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La localidad palentina de Dueñas se asienta en la falda meridional de un cerro que domina la confluencia entre los ríos Carrión y Pisuerga. Lugar, por lo tanto, estratégico para la vigilancia del cruce de sendos ríos, será incorporado al dominio del reino de Asturias a fines del siglo IX.
Aunque su ocupación es más antigua, como lo demuestran los restos de cerámica del Neolítico y vestigios de asentamientos de la Edad del Hierro aparecidos en su término municipal. Desde el siglo XIX1 se ha repetido que se puede identificar con la ciudad vaccea de Eldana que es citada por la obra Geografía de Ptolomeo en el siglo II pero no es posible certificarlo con los restos conocidos actualmente.
De época romana, del siglo III, son los restos de la villa de Calabazanos y de la de Possídica, que se conserva en la clausura del monasterio de San Isidro. Esta última destaca por un mosaico de magnifica calidad con temas decorativos geométricos y vegetales que representan en el centro un caballo con el nombre de Amoris en el cuello; y en el extremo oeste, representación oceánica con cabeza de Océano en el centro y nereidas a los lados.
Dueñas en la Alta Edad Media
De época visigoda existen restos en el denominado pago de Miravete donde aparecieron una necrópolis y una lápida, en mal estado, que ha sido fechada tanto en el siglo VII como en el siglo IX.
Dejando a un lado referencias a posibles fundaciones de un monasterio en época visigoda, sin fundamentos tangibles, Dueñas reaparece en la historia más de siglo y medio después de la irrupción de los musulmanes en la península Ibérica. Según la Crónica de Sampiro, en el 899, Alfonso III de Asturias llevó a cabo la repoblación de la zona conocida como los “Campos Góticos” y repobló las antiguas ciudades desiertas de Zamora, Simancas y Dueñas: “Ac triennio peracto sub era DCCCCXXXVII, urbes desertas ab antiquibus, populari Rex iussit; hec sunt Zemora, Septimancas et Domnas vel omnes Campi Gotorum”. De este modo expandió y reforzó sus dominios hacia el sur.
Como consecuencia de esta repoblación se reforzará su castillo y comienza su actividad el monasterio de San Isidro, a partir del año 911, recibiendo donaciones de varios reyes leoneses. El monasterio cobrará mucha importancia. Incluso, en el 974 hay noticia de un obispo llamado Sindonio residiendo en el monasterio de Dueñas.
Dueñas será parte del condado de Monzón desde su creación en torno al 943 por el conde Ansur Fernández. Su sucesor sería Fernando Ansúrez en torno al 950. Jiménez de Rada en su “Historia Gótica” indica que en el invierno del 950 hubo un ataque cordobés arrasando tres castillos: “Septimmancas, Donnas et Septempublicam” pero no tenemos ninguna otra noticia de este ataque.
A la muerte de Fernando Ansúrez sin sucesores, su hermana Teresa Ansúrez actuó posiblemente como gobernadora del condado. Pero tras la derrota de su hijo Ramiro III frente a Bermudo II, el dominio del condado de Monzón pasó a manos del conde García Fernández de Castilla, en algún momento entre los años 985 y 990.
Puede que Dueñas se incorporara al obispado de Palencia restaurado por Sancho III de Pamplona en el 1034, aunque es de un documento del 1059, reinando Fernando I, cuando aparece por escrito esa pertenencia. El 5 de noviembre de 1078, Alfonso VI otorgó un fuero a la población de Santa María (seguramente Santa María de Onecha, cuya ermita actualmente se encuentra en ruinas en las cercanías de Dueñas). Este fuero permite confirmar que Dueñas tenía ya en el siglo XI la condición realenga y pertenecía directamente al rey, pues aparece confirmado por Annaia Velaz “que tiene a Domnas como merino bajo la autoridad real”.
Según la Historia Roderici, durante el reinado de Alfonso VI, este cedió la tenencia de varias villas, entre ellas Dueñas, a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, como símbolo de reconciliación entre ambos tras su primer destierro.
El monasterio de San Isidro
Antecedentes legendarios o no comprobados
Existen múltiples referencias en historiadores antiguos sobre la posible existencia de un monasterio fundado en época visigoda en el lugar donde hoy se encuentra San Isidro de Dueñas. pero ninguna de ellas ha podido ser validada o certificada por hallazgos arqueológicos o documentales.2
Cronistas como Yepes y Fidel Fita creen que existía un monasterio femenino (domnas) en época visigoda identificado posteriormente con el monasterio de Santa María del Remolino donado en el 911 a San Isidro de Dueñas, que entonces se encontraría bajo la advocación de San Martín de Tours.
