Portada » Blog » El Poema de Fernán González. Y de cómo la épica ocultó la historia

El Poema de Fernán González. Y de cómo la épica ocultó la historia

por Javier Iglesia Aparicio
0 comentarios 238 visitas 61 min. de lectura
A+A-
Reset
El poema de Fernán González. Y de cómo la épica ocultó la historia

El Poema de Fernán González es una de las principales obras literarias de la épica medieval castellana. Narra las hazañas del conde Fernando González de Castilla quien, en la lucha contra musulmanes, navarros y leoneses, dirige al pueblo castellano hacia su deseada independencia. Gozó de enorme popularidad desde el momento en el que un anónimo monje de San Pedro de Arlanza lo compuso en el siglo XIII. Tanta que prácticamente ocultó la verdadera biografía del conde castellano y fue incorporado a las crónicas históricas. Posteriormente, a partir del siglo XV, dio lugar a numerosos romances populares y a varias obras dramáticas como la compuesta por Lope de Vega y que se representa anualmente en San Pedro de Arlanza y ahora en Lara de los Infantes.

En este artículo haremos un resumen de la historia que nos cuenta el poema, deteniéndonos en algunos de los aspectos más curiosos y singulares. Pero también habrá una serie de pausas históricas donde se contará la verdadera historia de Fernán González, la cual prácticamente es desconocida debido a la fuerza del mito que fue propagado por el poema. De este modo se pretende dar a conocer los verdaderos hechos de Fernán González y la importancia que tuvo en el devenir de Castilla.

Introducción: De cómo la épica ocultó la historia

La épica medieval española que ha llegado hasta nuestros días es relativamente escasa si se compara con la producción francesa, inglesa o las sagas nórdicas. Además, muy pocas de las historias han llegado a nosotros en su formato original de cantar de gesta o de epopeya, es decir, en verso. La gran mayoría, salvo el Cantar del Mio Cid, el Cantar de Roncesvalles, las Mocedades de Rodrigo y el Poema de Fernán González, ha llegado prosificada a partir del siglo XIII en las crónicas históricas medievales.

Sin embargo, sí es un caso único la densidad de la épica medieval que está relacionada con los orígenes de Castilla. Y es que prácticamente toda la historia del origen del condado de Castilla y de cómo llega a convertirse en un reino tiene, frente a la historia, una historia épica que la adorna y amplifica.

Comenzamos con las leyendas en torno a los Jueces de Castilla, Laín Calvo y Nuño Rasura, quienes ante la lejanía de Oviedo y de León, son proclamados por el pueblo castellano para que sean sus alcaldes. Se continúa con el Poema de Fernán González que glosa las hazañas del Buen Conde que, según esta línea épica, logra deshacerse del yugo leonés. Tras él, los Siete Infantes de Lara, situados en época del conde García Fernández, hijo de Fernán González. La historia épica es proseguida por la leyenda de La condesa traidora, situada en los finales del conde García Fernández y los comienzos del gobierno de su hijo Sancho García. El asesinato de su hijo, García Sánchez en León cuando se iba a casar en dicha ciudad es narrado por el Romanz del Infant García.

Ya bajo la nueva dinastía pamplonesa los últimos años de Fernando I de León son tratados en Las Mocedades del Cid donde se pone en contacto a Rodrigo Díaz de Vivar con el futuro primer rey de Castilla: Sancho II. Éste es también protagonista del Cantar de Sancho II o del Cerco de Zamora, donde el Cid también aparece al lado del rey. Y finaliza este ciclo con sus propias hazañas épicas en el Cantar de Mio Cid.

Mapa conceptual de la épica medieval castellana
Mapa conceptual de la épica medieval castellana

Este corpus literario es un tesoro del que carecen otras regiones no solo de España sino de Europa y que va a influenciar enormemente la literatura castellana medieval y posterior.

Pero en un momento, los siglos IX al XI, en el que las fuentes históricas no son abundantes, el historiador medieval de Castilla se ha encontrado, hasta tiempos recientes, con que era realmente difícil diferenciar leyenda de realidad. ¿Por qué? Porque estas leyendas y cantares son pronto, a partir del siglo XII, incorporadas a las propias crónicas históricas, prosificadas, tomándose la mayoría de ellas como reales. El culmen ocurre con la Primera Crónica General, mandada compilar por Alfonso X el Sabio: debido a su autoridad, la historia ahí fijada será repetida durante más de siete siglos por el resto de crónicas y obras históricas. Y si acaso, en todo este tiempo, solo se amplió el carácter épico del conde con otras hazañas añadidas, destacando a Gonzalo de Arredondo, abad de Arlanza, que compuso ya en el siglo XVI varias obras sobre la vida de Fernán González.

La labor de diferenciar historia y épica comienza más o menos a mediados del siglo XX con historiadores como Claudio Sánchez Albornoz y Justo Pérez de Úrbel. Pero no ha sido hasta principios del siglo XXI, con la labor de historiadores como Gonzalo Martínez Diez, El Condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la leyenda (2005); El surgimiento de una nación. Castilla en su historia y en sus mitos (2005) de F. Javier Peña Pérez; y Castilla en tiempos de Fernán González (2007) de Juan José García González cuando se ha logrado prácticamente conformar una verdadera biografía histórica del conde Fernán González.

Ante la parquedad y falta de hechos históricos constatados, la épica permitía ensalzar la historia de Castilla, el honor y el valor de sus gentes e ir creando un sentir, digamos nacional, frente al resto de reinos cristianos de la península Ibérica. Y de entre todos los personajes quizás el más desconocido en su lado histórico va a ser precisamente Fernán González.

Por esta razón, la labor del historiador para elaborar una biografía histórica de Fernán González apartando los matorrales épicos ha sido realmente complicada. La crónicas históricas más o menos contemporáneas al gobierno de Fernán González son mínimas: los Anales Castellanos Primeros (finalizados en el 939) y la Crónica de Sampiro, finalizada en torno al año 1000; de las crónicas musulmanas destaca sobre todo el al-Muqtabis del historiador cordobés del siglo XI, Ibn Hayyan; y, por último, los documentos que nos han llegado de los monasterios de la zona: San Pedro de Arlanza, San Pedro de Cardeña, Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla.

Son 35 los documentos en los que Fernán González aparece como protagonista principal y alrededor de otros 20 le mencionan como testigo o partícipe en donaciones reales o actuaciones de otra índole. De los 35 documentos propios de Fernán González hay 16 falsos, 7 sospechosos, 6  interpolados y 6 a los que no se pone ninguna objeción por parte de los especialistas en diplomática medieval. ¿Por qué ocurrió esto? Por la necesidad de los monasterios de justificar sus propiedades frente a otros monasterios y propietarios, nobles o concejos. Sobre todo en las copias realizadas a partir del siglo XIII muchos documentos fueron directamente creados o modificados.

Solo ha llegado a nuestros días un único documento original escrito en el siglo X. Se trata de una donación que en el año 937 Fernán González y su esposa Sancha hacen del monasterio de Santa María de Cárdaba, en la actual provincia de Segovia, al monasterio de San Pedro de Arlanza y que está escrito por Florencio de Valeránica, uno las personas más cultas del siglo X. En él podemos ver la que quizás es la única firma del conde y su esposa que ha llegado a nosotros.

Descubierto en 2011. Donación de Santa María de Cárdaba (Segovia) a San Pedro de Arlanza (937). Escrito por Florencio de Valeránica. Conservado en British Library
Donación de Santa María de Cárdaba (Segovia) a San Pedro de Arlanza (937). Escrito por Florencio de Valeránica. Conservado en British Library
Monogramas de Fernán González y Sancha Sánchez en el documento del 937
Monogramas de Fernán González y Sancha Sánchez en el documento del 937
Ego Fredinando Gundisalvis comite in Castella et uxor mea Sancia, qui istum scriptum testamentum fieri uolumus, de manibus nostras coram testibus

El Poema de Fernán González: autor, época y motivaciones

El Poema de Fernán González es seguramente el mejor ejemplo del mester de clerecía medieval castellano. Se desconoce el nombre de su autor pero la práctica total de los estudiosos coinciden en qué tuvo que ser compuesto por un monje de San Pedro de Arlanza. 

Las razones de esta atribución son al menos dos. Por un lado demuestra un conocimiento del entorno geográfico cercano a dicho monasterio. Menciona a Lara, Hacinas, Carazo, Muñó, Piedrahita de Muño y conoce muy bien los orígenes eremíticos de San Pedro de Arlanza, la primera fundación que debió de localizarse en la ermita hoy llamado de San Pelayo o de San Pedro el Viejo situada en un farallón a orillas del río Arlanza, sobre la cueva de La Ermita.

Por otro lado, en todo momento trata de mostrar a dicho monasterio como ligado desde sus orígenes a Fernán González, siendo uno de sus apoyos y que, en correspondencia, lograría más prebendas por parte del conde frente a la competencia de otros monasterios cercanos como los de Cardeña, Silos y San Millán de la Cogolla.

