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Wifredo el Velloso, conde de Barcelona, Gerona, Osona, Urgel y Cerdaña

por Javier Iglesia Aparicio
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Wifredo el Velloso. Imagen de la Genealogía de la Casa de Aragón (1400, Monasterio de Poblet)

[c. 840 – Castillo de Aura, 11 de agosto 897] Guifré el Pilós en catalán; Guifredus o  Wifredus en los documentos medievales en latín.
Conde de Urgel, Cerdaña y Conflent (c. 870 – 897), conde de Barcelona y Gerona (878-897) y conde de Osona (886-897)

Wifredo el Velloso era hijo del conde Sunifredo I de Urgel y Cerdaña y de Ermesenda.

 

Conde de Urgel, Cerdaña y Conflent (c. 870 – 897)

El conde Salomón de Urgel y Cerdaña desaparece de la documentación en el año 868. La primera mención de Wifredo como conde Urgel, Cerdaña y Conflent data del año 870; y la de su hermano Miró el Viejo como conde de Conflent del 871. Pero no se sabe con certeza ni cuándo ni por qué fueron nombrados los hermanos condes de estos territorios.

Ramón de Abadal¹ supone que Salomón habría muerto y que en la asamblea de Attigny, celebrada en julio del 870, Carlos el Calvo otorgaría estos dominios a Wifredo y que al poco tiempo cedió el Conflent a su hermano Miró el Viejo.

Estatua de Wifredo el Velloso en la Plaza de Oriente de Madrid
Estatua de Wifredo el Velloso en la Plaza de Oriente de Madrid

La rebelión de Bernardo de Gotia (877-879): Wifredo el Velloso nombrado conde de Barcelona y Gerona

Bernardo de Gotia, conde de Barcelona, Rosellón, Narbona, Agde, Beziers, Magalona y Nimes era en el 877 el hombre más poderoso de la Marca Hispánica. Ese año junto a otros nobles secundó una rebelión general contra Carlos el Calvo y, tras su muerte en octubre del 877, contra su hijo Luis el Tartamudo. Fieles al rey franco se mantuvieron Wifredo el Velloso, sus hermanos Miró el Viejo y Sunifredo y el vizconde de Narbona, Lindoí.

A comienzos del 878 lograron expulsar de la Marca Hispánica y de la Septimania a los partidarios de Bernardo de Gotia. Como recompensa el 11 de septiembre del 878 Luis II el Tartamudo desposeyó de todos sus territorios a Bernardo y los repartió entre sus fieles: Wifredo el Velloso fue investido conde de Barcelona, Gerona y Besalú (cedido luego a su hermano Radulfo); Miró el Viejo recibió el condado de Rosellón. Sunifredo será nombrado abad de Arlés.

La crisis de la monarquía franca y el primer intento de independencia eclesiástica

El rey Luis II el Tartamudo falleció en el 879. El reino franco se dividió entre sus hijos, ambos menores de edad: Luis III recibió Neustria, Austrasia y Lorena; Carlomán reinó sobre Borgoña, Aquitania, Septimania y la Marca Hispánica. Pero sus reinados son de muy corta duración: Luis III fallece en el 882 y Carlomán en el 884.

Ante la situación de desgobierno, agravada por las incursiones vikingas, se descartó entronizar a Carlos el Simple, un hijo de cinco años de Luis II el Tartamudo. Así que los nobles optaron por coronar en la asamblea de Ponthion (885) a Carlos el Gordo, rey de Germania. De este modo todo el territorio carolingio quedaba de nuevo bajo un mismo monarca. Pero su gobierno fue breve y no demostró arrojo en la defensa de sus territorios. El asedio vikingo de París (noviembre 885- octubre 886) acabó tras pagar un tributo a los invasores. Además no supo dominar las revueltas acaecidas en Franconia, Turingia, Sajonia, Baviera y Suabia. En el 887 fue destronado y murió poco después, en el 888. Los nobles de la Francia occidental acordaron entonces nombrar rey a Eudes (Odón), conde de París, quien no pertenecía a la estirpe carolingia

Durante este período de inestabilidad los condes de la Marca Hispánica se mantuvieron fieles a los reyes francos. En el 879 apoyaron a Luis III y Carlomán contra Bosón de Provenza, aunque no se unieron a la expedición militar. En el 881 los condes catalanes visitaron la corte real para solicitar privilegios. En el 886 Carlos el Gordo otorgó a Teotario, obispo de Gerona, un precepto. Pero en el 888, al coronarse un rey que no pertenecía a la dinastía carolingia los condes rechazaron en principio a Eudes aunque no llegaron a rebelarse abiertamente.

