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ʿAbd al-Raḥmān I o Abderramán I, El Emigrante o El Justo, emir omeya de Córdoba

por Javier Iglesia Aparicio
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Dirham de plata de 'Abd al-Rahmán I

[al-‘Ulyà (Siria), 113H/731 – Córdoba, 25 rabí II de 172H /30 de septiembre 788] Abu l-Muẓaffar ʿAbd al-Raḥmān b. Mu‘awiya b. Hisham b. ʿAbd al-Malik b. Marwān al-Dājil (el Emigrado). En árabeعبدالرحمن بن معاوية بن هشام بن عبد الملك

Primer emir omeya de al-Ándalus (756-788)

No se sabe exactamente en que localidad siria nació, unos dicen que en Dayr Hanina y otros, como Ibn Ḥayyān en al-‘Ulyà, villas ambas relativamente cercanas a Damasco.

Era nieto del califa Hisham ben ʿAbd al-Malik. Su padre Mu’awiya murió bajo el reinado del citado califa. Su madre Rah (Alegría) era una esclava bereber originaria de la tribu Nafza. Quizás este vínculo norteafricano explica en buena medida la huida hacia Occidente, donde en un principio intentó hacerse con el dominio de un territorio o de una provincia.

Poco se sabe de su niñez y adolescencia. Cuando los abasíes mataron al último califa omeya, Marwān II, el 7 de julio de 750, éstos intentaron acabar con todos los omeyas.

Huida a Ifriqiya (750-755)

De esta matanza solo se libraron Abderramán, sus dos hermanas, Umm al-Aṣbag y Amat al-Raḥman, y su hijo Sulaymān de tan sólo cuatro años, y algunos de sus fieles, entre ellos sus clientes Badr y Salim Abu Shuya.

Primeramente, huyeron hacia el río Éufrates, quizá con el propósito de despistar a sus perseguidores, antes de dirigirse por el istmo de Suez a Egipto, donde sus hermanas se radicaron. Abderramán continuó su huida hacia el oeste con su hijo, en compañía de sus clientes más fieles se refugia en Barqa (Cirenaica), desde allí se dirige a Ifriqiya (actual Túnez), pensando recibir buena acogida del gobernador del territorio, ʿAbd al-Raḥmán ben Ḥabīb al-Fihrí en su capital Kairuán.

Tras una buena acogida inicial, finalmente el valí intentó deshacerse del omeya que, avisado, buscó refugio entre los Banu Mugiṭ, clientes del califa omeya ʿAbd al-Malik ben Marwān. Mas, sintiéndose inseguro, pasó a territorio de los bereberes Miknasa. Aposentado en el lugar de Bara, en medio de grandes dificultades se salvó gracias a la mujer de Abu Qurra Wansus al-Barbari, buscando refugio en Sabra, entre los bereberes Nafza, parientes de su madre, donde obtiene ayuda monetaria de sus clientes.

Desde allí ordena a su liberto y cliente Badr que se ponga en contacto con los clientes omeyas residentes en al-Ándalus. Éste se entrevista con notables del yund de Damasco y de Qinnasrin, que representaba una fuerza de 500 hombres de armas, los cuales, conscientes de sus deberes de clientela para con el príncipe desterrado, convinieron en ganarse el apoyo del qaysí al-Ṣumayl, el verdadero hombre fuerte de al-Ándalus aunque su valí fuera Yūsuf al-Fihrí.

Aprovechando la ocasión, una delegación de clientes omeyas reunidos con Badr se unió a las filas del ejército qaysí que fue en ayuda de al-Ṣumayl. Éste, una vez salvada la situación, prometió apoyo a Abderramán, pero comprendiendo que aquello sería el final de las “libertades tribales” no tardó en desdecirse diciendo:

Me parece que [ese ʿAbd al-Raḥmān] pertenece a una familia tal, que, si cualquiera de sus miembros mea en la Península, tanto nosotros como vosotros nos ahogaremos en su meada.

Badr y los clientes omeyas radicados en el país, favorables a la causa, buscaron el apoyo de los kalbíes, que accedieron a prestarle su ayuda. Una delegación de ellos fue a buscar a su señor en una barca de pesca, la más grande que se pudo hallar, y tras pagar a los bereberes zanata para que lo dejaran marchar, Abderramán desembarcó en Almuñécar en septiembre del año 755.

