Portada » Personajes » al-Ḥakam II, califa omeya de Córdoba

al-Ḥakam II, califa omeya de Córdoba

por Javier Iglesia Aparicio
0 comentarios 2,K visitas 4 min. de lectura
A+A-
Reset
Estatua de al-Hakamn II en Córdoba

[Córdoba, 915- Córdoba, 976] al-Ḥakam ibn ʿAbd ar-Raḥmān (الحكم بن عبد الرحمن). Segundo califa de Córdoba (961-976) con el sobrenombre de al-Mustansir Bi-llah (El que busca la ayuda victoriosa de Alá)

Biografía de al-Ḥakam II

Hijo de ʿAbd al-Raḥmān III y la concubina Murchana, a los ocho años fue nombrado su sucesor, recibió una educación esmerada y participó desde joven en labores de gobierno. Desarrolló un gran interés por las ciencias y era amante de los libros. Su carácter era tolerante y pacífico.

Con cuarenta y siete años accedió al califato continuando su política aunque de forma menos enérgica y autoritaria. En general su reinado fue tranquilo. Delegó parte del poder en funcionarios, sobre todo en el general Galib, el chambelán Mushafi y el visir Ibn Abi Amir.

Sus relaciones con los reinos norteños vienen marcadas por el incumplimiento del tratado que Sancho I de León y García I Sánchez de Pamplona habían firmado con su padre con el objetivo de restablecer en el trono leonés a Sancho. Mantuvo a Ordoño IV en su corte hasta su muerte y, finalmente, tuvo que declarar la guerra a los cristianos.

En el 963 marchó contra Castilla, se apoderó de San Esteban de Gormaz y destrozó toda la línea castellana del río Duero. Además ordenó reforzar el castillo califal de Gormaz.

Mientras, otro ejército mandado por Galib, se apoderó de Atienza y de Calahorra, y derrotó a los condes catalanes Borrell II y Mirón I. Con esta campaña, al-Ḥakam aseguró sus fronteras durante años. Además, a partir de ese momento, los problemas internos de los reinos cristianos motivaron una constante afluencia de embajadas pidiendo su ayuda, lo que consolidó la supremacía cordobesa en la geografía ibérica. Sólo en el 974 el ataque del nuevo conde castellano, García Fernández, a Deza (Batalla de Alboreca), y de Ramiro III en el 975 a Gormaz rompieron esa calma. Galib volvió a calmar la situación derrotando a los cristianos en las batallas de Gormaz, San Esteban de Gormaz, Langa y Estercuel.

También continuó su labor estratégica en el norte de África. Tras la retirada del poder fatimí, Galib logró vencer al idrisí al-Hasam ibn Gannum (974), que fue llevado a Córdoba y prestó juramento de lealtad.

Por otro lado, soportó una nueva razzia vikinga. En el 966 los vikingos atacaron Lisboa pero luego fueron derrotados en Silves. El califa ordenó construir una flota en Almería que fuera capaz de enfrentarse a los vikingos en el mar, sin esperar a que éstos desembarcaran. En el 971 comprobó su eficacia al derrotar a una flota vikinga en las cercanías de Sevilla.

Durante su gobierno se cultivaron las ciencias y las artes. Llegó a reunir una biblioteca de más de 400.000 volúmenes.

A su muerte, ocurrida en el 976 por un derrame cerebral, le sucedió su único hijo, Hisham II, fruto de su unión con una concubina de origen pamplonés llamada Subh.