Como muestra de la pérdida de poder e influencia de la monarquía carolingia en esta época basta explicar el primer intento de independizarse eclesiásticamente sustrayendo uno de sus territorios a la obediencia a la iglesia franca. En el año 886, aprovechando la ausencia del arzobispo metropolitano Teodardo de Narbona, un clérigo llamado Esclua fue a Gascuña y se hizo consagrar obispo de Urgel, con la aprobación tácita de Wifredo el Velloso, conde de Urgel, quien expulsa al obispo titular Ingoberto, de Ramón I de Pallars y Ribagorza y de los condes Dela y Suniario II de Ampurias.

La situación se complica, cuando Esclua pretende proclamarse metropolitano de la provincia eclesiástica Tarraconense, tratando de dejar de prestar obediencia a Narbona. Con esta condición de metropolitano, con poder sobre las diócesis de Barcelona, Gerona, Pallars y Vic (recién creada) el obispo intruso de Urgel intervino en el contencioso creado en 887, cuando los condes Dela y Suniario II de Ampurias rechazaron a Servus Dei, designado como obispo de Gerona por el metropolitano Teodardo de Narbona, de acuerdo con Wifredo el Velloso. Accediendo a las peticiones de los condes ampurianos, Esclua consagró, con la colaboración de los obispos de Barcelona y Vich, a un nuevo obispo de Gerona en la persona de Eremir. Por otra parte, en 888, Esclua recompensó a Ramón I con la erección del obispado de Pallars, al tiempo que, para asegurarse el apoyo de Suniario II y Dela, se dispone a restablecer la antigua sede de Ampurias, existente hasta la invasión musulmana.

Al principio Wifredo el Velloso toleró el destronamiento de Ingoberto. Pero al poco tiempo, Wifredo, debido a la situación en la corte carolingia, cambia su actitud hacia Teodardo de Narbona y no podía admitir las pretensiones metropolitanas de Esclua. Además, por el interés de los condes en la existencia de sedes episcopales en sus dominios, para controlarlas situando familiares próximos o negociando la concesión a cambio de contrapartidas políticas o económicas, Wifredo no podía permitir la elección de unos nuevos obispados —Pallars y Ampurias— constituidos recortando el territorio de diócesis situadas en sus condados de Urgel y Gerona. Por todo esto, ahora Wifredo se declara en contra de Esclua y a favor de Teodardo y de los obispos destituidos, Ingoberto y Servus Dei. Asimismo reconoce como monarca al rey franco Eudes.

Teodardo convocó en Port, en el 890, un concilio con la asistencia de los arzobispos metropolitanos de Arlés, Aix-en-Provence, Embrun, Apt y Marsella como también de los titulares de diócesis sufragáneas de Narbona. En este concilio se formuló una condena a las usurpaciones de Urgel y Gerona. La crisis eclesiástica se cerró definitivamente con un nuevo sínodo en Urgel (892) donde Esclua y Eremir, obligados a comparecer, serían desposeídos formalmente de las sedes que ocupaban, las cuales fueron restituidas a sus legítimos titulares. De todo el asunto, sólo sobrevivió, temporalmente, el obispado de Pallars.

A pesar del clima de inestabilidad en la monarquía franca, de ningún modo se puede afirmar que Wifredo el Velloso rompiera sus lazos feudales con los reyes francos y, por lo tanto, tampoco se le puede considerar el independizador de los condados catalanes.

Expansión de Wifredo el Velloso hacia tierras musulmanas: El condado de Osona (886)

Desde la época de la sublevación de Aizón (826) contra el dominio carolingio existía una franja apenas poblada y no sometida a los condes francos que abarcaba las comarcas actuales del Ripollés, el Valle de Lord, Berguedá, Llusanés, la Plana de Vic, Moyanés, las Guillerías y Bages, zona predominantemente llana bordeada por las cordilleras: el Prepirineo al norte, la Cordillera Transversal al nordeste y la Cordiellera Prelitoral al sureste.

Los dominios del conde Wifredo el Velloso rodeaban esta zona tanto al norte como al este y éste inicia en el 876 una actuación de expansión de sus dominios hacia estos territorios. El valle de Lord se incorporó al condado de Urgel; Berga al condado de Cerdaña. Pero la zona central del Ripollés, la Plana de Vic, Llusanés y las Guillerías, a grandes rasgos el antiguo país de los ausetanos, se conforma en el 886 un nuevo condado: el condado de Osona. De este modo Wifredo amplió su dominio aproximadamente hasta la línea primero del río Cardener y del río Llobregat después.

