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El reinado de Ordoño I (850-866)

por Javier Iglesia Aparicio
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Ordoño I de Asturias

Ordoño I, el nuevo rey en Oviedo, va a ser quien inicie de forma sistemática la incorporación de las tierras de la Meseta Norte al reino de Asturias.

Ordoño I de Asturias
Ordoño I de Asturias

Además va a realizar un cambio en la administración de sus territorios: va a impulsar el nombramiento de condes (comites o comes) sobre quienes va a delegar el gobierno de algunas zonas, sobre todo de las fronterizas. Estos condes serán, por supuesto, nobles de la familia real o cercanas a ella o bien con arraigo e intereses en la zona donde gobiernan. Estos condes van a tener una gran libertad de acción a cambio de su fidelidad al rey asturiano.

Gatón, seguramente su hermano, es citado como conde del Bierzo y repoblador de Astorga; y a Rodrigo le nombrará conde de Castilla. No es posible asegurar el parentesco que Rodrigo tenía con el rey Ordoño. A lo largo del tiempo diversos historiadores han apuntado que era hermano o cuñado del rey Ordoño pero sin aportar datos fidedignos para apoyar dichas hipótesis.

Las repoblaciones de Ordoño I

La situación es propicia para impulsar la expansión del reino asturiano hacia el sur. Según la Crónica de Alfonso III, en su versión Rotense, durante el reinado de Ordoño I:

Las ciudades de antiguo abandonadas, es decir, León, Astorga, Tuy y Amaya Patricia, las rodeó de muros, les puso altas puertas, y las llenó de gentes, en parte de las suyas, en parte de las llegadas de España.

Crónica Rotense, 25

En sus primeros diez años de gobierno, el reino de Asturias va a expandirse más allá de las montañas cantábricas y ocupará, de manera definitiva, Tuy (en fecha desconocida), Astorga (c. 854), León (856) y Amaya (860).

Astorga (Astorica) fue ocupada por el conde Gatón del Bierzo en algún momento anterior al año 854, pues existe ya un documento datado el 6 de mayo de dicho año en el que se indica que Ordoño es dueño de dicha ciudad.

Por otro lado, los Anales Castellanos Primeros nos dan la fecha de la definitiva ocupación de León:

Año 856 pobló el rey Ordoño León, y al tercer año derrotó […]

Por último, el conde Rodrigo, el primer conde de Castilla, ocupará por mandato real la abandonada ciudad de Amaya en el año 860, como veremos posteriormente.

Las repoblaciones ordenadas por Ordoño I no fueron únicamente estas cuatro ciudades. Es obvio que ocuparían también la zonas rurales del entorno de ellas y otras ciudades de las cuales no nos han llegado sus nombres pero que la Crónica Albeldense dice “et alia castra muniuit”, es decir: “fortificó otras muchas plazas”.

Un dato interesante que aporta la Crónica Rotense es que estas ciudades fueron pobladas tanto por gentes del propio reino de Asturias como de otras procedentes del resto de la península Ibérica. En este contexto se refiere a cristianos mozárabes, a gentes procedentes de los territorios dominados por el emirato de Córdoba. Probablemente muchos de ellos procederían de Toledo, ciudad que protagoniza una importante rebelión contra el emir en este periodo.

En estos momentos el fenómeno de la repoblación es apoyado y fomentado por el rey. Las razones son varias. Por un lado, es el método de organizar los nuevos territorios que, aunque tengan población, necesitan tener una estructura de poder; por otro lado, para acoger importantes grupos de mozárabes que migraron hacia el norte tras las rebeliones en Toledo y otras poblaciones de al-Ándalus.

La amenaza Banū Qasī

La llegada de Ordoño I (850) al trono coincide con una nueva rebelión del jefe de los muladíes Banū Qasī, Mūsà ben Mūsà, quien controlaba el valle del Ebro entre La Rioja y Zaragoza.

Mūsà ben Mūsà estaba aliado con Íñigo I Arista, rey de Pamplona, su hermanastro y buscaba la creación de un reino independiente de Córdoba.

