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La batalla de Golpejera, Volpejera o Vúlpejar tuvo lugar, posiblemente, algún día entre la Navidad del 1071 y el 12 de enero 1072 y enfrentó a los ejércitos de Sancho II de Castilla y de su hermano Alfonso VI de León.
El enfrentamiento fue otro más de los que protagonizaron los hijos de Fernando I por su decisión de dividir sus reinos entre sus hijos. Tras la batalla de Llantada (1068), y una vez que entre ambos había expulsado en 1071 al hermano menor, García II, del reino de Galicia, los dos reyes se volvieron a encontrar en los campos de Golpejera, en un combate mucho más decisivo que culminó con la derrota y prisión de Alfonso VI a manos de las tropas de Sancho y el portaestandarte Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid”.
Alfonso VI fue conducido preso y encadenado hasta Burgos y posteriormente, en mayo o junio, desterrado a Toledo. De este modo, Sancho II se convirtió en rey de todos los dominios que habían sido de su padre: León, Castilla y Galicia. Aunque las primeras crónicas no hablan de ello, a partir de la Crónica Najerense se explica la batalla en dos fases: Aunque la victoria favoreció inicialmente a Alfonso y la hueste de Sancho huyó, durante la noche Sancho reorganizó a sus tropas y, lejos de aceptar la derrota, golpeó al vencedor, pillándole desprevenido y capturando a su hermano, que se había acogido a sagrado en la iglesia de Santa María de Carrión.
La batalla de Golpejera en las fuentes históricas
Las primeras referencias históricas de esta batalla son de la primera mitad del s. XII: la Crónica de Pelayo de Oviedo y la Historia Roderici. Ambas reseñan de forma muy escueta el acontecimiento, destacando respectivamente la captura de Alfonso VI y la intervención del Cid como portaestandarte castellano.
La Crónica de Pelayo dice:
Post hec Sancius Rex cepit dimicare aduersus fratrem suum Adefonsum Regem ut caperei regnum eius, et constituerunt diem et locum designatum in Plantata, ut dimicarent ad inuicem, et quisquis uictoriam acceperit accipiat et regnum fratris sui. Et uenerunt ad constitutum diem, et pugnauerunt ad inuicem, et ibi uictus fuit Adefonsus Rex et reuersus est Legioni. Iterum stabilierunt litem in Golpellera, et ibi captus est in pugna Adefonsus rex, et missus in uinculis, et ductus Burgis. Deinde in exilio in Tholeto cum rege Alimemone, ei ibi fuit cum eo exiliautus usque ad mortem fratis sui Sancii regis.
Después de esto, el rey Sancho comenzó a pelear contra su hermano el rey Alfonso para apoderarse de su reino, y acordaron un día y un lugar señalado en Plantata, para que pelearan hasta el final, y el que ganara la victoria también tomaría su reino del hermano. Y llegaron el día señalado, y pelearon en el turno, y allí el rey Alfonso fue derrotado y regresó a la León. Volvieron a resolver el pleito en Golpellera, y allí el rey Alfonso fue capturado en la batalla, y enviado encadenado, y conducido a Burgos. Luego, en el exilio en Toledo con el rey Alimemon, estuvo exiliado allí con él hasta la muerte de su hermano Sancho el rey.
Crónica de Pelayo
Y la Historia Roderici:
[…] En las batallas que el rey Sancho libró con el rey Alfonso en Llantada y Golpejera, donde le venció, Rodrigo Díaz llevó el pendón real del rey Sancho y se destacó y sobresalió entre todos los soldados de su ejército. […]
La Crónica Najerense, escrita ya en el último cuarto del siglo XII, nos da un relato más enriquecido y de una estructura literaria más elaborada. Este relato, en lugar de ser meramente épico, adopta una perspectiva más ejemplarizante y diseñado para exaltar la grandeza de Sancho II y de Rodrigo Díaz de Vivar:
De ahí el rey Sancho volvió a Castilla con la victoria [la batalla de Llantada]. Pero el rey Alfonso, muy dolorido por la derrota sufrida, reuniendo de nuevo un ejército mayor que el anterior, avanza para luchar contra el rey Sancho. Oído esto, el rey Sancho, sin poderlo soportar y con el ánimo lleno de ira, reúne un gran ejército de castellanos y le sale al encuentro en un lugar llamado Golpejera.