¿Cuándo se escribió el poema? No nos ha llegado una datación exacta del mismo pero es posible establecer el período en el que fue escrito. Indudablemente, el monje recogió historias y leyendas contadas en las tierras de Lara, es posible incluso que existiera un Cantar de Fernán González juglaresco, que habían ido pasando de generación en  generación pero al plasmarlas por escrito nos dejó algunos indicios de cuándo hizo esto. 

En primer lugar se menciona a los benimerines, un pueblo norteafricano que entre 1245 y 1268 derrotó a los almohades y se hizo con poder de todo el actual Marruecos y parte de Argelia e incluso llegó a atacar partes de la costa meridional de la península Ibérica, siendo su primer intento en 1275 a través de Tarifa y Algeciras.

Pero además determinados personajes y hechos del Poema parecen remitir al período del reinado de Fernando III de Castilla (1217-1252) y León (1230-1252). Por lo tanto se puede concluir que el poema fue escrito en torno al año 1250.

¿Cómo ha llegado a nosotros? La fuente fundamental es un manuscrito del siglo XV conservado en la Biblioteca de El Escorial. Tiene 752 estrofas, algo más de 3000 versos, aunque con muchas lagunas.

Poema de Fernán González. Primer folio del manuscrito de El Escorial
Poema de Fernán González. Primer folio del manuscrito de El Escorial

Se conserva también un fragmento escrito en una teja en el siglo XIV hallada en la ermita de Santa Marina de la localidad de Villamartín de Sotoscueva (Burgos) con cuatro estrofas (180,106, 107, 108).

Teja de Villamartín de Sotoscueva
Teja de Villamartín de Sotoscueva

El resto se puede rastrear prosificado en la Primera Crónica General o Estoria de España de Alfonso X el Sabio compuesta en el último tercio del siglo XIII.

¿Y cuál fue la motivación que tuvo este anónimo autor para escribirlo? Hay dos grandes razones: una, la más clara desde el punto de vista monástico; otra más reconocible por el público lector de la época (nobles y eclesiásticos sobre todo).

La primera es enaltecer a San Pedro de Arlanza como en gran monasterio castellano, ligado a su historia desde los mismo comienzos de quien se considera el libertador de Castilla frente a León, Fernán González, dando así un autoridad y preeminencia de dicho cenobio sobre el resto de competidores. Arlanza, ayuda al conde en sus inicios; Arlanza es el medio de comunicación del conde con Dios; Arlanza recibirá donaciones de conde; Arlanza es el túmulo funerarios de los castellanos caídos y, a la postre, del propio conde y su esposa.

La segunda motivación tiene un carácter más político y engarza perfectamente con los hilos de poder del reinado de Fernando III: se trata de engrandecer la historia de Castilla. Fernando III será el rey que unifique en un mismo trono, de modo definitivo, los reinos de Castilla y de León en 1230. Y fue gracias a un golpe de fortuna que no estuvo exento de dificultades. Vayamos un momento a este siglo XIII y veamos las circunstancias de esta unión que, como más adelante explicaremos, influyen en la composición del Poema de Fernán González.

A comienzos del siglo XIII León es gobernado por Alfonso IX y Castilla por Alfonso VIII, primos, profundamente enemistados y rivales entre sí. Alfonso IX tuvo dos matrimonios: el primero con la infanta Teresa de Portugal, de quien tuvo dos hijas Dulce y Sancha; tras ser anulado por motivos de consanguinidad, se casó con la primogénita de Alfonso VIII, Berenguela de Castilla. Pero este matrimonio también fue anulado y Berenguela y el hijo de ambos, el futuro Fernando III, volvieron a Burgos en 1204.

En 1214 muere Alfonso VIII y Berenguela se hace cargo del reino de Castilla pues el heredero, su hermano Enrique I, es aún un niño de 10 años. Pero en 1217 Enrique I muere y es Berenguela a quien le corresponde reinar en Castilla, aunque cede sus derechos a su hijo Fernando III que en ese momento tenía 16 años.

Mientras tanto Alfonso IX no se volvió a casar aunque tuvo relaciones con varias nobles y una amplia descendencia ilegítima. Pero se encuentra que, desde 1214 el único heredero masculino legítimo es precisamente el rey de Castilla. Alfonso IX no desea que sea así y parece ser que trata de que sean sus hijas Dulce y Sancha las herederas del reino. Sin embargo, el Papado confirma en 1218 que el legítimo heredero a la muerte de Alfonso IX ha de ser Fernando III de Castilla.

Alfonso IX muere en 1230. Fernando III no es aceptado como rey a la primera en León y tiene que combatir a la nobleza leonesa. Pero finalmente un acuerdo entre Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, la llamada Concordia de Benavente, certifica que Fernando III será también de León a cambio de una cuantiosa suma de dinero que hace que Dulce y Sancha renuncien a sus derechos sucesorios.

Unión dinástica de Castilla y León en 1230
Unión dinástica de Castilla y León en 1230

Fernando III es por tanto rey de sendos reinos pero tendrá que legitimarse en los siguientes años frente a la nobleza leonesa. Sin embargo, esta unión definitiva de ambos reinos supone también un cambio en la balanza del poder. Desde entonces la parte más poderosa del reino será Castilla (Burgos, Toledo, Sevilla), no León. Es ahora cuando el reino de Castilla se alza con la primacía entre todos los reinos cristianos de la península Ibérica. Y esto hay que justificarlo de algún modo porque, ¿cómo es posible que un pequeño territorio que nace como un condado del reino de Asturias en el siglo IX sea ahora el reino más poderoso de todos incluso por encima de León? 

He aquí la segunda motivación del Poema. Todos los intelectuales del reino, nobles y eclesiásticos comienzan a escribir y narrar la épica historia de cómo Castilla y los castellanos se convierten en la cabeza de la Cristiandad a pesar de sus humildes orígenes.

El periplo del héroe

El periplo o el viaje del héroe es un término acuñado por el antropólogo y mitólogo estadounidense Joseph Campbell para definir el modelo básico de muchos relatos épicos de todo el mundo. Campbell sostiene que los héroes de numerosos mitos de tiempos y regiones dispares comparten estructuras y desarrollos fundamentales, que aparecen resumidos en su obra El héroe de las mil caras.

“El héroe se lanza a la aventura desde su mundo cotidiano a regiones de maravillas sobrenaturales; el héroe tropieza con fuerzas fabulosas y acaba obteniendo una victoria decisiva; el héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar favores a sus semejantes.”

Campbell describe diecisiete etapas o pasos a lo largo de este viaje, aunque son muy pocos los mitos que cumplen los diecisiete. Unos suman muchas de las etapas, y otros solo algunas; unos mitos pueden concentrarse en sólo una de las etapas, mientras que en otros se hace frente a las mismas en un orden diferente. 

Las diecisiete etapas pueden organizarse de diversa manera. Es común la división en tres secciones: “Salida”, “Iniciación” y “Retorno”. La “Salida” trata de la aventura del héroe antes de cumplir la misión, la “Iniciación” se ocupa de las diversas aventuras del héroe a lo largo del camino, y el “Regreso” trata de la vuelta del héroe con los conocimientos y las competencias adquiridos en el viaje.

El periplo del héroe
El periplo del héroe

A partir de ahora vamos a ir haciendo un resumen de la historia que nos cuenta el Poema de Fernán González, deteniéndose en algunos elementos interesantes y curiosos y haciendo algunas pausas históricas para contraponer el relato épico con la biografía real.

Comenzamos. Como todo relato épico, las circunstancias previas a las acciones del héroe han de ser penosas. Solo así puede aparecer un héroe que tenga la capacidad de cambiar el destino de un pueblo y engrandecerlo, Si no fuera así, no merecería la pena contar una historia épica. En las estrofas 1 a  la 144 comienza haciendo hincapié en el pasado cristiano de España, de cómo fue gobernada por los reyes godos que se convirtieron al catolicismo, una época dorada que va a tener su fin por una traición. La famosa traición del conde Yllán o Julián que en el contexto de la guerra entre el rey Rodrigo y los witizanos decide traicionar a Rodrigo. Le convence de que no es necesario tener armas y de que pida a sus nobles y militares deshacerse de ellas. Pero, a la vez, se confabula con los musulmanes que ya han tomado prácticamente todo el Magreb salvo Ceuta. La invasión es definitiva: Rodrigo cae muerto, el reino visigodo desaparece y el islam domina todo el territorio. 

Continúa narrando los inicios del reino de Asturias con Pelayo, Favila, Alfonso I… y hace referencia a otros cantares de gesta como es la batalla de Roncesvalles y las andanzas de Bernardo del Carpio frente a los francos de Carlomagno. Llega así al reinado de Alfonso II de Asturias (791-842) donde el autor hace una pausa para regalarnos dos elogios: uno a España y otro a la Castilla.