Hacia el 852 tropas asturianas y gasconas (procedentes de la Aquitania francesa) se enfrentaron a los vascones y a los Banū Qasī en la Primera Batalla de Albelda, siendo vencedores estos últimos. De esta forma Mūsà ben Mūsà se hace con el control de casi la totalidad de la actual La Rioja teniendo como base una impresionante fortaleza llamada Albelda, cerca de Laturce a pocos kilómetros de Logroño.

Debido a los problemas internos de cordobeses y al cambio de actitud de los pamploneses, el único enemigo de Ordoño I va a ser el caudillo de los Banū Qasī, Mūsà ben Mūsà, a quien las crónicas medievales llaman el “tercer rey de España”.

En continua rebelión contra Córdoba, trata de asegurar el valle del Ebro a su paso por La Rioja. En el 855 va a realizar una dura aceifa contra Álava y al-Qilá y, tras ella, se preocupa de restaurar y fortalecer la guarnición militar de Albelda, “la Blanca”, situada en Laturce, cerca del cerro de Clavijo y de Logroño.

Viendo la amenaza que esta fortaleza supone sobre los dominios orientales del reino asturiano Ordoño I, junto con los pamploneses, lanza una ofensiva contra Albelda (859). Tras una dura lucha la coalición toma la fortaleza y la arrasa. Esta batalla dará lugar, ya en el siglo XII, a la legendaria Batalla de Clavijo.

Termina así, de momento, la amenaza de los Banū Qasī sobre Asturias. Mūsà seguirá peleando contra pamploneses y cordobeses hasta su muerte en el 862. Mientras tanto, tras la derrota de Mūsà, su hijo Lubb o Lope ben Mūsà, gobernador de Toledo, se declarará vasallo de Ordoño I.

Apoyo a la rebelión de Toledo

Mientras tanto ʿAbd al-Raḥmān II muere (852) y su hijo Muḥammad I es nombrado emir. En un primer momento su reinado fue tranquilo pero, tras nombrar visir a Hāšim b. ʿAbd al-ʿAzīz, el descontento se extendió entre mozárabes y muladíes.

Y es Toledo donde mayor va a ser la resistencia al poder del emir. Los mozárabes, dirigidos por Eulogio, depusieron al gobernador musulmán y conquistaron la fortaleza de Calatrava pidiendo ayuda militar a Ordoño I. Éste envió al conde Gatón en el 854. Las tropas asturianas fueron derrotadas en la batalla de Guadalacete, al sur de Toledo. Según Ibn Jaldún:

Los toledanos pidieron la ayuda del rey de Yilliqiya y del rey de los Bashkunish, que acudieron a liberarlos con la ayuda de la gente de la ciudad. El ejército de Toledo formado por la unión del pueblo toledano y los reinos cristianos, viendo al del emir (muy reducido), salieron a los márgenes del río Guadalacete y combatieron con fervor derrotando al emir. Éste se retrajo hasta tierras más al sur, siendo seguido por el ejército de Toledo que cayó en una emboscada, ya que el grueso del ejército árabe estaba esperando ese movimiento. Todo esto produjo una matanza de más de ocho mil almas, dando la victoria al imperio musulmán y aplastando así la rebelión de Toledo.

Sin embargo, la sublevación se reprodujo en el 858, siendo ajusticiado Eulogio al año siguiente.

Incursiones vikingas

Durante el reinado de Ordoño I vuelven a aparecer los vikingos (858-861). En el 859 los vikingos son rechazados por el conde Pedro Theón en Galicia.

Pero los vikingos tienen mejor fortuna cuando, tras incursionar en al-Ándalus, remontan el río Ebro y llegan a Pamplona (c. 859), donde secuestran al nuevo rey García I Iñíguez. Solo tras pagar un costoso rescate, el rey vuelve a Pamplona. Pero, a partir de entonces, la vieja alianza entre los Arista y los Banū Qasī se quebrará y García I será, desde entonces, aliado del reino de Asturias.

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