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San Vitores o San Víctor de Cerezo de Río Tirón: un santo castellano del siglo IX

por Javier Iglesia Aparicio
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Imagen de San Vitores en Bañares (La Rioja)

San Vitores o San Víctor (s. IX o s. X)

San Vitores (o Víctor) fue un mártir cristiano nacido en la localidad de Cerezo de Río Tirón. Por sus milagros y su obra predicadora en la zona, muchos pueblos lo tienen hoy en día como patrón y existen numerosas iglesias y ermitas advocadas a él. No existe ningún documento contemporáneo sobre su vida, pero las distintas hagiográficas suelen situarlo en el siglo IX o X.

Barrio de Arriba de Cerezo de Río Tirón con las ruinas de Santa María de Villaba
Barrio de Arriba de Cerezo de Río Tirón con las ruinas de Santa María de Villaba

Vida de San Vitores

Según la tradición, San Vitores nació en Cerezo de Río Tirón y allí era sacerdote de la iglesia de Santa María de Villalba (hoy en ruinas).  Al cabo de un tiempo, decidió hacerse ermitaño y se dirigió a las cercanías de Oña. Allí excavó, con sus propias manos, una cueva y edificó un altar donde ofrecía misa diaria. Estuvo apartado en esa humilde ermita durante once años (o siete en otras versiones de su vida). Hoy en día existe una pequeña ermita semirupestre en Tamayo que la tradición sostiene que fue el hogar de San Vitores durante su retiro.

Pasados estos años, un día ʿAbd al-Raḥmān II, emir de Córdoba, envió un enorme ejército comandado por Gaza o Zafa Mohamed Zaqueto e iniciaron el asedio de Cerezo de Río Tirón, localidad que estuvo sitiada por siete años. Durante todo este tiempo Vitores rezó porque se acabara el asedio, acompañado por unas doncellas que también estaban en las peñas cercanas a su cueva oniense: las llamada Siete Fenestras.

Un domingo, mientras estaba orando, un ángel se apareció a San Vitores y le dijo que se fuera a Cerezo a predicar y a mantener fuerte la fe cristiana en la ciudad. San Vitores, apesadumbrado por el estado de su ciudad y porque muchos antiguos cristianos se estaban convirtiendo al Islam, fue presto hacia Cerezo.

Estando ya en la ciudad, un día salió al campo donde se encontraba el ejército musulmán. Sus sermones dieron fruto y logró convertir a varios soldados. Pero le llegaron noticias de que el ejército musulmán iba a asaltar las peñas donde se encontraban las Siete Fenestras. Raudo, Vitores acudió al lugar y derribó las escalas que los soldados musulmanes habían puesto para asaltar a las doncellas, evitando que fueran capturadas. Este hecho asombró a los propios musulmanes. E incluso un hija de Gaza, llamada Coloma, se convirtió al cristianismo.

Cuevas de Sietefenestras en Quintanilleja
Cuevas de Sietefenestras en Quintanilleja

Cuando Gaza supo de esto, encolerizado, degolló a su propia hija y mandó apresar a Vitores. Fue llevado a presencia de Gaza y alló obró un milagro pues curó al jefe musulmán de sus problemas de vista, hecho que llevó a muchos otros musulmanes a convertirse. Gaza, agradecido, mantuvo en el campamento a Vitores. Pero éste continuaba con su labor de predicación y blasfemando con los musulmanes. Así que, finalmente, fue llevado a un calabozo.

Desde su celda siguió con su eficaz labor de conversión. Los musulmanes entonces, enfurecidos, le sacaron de la celda para degollarlo. Pero Vitores pidió ser crucificado. Y en el monte de los Sauces fue crucificado y expuesto, vivo, durante tres días. Uno de esos días un judío se acercó a él y se burló de su sufrimiento. Vitores le auguró que antes de que acabara el día sería castigado por ello. Y así fue: ese mismo día cayó fulminado por un rayo.

Pasados tres días Gaza ordenó que bajaran a Vitores y lo degollaran de una vez. Pero antes se le concedió una gracia que había pedido: visitar Quintanilla de las Dueñas, hoy en día Quintanilleja, frente a la iglesia de San Millán.