145 Por esso vos lo digo que bien lo entendades:
mejor es que otras tierras en la que vos morades,
de todo es bien conplida en la que vos estades,
dezir vos e agora quantas ha de bondades.

España es un tierra con un buen clima, repleta de pastos, árboles, frutales, ganado vacuno, porcino y ovino, telas de lino y de lana, abundante en caza y pesca, en agua, sin falta de pan y vino, provista de minas de sal, oro, plata y hierro, en cochinilla para tintar telas de escarlata… en todo mejor que las tierras de Francia e Inglaterra.

156 Commo ella es mejor de las sus vezindades,
assi sodes mejores los que Espanna morades,
omnes sodes sesudos, mesura heredades,
d’esto por todo el mundo muy grand preçio ganades.

Pero, como ya hemos dicho, uno de los propósitos del Poema es encumbrar a Castilla, lo que queda claro en la estrofa 157: 

157 Pero de toda Espanna Castiella es mejor,
por que fue de los otros el comienço mayor,
guardando e temiendo sienpre a su señor,
quiso acreçentar la assi el Criador.

158 Aun Castiella Vieja, al mi entendimiento,
mejor es que lo al, por que fue el çimiento,
ca conquirieron mucho maguer poco convento:
bien lo podedes ver en el acabamiento.

Ahora ya se introduce en la historia épica de los orígenes de Castilla que el autor sitúa en la época de Alfonso II de Asturias (791-842). Al morir este monarca, no hay acuerdo para nombrar un nuevo rey. Entonces los castellanos, ante la falta de un líder, deciden nombrar a dos alcaldes, Nuño Rasura y Laín Calvo, los famosos Jueces de Castilla. Tenemos aquí el primer momento en que los castellanos muestran su carácter independiente, aún sin enfrentarse abiertamente con Asturias y León.

Y aquí comienza también a hablarnos del linaje del que procede el conde Fernán González. Desde el punto de vista de la épica medieval, la sangre, el linaje, justifica el poder de unas familias sobre el resto. Y para ello nada mejor que utilizar a estos míticos jueces castellanos. De Nuño Rasura procederá la familia del conde Fernán González; de Laín Calvo será descendiente el Cid.

Nos detalla luego los ancestros del conde: Gonzalo Núñez, hijo de Nuño Rasura, tuvo tres hijos: Diego, Rodrigo y Fernando, el menor. Tras la muerte de padre los destinos de Castilla pasan primero a Diego y luego a Rodrigo. Ambos fallecen en lucha contra los musulmanes y al final, será el menor de los tres hermanos Fernando, nuestro Fernán, quien tendrá en sus manos el porvenir de Castilla.

Genealogía del conde según el Poema de Fernán González
Genealogía del conde según el Poema de Fernán González

Pero, ¿qué es Castilla para el autor en ese momento? ¿Qué territorios va a recibir Fernán González?

171 Estonçe era Castiella un pequeño rincon,
era de castellanos Montes de Oca mojon,
e de la otra parte Fitero el fondon.
Moros tenien Caraço en aquesta sazon.

172 Era toda Castiella solo una alcaldia;
maguer que era pobre e de poca valia,
nunca de buenos omnes fue Castiella vazia,
de quales ellos fueron paresçe aun oy dia.

173 Varones castellanos, este fue su cuidado:
de llegar su señor al mas alto estado;
d’un alcaldia pobre fizieron condado,
tornaron la despues cabeça de reinado.

Castilla es un pequeño y humilde territorio pero poblado de los mejores hombres y su destino no será otro que la primacía sobre el resto. Pero la épica es mejor si los orígenes son humildes. Y, en este caso, lo era Castilla pero, a pesar de su linaje intachable, también Fernán González. Él era el menor de los tres hermanos, no estaba destinado a gobernar y además resulta que había sido robado por un pobre carbonero que residía en la montaña. Fernán González ayudaba en sus labores al carbonero y éste, en contrapartida, le cuidó bien y le hizo saber su linaje. 

Pero pronto llega la llamada a iniciar el camino del héroe. Sus hermanos han muerto, Castilla se encuentra de nuevo sin un líder. Acompañado del carbonero, dejan las montañas y llegan a una villa donde se presenta a los nobles castellanos y les anuncia su decisión de unir y dirigir a los castellanos frente a todos los enemigos externos que les acosan, a saber, los combativos musulmanes personificados en Almanzor, los poco honorables reyes de Navarra, que se dedican a saquear Castilla, y la autoridad lejana y poco eficaz del rey de León, que coarta la libertad que los castellanos se merecen. 

Tenemos ya establecida la misión del conde y sus tres principales obstáculos para conseguir finalizar su misión.

Pasemos ahora al plano histórico y veamos el contexto de Castilla justo antes de que el conde Fernán González comience  a gobernarla.

Castilla nace como un condado del reino de Asturias a mediados del siglo IX, con Ordoño I (850-866) y junto con el condado de Álava tiene la misión de defender el reino de Asturias de las incursiones musulmanes que de forma sucesiva atacan el reino por el valle del río Ebro, aprovechando el dominio musulmán de la actual La Rioja.

Los condes de ambos condados son nombrados por los reyes primero de Asturias y después, a partir del 910, de León. Y era habitual que un cambio de rey supusiera un cambio en las familias nobles que gobernaban los condados pues el rey debía asegurarse su fidelidad ya que en ellos delegaba parte de su poder regio. 

A comienzos del siglo X el condado de Castilla no era una demarcación única. Castilla está fragmentada en varios condados más pequeños que se pueden resumir en: Un condado que de norte a sur va de Brañosera y Amaya, pasando por Castrojeriz, Muñó hasta Rubiales y Roa; un condado de Castilla Vetula que abarcaría prácticamente la actual Cantabria (salvo Liébana y su parte más occidental) y las Merindades; otro pequeño condado con centro en Burgos y que llegaría hasta las localidades de Haza, Clunia y San Esteban de Gormaz); y un condado que junto al de Álava cerraba la frontera oriental y comprendía Lantarón (hoy en Álava), Cerezo de Río Tirón y llegaba hasta Osma.

Fernán González aparece en la historia en el 929. Se trata de un documento en el que su madre, la condesa Muniadonna, ya viuda, realiza una donación al recién fundado monasterio de Santa María de Lara, la actual ermita de Quintanilla de las Viñas. Y ahí aparece Fernán González como conde en Lara. ¿Otro condado más a añadir a la lista?

 c. 930. Mapa de Juan José García
c. 930. Mapa de Juan José García

Pero la rueda de la historia va a cambiar sorpresivamente. En el contexto de las luchas dinásticas entre dos hermanos Alfonso IV y Ramiro II, parece que la gran mayoría de los condes castellanos y el conde alavés van a apostar por Alfonso IV, el rey que les había nombrado. Cuando Ramiro II logra derrotar y encarcelar a su hermano en el 931, de un plumazo, desaparecen todos los pequeños condes de Castilla y el de Álava quedando solo uno: Fernán González, dominando toda Castilla y Álava, así denominado a partir del año 932.

Condado de Castilla hacia el 970. Fernando García de Cortázar: Atlas de Historia de España, 2012
Condado de Castilla hacia el 970. Fernando García de Cortázar: Atlas de Historia de España, 2012

¿Cómo es esto posible? ¿Cuál era realmente la estirpe de Fernán González para que el nuevo rey de León le confiara todo el poder de su marca oriental, aproximadamente una cuarta parte de su territorio? Como pueden suponer, nada hay de realidad en los orígenes supuestamente humildes de Fernán González que nos cuenta el autor del Poema. Es posible rastrear su estirpe hasta incluso antes del nacimiento de Castilla como demarcación administrativa. 

Por línea paterna sabemos que unos de sus bisabuelos son el conde Munio Núñez y su esposa Argilo que el 15 de septiembre del 824 conceden el fuero a Brañosera (Palencia), el primer fuero medieval conocido en la península Ibérica. El poder de esta familia noble permanece en el tiempo. Y es que el padre de Fernán González es Gonzalo Fernández, quien actúa como conde en Castilla y en Burgos al menos entre los años 899 y 917. E incluso es posible que dos tíos de Fernán González fueran también condes: Nuño Fernández, quien aparece como conde en Burgos y Castilla entre los años 922 y 927; y Rodrigo Fernández, quien es mencionado como conde en el 926 aunque sin saberse de qué condado.

Menos conocida es la línea materna, aunque todo apunta que pudiera ser igual o incluso más importante que la paterna. Muniadonna de Lara mantiene numerosas propiedades tras quedar viuda, está en el castillo de Lara  junto a su hijo recién nombrado conde y además resulta que en la crónicas musulmanas se refieren a la familia del conde, de modo llamativo, como Ibn Mama Tuta. Existen teorías de que Muniadonna pudiera ser una hija de Ramiro, un infante de León pero no se han podido demostrar.