Entrada en al-Ándalus (755-756)

Yūsuf , el valí de al_Andalus, trató de llegar a un acuerdo con el omeya ofreciéndole su hija en matrimonio y concediéndole el gobierno de las coras de Elvira y el Reiyo (Granada y Málaga). Mas el Emigrado, que se sabía apoyado por los árabes kalbíes, no aceptó el arreglo. Pero Abderramán no lo aceptó. Contaba con una fuerza de 2000 hombres, además de algunos clanes bereberes.

Se proclamó emir de al-Ándalus ante sus partidarios el 8 de marzo del año 756. Fue reconocido por los notables de Sevilla, hizo su entrada en la ciudad, donde recibió el 12 de marzo juramento de fidelidad de toda la población. Permaneció allí reuniendo tropas venidas del Algarve y de otras coras y recibiendo a todos aquellos que se adherían a su causa; cuando se sintió lo suficientemente fuerte, se dirigió a Córdoba el 6 de mayo con el ejército que había formado, contando ya con 3000 jinetes, entre los que se hallaban destacados jefes y notables árabes.

El 14 de mayo, tras un enfrentamiento victorioso con las tropas del valí Yūsuf al-Fihrī y de al-Ṣumayl, en la batalla de la Almusara, Abderramán entró rápidamente en Córdoba para evitar saqueos y poner de su parte a la población, demostrando a la vez con ello que no era un ocupante, sino el legítimo gobernante y fundador de un nuevo régimen y del primer emirato islámico independiente del califa de Damasco.

La derrota qaysí no terminó con los problemas. Yūsuf se refugió en Toledo y al-Ṣumayl en Jaén con sendos ejércitos. enrolaban en sus ejércitos a cuantos podían. Por medio de la diplomacia, el emir omeya consiguió el cese de las hostilidades por ambas partes. Se redacta un pacto según el cual sus rivales debían entregarle el mando, y si bien les aseguraba el disfrute de sus bienes y concedía un perdón (amán) a ellos y a sus partidarios, el emir se quedaba con el mando y sus rivales eran obligados a vivir en Córdoba y a entregar rehenes. Sus dos jefes residirían en adelante en Córdoba. Yūsuf tendría que presentarse todos los días ante el nuevo emir, a más de entregarle en rehenes a dos de sus hijos, que estarían en dorado cautiverio en el alcázar cordobés. Al-Ṣumayl, mientras, viviría en su casa del arrabal. El acuerdo se firmó el 5 de julio de 756.

Emir de Córdoba (756-788)

Los comienzos de su gobierno no fueron fáciles. Primero hubo de hacer frente a la rebelión del antiguo valí Yūsuf que no fue sofocada hasta el 759 aunque motivó la rebelión de su cliente Hisham b. Urwa en Toledo entre los años 761 y 764. También sufrió disturbios provocados por simpatizantes de los abasíes: Al-‘Ala ben Mugaith se rebeló el 763 en Beja; el bereber Shaqya en la cora de Santaver (aprox. Cuenca) entre los años 768 y 777; la revuelta de ʿAbd al-Raḥmān el Eslavo en Tudmir (c. 777-c.779), etc.

Pero el momento más conflictivo fue cuando un grupo de dirigentes del valle del Ebro se sublevó al mando de los gobernadores de Zaragoza, Ḥusayn al-Ansarí, y de Barcelona, Suleyman, y pidió ayuda al rey franco Carlomagno (774). Carlomagno vio una oportunidad de expandir la Marca Hispánica y asegurar su flanco meridional. Por eso en el 778 se encaminó con un potente ejército pasando por Roncesvalles y Pamplona hacia Zaragoza. Carlomagno no pudo rendir Zaragoza y tuvo que huir rápidamente. En su regreso fue completamente derrotado en Roncesvalles por una alianza de vascones y musulmanes que buscaban liberar a Suleymán.

Debido a la gran cantidad de rebeliones que tuvo que soportar, ʿAbd al-Raḥmān creó un ejército propio constituido en su mayoría por bereberes del norte de África y eslavos, es decir gente procedente del este de Europa. Acabó con los deseos de expansión de los reyes asturianos realizando diversas acciones militares que forzaron a los asturianos a replegarse a las montañas.  

Tomó como modelo de administración el de la dinastía omeya de Damasco y realizó una gran labor constructiva iniciando la gran mezquita de Córdoba.

Murió el 30 de septiembre de 788 en Córdoba y le sucedió su hijo Hisham I.

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