Como parte de esta reorganización del territorio Wifredo fundó dos monasterios: Santa María de Ripoll (880) y San Juan de las Abadesas (885). Este último era femenino y a partir del 899 fue gobernado por una hija del conde, Emma, quien además consiguió inmunidad por parte de Carlos el Simple, para que la abadesa y el monasterio estuvieran solo bajo la jurisdicción real y no de los condes.

Santa María de Ripoll
Santa María de Ripoll

En el 886 Wifredo consiguió que el arzobispo de Narbona restableciera la diócesis de Ausa, ciudad en ese momento abandonada y en ruinas y origen de la actual Vic. Se nombró obispo a Gotmar (886-899).

Réplica corona de Wifredo el Velloso en el monasterio de San Juan de las Abadesas
Réplica corona de Wifredo el Velloso en el monasterio de San Juan de las Abadesas

La muerte de Wifredo el Velloso

El avance de Wifredo el Velloso hacia las tierras musulmanas provocó el enfrentamiento con los gobernadores Banū Qasī de la zona. Wifredo quería establecer la frontera en los ríos Llobregat y Segre con fortalezas en Bages (Cardona), Osona, la comarca del Berguedá y los valles de Lord y Cervelló. Los Banū Qasī fortificaron Lérida, Monzón y Balaguer. En el año 884 Wifredo lanzó una campaña contra Ismāʿīl ben Mūsà, gobernador de Lérida, que fracasó estrepitosamente.

Según Ibn al-Athir, años después el sucesor de Ismāʿīl, Lubb ben Muḥammad, atacó la ciudad de Barcelona.

Año 284 de la hégira (897-898). Ath-Thaghr al-Alá (Frontera Superior). En este año el señor de Ath-Thaghr al-Alá Lubb ben Muḥammad al-Qasī atacó el castillo de Aura, en los dominios de Barcelona, sede del usurpador franco. Lubb tomó el castillo, lo incendió y causó daños al enemigo. Al encontrase con el qumis (conde) de aquellos dominios Anqadid ibn al-Munḏir (Wifredo el Velloso), padre de Sunir (Suniario), le obligó a huir, dispersó sus tropas y, aquel día, en lucha, clavó una lanza al usurpador Anqadid por lo que moriría pocos días después. Alah puso de manifiesto el gran favor que tenía a los musulmanes. El hijo de Anqadid, Sunir -a quien Allāh maldiga-, heredó la dignidad de su padre.

Defendiendo su dominios, falleció el conde Wifredo el 11 de agosto del 897 en las cercanía del castillo de Aura. No se sabe exactamente donde se encontraba dicho castillo. Se han propuesto distintas localizaciones como el monasterio de Santa María de Valldaura (Cerdañola del Vallés), el monasterio de Santa María de Valldaura en Olvan (Berguedá) y el castillo de Ora en Vall d’Orá (Solsonés). Sus restos fueron depositados en el monasterio de Santa María de Ripoll.

Sepulcro de Wifredo el Velloso en Santa María de Ripoll
Sepulcro de Wifredo el Velloso en Santa María de Ripoll

La sucesión de Wifredo el Velloso

La debilidad del poder del reino franco se muestra precisamente en la sucesión de los condados que eran patrimonio de Wifredo el Velloso. Desde este momento la sucesión condal es prácticamente un asunto hereditario. Ya no se espera el plácet o el nombramiento del rey franco sino que éste simplemente aceptará que el sucesor en el condado sea un hijo del anterior conde. Es un proceso que no es único de la Marca Hispánica pues es una tendencia en otros territorios francos e incluso dentro del mismo reino de León, como ocurrirá con los condados de Castilla, Saldaña y otros desde el segundo tercio del siglo X.

En un primer momento sus hijos Wifredo Borrell, Miró, Sunifredo y Suniario gobiernan los dominios de su padre de forma conjunta siendo el primogénito Wifredo II Borrel, quien era considerado primus inter pares. Pero finalmente, al tener cada uno descendencia, optaron por dividirse los dominios de modo que:

El origen del apelativo de Wifredo el Velloso

El sobrenombre de Velloso (Pilós o Pelós en catalán) aparece por primera vez en la crónica Brevis historia monasterii Rivipullensis, escrita en latín en el siglo XII que recopila la historia del monasterio de Santa María de Ripoll entre la fundación por Wifredo en el 888 hasta el año 1147. Esta crónica, fuente fundamental de la Gesta Comitum Barchinonensium, comienza con la leyenda del conde Wifredo el Velloso.