Genealogía del conde Fernán González
Genealogía del conde Fernán González

Pues bien, llegados al 932, Fernán González se ha convertido gracias al rey Ramiro II de León en uno de los personajes más poderosos del reino que gobierna un condado que desde las costas cantábricas llega hasta el río Duero e incluso algo más allá (Haza y algunas tierras segovianas): por el este será el río Pisuerga primero y luego Rubiales y Roa su frontera; y por el oeste domina Vizcaya, la parte oriental y central de Álava, tiene a Grañón como frontera con el reino de Pamplona, y por las estribaciones montañosas de la Sierra de la Demanda llega hasta San Esteban de Gormaz y Osma, la frontera más peligrosa del momento frente al dominio del califato de Córdoba.

Hemos dejado a Fernán González presentándose ante los nobles castellanos quienes, faltos de un líder, acatan como nuevo conde al recién llegado. Rápidamente inicia sus hazañas bélicas. En esta primera ocasión contra el más fiero de los enemigos: Almanzor. Según el Poema, Carazo es una posición cordobesa así que Fernán González, con ánimo de vengar a sus hermanos muertos, prepara su primera acometida. Y así fue, los castellanos logran tomar de un asalto Carazo antes de que sus defensores reciban refuerzos desde Córdoba. Pequeña pero primera victoria del héroe.

Peña Carazo
Peña Carazo

Por supuesto, Almanzor reacciona enseguida y envía “más de cinco mil legiones” contra los castellanos. Esto ya no es una escaramuza, va a ser una batalla en toda regla y en palpable desigualdad para los castellanos. 

Fernán González reúne en Muñó a sus escasas fuerzas, 300 hombres, para tratar de parar semejante acometida. Pero sus fieles castellanos tienen muchas dudas sobre la victoria. Uno de ellos, Gonzalo Diaz, expone al conde sus razones: Ante la diferencia de tamaño de los ejércitos cree que es mejor llegar a un trato con Almanzor antes que enfrentarse contra él.

206. Si nos pleito podiessemos con Almançor tener,
que fincasse la lid por dar o prometer,
es el mejor consejo que podriemos aver;
si otra cosa fazemos, podemos nos perder.

Fernán González, como héroe arquetípico, no puede hacer caso de este consejo y entonces arenga a sus mesnadas prometiendo la victoria para así vengar la afrenta que todos los ancestros han tenido que soportar.

222 Esforzaos , castellanos, no tengáis pavor,
venceremos las tropas de ese rey Almanzor,
quitaremos a Castilla de la penuria y del error,
él será el vencido, yo seré el vencedor.

Una vez convencidas las tropas se dirige a Lara y aguarda la llegada de Almanzor. Son los preliminares de la batalla de Lara. Mientras espera el comienzo de la lid, Fernán González decide alejarse de su ejército a lomos de su caballo para ir a cazar un jabalí. Adentrándose por la sierra de las Mamblas persigue a un jabalí hasta llegar al arroyo Vasquebañas. El jabalí se refugia en una ermita advocada a San Pedro y se esconde tras el altar. Fernán González, prudente y muy cristiano, no osa matar al animal en terreno sagrado y en vez de ello ora al Señor y a la Virgen María, a quienes pide su ayuda en la batalla que en breve habrá de comenzar.

Resulta que viven allí tres monjes y uno de ellos, Pelayo se presenta ante el conde y le ofrece comida y que pase allí la noche. Si se queda, a modo de oráculo, le contará su destino al conde. Pelayo le asegura que Dios va a guiar sus acciones para vencer a Almanzor en la próxima batalla. Pero además le profetiza que hará grandes batallas, matará a muchos infieles y conquistará nuevas tierras. Aún temido por todos, incluido los reyes, dos veces será preso. Y que en una de las batallas que se aproxima antes del tercer día estará preocupado pues los castellanos estarán asustados pero habrá una señal en el cielo que te hará saber la victoria. 

Cueva de La Ermita
Cueva de La Ermita

En contrapartida por este oráculo, Pelayo pide a Fernán González que al ganar la batalla se acuerde de este pobre lugar y de sus tres monjes. Así lo promete el conde, quien asegura que dará el quinto de su botín al monasterio. Tenemos ya la ligazón en el monasterio de Arlanza y el héroe castellano. 

Tras despedirse, el conde vuelve a Lara. Al día siguiente ordena sus filas pues se iba a iniciar la batalla de Lara en la que por cada cristiano hay mil infieles. Antes de comenzar ocurre un hecho de mal fario: la tierra se abre y se traga a uno de los nobles castellanos junto a su montura. Los castellanos están atemorizados, temen haber perdido el favor de Dios. Pero Fernán González, confiado en el presagio de Pelayo, arenga de nuevo a sus tropas y les asegura que Dios está con ellos y que acabarán siendo victoriosos.

Castillo o Picón de lara de los Infantes
Castillo o Picón de Lara de los Infantes

Y así es. Almanzor es derrotado y huye apresurado dejando en su campamento un inmenso botín. Tal y como había prometido, Fernán González dona su parte a San Pedro de Arlanza y, después, se retira con su ejército a descansar a Burgos.

Contrariamente a lo que nos diga el Poema, Fernán González, no fue Fernán González quien promovió la fundación de San Pedro de Arlanza a pesar de que un documento falso del 912 así lo afirme. Lo más probable es que fuera otro conde, Gonzalo Téllez, conde de Lantarón y Cerezo y su mujer Flámula los que lo hicieran ese mismo año.

El autor, como ya hemos dicho quiere resaltar la vinculación entre el cenobio y el Buen Conde. Y aunque es cierto que Fernán González realizó varias donaciones a San Pedro, no parece existir ningún trato de favor con respecto a otros monasterios. Sí que es cierto que sus restos y los de su primera esposa, Sancha, acabaron siendo depositados en Arlanza antes de ser trasladados a Covarrubias.

Sepulcro de Fernán González
Sepulcro de Fernán González

Por otro lado, las hazañas de Fernán González comienzan contra el más terrible de los enemigos de la Cristiandad: contra Almanzor. Almanzor es uno de los más eficaces caudillos militares españoles de la Edad Media pues realizó 52 campañas sobre distintos reinos cristianos y el norte de África y fue victorioso en todas ellas. Desarticuló todos los sistemas fronterizos de León, Castilla, Pamplona y los condados pirenaicos de Ribagorza, Pallars, Urgel y Barcelona y sometió a todos, de algún modo u otro, a su tributo y vasallaje.

Por lo tanto, quién mejor para hacer el papel de terrible y poderoso enemigo que Almanzor. Sin embargo Fernán González y Almanzor nunca coincidieron en batalla pues el conde fallece en el 970 y Almanzor es el hombre fuerte del califato de Córdoba entre los años 976 y 1002.

Los enfrentamientos históricos entre Fernán González y los musulmanes fueron sobre todo frente a las tropas del califa Abderramán III (912-961) y de su hijo al-Hakam II (961-976). Y es contra Abderramán contra quien va a tener el primer encontronazo bélico en el año 934. El califa entró primero en Pamplona, humillando a García I Sánchez  y a la reina madre Toda que además era tía carnal del califa. Tras recibir el homenaje de los pamploneses, obtiene el paso sin obstáculos por la zona riojana para penetrar en Castilla por Grañón y Cerezo. Los ejércitos califales asolan Castilla: atacan Oña, Burgos, prácticamente destruyeron el monasterio de San Pedro de Cardeña (leyenda de los 300 Mártires de Cardeña) y siguiendo el curso del río Arlanzón llegan hasta Palenzuela. Allí, donde el Arlanzón desemboca en el Arlanza, cambiaron de rumbo y, remontando este río por Tordómar alcanzan Lerma para entrar en la tierra de Lara con el objetivo de continuar la calzada romana que llevaba hasta Clunia

Campaña 934 de Abderramán III contra Castilla

En Clunia se produce una primera escaramuza de las tropas de Fernán González, con poco éxito, y se retira hasta Osma donde recibe el apoyo de las tropas de Ramiro II. En Osma hay otro enfrentamiento de resultado incierto: cada bando hace suya la victoria. Pero lo que parece más cierto es que fue una victoria cordobesa pues al año siguiente Ramiro II va a solicitar una tregua al califa.

Poco dura la paz, en el 936 Ramiro II ayuda al rebelde valí de Zaragoza y en el transcurso de estas acciones fallece Ramiro, el único hermano conocido de Fernán González. Las tensiones continúan los siguientes años en la zona fronteriza. Abderramán III decidió entonces resolverlo definitivamente. Organiza la que se llama la Campaña de la Omnipotencia. El 939 un enorme ejército se dirige a las tierras centrales del reino de León, hacia Simancas y allí tiene lugar una importantísima batalla a la que acuden leoneses, pamploneses y todos los condes del reino, entre los cuales se encuentra Fernán González de Castilla y Álava. La batalla dura varios días y finalmente las tropas cordobesas son derrotadas y obligadas a huir en desorden. En su huida siguieron el curso del río Duero por Rubiales y Roa y en Haza toman un camino más directo para llegar cuanto antes a tierras de Guadalajara, no sin antes sufrir una nueva derrota en Alhándega, lugar no identificado. Es posible que, en dicha batalla, también participe Fernán González.