En esta misma línea, fray Prudencio de Sandoval, abad de Dueñas a comienzos del XVII, opinaba que el origen del monasterio estaría en la cercana basílica visigoda de San Juan de Baños cuya comunidad dispersada por los musulmanes se trasladaría a ese lugar.
Gregorio Argáiz dice que este monasterio femenino fue atacado en el 950 por los musulmanes: “La abadesa Esmaragda y sus Monjas que estaban en el Monasterio de San Ysidoro de Dueñas, fueron presas y muertas por los Moros y sus cuerpos arrojados en el río Pisuerga, día último de Março”.
Fundación y primeros años de San Isidro de Dueñas
Lo cierto es que no es hasta el 911 cuando vemos el primer documento del monasterio benedictino de San Isidro de Dueñas. Es una donación del rey García I y su esposa Munia el 15 de febrero de 911 aportando las reliquias del mártir alejandrino Isidoro de Chíos dice: «cuius basilica fundata est in suburbio Legionense iuxta castellum vocitatum Donans inter duo flumina Pisorica et Carrion». De este personaje tomará a partir de ahora el monasterio su principal advocación. En esos momento su abad era Oveco. El monasterio seguramente había sido fundado algunos años antes.
En los años sucesivos San isidro de Dueñas recibió nuevas donaciones de los reyes leoneses. Ordoño II y su esposa Elvira lo hicieron el19 febrero 915, «in cuius honore fundatum est monasterium in locum qui vocatur Castrium, quod dicitur Donans iuxta flumen Pisorice») al abad Pedro; y el 23 de agosto del 917. Fruela II hizo lo propio el 18 de diciembre del 924. Ramiro II hizo una donación el 29 de junio del 935; y otra junto a su esposa Urraca el 1 de noviembre del 936.
Fue favorecido por Sancho III Garcés. En esta época la comunidad monástica estaba regida por monjes catalanes a cuya cabeza estaba el abad Durando (1010-1043). Su hijo Fernando I, junto a su mujer Sancha, confirmó los privilegios de sus antecesores el 1 de octubre de 1043.
El 29 de diciembre de 1073, Alfonso VI donaba el monasterio a la abadía francesa de San Pedro de Cluny. Dueñas se convertía así en la principal base de esta orden en Tierra de Campos, antes de ser desplazada por San Zoilo de Carrión de los Condes.
Las donaciones desde esta fecha fueron continuas; así, en 1077 el monarca entregaba a Dueñas el monasterio de Santiago del Val, entre Santoyo y Támara. También el entorno del monarca procedió a ampliar el patrimonio del priorato cluniacense; en 1090 la infanta Elvira hacía entrega de la granja de Santa Eugenia próxima a Torremormojón y en 1105 su yerno, Enrique de Borgoña, concedía diversos beneficios de sus territorios en el entorno de Sanabria.
Puede que de esta época sean los únicos restos románicos del monasterio visibles en la puerta de la fachada occidental
El castillo de Dueñas
Del castillo medieval hoy en día no se conserva ninguna edificación, únicamente su característica forma de mota recuerda el lugar donde se ubicó durante siglos. El castillo estaba al nordeste de la población, sobre un cerro, como no denominado de “El Castillo”, que alcanza los 852 metros de altura y que hoy en día está repoblado con pinares.
Estaba protegido en la parte inferior del cerro por un profundo foso del que aún se conservan restos, especialmente al norte y al sur. Por encima de él, a media altura, existe una terraza de unos 12 metros de ancho que debió estar protegida por un muro del que quedan escasos vestigios hacia el norte.
Al suroeste se conservan unos restos que pudieran corresponder a una puerta de acceso. El trozo de lienzo más grande que se conserva está al oeste y mide unos 6 metros de largo y presenta varias hiladas de piedra hasta alcanzar una altura máxima de 1,60 metros. En la cima hay una explanada de 7 por 18 metros donde pudo estar emplazada una torre o atalaya.
Existe un grabado de Dueñas, realizado por Robert Pollard en 1808, en el que se ve el castillo al fondo. Según dejó escrito en 1845 Richard Ford, tenía planta rectangular, aunque en esa época ya estaba arruinado, a lo que contribuyó el hecho de que desde 1829 se permitiera la utilización de las piedras de la muralla y del castillo para la construcción del Canal de Castilla. Años después, también se autorizó su uso particular a los vecinos.
Las murallas de Dueñas
Dueñas estuvo rodeada de una sólida muralla en la que se abrían cuatro puertas, de las que sólo se conserva la denominada el Ojo de la Virgen o Puerta de los Remedios situada junto al Arroyo Valdesanjuan, en cuyo interior se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Remedios.
Se trata de una torre fuerte de sillarejo con doble arco apuntado, que sobresale unos metros de la muralla. Para su defensa contaba con una doble puerta, rastrillo y dos pequeñas troneras redondas, actualmente cegadas, junto con un portillo lateral que da acceso al único tramo de muralla que perdura. En el interior se conservan, a media altura, los mechinales donde se apoyaría un forjado de madera hoy desaparecido. Se accede a esta puerta a través de un puente que salva el arroyo Valdesanjuán, que discurre paralelo a la muralla y actúa como foso natural.
Más adelante, junto al puente que da acceso a la calle Antonio Monedero, se encontraba la Puerta de la Villa o de Valladolid, por ser la utilizada para desplazarse a esta localidad. La Puerta de San Martín estaba al norte junto al desaparecido puente que permitía cruzar el río Pisuerga para dirigirse a Palencia y Burgos. Por último, al final de la calle de San Juan se situaba la puerta del mismo nombre que daban salida al monte.
El trazado de la muralla, partiendo de esta última puerta, bajaba hasta el arroyo de Valdesanjuán, para continuar por su margen izquierda (actual calle Barbacana) y subir por la carretera vieja hasta la de San Martín. Probablemente se cerraba la cerca a través de la calle Corredera, aunque según algunos autores continuaba desde ambas puertas hasta el cerro del castillo.
Debido a la importancia que tenía la muralla, en 1568 se prohibía en las ordenanzas municipales “sacar piedra ni tomar ni lleuar alrededor de los muros de esta villa de lo que se cay de las çercas, ni de las baruacanas ni de la ribera del rio…”
En el siglo XVII, Rodrigo Méndez Silva la describe con fuertes muros y tres puertas. A partir del 1786, en que se falla a su favor en el pleito presentado por los vecinos cuestionando la existencia del señorío y se reconoce su condición de realengo, la población se apropia de piedras de la cerca para su uso particular. En 1829 alcanza la construcción del Canal de Castilla el término de Dueñas, lo que supuso el empleo de las piedras del puente fortificado, ahora en desuso por haberse desviado el cauce del río Pisuerga, del castillo y de la muralla.
La leyenda de los botijeros
En Dueñas existe una leyenda que se remonta a hechos acaecidos supuestamente en época altomedieval. Se cuenta que la fortaleza había sido tomada tiempo atrás por los musulmanes, que establecieron allí un cuartel general. Al amanecer el pueblo de Dueñas se lanzó al rescate del castillo utilizando como armas arrojadizas y defensivas unos botijos. Todo el día duró este asalto. A la caída del sol habían muerto todos los árabes de la guarnición, y después se procedió a desmantelar el castillo, del que no quedaron dos piedras juntas.
A falta de documentos escritos, el relato se apoya en leyendas de la tradición oral y juglaresca. Así, el asalto al castillo y su destrucción a botijazos fue, supuestamente, el argumento de un drama que escribió un poeta palaciego con ocasión de la boda que en Dueñas celebraron el rey Fernando el Católico, viudo de Isabel, y Germana de Foix, y que se desarrollaron en 1506 en el palacio de los Acuña, condes de Buendía.
Esta es también la razón de que a los habitantes de Dueñas también se le conozca como botijeros.
1. «Eldana. Era una de las ciudades de los vacceos, los que ocupaban desde el Tormes y Coca hasta confrontar con los astures y cántabros por el Mediodía de estas dos naciones. En esta extensa comarca está Dueñas, y á ésta corresponde la antigua Eldana». Diccionario geográfico-histórico de la España antigua, tomo II, pág. 435. Madrid, 1836
2. Se puede consultar más sobre las distintas tradiciones en el capítulo IV del libro Historia del Real Monasterio de San Isidro de Dueñas, Instituto Tello Téllez de meneses, 1969, pp. 27-36.