Una vez en dicha localidad, los musulmanes cortaron la cabeza a Vitores. Cuenta la tradición oral de la zona que, en el lugar que fue decapitado, de la sangre del mártir que cayó al suelo, nacieron unos morales que todavía persisten y que son milagrosos:

«Et alli le otorgo dios otra gracia que todo omien o muger que tomase de aquellas moras de aquel moral que nascio de la su sangre e las comiese de buen coragon e de buena voluntad desiendo el pater noster e el aue maria e el credo yn deun que sean sanos y guaridos de quartana e de terciana et de cutidiana desiendo una misa por padre de sant Vítores o prometiendo de yr a la su casa.»

Pero Vitores no murió. Sino que se levantó, cogió su cabeza y se encaminó hacia Cerezo.

Antes de entrar en la ciudad pasó a ver a Gaza. Y luego, ya dentro de Cerezo, obró numerosos milagros. En primer lugar resucitó a un niño, ahijado suyo. También anunció a los sitiados que iba a aliviar su hambre. Les indicó que fueran a una casa de una anciana cerca de la iglesia de la Llana. Allí, bajo el lecho, descubrieron un celemín de trigo. Esa medida se la hicieron comer a una vaca y la obligaron a salir a campo abierto. Los musulmanes la atacaron y al ver que su estómago estaba lleno de trigo les supusieron que los habitantes de Cerezo estaban sobrados de provisiones. Previendo un asedio largo, levantaron el cerco y abandonaron la ciudad.

Grabado ubicado en la obra de Lucas Antonio Güemes, "Historia de la vida, sepulcro, reliquias y congregación del ínclito mártir San Vítores".
Grabado ubicado en la obra de Lucas Antonio Güemes, “Historia de la vida, sepulcro, reliquias y congregación del ínclito mártir San Vítores”.

Después de haber logrado esta victoria, Vitores congregó a sus vecinos y les guió hacia Cubillas. Allí, hincando su báculo, indicó el lugar donde tendría que ser sepultado. Y en el mismo punto donde había clavado el cayado surgió un manantial. En ese manantial bebieron los soldados que le acompañaban y lavaron su cabeza.

En las cercanías se encontraron con un enorme culebre o sierpe. Los soldados no se atrevieron a enfrentarse al monstruo pero Vitores le habló con una voz portentosa y le ordenó que, en nombre de Dios, se retirase. El monstruo hizo caso y desapareció. Por último, los soldados excavaron el sepulcro.

Un 26 de agosto Vitores falleció y fue sepultado en el lugar indicado. Ese mismo día se oyeron en toda la región cánticos celestiales. En ese mismo lugar los vecinos de Cerezo construyeron una iglesia en su memoria.

Se cree que el nombre de «San Vitores» con el que es conocido hoy en día, se le dio progresivamente durante los dos siglos posteriores a su martirio, nombre que se cree que proviene del latín de la palabra victoria y/o vítores (alusivo a celebración o fiesta), tras representar el martirio del santo el final del asedio por parte de los musulmanes y la victoria final del cristianismo en la zona de los pueblos limítrofes de la provincia de Burgos y La Rioja.

Las reliquias de San Vitores

A principios del siglo X, poco tiempo después de la muerte de Vitores, los pueblos de la zona quedaron libres del asedio al que estaban sometidos por los musulmanes. Los restos del mártir estuvieron enterrados en un sepulcro en la piedra, en una pequeña cueva cercana a Cubillas.

Posteriormente, el 20 de mayo de 1464, fueron trasladados a un convento dominico (luego franciscano) que mandaron construir los Condestables de Castilla en su honor, en la localidad de Fresno del Río Tirón. Los restos permanecieron en el lado del Evangelio del altar principal hasta que en 1525 se depositaron en un arca dorada cerrada con tres llaves y dentro de un panteón. Ese mismo año se hizo una inspección de los restos y se hallaron: las cañas de los brazos, las espaldas, costillas del pecho y otros huesos de diversas partes

Pero en 1551 los dominicos abandonan este monasterio para ocupar otro en Rojas de Bureba. En este momento surge una nueva tradición que dice que los dominicos se llevaron el cráneo de San Vitores a Marsella. En 1556 el monasterio de Fresno fue ocupado por una comunidad franciscana. Los franciscanos estuvieron en el monasterio hasta el año 1834. Ante el abandono del monasterio, el ayuntamiento de Fresno pidió autorización al arzobispo de Burgos para trasladar las reliquias de San Vitores al Ayuntamiento. Este hecho provocó un contencioso con la localidad de Cerezo.

