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[Barcelona, c. 1053 – Gualba (Barcelona), 5 diciembre 1082] Llamado Cap d’Estopes, Cabeza de Estopa. Conde de Barcelona, Gerona, Osona y Carcasona-Razés (1076-1082)
Nació en torno a 1053, hijo del conde Ramón Berenguer I el Viejo y de la condesa Almodis de La Marca. Era hermano, gemelo o mellizo según algunos autores, aunque otros lo niegan, de Berenguer Ramón II.
El color y espesor de sus cabellos hicieron que se le diese el sobrenombre de Cabeza de Estopa o Cap d’Estopes.
Comienza a aparecer en la documentación condal junto a su hermano a partir del año 1054. En una donación de Ramón Berenguer I y Almodis al monasterio de Barberá del 25 de marzo del 1054 “et filios nostros Raimundum et Berengarium et Arnaldum Petri”. Y el 2 de enero de 1068 en otra donación de los condes, esta vez a Lérins, firmado por sus hijos “Petri filii eius, Raimundi filii eius, Berengarii filii eius, Agnelus filius eius…”.
Testamento de Berenguer Ramón I y su sucesión (1076)
Al morir su padre, en 1076, dejó herederos a ambos hermanos, en régimen de condominio. Aunque Ramón, el mayor (por haber nacido primero de ser gemelos, o por haber nacido antes que su hermano de no serlo), parece que prevalecía sobre el menor.
Este condominio se expresaba en los documentos con frases como Nos duo fratres Comites Barchinonensis Raimundus Beregarii ac Berengarius Raimundi o Nos pariter scilicet Raimundus Berengarii et Berengarius Raimundi gratia Dei Barchinonenses Comites et Marchiones.
Según el testamento de su padre, ambos hermanos debían de llegar a un acuerdo para repartirse de forma equitativa todas las rentas fiscales y señoriales.
La expedición a Murcia (1077)
Ramón Berenguer II debía de tener un gran afán de enriquecimiento de aventuras. Por esta razón acogió de buenas maneras la proposición de Ibn ‘Ammar, visir del rey de Sevilla: Le ofreció 10.000 dinares de oro por la ayuda militar para la conquista de Murcia, gobernada por los Banu Tahir. al-Mu’tamid de Sevilla quería conquistar este reino taifa y para ello contaba también con tropas de Valencia, Albarracín y refuerzos de Alfonso VI de Castilla y León.
Ramón Berenguer II aceptó la propuesta pero Ibn ‘Ammar pidió que le entregara como rehén a un sobrino, el hijo de su hermana Inés probablemente.
Las tropas barcelonesas llegaron a Murcia y se encuentra con el ejército sevillano comandado por Ibn ‘Ammar y el príncipe al-Rashid, hijo de al-Mu’tamid. Pero no estaba el dinero prometido ni tampoco el grueso del ejército sevillano, que iba en camino. Ibn ‘Ammar había prometido a Ramón Berenguer II que si no recibía el dinero podría quedarse como rehén al príncipe al-Rashid.
El rey al-Mu’tamid de Sevilla desconocía esta última cláusula, pero como Ibn ‘Ammar contaba con que llegara el dinero no pensaba que se llegara a ejecutar.
Ramón Berenguer, al ver que las tropas eran insuficientes para tomar Murcia, que contaba con refuerzos de al-Mamun de Toledo, ni tampoco disponer del dinero, cree que le han engañado y exige a Ibn ‘Ammar la entrega del rehén prometido. Al negarse el príncipe, Ramón Berenguer aprisionó a Ibn ‘Ammar y al príncipe con la oposición de las tropas sevillanas.
al-Mamun, al ver las disensiones en el ejército atacante, realizó una rápida ofensiva y obligó a los barceloneses y a la caballería sevillana a retirarse de Murcia.
Mientras tanto al-Mu’tamid, por boca de desertores, se enteró de la situación y se cree igualmente engañado. Temiendo por la vida de su hijo, maldijo a Ibn ‘Ammar y a Ramón Berenguer y se dirigió hacia Segura y Jaén, llevando encadenado al sobrino del conde de Barcelona.
Ramón Berenguer liberó a Ibn ‘Ammar con la intención de que negociara con al-Mu’tamid y obtuviera el dinero. Pero el rey sevillano no llevaba la suma comprometida. Ramón Berenguer, cansado de esperar, volvió a Barcelona con al-Rashid y, por su lado, al-Mu’tamid regresó a Sevilla con el sobrino del conde.
Ramón Berenguer exigió entonces 30.000 dinares en lugar de 10.000. El rey sevillano no los tenía, pero hizo una acuñación de baja ley que el propio Ibn ‘Ammar llevó a Barcelona junto con el sobrino. Y consiguió el intercambio de rehenes.
El sínodo de Besalú (1077)
A fines del 1077 llegó a Gerona el legado papal Amat de Oleró con el objetivo de reunir un sínodo contra la simonía y, especialmente, contra el arzobispo Wifredo de Narbona, ya excomulgado por Víctor II y luego por Alejandro II y Gregorio VII. Otro objetivo era implantar definitivamente la reforma gregoriana en la iglesia catalana.
El diciembre del 1077, en Besalú, donde el conde Bernardo II había acogido al legado, volvió a excomulgar a Wifredo de Narbona, condenó la simonía y reconoció la obligación de que las abadías recaudaran el censo, un impuesto que debían de dar a la Santa Sede, por un importe de 100 mancusos de oro. Parece que de momento solo Bernardo II de Besalú acató la resolución pero no los condes de Barcelona.
El reparto de 1079
El acuerdo entre los dos hermanos para repartirse el dominio de los condados tardó en llegar y la nobleza comenzó a dividirse entre ellos. A Ramón Berenguer, por ejemplo, le dio potestad el noble Arnau Mir de Tost por los castillos de Olérdola y Aramprunyà, prometiéndole fidelidad y ayuda; o la renovación del vasallaje de Udalardo, vizonde de Bas.
El Papa Gregorio VII intentó mediar, desde 1079, entre ambos hermanos. El 2 de enero de 1079 el Papa escribió al obispo Berenguer de Gerona ordenando que él junto con los abades de Ripoll, Sant Cugat y San Ponç de Thomières resolvieran el problema.
Fruto de estas negociaciones se llegó a un acuerdo el 17 de mayo de 1079 por el que los hermanos se repartían equitativamente la ciudad de Barcelona y el resto del patrimonio familiar con los castillos, casas y tierras distribuidos por el condado desde el Llobregat al Besós.
Ramón Berenguer II se quedó el Castell Nou, con la bodega y corrales, dos mil mancusos y las torres situadas dentro del Palacio Condal. La isla del Port con el alodio, huertos y patios de Bernat Ramón desde el Besòs al Llobregat, divididos por la mitad. El castillo de Castellví de la Marca con su término a excepción de la Torre de Dela y Vallmoll. Avinyó con la “curtis” condal, Aramprunyà, la Almúnia, Gavà, Benviure a Sant Boi de Llobregat y los huertos condales. Pallejà y Les Franqueses, Sant Just Desvern, las “domenges” del Llobregat, la iglesia de Santa María de Caldes y treinta cerdos en Les Franqueses, Sils del Vallès, Vilamajor con la cuarta parte de la iglesia de Sant Pere de Vilamajor y el palacio contiguo. Además de unos días de estancia en el Palacio de Barcelona. Quien viviera en las casas de Bernat Ramón tendría también el castillo del Port, además de su dominicatura e igualmente se quedaría con veintiséis familias judías de la Aljama.
Ambos hermanos hicieron en junio de ese año una donación a Frotard de Thomières como muestra de esta reconciliación.
Pero tampoco este reparto minucioso de bienes puso fin a las querellas entre ambos hermanos. En diciembre de 1080 un nuevo convenio en el que Ramón donaba algunas posesiones a Berenguer y además se prometían repartir todo lo que se consiguiera a partir de entonces, además de que le cedía algunos de su mejores hombres.
Expansión de las fronteras
Ramón Berenguer II firmó en el 18 de junio de 1078 un acuerdo con los vizcondes Ponç Guerau de Gerona y Ramón Folc de Cardone por el que les donaba determinadas garantías como las parias de al-Mudaffar de Lérida.
Este rey taifa se encontraba en lucha contra su hermano al-Muqtadir de Zaragoza y se apoyó en los condes catalanes para defender su posición. En concreto con los dos condes de Barcelona y con Armengol IV de Urgel.
Como resultado de estas luchas entre Lérida y Zaragoza, los condes catalanes obtuvieron territorios:una extensa comarca del Pla de Urgell desde Anglesola en Sidamon, al oeste, Torregrossa, al mediodía, y los confines con el condado de Urgell, en el norte. De este modo el 26 de junio de 1079 los dos condes de Barcelona hacían donación del castillo de Anglesola y Golmers a un tal Berenguer Gombau.
También hubo progreso por la Conca de Barberá, territorio que también pertenecía al rey de Lérida como soberano de la taifa de Tortosa. En 1079 se repoblaba Espluga de Francolí, que los condes donan a Pong Hug de Cervera, y también se coloniza Barberá.
En 1081, mientras los condes preparaban una expedición contra los musulmanes, se presentó en Barcelona El Cid, exiliado, que ofrece sus servicios militares a los condes de Barcelona. Berenguer pero parece que el encuentro no fue amistoso.
