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[Ronda (Málaga), 810 – Córdoba, 887]. En árabe أبو القاسم عباس بن فرناس. Científico, inventor y poeta andalusí. Precursor de la aeronáutica.
El origen de su familia ha sido objeto de discusión. Para unos procede de una familia de origen bereber cuyos ancestros participaron probablemente en la conquista de la península ibérica; para otros de una familia muladí cordobesa. En cualquier caso su familia era cliente de los omeyas del trono cordobés.
Los biógrafos lo presentan como un brillante filósofo. Debió recibir una formación sólida: Estudió química, física y astronomía, principalmente. Su fama de sabio hizo que se le conociera como Hakim Al Andalus (el sabio de Al Andalus). Su nombre sería latinizado posteriormente como Armen Firman.
Sus primeras menciones proceden de la corte de al-Ḥakam I pero son sus aptitudes en el campo de la poesía y su habilidad en astrología las que le permitieron introducirse en la corte de Abderramán II (822-852), donde enseñó poesía. Y gracias a sus numerosos inventos pudo seguir frecuentando la corte durante el reinado del sucesor Mohamed I (852-886).
Poeta, músico y astrólogo
Eran estas las habilidades más valoradas en la corte omeya y Abbas ben Firnas destacó en todas ellas. Según el historiador Ibn Ḥayyān, Abbas b. Firnás era muy versado en las letras, que abarcaba los más diversos conocimientos, sobre todo abundaba en las anécdotas históricas, juegos de ingenios, cuentos, etc. Pero dentro de las artes literarias fue a la poesía a la que dedicó sus mayores esfuerzos y fue el primero en comprender el Kitab al-‘arud de Jalil. Entre sus poesías se conserva una dedicada a la victoria del emir en la batalla de Guadalacete (854).
Era uno de los hombres de mayor sagacidad y penetración, un agudo filósofo, para captar los conceptos sutiles y los secretos de las bellas artes. Conocía perfectamente el arte de la música, tocaba el laúd y cantaba acompañándose de él con tal destreza que se le considera uno de los primeros maestros musicales andalusíes.
Experto en la ciencia de la astrología; practicó la magia blanca y la alquimia. Tenía una gran destreza física y sobresalía en los juegos de prestidigitación más complicados.
Inventor
También fue el primero en desarrollar la técnica de talla del cristal de roca: hasta entonces, sólo los egipcios sabían facetar el cristal, y la puso en práctica en los hornos de Córdoba, lo que contribuyó al desarrollo de la industria del vidrio cordobesa. Por eso se le considera uno de los precursores de la cristalografía.
Gracias a sus conocimientos astrológicos desarrollo varios inventos para medir el tiempo y el movimiento de los astros. Creó una esfera armilar para representar el movimiento de los astros; y un planetario, que construyó en su casa, en el que aparecían estrellas y nubes, todo ello acompañado de un ruidoso y deslumbrador aparato mecánico que simulaba truenos y relámpagos. Fue con esto el primero en utilizar en toda la Península Ibérica las tablas astronómicas de Sinhind, originarias de la India, básicas para el desarrollo de la ciencia europea posterior.
Ibn Firnas diseñó un reloj de agua, una clepsidra, llamado Al-Maqata-Maqata.
Precursor de la aeronáutica
Abbas ben Firnás realizó varios intentos de vuelo entre los años 852 y 875. En 852 decidió volar, emulando a Dédalo e Ícaro, lanzándose desde una torre de Córdoba con una enorme lona para amortiguar la caída. Se lanzó y sufrió heridas leves. Por eso se considera generalmente como creador del primer paracaídas.
En 875, a los 65 años, Ibn Firnás se hizo confeccionar unas alas de madera recubiertas de tela de seda que había adornado con plumas de rapaces. Se lanzó desde la torre Ruzzafa de Córdoba y logró permanecer un rato planeando en el aire, en torno a diez minutos. Pero al aterrizar no maniobró adecuadamente y se desplomó violentamente (se fracturó las dos piernas). Pero el vuelo fue globalmente un éxito. Fue ampliamente observado por una gran multitud que él mismo había invitado de antemano. Comprendió después su error: tendría que haber añadido una cola a su artefacto. El poeta Mu’inin h. Saʿīd, uno de sus enemigos en la corte, dijo acerca de él esto:
¡Quiso aventajar al grifo en su vuelo,
y sólo llevaba en su cuerpo
las plumas de un buitre viejo!
Abbas ben Firnás murió doce años después, en el año 887.
Homenajes a Abbas b. Firnás
El recuerdo de su hazaña numerosos países de cultura árabe le han realizado numerosos homenajes como precursor de la aviación. Libia y las Islas Comores han emitido sellos con su efigie. Los iraquíes han construido una estatua suya en la carretera del aeropuerto internacional de Bagdad, y han dado el nombre de Ibn Firnás a otro aeropuerto en el norte de Bagdad. Incluso el sistema de gestión del aeropuerto de Doha, capital de Qatar, lleva su nombre: Firnas Automates Doha Airport. Y una curiosidad: la prestigiosa marca de coches Rolls-Royce sacó en 2013 una línea de coches en su honor.
En España además de emitirse un sello en su honor, tiene también diversos reconocimientos. En Ronda, su ciudad natal, en 2007 se construyó el Centro Astronómico y Meteorológico de Ronda ‘Ibn Firnas’. Además, en Córdoba, la ciudad que lo vio volar, en 2011 se construyó un puente sobre el río Guadalquivir con su nombre, y en cuyo centro hay un monumento dedicado al pensador árabe Abbas Ibn Firnas.
En su honor se han nombrado un conjunto de cráteres en la cara oculta de la Luna.