Tras esta derrota del califato, el reino de León puede avanzar hacia el sur, traspasando el río Duero. En su sector Fernán González llegará hasta Sepúlveda en el 940. El frente bélico se mantiene en paz un par de años gracias a una tregua que dura hasta el verano de 942 cuando Ramiro II ordenó a Fernán González ayudar al rey de Pamplona contra un ataque cordobés. Esta ayuda será contestada con un nuevo ataque en la frontera sur de Castilla.

Entre victorias y derrotas, Fernán González ha logrado mantenerse en el poder e incluso acrecentar sus dominios sin romper su fidelidad al rey Ramiro II de León.

Estando descansando en Burgos tras la batalla de Lara, Fernán González recibe noticias de que, mientras él estaba luchando contra los musulmanes, los navarros habían aprovechado la ocasión para saquear en dos ocasiones la frontera castellana. El conde, herido en su honor, entró en cólera y envió un mensajero al rey Sancho de Pamplona. Le demanda una compensación por los daños ocasionados mientras él estaba en campaña contra los infieles. 

Pero el rey Sancho se niega a compensar al conde, le trata de loco por desafiar al rey y jura que será él personalmente quien acuda con sus tropas a enfrentarse al conde. 

Cuando Fernán González recibe estas noticias, humillado por los navarros, decide enfrentarse a ellos y tomar la iniciativa. Rápido penetra en el reino de Navarra, la distancia de una jornada, y se encuentra con el rey Sancho en el lugar de la Era Degollada. Este lugar es también conocido como los Llanos de Valpierre, en La Rioja, y es un cruce de caminos donde hubo varios enfrentamientos históricos entre castellanos y navarros como entre Sancho III de Castilla y Sancho VI de Navarra en 1157 o el enfrentamiento entre Pedro I de Castilla y Enrique de Trastámara en 1366. Algunos autores indican que allí existió algún tipo de monolito conmemorativo de estas batallas pero no ha llegado a nuestros días.

El duro enfrentamiento acaba con un combate singular, cuerpo a cuerpo, entre el conde y el rey. El conde queda malherido pero Sancho acaba muerto en la lucha. Aún así, su honor caballeresco hace que Fernán González permita a los nobles navarros llevar el cuerpo del rey a Pamplona para que sea sepultado.

Pero no hay descanso para el conde. A este primer enfrentamiento con los navarros le sigue otro pues de entre los nobles que apoyaban a los navarros el conde Piteos (Poitiers) y Tolosa (Toulouse) quien decide vengar a su rey y junta una mesnada para atacar a los castellanos. Fernán González, a pesar de esta malherido, decide enfrentarse al tolosano lo cual causa el disgustos de los nobles castellanos, hartos de luchar y de no poder descansar

Nótese que se repite el mismo esquema que con los musulmanes: un primer enfrentamiento exitoso, una situación de temor /cansancio en las tropas castellanas que provoca las quejas de los nobles y que el propio conde aplaca con un arenga para continuar su hazaña.

336. Los vassallos del conde tenien se por errados,
eran contra el conde fuerte miente airados;
eran de su señor todos muy despagados
por que avian por fuerça sienpre d’andar armados.

337. Folgar non les dexava nin estar segurados,
dizien:«Non es tal vida si non pora pecados,
que andan de noche e dia e nunca son cansados,
el semeja a Satan e nos a sus criados

338. Por que lidiar queremos e tanto lo amamos,
nunca folgura avemos si almas non sacamos
a la ueste antigua a aquellos semejamos,
ca todas cosas cansan e nos nunca cansamos.

Entre todos piden a Nuño Laínez que haga entrar en razón al conde. Pero Fernán González, de nuevo y como es de esperar, no cede, desoye las razones de Nuño y en una nueva arenga convence a su ejército para combatir en una cuarta batalla, la segunda contra los navarros, que en esta ocasión va a ser en un  vado a orillas del río Ebro.

Los castellanos cruzan el río y derrotan sin paliativos al ejército de los franceses tolosanos y petavinos. Su conde fue matado por el propio Fernán González en un ataque de ira pero luego honró su cadáver lavándolo y vistiéndolo con sedas y disponiendo un rico ataúd. Como no podía ser de otro modo, permitió a los supervivientes llevar el cuerpo del noble hasta Tolosa.

Que el segundo enemigo que Fernan González tenga que doblegar sea el reino de Navarra tiene muy pocas razones históricas si nos situamos en el siglo X. Durante el gobierno del conde, el reino de Pamplona (aún no se denominaba Navarra) está regido por García I Sánchez (925-970), menor de edad, por lo que su madre, la reina Toda, ejercerá la regencia hasta el 933. Por supuesto, no hubo un rey Sancho de Navarra que existiera en época del conde.

Sí es verdad, y así se refleja también en el Poema, que el reducido reino pamplonés desplegó una inteligente política matrimonial para asegurar su destino frente a sus poderosos vecinos. Anexionó el condado de Aragón en el 933 por esta vía y tres hermanas de García se casaron con otros tantos reyes leones: Urraca con Ramiro II; Sancha con Ordoño II y Onneca con Alfonso IV.

Salvo un suceso aislado del que hablaremos luego, las relaciones entre castellanos y pamploneses serán de aliados apoyándose cuando pueden frente a los ataques cordobeses.

Llama mucho la atención la presencia aquí de un ejército francés, el del conde de Potiers y Toulose. Es una clara muestra de que el autor adapta la historia a su propio presente, al siglo XIII. En 1234 el reino de Navarra cambia de dinastía y va a tener a un monarca de origen francés, Teobaldo I, conde de Champagne. Ese mismo año firmó un tratado con Fernando III por el que se acordaba el casamiento de su heredera, Blanca de Navarra, con el futuro Alfonso X. A cambio de ceder el uso de los puertos de Guipúzcoa a los navarros, Fernando III trataba de anexionar Navarra con la política matrimonial. Pero el tratado no fue cumplido y, finalmente Blanca de Navarra se casó con un duque de Bretaña. Posiblemente este incumplimiento es el que provoca el sesgo negativo que los navarros tienen en este poema.

Por último, no existió ningún conde que tuviera al mismo tiempo las dignidades de conde Poitiers y de Toulouse  salvo Alfonso de Poitiers, hermano de Luis IX de Francia, conde de Poitiers desde 1241 y de Tolosa desde 1249 hasta su muerte en 1271. Precisamente a su muerte el condado de Tolosa es incorporado al reino de Francia. Esta frase ha servido para establecer una fecha postquem para la composición del Poema de Fernán González, es decir, después de 1249.

Las amenazas no dan tregua a nuestro héroe. Almanzor no puede dejar de vengar su anterior derrota y se avecina con 130.000 soldados, muchos de ellos procedentes del norte de África, almohades y benimerines, e incluso turcos. Almanzor llega a Muñó y pocos días después acampa en Hacinas. Mientras tanto los castellanos se agrupan en Piedrahita de Muñó.

Mientras se hacen los preparativos de la batalla campal, el conde hace una nueva visita al monasterio de San Pedro de Arlanza. Al llegar se entera de que el monje Pelayo ha muerto. En la ermita ora por el monje y pide el favor de Cristo hasta que, finalmente cae dormido.

Y entonces Pelayo, ya santo, aparece en sus sueños incitándole a ir con sus castellanos y a luchar pues tiene asegurada la victoria y el apoyo divino representado por el apóstol Santiago y él mismo.

Despierta el conde y entonces, otro milagro más, escucha la voz de San Millán quien le apremia a ir a dirigir a sus tropas y a enfrentarse contra Almanzor indicándole por dónde ha de atacar y por dónde atacarán las tropas dirigidas por las fuerzas divinas.

Fernán González vuelve a Piedrahita de Muñó donde encuentra a sus tropas enfadadas con él por haber desaparecido sin aviso. De nuevo el conde tiene que arengar a sus tropas para recuperar su confianza y despertar su ardor de batalla. 

Una vez motivadas, las tropas castellanas se dirigen contra Almanzor y se disponen en tres haces: uno dirigido por Gustios González de Salas donde están sus famosos hijos, los Infantes de Lara, con 200 caballeros y 6000 infantes montañeses; el del medio dirigido por don Lope de Vizcaya y descendientes de Laín Calvo, con 200 caballeros y 6000 infantes de La Bureba, Treviño, las Merindades de Castilla la Vieja, de Castrojeriz y de Asturias; y el tercero dirigido por el propio conde, acompañado de la familia Velasco, con infanzones de Lara y serranos, sumando otros 50 caballeros y 3000 infantes.