En esa misma noche que precedió al día del combate, porque según cierto sabio la noche proporciona consejo, el rey Sancho, reunida la parte de sus vasallos que de más recto consejo parecía, tuvo con ellos un consejo y un coloquio, deseoso de saber el ejército de qué rey superaba en fuerzas y número al ejército del otro. Pero como comprobaran que los leoneses eran mucho más numerosos que los castellanos, el rey Sancho exhortando a los suyos les dice de la siguiente manera: “Si ellos son más numerosos, nosotros somos mejores y más fuertes. Y aún más, comparo mi lanza con mil soldados y la de Rodrigo Campeador, con cien soldados”. A esto respondía Rodrigo que lucharía solamente y con la ayuda de Dios con un solo caballero y que habría de suceder lo que Dios dispusiera. Y a su vez, aunque el rey una y otra vez repusiera que Rodrigo sin preocupación podría luchar con cincuenta, con treinta, luego con veinte o al menos con diez, sin embargo jamás otra palabra pudo arrancar de la boca de Rodrigo sino que con uno solo lucharía con la ayuda de Dios y que sucedería lo que Dios dispusiera. En todas las ocasiones respondía según eso.
Cuando se hizo de día, por ambas partes se preparan las formaciones, se traba agrio combate, por ambos lados se abate, por ambos lados hay bajas. Finalmente, tras hacerse unos pocos castellanos dueños del terreno, los castellanos apresan a Alfonso, rey de León, y los leoneses a su vez apresan a Sancho, rey de Castilla,. Era 1109 (Año 1071), el 15 de julio. En Golpejera, cerca de Carrión.
Rodrigo el Campeador, mirando en torno suyo y no viendo a su señor el rey Sancho por ningún sitio, al momento corre detrás de catorce leoneses que llevaban cautivo al rey Sancho, y desde lejos así les habla:”¿Adónde huis desgraciados, o qué victoria es la vuestra si os lleváis a nuestro rey pero os quedáis sin el vuestro? Devolvednos al nuestro para que tengáis luego al vuestro”. Ellos, que no sabían que su rey había sido capturado y en absoluto creían que ello hubiera podido suceder, despreciaron las palabras de Rodrigo y le dijeron: “Necio, ¿por qué persigues las huellas de un rey cautivo? ¿Confías acaso tú solo liberarlo de nuestras manos?”. A esto replica Rodrigo: “Con que una sola lanza se me diera, con la ayuda de Dios al punto os demostraría mis intenciones”. Ellos por su parte siguieron adelante tras clavar una lanza en el suelo. Rodrigo la coge y picando espuelas al caballo, de la primera acometida derribó a uno, a la vuelta tiró a otro al suelo, y así, hiriéndolos por doquier y echándolos a tierra, les arrebató al rey; exhibió caballo y armas, y así sucedió que peleando ambos de aquellos catorce no escapó sino uno y muy gravemente herido. Así pues, cuando llegaron de nuevo al real recogieron las armas y el botín y, reunidos todos los suyos, se acercaron a quienes llevaban cautivo al rey Alfonso, y volvieron a Castilla con el triunfo.
¿Qué más? El rey Sancho llevó a su hermano encadenado por todos los castillos y ciudades, de una en una, y reclamó para sí todo el reino, y no lo liberó sin embargo, sino que, tras privarlo de su reino y de la luz pública, lo puso bajo la más rígida guarda. Y aunque el rey Sancho a menudo era tentado por los consejos y los ruegos de los obispos, de hombres religiosos y de sus próceres y a pesar del acuerdo, que hubo de confirmar por juramento, de que de ningún modo jamás Alfonso reclamaría su reino, nunca quiso concederle ni siquiera el permiso para marcharse.
Los Anales Castellanos Segundos son más escuetos
En la era 1109 (año 1071) fueron derrotados los leoneses y el rey don Sancho apresó a su hermano el rey Alfonso en Golpellar en Santa María de Carrión el 15 de julio.
A medida que avanzamos al siglo XIII, encontramos el Cronicón de Lucas de Tuy y De Rebus Hispaniae de Rodrigo Jiménez de Rada, ambas obras que nos ofrecen un detallado relato de la batalla de Golpejera, repleto de nuevos y minuciosos acontecimientos. Estos hechos provienen en ambos casos de una única fuente, la cual posee un inconfundible sabor épico, y que bien podría ser el perdido Cantar del rey Sancho II.
