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La localidad burgalesa de Belorado se encuentra situada muy cerca del límite actual con La Rioja.
El primer núcleo de población de Belorado es el castro autrigón localizado en el yacimiento arqueológico de La Muela (s. IV aC. – s. I dC). En el se han hallado restos cerámicos, herramientas, silbatos decorados y es probable que de allí también proceda una tésera de bronce con forma de pez y escrita en alfabeto celtibérico y que reza: se[ke]eios sailetikos metaama. Actualmente se conserva en el Museo de Burgos.
En época romana mantuvo cierta importancia por ser un cruce de caminos: una calzada unía la vías de Italia in Hispanias y de Hispania in Aquitania atravesando por Auca los Montes de Oca.
El asentamiento tuvo que estar donde se localiza el actual yacimiento de La Mesa con restos de ocupación entre los siglos I y V. Los restos son numerosos, destacando varias estelas romanas con epigrafía, algunas de las cuales se pueden ver en la Oficina de Turismo de la localidad.
Se desconoce sin embargo cual fue el nombre de Belorado en esta época. Pocos restos hay también de época visigoda. Quizás únicamente las cavidades llamadas Cuevas de San Caprasio, San Vicente y Santa Pía sean restos de un asentamiento eremítico visigodo o posterior. Se sitúan en un barranco que forma el arroyo de las Cárcabas con el cerro del Castillo, prácticamente detrás de la iglesia de Santa María.
Actualmente son de propiedad privada y están acondicionadas como vivienda.
Belorado en la Alta Edad Media
Posiblemente Belorado se incorporó al reino asturiano durante un breve periodo de tiempo a mediados del siglo VIII, de forma contemporánea a la fundación del cercano monasterio de San Miguel de Pedroso.
Pero la zona fue de nuevo inestable al menos hasta fines del siglo IX. Solo cuando Alfonso III toma la fortaleza de Ibrillos (c. 904) se aseguró definitivamente la frontera oriental y se pudo avanzar decididamente en la repoblación de esta zona.
Belorado pertenecería primeramente al condado de Lantarón y Cerezo hasta que todos los condados de la zona son unificados bajo la persona de Fernán González en un único condado de Castilla.
Una vez que la coalición de leoneses y pamploneses logró conquistar La Rioja occidental a los Banū Qasī (923), Belorado se convertiría en una fortaleza fronteriza con el reino de Pamplona y Nájera, cuyo límite se encontraba en Grañón.
Su primera aparición documental es del año 945, en un documento perteneciente al monasterio de San Millán de la Cogolla, en el cual el conde Fernán González realizaba varias donaciones al monasterio de San Miguel de Pedroso. En él se menciona un camino que cruza de Bilforato (Belorado) a Espinosam (Espinosa del Monte).
Con el nombre de Villa Forato aparece en otro documento del 1 de agosto del 967 o 969, procedente del mismo monasterio.
Belorado entre los reinos de Pamplona, Castilla y Aragón (1035-1134)
Sancho III de Pamplona se hace con el dominio de Castilla (1028) y tras su muerte gran parte del condado de Castilla es anexionado al reino de Pamplona. Belorado pasa entonces al dominio navarro (1035) convirtiéndose en una plaza fronteriza con los reinos de León y de Castilla.
Es también en este momento cuando el Camino de Santiago, en su recorrido denominado Camino Francés, comienza a pasar por la localidad bilforatana.
En el 1049 vuelve a aparecer en la documentación como Villa Forato en un deslinde que García III de Pamplona hace entre los monasterios de San Miguel de Pedroso, San Salvador de Vallejóvit y San Mamés de Puras.
Es posible que en torno al año 1067 Sancho II de Castilla, en el transcurso de la Guerra de los Tres Sanchos, tomara Belorado en su enfrentamiento con el reino de Pamplona. Por esa razón en 1077 se vuelve a mencionar en una confirmación que Alfonso VI de Castilla y León hace de una donación que su abuelo hizo al San Millán de la Cogolla. Se escribe como Belforato.
Sin embargo, cambió de nuevo de manos en el período convulso en el que se enfrentaron Urraca de Castilla y su esposo Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Navarra. La zona es tomada en 1110/1111 por el rey aragonés. Fue Alfonso I el Batallador quien le concedió un fuero a Belorado (Bilforad) el 6 de agosto de 1116 que además le permitía celebrar una feria anual, en la festividad de San Miguel, la primera documentada en España.
Belorado volvió a ser incorporada al reino de Castilla bajo el gobierno de Alfonso VII de Castilla y León en el año 1134.
El castillo de Belorado
Se desconoce el momento exacto de la construcción del castillo de Belorado. Quizás sobre algún resto romano se comenzó a edificar ya en época de Alfonso III como parte del sistema defensivo frente al-Ándalus.
Seguramente cobró importancia al ser una fortificación fronteriza entre los dominios castellanos y navarros entre los siglos X y XII, cambiando de manos, ya que primero fue castellana y a partir del 1035 perteneció al reino navarro de forma intermitente hasta que en 1134 se une definitivamente al reino de Castilla. Por su importancia, estuvo en manos de la Corona, los Lara, Haro, etc. En el año 1429 el rey Juan II lo donó a los Velasco.
Los restos que hoy quedan son escasos. Son unos vestigios ruinosos en la ladera del cerro del Castillo. Su fábrica es de yeso y glauberita. Se documenta una torre cuadrada y semiderruida en el centro (torre del homenaje) y una cerca acabada en forma puntiaguda que rodea la torre por el noroeste y que está sujetada en la base por un muro de ladrillo, realizado para impedir su ruina total.
La torre está parte semiexcavada en la roca, mediante la construcción de una zanja que sirve como foso, es resto está construido con muros de espesor de hasta 3,5 m. mediante el sistema de doble paramento de mampostería trabada con argamasa, rellenando el centro con ripio.
Es posible que en lugar donde hoy se encuentra la iglesia de Santa María estuviera la capilla del castillo.
Cuando perdió su carácter fronterizo también disminuyó su importancia. Consta que en 1650, la fortaleza estaba en ruinas, permaneciendo en pie sólo la torre principal. Ya en 1683 el Duque de Frías, ante la ruina de la fortaleza, determina la demolición de ciertos sectores, con objeto de evitar que las lluvias pudieran provocar desprendimientos.