Mientras tanto había fallecido al-Muqtadir de Zaragoza (1081) y sus dominios se repartieron entre sus hijos: Mu’tamin recibía Zaragoza y Munḏir las taifas de Lérida, Tortosa y Denia. Ambos hermanos se enfrentaron en 1082. Mu’tamim, quien tenía al Cid a su servicio, atacó a su hermano, quien buscó la ayuda de Barcelona, Navarra y Aragón.
El Cid derrotó a los aragoneses en Tamarit y se fortificó en el castillo de Escarp y de Almenar, éste último a solo 20 km. al norte de Lérida.
Munḏir pidió ayuda a los condes catalanes. Una hueste formada por Berenguer, el conde de Cerdaña, un hermano del conde de Urgel y nobles de Besalú, Ampurias, Rosellón y Carcasona acudieron a asediar Almenar. A pesar de su superioridad numérica, fueron derrotados por el Cid y el propio Berenguer Ramón II será cogido prisionero, llevado al castillo de Tamarit y liberado cinco días después.
El asesinato de Ramón Berenguer II
Mientras Berenguer Ramón II estaba en estas luchas en la zona de Lérida, Ramón Berenguer II se encontraba en Barcelona. Es posible que se hubieran repartido las tareas de gobierno de forma que Berenguer se ocupaba de las expediciones militares y Berenguer de la política interna.
Pero por debajo de esta aparente normalidad y reparto de funciones, parece que persistía la insatisfacción entre los hermanos por el reparto de las tierras y el poder.
El 5 de diciembre de 1082, mientras se trasladaba a Gerona, Ramón Berenguer II fue asesinado en un lugar boscoso y solitario del actual término de Gualba.
Las circunstancias de su muerte aparecen rodeadas de misterio. Un documento de 1160 dice que fue asesinado por sus traidores, puede que fueran los nobles que le acompañan. Se puede sospechar que el instigador de la muerte fuera su hermano, pero no existen pruebas concluyentes.
Hubo quien atribuyó la muerte del conde a los hombres de su propio séquito, pagados según la voz popular, no comprobada. Hubo quien propagó que había sido muerto por la gente de su hermano instigada por éste. Se cuenta que sus restos fueron abandonados en una cavidad conocida por “La Perxa del Astor”, debido a que señaló el lugar un astor que el conde utilizaba en sus campañas de cetrería.
Una vez recuperado el cuerpo por sus fieles fue trasladado a la Catedral de Gerona, donde Pedro III el Ceremonioso hizo enterrarlo en 1365 en un sepulcro cincelado por el escultor Guillém Morey. En él se grabó el siguiente epitafio:
En esta tumba yace el cuerpo del ilustre y poderoso barón señor Ramón Berenguer Conde de Barcelona, hijo del señor Ramón Berenguer Conde de Barcelona quien instituyó los Usatges, que por la cantidad y densidad de rizos encrespados fue llamado Cabeza de Estopa, y que, siendo herido, murió en la ciudad de Gerona el cinco de diciembre del año 1082 y fue sepultado en una tumba construida en la presente Seo en el exterior al lado de la puerta. Y posteriormente trasladado por el ilustrísimo príncipe y señor Pedro tercero Rey de Aragón, octavo descendiente del mismo conde el día cinco de noviembre del año del Señor 1385 y quincuagésimo de su reinado.
La muerte de Ramón Berenguer II provocó una tremenda crisis. El vizconde Bernat Ató I ocupó de inmediato los condados de Beziers y Agde, declarando que amparaba los derechos del hijo y sucesor del difunto, Ramón Berenguer III, muy joven todavía.
Su asesinato se convirtió con el tiempo en motivo de obras literarias como por ejemplo: El Caín de Cataluña de Francisco Rojas Zorrilla (c. 1648), Caín y Abel de obra de G.S. y F.J.O editada en Barcelona en 1858; y El Caín de Cataluña de Antoni Altadill.
Matrimonio y descendencia de Ramón Berenguer II
Ramón Berenguer II se casó en mayo o junio de 1078 con Matilde o Mafalda Guiscard de Apulia-Calabria. Tuvieron al menos a:
- Ramón Berenguer III, el Grande.
- Mafalda de Barcelona, casada con Arnau Guillem, vizconde de Fenollet.
En ocasiones se ha supuesto que el matrimonio tuvo otra hija llamada Almodis que estaría casada con Bernardo Amat, vizconde de Cardona, pero no es posible certificarlo.
Bibliografía
Sobrequés, Santiago: Els Grans comtes de Barcelona, Barcelona, Editorial Vicens-Vives, 1991.