De Rebus Hispaniae de Rodrijo Jiménez de Rada nos expone así la batalla:
Y habiéndose reunido en un lugar que se llama Golpejera, junto a la orilla del río Carrión, después de producirse en la batalla graves pérdidas en uno y otro bando, finalmente resultó vencido el rey Sancho, y como se arriesgara a emprender la huida, el rey Alfonso, que no quería ensañarse con cristianos, ordenó que nadie se atreviera a perseguir a los huidos. Estaba junto al rey Sancho un valeroso caballero llamado Rodrigo Díaz el Campeador, quien consiguió convencer a su desmoralizado rey de que todavía era posible reorganizar el ejército en desbandada y caer al amanecer sobre los leoneses y los gallegos, que estarían desprevenidos pues aquéllas gentes solían pavonearse y ridiculizar a los demás en los momentos de triunfo y lanzar graves amenazas en los de derrota. Por esto se durmieron ya avanzada la madrugada, agotados tras una noche de charla y se vieron sorprendidos por el rápido ataque del ejército del rey Sancho, y capturados muchos, muertos otros y los demás puestos en fuga, también es capturado el rey Alfonso en la iglesia de la Santa Virgen, que se encuentra en el recinto de Carrión, y es conducido preso a Burgos…
Y en los Anales de Cardeña:
Era de 1110 años (Año 1072). Fueron derrotados los leoneses y tomó el rey don Sancho al rey don Alfonso, su hermano, en Golpejares, en Santa María de Carrión, y ese mismo año mataron al rey don Sancho en Zamora.
Ya en esiglo XIII, Alfonso X en su Primera Historia General de España sintetizó el relato de las crónicas de Lucas de Tuy y Rodrigo Jiménez de Rada, fundiendo en ellas algunos detalles de la Najerense, y quedando como modelo para las crónicas posteriores, así como para los romances (Entre dos reyes cristianos y Don Sancho reina en Castilla) y demás obras literarias, ya muy posteriores, que reflejaron el suceso.
La fecha de la batalla de Golpejera
La primera fuente histórica que nos da una fecha exacta son los Anales Castellanos Segundos, que son seguidos también por la Crónica Najerense: 15 de julio del 1071. Pero Bernard F. Reilly en El reino de León y Castilla bajo el rey Alfonso VI (1065-1109) p. 65, cree que es un error debido al copiar iulius (julio) por ianuarii (enero) abreviado como ian. Por lo tanto, propone los idus de enero, el 13 de enero, como fecha del evento.
Sin embargo, sabemos que Sancho II fue coronado rey de León el 12 de enero del 1072 y que el último diploma firmado por Alfonso VI como rey de León es del 21 de diciembre del 1071. Por lo tanto el decisivo enfrentamiento de Golpejera tuvo que realizar entre esas dos fechas, posiblemente después de las fiestas de Navidad y antes del 12 de enero del 1072.
Localización de la batalla de Golpejera
La Crónica Najerense y los Anales Castellanos Segundos son los primeros que localizan la batalla en las cercanías de Carrión de los Condes. Siglos después Prudencio de Sandoval lo sitúa en un paraje llamado Villaverde de Valpellage (nombre corrompido de Golpejera, según Sandoval), a unas cinco leguas al suroeste de Carrión de los Condes. La localización de Sandoval, generalmente aceptada y particularmente refrendada por la autoridad de Menéndez Pidal, ha sido rebatida en un estudio publicado en 1999 por José M.ª Anguita y Lourdes Burgos, que sitúan la batalla de Golpejera en los términos actuales de Villarmentero de Campos y Lomas (Palencia).
La nueva localización se basa en un conjunto de topónimos perpetuados por la tradición local y que conforman todo un paisaje toponímico, posible reflejo de los escenarios y lances de la batalla. Así, aparte de una Golpejera hoy deformada en Botijera (pero documentada como Golpexera todavía en 1554), hay hasta tres topónimos que recuerdan un incidente bélico de carácter cruento (La Reyerta, La Matanza y La Mortera); otro que refleja un elemento de gran importancia en el relato, como son las tiendas abandonadas por los castellanos en la primera jornada de la batalla y donde sorprendieron dormidos a los leoneses al día siguiente (Las Tiendas); y finalmente un topónimo que recuerda la prisión de Alfonso VI y su conducción hasta Burgos encadenado (La Senda del Obligado).
El estudio también propone que el crucero de Villarmentero sería un recordatorio del acontecimiento para los transeúntes del Camino Francés. De hecho, aunque hoy se alza en medio del cereal, en su momento estuvo enclavado en la antigua vía pública.