Roma se decidió excomulgar a Félix si no abjuraba de sus ideas.

Alcuino de York escribió entonces su Libro contra la herejía de Félix (Aduersus Felicis haeresim libellus ad Abates et monachos Gotiae missus) y sus Siete Libros contra Félix (Contra Felicem Urgellitanum episcopum libri septem).

Además, Alcuino envió a tres amigos a Urgel para invitar a Félix a un debate personal en el que tratarían de discutir y aclarar las posiciones doctrinales de los adopcionistas. Eran los obispos Leidrado de Lyon, Nefridio de Narbona y el abad Benedicto de Aniene.

El encuentro de Aquisgrán y la condena de Felix de Urgel

Félix aceptó. El encuentro tuvo lugar en el palacio de Carlomagno en Aquisgrán en el 799. El debate, cara a cara, duró seis días. La exposición de Félix comenzó siendo brillante, por lo que. Alcuino se vio obligado a echar mano de todos sus recursos dialécticos para desmontar la argumentación del urgelitano.

Pero, finalmente, Félix acabó por doblegarse y abjuró por tercera vez de sus errores. Repitió las promesas de no volver a enseñar que el Hijo de Dios era adoptivo en cuanto hombre. Esta retractación es la famosa Confessio fidei Felicis, urgellitanae sedis episcopi.

Fue depuesto de su obispado y de Aquisgrán fue llevado a Lyon, donde quedó confinado y sometido a la vigilancia de Agobardo de Lyon. Pero, según parece, Félix en su fuero interno siguió convencido de la rectitud de la doctrina adopcionista.

Agobardo de Lyon encontró tras la muerte de Félix un escrito, especie de catecismo, en preguntas y respuestas del que conocemos el contenido por la refutación que hizo el mismo Agobardo después de quemar el manuscrito de Félix.

Félix tuvo que tener numerosos discípulos. Puede que uno de las famosos fue el obispo Claudio de Turín, de origen hispano, quien fue atacado por hereje por su feroz iconoclastia.

Falleció en Lyon en fecha incierta, en torno al 808 u el 818.

Obras de Félix de Urgel

Félix de Urgel compuso distintas obras, pero de todas ellas sólo se ha conservado la Confessio fidei Felicis, urgellitanae sedis episcopila confesión de fe que escribió a continuación de su abjuración en el Concilio de Aquisgrán (799-800). Es posible leerla traducida al castellano en esta edición de David Paniagua Aguilar.

No obstante, se sabe que elaboró un tratado titulado Disputatio cum Sarraceno y otro denominado Sermo prolixusen los que Félix se ratificaba en sus posiciones adopcionistas. Además a Félix de Urgel se atribuyó durante algún tiempo la autoría del tratado De uariis quaestionibus aduersus Iudaeos seu ceteros infideles uel plerosque haereticos iudaizantes ex utroque Testamento collectus, también atribuido en el pasado a Isidoro de Sevilla, pero esta hipótesis está actualmente descartada.

2 comentarios

mntecristo 23/06/2022 - 12:59

muy interesante artículo y apasionante la controversia del “adaptacionismo”. hecho de menos que no se mencionen las cartas que intercambiaron Beato de Liébana y Elipando de Toledo.

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Javier Iglesia Aparicio 23/06/2022 - 18:04

Cierto, añadida la referencia

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