En ella se dice que cuando Wifredo vuelve disfrazado de Flandes a Barcelona su madre lo reconoce inmediatamente:

«Y cuando su madre lo vio, fue muy pagada y alegre y conoció que era su hijo. Porque tenía pelo en lugares donde los hombres no suelen tener y por eso fue llamado el Velloso»

Una redacción tardía de esta gesta tradujo el término latino pilosus por velloso y así se mantuvo en la historiografía catalana medieval.

Matrimonio y descendencia de Wifredo el Velloso

Wifredo se casó en el año 877 con Guiniguilda de Ampurias y tuvieron al menos diez hijos:

  • Wifredo II Borrell de Barcelona, conde de Barcelona, Gerona y Osona
  • Miró II de Cerdaña, conde de Besalú y Cerdaña
  • Emma de Barcelona, abadesa de San Juan de las Abadesas
  • Sunifredo II de Urgel, conde de Urgel
  • Radulfo de Barcelona, obispo de Urgel y abad de Ripoll
  • Suniario I de Barcelona, conde de Barcelona, Gerona y Osona
  • Ermesenda de Barcelona
  • Cixilona de Barcelona, abadesa del monasterio de Santa María del Camino
  • Riquilda de Barcelona
  • Guiniguilda de Barcelona, esposa del conde Ramón II de Tolosa.

El mito de Wifredo el Velloso

Como es el caso de otros gobernantes de la Alta Edad Media, Wifredo el Velloso ha sido considerado en la historiografía catalana como el fundador de Cataluña. Su primera mitificación ya ocurre en la obra latina del siglo XII, Gesta comitum Barchinonensium, como antepasado de la dinastía condal barcelonesa. de forma muy resumida, esta leyenda medieval cuenta que:

Wifredo, a quien se hace originario del Conflent, hijo del conde Wifredo de Arrià. Los francos asesinaron a su padre y se llevaron como rehén a Wifredo. El rey franco encomienda al conde de Flandes la protección del joven Wifredo. Ya en Flandes, Wifredo se enamora de la hija del conde y la deja embarazada. La condesa se entera del hecho y, para salvaguardar el honor de su hija, lo mantiene en secreto pero obliga a Wifredo a obtener la dignidad del condado de Barcelona si quiere casarse con su hija.

Wifredo acepta el reto y vuelve a Barcelona vestido de peregrino. Su madre lo reconoce inmediatamente y reúne a todos los nobles que habían sido fieles a su marido. Les presente a su hijo Wifredo y pide que le juren lealtad y que lo sirvan como su señor. poco después se rebelan contra el conde franco Salomón a quien acaban asesinado. Wifredo es por lo tanto conde de Barcelona y envía un mensaje al condado de Flandes para pedir que la hija de los condes venga a Barcelona. Poco después logra también el reconocimiento del rey franco en su gobierno y acaba dejando embarazada y acaba casándose con su hija.

Desde ese momento Wifredo se significará en la lucha contra los musulmanes. Aunque pide la ayuda del rey de Francia, éste le dice que no puede dársela y que tiene que ser él, con sus medios, quien recupere la tierra que se ha perdido frente a los sarracenos. Y que aquello que conquistara serían siempre para él y sus herederos y el rey de Francia dejaría de nombrar a los sucesores en el condado de Barcelona.

Con una gran hueste de francos que se le unieron, Wifredo conquistó todas las tierras llegando hasta las cercanías de Lérida. Además fundó el monasterio de Santa María de Ripoll, ennobleciéndolo con numerosas donaciones.

De esta forma comienza el mito de Wifredo como responsable del fin del dominio franco en Cataluña. Esta figura se verá potenciada en distintas épocas históricas como tras la rebelión catalana de 1640 o, ya en el siglo XIX, con el movimiento nacionalista de la Renaixença.

Muerte de Wifredo el Velloso de Claudio Lorenzale, 1843
Muerte de Wifredo el Velloso de Claudio Lorenzale, 1843

Además, Wifredo el Velloso aparece involucrado en la aparición de otras señas de identidad catalanas, en este caso con el origen de la señera, la bandera de la Corona de Aragón. El origen de esta leyenda, La leyenda de las cuatro barras de sangre, es distinto pues procede del territorio del reino valenciano y de una época posterior, en el año 1551 en la Segunda parte de la Crónica General de España editada por Pere Antoni Beuter.

Según este relato legendario, la bandera de la casa de Aragón procedía a su vez de la casa condal de Barcelona pues fue creada después de una batalla contra los normandos, cuando el rey de los franceses mojó su mano en la sangre de las heridas de Wifredo y, pasando los cuatro dedos por encima del escudo dorado del conde de Barcelona, le dijo: «Estas serán vuestras armas, conde».


  1. Abadal i de Vinyals, Ramon d’: Els primers comtes catalans. Vicens-Vives, 1958 (reed. 1991).