Estamos ante la batalla más épica quizás contada en la literatura medieval española: tenemos dos enormes ejércitos, dos grandes líderes, magia, animales fantásticos, ejércitos divinos espectrales a lo largo de tres días de batalla.

Se cumple primero uno de los presagios de Pelayo. Antes de comenzar la lucha, los castellanos fueron testigos de un sierpe rabiosa sanguinolenta que surcaba los cielos rugiendo poderosamente y que alumbraba el cielo nocturno con llamaradas que salían de su boca. Estamos ante un auténtico dragón rojo que atemoriza a las tropas y que, posiblemente, inspiró esta pintura procedente de San Pedro de Arlanza y que hoy en día se encuentra en la Hispanic Society de Nueva York.

Dragón. Pintura mural de San Pedro de Arlanza
Dragón. Pintura mural de San Pedro de Arlanza. Hispanic Society.

468. Vieron aquella noche una muy fiera cosa:
venia por el aire una sierpe rabiosa,
dando muy fuertes gritos la fantasma astrosa,
toda venie sangrienta, bermeja commo rosa.

469. Fazia ella senblante que ferida venia,
semejava en los gritos que el çielo partia,
alunbrava las uestes el fuego que vertia,
todos ovieron miedo que quemar los queria.

Los castellanos, aterrorizados, fueron en busca del conde. Éste les calmó y les explicó que era bien sabido que los moros tenían magos y astrólogos capaces de estos encantamientos pero que, en realidad, eran ilusiones y que estas sierpes no les podían hacer ningún mal. Calmados, los soldados vuelven a las tiendas.

Al alba comienza la batalla de Hacinas que durará tres días. Los dos primeros días los combates son crudelísimos pero no hay un vencedor cierto. La noche del segundo día Fernán González reúne a sus mesnadas, y seguro de la profecía de Pelayo de Arlanza, les anuncia que no desfallezcan pues en el tercer día ganarán seguro si se siguen esforzando.

Ese tercer día es especialmente dificultoso para los castellanos. Gonzalo Gustios muere así como otros muchos cristianos. En un ataque de ira el propio Fernán Gonzalez mata al rey africano causante de esa baja pero recibe él solo la acometida de 1.000 jinetes sarracenos. Cuando todo parece perdido, Fernán González espolea su caballo y arenga de nuevo a sus tropas. Pero las fuerzas decaen, la situación es crítica para los castellanos y Fernán González implora la ayuda de Dios que le había sido prometida.

Y entonces se oye voz atronadora: 

«Fernando de Castilla, hoy te aumenta tu bando.»

Santiago Apóstol y su ejército de cruzados espectrales aparecen en su ayuda.

San Millán en la Batalla de Hacinas
San Millán en la Batalla de Hacinas

Indefensos ante un ejército divino e inmortal, las tropas de Almanzor son derrotadas y perseguidas durante tres días hasta Almenar, ya en las tierras sorianas. El botín obtenido es enorme. Los muertos serán, como no, llevados a San Pedro de Arlanza.

Entre los años 942 y 953 no se registra ningún otro enfrentamiento entre Fernán González y las tropas cordobesas. Y es que el califato se está fortaleciendo en la frontera soriana. En el 946 Abderramán III reorganiza su entramado defensivo en torno a Medinaceli y pone al frente al experimentado militar Galib quien será protagonista de varios ataques contra Castilla en 953 y 955, principalmente disputando San Esteban de Gormaz, pero sin mayores repercusiones.

Muerto Abderramán II (961), su hijo Al-Hakam II sigue la misma política. Galib, quien sigue al mando en la zona, conquista San Esteban de Gormaz en el 963 y realiza otros ataques por la misma zona en el 964 y 965. Y, como colofón, en el 966 se restaura y fortifica el verdadero punto fuerte de toda la frontera andalusí en Soria: la fortaleza de Gormaz. Difícil para los castellanos progresar por este punto. Una última aceifa en el 967 motiva una nueva tregua con Córdoba que durará hasta después de la muerte de Fernán González en el 970. 

Pero ninguna de estas campañas aconteció ni en Lara ni en Hacinas, luego, ¿qué batallas pudieron dejar en los habitantes de la zona tal recuerdo que su memoria se fuera transmitiendo durante siglos y fueran capturadas por el autor del Poema?

Posiblemente se inspiró en dos aceifas de Almanzor. Una del 994 que destruyó Clunia y atravesó hacia las tierras de Lara por la calzada romana que unía Clunia – Nova Augusta (Lara) y Segisamo (Sasamón) donde sabemos gracias a un poema en loor de Almanzor que se tomó la fortaleza de Barbadillo, con casi toda seguridad Barbadillo del Mercado.

La otra posible fuente de inspiración sería la denominada Arrancada de Cervera, en el año 1000, en la zona de las Peñas de Cervera, en el límite sur de las tierras de Lara. Fue este un duro combate entre el conde Sancho García y Almanzor, que aunque finalmente fue victoria musulmana, las propias crónicas cordobesas relatan que fue la única en la que Almanzor estuvo a punto de ser derrotado.

Derrotado definitivamente Almanzor, quien no vuelve a aparecer en el Poema, y calmados los ánimos entre los navarros, es el turno del tercer obstáculo de los castellanos para conseguir su independencia: el rey de León.

El rey Sancho Ordóñez de León envió un mensajero convocando al conde a cortes a León, pues era el único de los magnates del reino que no habían acudido a su llamada. Allí el rey pudo admirar el caballo y el azor mudado que el conde castellano había tomado a Almanzor tras su victoria en Hacinas.

El rey dijo al conde que se los quería comprar. El conde se ofreció a regalarlos pero el rey insistió en darle mil marcos por ellos. Llegaron a un acuerdo y establecieron un día para el pago y que, si no se hacía, cada día que pasará fuera a gallarín doblado, lo cual quedó firmado por cartas ABC partidas. Explicaremos más adelante estos dos conceptos.

Antes de irse de León, Teresa, reina consorte de León y hermana de aquel rey Sancho de Navarra que había caído en combate con Fernán González, prometió al conde un buen casamiento con su sobrina Sancha, una infanta navarra. 

Fernán González, confiado, no advierte que todo es una trama para vengar la muerte del navarro. Teresa envió una misiva a su hermano García, el nuevo rey de Navarra donde apelando a la venganza por la muerte de su padre le contó el plan para apresar al conde.

Desde el punto de vista de la historia las relaciones con Ramiro II de León, el rey que le otorgó la dignidad condal, fueron buenas, la de un vasallo leal que acudía a las apelaciones al combate cuando así hacía falta. 

Solo hay un hecho que enturbia esta relación. Se trata de una rebelión que protagonizan los condes Fernán González de Castilla y Diego Muñoz de Saldaña y Carrión en torno al año 944. Ninguna crónica nos dice las causas pero lo cierto es que Ramiro apresó a sendos condes y los encerró a uno en la ciudad de León y a otro en Gordón, en las montañas leonesas. Ante la falta de una causa cierta, se sospecha que la razón fue la creación de un nuevo condado para Ansur Fernández como premio por su acción en Simancas. Se trata del condado de Monzón que abarcaría localidades como Peñafiel, Sacramenia y Portillo. La creación de este condado cortaba una posible expansión del condado de Saldaña-Carrión hacia el sur y menguaba la posibilidad de expansión en esa zona del condado castellano.

Fuera esta o no la razón, lo cierto es que Fernán González estuvo preso alrededor de un año y no vuelve a Burgos como conde de Castilla al menos hasta el 22 de abril de 945. Mientras tanto Castilla y Álava serán gobernadas por el conde Ansur Fernández quien tendrá a su lado al infante Sancho, que se trasladó a Burgos.

Ramiro acordó con el conde castellano su liberación a cambio de que su hijo Sancho se estableciera en Burgos a modo de controlador al menos hasta el año 950; a cambio, se negociaron las nupcias entre su hija Urraca Fernández y el infante Ordoño, el futuro Ordoño III de León.

Las aguas volvieron a tranquilizarse y no hubo ningún otro problema entre Fernán González y el rey Ramiro II hasta la muerte de este último en el 951.

Vemos por otro lado que el Poema nos habla de un Sancho Ordoñez como rey de León casado con Teresa, hermana del rey García de Navarra. Ninguno de estos datos es cierto pero es revelador que el nombre de la reina sea Teresa, como el de la esposa portuguesa de Alfonso IX enemiga de las ambiciones castellanas en el reino de León.

Tras la muerte de Ramiro II, sin embargo, Fernán González va a entrar de lleno en un vertiginoso juego de tronos por la sede de León convirtiéndose en uno de los hombres más poderosos del reino. Sin embargo, de esto no habla el Poema, y lo veremos en la última pausa histórica. 

El conde, confiado de las palabras de la reina Teresa, entró en el reino de Navarra para desposarse con la infanta y llegó a la localidad de Cirueña donde habían quedado en que cada parte llevara solo cinco caballeros. Pero el bando navarro llevó a treinta, quebrantando el pacto. 

Fernán González, temiendo ser capturado, se refugió en una ermita sin poder evitar ser apresado por los hombres de armas navarros, no sin antes de que el mismo Dios mostrara su cólera rompiendo el altar de la ermita con un enorme trueno. 

Lleno de hierros fue encarcelado en Castroviejo, cerca de Nájera, mientras que los castellanos volvían a su tierra apesadumbrados.

Estando el conde preso, un conde lombardo en peregrinación a Santiago, escuchando la fama del conde preso decidió ir a verlo. A cambio de dinero, los guardias dejaron al lombardo entrevistarse con Fernán González. Tras conocer su historia, dando la razón al castellano, el lombardo se decidió a ayudarlo. Preguntó qué doncella había sido la prometida para el casamiento, hallando que se llamaba Sancha. Seguidamente se acercó a la corte y contó a la infanta Sancha la mala fortuna del conde castellano y cómo había sido traicionado en su nombre. 

La navarra, conmovida, envió una mensajera a visitar a Fernán González. Ésta contó a la infanta el lamentable estado en el que se encontraba el preso. Entonces, Sancha tomó la decisión de amar al conde y ayudarle a escapar de su prisión. Va allí, se entrevista con el conde y ambos prometen casarse. Juntos escapan de la prisión y siguiendo el Camino Francés van hacia Castilla, pasando la noche en un espeso bosque.

En estas un arcipreste estaba de caza con sus perros y éstos llegaron a donde dormían el conde y la infanta. El mal arcipreste reconoce a los huidos y amenaza con llamar a las huestes del rey García a no ser que le deje yacer con la mujer. Sancha, astuta, le camela y accede a su petición. Pero cuando ambos se alejaron, la infanta atacó al arcipreste y con la ayuda de un cuchillo lo asesinó. 

Mientras tanto los castellanos andan desnortados. Nuño Laínez propone entonces hacer una estatua de piedra que se asemeje al conde y hacer todos la jura ante este ídolo y luego llevarla en un carro junto a la enseña de Castilla y así ir en busca del conde a tierras navarras. Es una pervivencia del valor simbólico de la piedra y de las efigies que también aparece en otras tradiciones y mitologías europeas.

661. Començo su razon muy fuerte e oscura:
«Fagamos nos señor de una piedra dura,
semejable al buen conde, d’essa mesma fechura:
a aquella imajen fagamos todos jura.

662. Assi commo al conde, las manos le besemos,
pongamos la en un carro, ante nos la llevemos,
por amor del buen conde por señor le ternemos,
pleito e omenaje todos a ella faremos.

663. La seña de Castilla en la mano l’pongamos,
si ella non fuyere, nos otros non fuyamos,
sin el conde a Castilla jamas nunca vengamos;
el que antes tornare, por traidor le tengamos.

664. Si fuerte es el conde, fuerte señor llevamos;
el conde de Castilla nos a buscar vayamos;
alla finquemos todos o aca le traigamos;
tardando aquesta cosa mucho menoscabamos.

Pasaron por Arlanzón, los Montes de Oca y llegaron a Belorado. Y cerca de allí las mesnadas castellanas se encuentran con el conde y Sancha. Todos, felices por haberse reencontrado con el conde, reconocen rápidamente a la infanta Sancha como condesa. El enlace que sellará la unión se celebra en Burgos con innumerables festejos.

Pero poco dura la dicha. Solo ocho días después de las bodas, el rey García de Navarra vuelve a atacar a Fernán González. Tras una dura batalla, García es herido y hecho prisionero por el conde. El rey navarro es llevado preso a Burgos donde estará encerrado un año. Solo por la intervención de Sancha hará posible la liberación de su hermano. Pero éste, lejos de agradecer a su cuñado, nada más llegar a su reino se reunió con sus nobles y tramó su venganza.

Decíamos antes que las relaciones entre Fernán González y el reino de Pamplona fueron cordiales, de aliados con un enemigo común: el califato de Córdoba. Pero no solo por ello, es que además Fernán González estaba emparentado con la familia real de Pamplona.

Su primera esposa fue precisamente Sancha de Pamplona, hermana de García I de Pamplona. Era este el tercer matrimonio de Sancha pues antes había estado casada con Ordoño II de León y luego con Álvaro Herramélliz, último conde de Álava. El 5 de agosto de 935 ya aparece en un documento como esposa del castellano. Y con él tuvo al menos cuatro hijos (Gonzalo, Sancho, Munio y García) y tres hijas, Urraca, Muniadonna y Fronilde. Sancha falleció en torno al 959/960.

Por lo demás, sí hay un suceso que puede asimilarse a ese apresamiento de Cirueña por parte de García I de Pamplona. Es en el contexto de las luchas entre Ordoño IV y Sancho I, apoyado este último por Pamplona, mientras que Fernán González apoyaba al primero. El hecho debió ocurrir entre 960 y 961 pues en noviembre de este último año Fernán González ya reconoce a Sancho como rey, se deshace de su yerno Ordoño IV y consigue una nueva esposa: antes del 964 se casa con una infanta de Pamplona, en este caso con su sobrina política Urraca Garcés, hija de García I. Parece que este segundo matrimonio no tuvo descendencia.

Matrimonios y descendencia del conde Fernán González
Matrimonios y descendencia del conde Fernán González

Mientras tanto el rey Sancho Ordóñez de León pide ayuda a Fernán González ante el ataque de los moros contra la capital. El conde acudió raudo con sus hombres y mantuvo buena sintonía con el rey leonés. Los moros, ante la noticia de la llegada del castellano, decidieron deshacer el cerco y retirarse hacia Sahagún y la Tierra de Campos. Fernán González no se detiene, los persigue y los derrota sin pausa y vuelve con gran botín a León.

Pero esta acción enfadó a los nobles leoneses, quienes no pudieron tomar parte del botín. Azuzados por la reina Teresa, enemiga de Fernán González, animó la enemistad entre castellanos y leoneses. Los castellanos volvieron a Castilla y no fueron llamados a cortes durante dos años. 

Pero, mientras tanto, quedaba sin resolver el pago del caballo y del azor. Envió Fernán González un mensajero recordándoselo al rey leonés. Pero éste respondió que aún no había recaudado los tributos y que retrasaría el pago.

Aprovechando la ausencia del conde por su estancia en León, de nuevo tenemos al rey García de Navarra dando la tabarra. Desde Estella parte hacia Castilla y saquea La Bureba, Petralata, los Montes de Oca, la zona de Ubierna acampando a las puertas de Burgos en espera de poder apresar a su hermana, la condesa Sancha, y humillar así a Fernán González. Pero finalmente se retira con un gran botín pero sin lograr raptar a Sancha.

Cuando Fernán González llega a Burgos y descubre la afrenta decide resolver de una vez por todas el conflicto y envió a un caballero a desafiar al rey García. En la batalla de Valpierre, en el mismo lugar que la Era Degollada, se enfrentaron sendos ejércitos donde García fue vencido de forma definitiva.

Acaban aquí las estrofas conservadas del Poema de Fernán González. El resto aparece prosificado en la Primera Crónica General de Alfonso X.

Este enfrentamiento de Navarra se apoya en un hecho histórico posterior a Fernán González. Es la anexión por parte del reino de Pamplona de aproximadamente  la mitad del condado de Castilla en época de Sancho III. En el 1035, a la muerte de este rey de Pamplona, cuya esposa era la heredera del condado de Castilla, la frontera con Pamplona se establece precisamente en Petralata, La Piedra, Ubierna y La Bureba y los Montes de Oca serán parte del reino de Pamplona.

Territorios castellanos anexionados por el reino de Pamplona en 1035
Territorios castellanos anexionados por el reino de Pamplona en 1035

Estos territorios no serían recuperados hasta después de la batalla de Atapuerca (1054) y otros enfrentamientos contra los pamploneses protagonizados por Sancho II de Castilla.

El rey Sancho de León ordena por tercera vez a Fernán González asistir a las cortes a León o, en caso contrario, que se deshaga de su condado. El conde, reunido en concejo, avisa a sus vasallos de que irá a León pero que seguramente sea apresado pues está enemistado con él. Ordenó guardar con celo a su sucesor, su hijo García, y se encaminó con 7 caballeros a León. 

Una vez allí, ante el rey, éste le acusa de no reconocer su soberanía y preeminencia. Fernán González no asume esta culpa y le recuerda el pago pendiente por el azor y el caballo. El rey, airado, manda apresar al conde. Es esta la segunda prisión del conde que había profetizado el monje Pelayo.

Cuando se enteró la condesa Sancha, se reunió con los castellanos y todos juraron liberar al conde. Sancha, con 500 caballeros, partió hacia León. El grueso del ejército se quedó en los bosques de Somoza y la condesa fue a León fingiendo ir en romería a Santiago de Compostela, ataviada como tal. Pidió al rey, su tío, poder ver a su esposo el conde y éste aceptó. La condesa aprovechó la visita para intercambiar las ropas con Fernán González y así poder escapar de la prisión y unirse con las tropas escondidas en los bosques cercanos.

Cuando se enteró el rey Sancho Ordoñez, aunque muy dolido, no quiso vengarse de su sobrina. Finalmente, reconoció que ésta había obrado bien y ordenó que la acompañasen a reencontrarse con su esposo. Y así lo hizo. El matrimonio, feliz, regresó a su condado.

Por última vez, Fernán González envió un mensajero al rey recordando el pago del caballo y del azor pero no recibió respuesta. Entonces el conde, harto de no recibir el pago, reunió a sus soldados y se dirigió a León, saqueando todo en su camino. Cuando se enteró el rey, mandó a su mayordomo que reuniera dinero y fuera a pagar la deuda. Pero cuando el mayordomo llegó hasta el conde e hicieron las cuentas vieron que el pago no era posible. No había dinero suficiente en el reino para satisfacerlo.

Cuando supo esto el rey acordó con los suyos dar el condado en contrapartida a Fernán González y de este modo los castellanos fueron liberados de seguir y rendir homenaje al rey de León.

Se ha cumplido el destino del conde: de una alcaldía humilde se ha logrado un condado independiente, todo frente a tres poderosos enemigos: Córdoba, Navarra y León pero siempre con honor, con fe en Dios y con la honradez por bandera.

Sin ninguna duda Fernán González no consiguió la independencia del condado castellano con respecto al reino de León. Esto ocurrirá casi un siglo después cuando Fernando I reparte el reino de León entre sus hijos y asigne a Sancho II, el primogénito, el recién creado reino de Castilla.

Por otro lado, como curiosidad, vamos a indagar un poco más en ese pago pendiente por el caballo y el azor. El acuerdo fue escrito en cartas por ABC, y en se decía que el precio por el caballo y el azor era de 1000 marcos, no sabemos si de oro o plata. Y que en el caso de impago en la fecha acordada se siguiera la regla del gallarín doblado. Esto significa que el importe de la deuda se doblaba cada día. 

Para hacernos una idea de la monstruosidad de la deuda podemos hacer esta comparación. Un marco de oro o de plata en la Castilla medieval eran 8 onzas, alrededor de 230 gramos de plata. Es decir, el precio por los animales fue de 230 kilos de metal precioso. 

Si se hubiera pagado en plata, en el mes de agosto de 2024 1 kilo de plata se vende en los mercados a unos 852 €, luego el precio fue de 195.960 euros; si hubiera sido oro, el kilo está a 72.674 €, luego el precio hubiera sido de más de 16 millones de euros.

Pero el retraso en pagar la deuda, según el Poema, fue de tres años. Esto significa que si el precio fue de 1000 marcos, el primer día de la deuda impagada era ya de 2000, al segundo 4000 y así sucesivamente. Por lo tanto, tras tres años de impago la deuda total sería de aproximadamente 1000 x 2^1095 = 4,24 x 10^332 marcos.

PIB mundial en 2023 96,5 x 10^9 euros. Vamos, más que la suma de toda la producción mundial de la Humanidad pasada y futura hasta dentro de millones de años.

Sorprendentemente el poema de Fernán González no hace ninguna referencia a los años en los que el conde de Castilla se erigió en el noble más poderoso de León con capacidad para poner y deponer a los reyes. Y a narra estos sucesos de su biografía vamos a dedicar esta última pausa histórica.

Juego de tronos en época de Fernán González (951-961)
Juego de tronos en época de Fernán González (951-961)

Muerto Ramiro II (951), le sucede en el trono su hijo Ordoño III, yerno de Fernán González. El hermanastro de Ordoño, el infante Sancho, aquel que había estado vigilando al conde castellano en Burgos, se refugió en Pamplona, con su familia materna.

Nada parece anunciar los sucesos del 954. En ese año un ejército pamplonés apoyado también por Fernán González, llega hasta León con la intención de deponer a Ordoño III y coronar a Sancho I. La tentativa es un fracaso pero, aun  así, Fernán González mantiene su condado. Ordoño III falleció en agosto de 956. Es la oportunidad de Sancho I para obtener el trono leonés que es coronado.

Pero no parece que los nobles de León y Galicia acepten de buen grado al nuevo rey y la influencia pamplonesa en la corte. En el 958, estos magnates se rebelan contra Sancho y eligen como rey a Ordoño IV, un hijo de Alfonso IV. 

Fernán González se mantuvo al margen de estos hechos y tardó en reconocer la nueva situación, tanto que no lo hizo hasta que logró que su hija Urraca fuera la esposa del nuevo rey. Mientras tanto, Sancho I volvió a Pamplona y de ahí viajó a Córdoba para someterse a una cura de su obesidad y, aprovechando, negociar ayuda militar para recuperar su trono.

En febrero de 959 Sancho I y las tropas cordobesas toman Zamora y llegan hasta León. Ordoño IV huye a Asturias mientras Sancho I recupera el poder. En este momento Fernán González no reconoce a Sancho pues es el suegro del rey. En reconocimiento, Ordoño IV le otorga el dominio sobre la Liébana.

La situación de enfrentamiento continúa hasta el 961. Solo entonces, tras ese apresamiento en Cirueña que ya hemos comentado, Fernán González retiró el apoyo a su yerno. Ordoño IV, su mujer y sus hijos abandonan Asturias y se refugian en Burgos. Pero Ordoño IV es obligado por Fernán González a exiliarse a Córdoba, donde fallecerá años después. 

Durante esta época, Fernán González se convierte en uno de los hombres más poderosos, sino el más, del reino de León, consolidó el poder de su familia en Castilla y logró que el gobierno del condado fuera hereditario. 

Cuando en el otoño del 966 fallece Sancho I y es sucedido por el niño Ramiro III, nada ocurre. En el 967 soporta una nueva aceifa contra Castilla y firma una nueva tregua, en el 968 junto a su esposa Urraca confirman el fuero de Brañosera.

Finalmente, posiblemente a comienzos del 970, falleció dejando como heredero a su hijo García Fernández. Fue sepultado en San Pedro de Arlanza junto a Sancha, su primera mujer y allí reposaron sus restos hasta que en 1841 fueron trasladados a Covarrubias.

Conclusiones

Más allá de la importancia literaria de El Poema de Fernán González, hay que concluir que tuvo un indudable éxito en los dos objetivos con los que se compuso: enaltecer los orígenes del monasterio de Arlanza y ligarlo a la figura del conde castellano; y engrandecer la historia de Castilla. El éxito fue tal que desde que fue incorporado a las crónicas alfonsinas, su relato como historia permaneció durante siete siglos y ocultó casi por completo la verdadera historia de Fernán González.

Por otro lado, la propia biografía del conde tampoco merece ser olvidada. Unificó los condados de Castilla y Álava siendo el origen del posterior reino de Castilla. Su familia gobernó estos territorio creando una potente dinastía condal que luego, al estar emparentada con el reino de pamplona, alcanzaría también el poder en el reino de León con Fernando I.

Pero además, en su época, salvo la campaña del 934 y los conflictos en la frontera soriana, hubo un periodo de estabilidad que hizo posible la creación de importantes scriptoria medievales. El caso más claro es el de San Pedro de Valeránica donde Florencio, el escriba que dio testimonio del conde en el único documento original que nos ha llegado, fue también el impulsor y creador de obras como la Biblia de Oña (930); una copia de los Morales o Moralia in Job del papa San Gregorio, acabado el 11 de abril de 945; el 11 de abril de 953 finaliza la copia de un manuscrito, hoy perdida (aunque se encontraba en la Colegiata de San Isidoro de León hasta fines del siglo XIX), de la Exposición de los Salmos de Casiodoro. En años sucesivos realiza copias de las Obras de San Fulgencio; y del Libro de las Homilías (Liber homeliarum) o explicaciones de las Epístolas y Evangelios de Smaragdo, abad de Saint Michel, sin fechar, conservado en la Biblioteca de la Catedral de Córdoba.

Su último trabajo, y quizás el que más fama dio al scriptorium de Valeránica, es la Biblia visigótica de León o Codex Gothicus Legionensis, escrita por su discípulo, el presbítero Sancho, y decorada por Florencio, conservada en San Isidoro de León. Fue finalizada el 20 julio 960.

Imágenes de Florencio y Sancho de Valeránica
Imágenes de Florencio y Sancho de Valeránica en la Biblia visigótica de León (960)

La última página de la Biblia visigótica de León cierra la decoración con una letra omega griega y cuatro figuras que enmarcan el dibujo. Las inferiores son retratos de Florencio y Sancho, cuyos nombres aparecen sobre su cabeza.