Sepulcro en el Ex-Convento de Fresno de Riotirón

Ex Convento de San Vitores de Fresno de Río Tirón
Ex Convento de San Vitores de Fresno de Río Tirón

En una de las piedras  cercanas se lee:

Aquí, después de vencer

la sierpe más inoportuna

Halló Víctor feliz cuna

Cual Fénix, para nacer

y en otra

Presbyter hoc tumulo iacet, extant martyris ossa

Victoris, cuius mors quoque, vita fuit,

Iste, mori cupiens, pro Christo iugula proebet

Mucroni constans, quem ferus urget Arabs

Ipse suis manibus capitis tunc sarcina onustus,

Ingreditur urbem, quam fovet ipse prece,

Denique, consignansque locum, quo corporis arctus.

Excipiat tumulus, caelica regna petit.

Aperturas del arca de las reliquias de San Vitores

En un acto celebrado el 11 de septiembre de 1916, en presencia de un notorio y dos médicos, además de autoridades religiosas y civiles, se abrió el arca y se documentó la existencia de varios restos de San Vitores. Entre ellos, partes del cráneo o un húmero, mezclados con huesos de menor tamaño.

En el año 2016 se pidió permiso al Arzobispo de Burgos para volver a abrir el arca. Finalmente el 2 de septiembre se realizó de nuevo la apertura del arca con la colaboración de la Asociación Puebos de San Vitores que organizó una jornada festiva. Tras el retorno de las reliquias a la iglesia conventual se procedió a la extracción de algunos restos para su entrega a las parroquias de Casalarreina, Zazuar y la burgalesa de San Esteban.

Arca con las reliquias de San Vitores
Arca con las reliquias de San Vitores

La devoción por San Vitores

Bajo la advocación del santo están las localidades de Tormantos y Leiva en La Rioja, junto con los burgaleses Fresno de Río Tirón, Quintanilla San García, Cerezo de Río Tirón y Belorado. Todos ellos integran actualmente la Asociación Pueblos de San Vitores.

La devoción a este santo también alcanza a Casalarreina y Zorraquín en La Rioja y Oña en Burgos, que lo tienen como patrón. Su imagen, además, se custodia en las parroquias de Ábalos, Anguciana, Bañares, Castañares, Cellorigo, Gallinero de Rioja, Grañón, Haro, Herramélluri, Ochánduri, Rodezno, Sajazarra, San Millán de Yécora, Santo Domingo de la Calzada, Treviana y Villalba en La Rioja.

Monumento a San Vítores en el Portillo de Aro, en la Sierra Salvada, entre Burgos y Álava

En Cantabria, San Vitores da nombre a dos localidades en los municipios de Medio Cudeyo y Valdeprado del Río, de las que es patrón, así como de otras entre las que cabe citar a Hijas (Puente Viesgo), Salcedo (Valderredible), La Veguilla (Reocín), Riaño de Ibio (Mazcuerras)…

Imagen de San Vitores en Bañares (La Rioja)
Imagen de San Vitores en Bañares (La Rioja)

Versiones de la leyenda

El primer texto que narra el martirio de San Vitores es del siglo XI, un texto latino que forma parte del Pasionaria de Silos (2179 de la Biblioteca Nacional de París). En esta primitiva versión se presenta a San Vitores martirizado por los judíos y no por lo moros, se centra en la crucifixión y carece de los motivos legendarios más tardíos.

La primera versión castellana anónima fue compuesta en la primera mitad del XV (ms. 9481 de la Biblioteca Nacional de Madrid). Es muy similar a la posterior de Andrés Gutiérrez de Cerezo quien publicó la Historia del glorioso mártir Sant Víctores, o Historia de San Vítores, para abreviar, en Burgos hacia 1487. Posteriormente Juan de Burgos sacó otra versión muy similar en Leyenda de los santos de Burgos (1497).

Bibliografía

Más información: