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XII.7 El mal arcipreste – Poema de Fernán González

por Javier Iglesia Aparicio
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Estrofas 645 a 658 del Poema de Fernán González

645 Dexemos y a ellos en la mata estar,
veredes quanta coita les queria Dios dar;
d’un açipestre malo que iva a caçar
ovieron los sus canes en el rastro entrar.
Dejémoslos allí en la mata estar,
veréis cuanta penuria queríales Dios dar;
de un arcipreste malo que iba a cazar
sus canes tuvieron su rastro que encontrar.
646 Fueron luego los canes do yazien en la mata:
el conde e la dueña fueron en grand rebata
el açipestre malo, quando vio la barata,
plogo l’ qual si ganasse a Acre a Damiata.
Se fueron los canes donde yacían en la mata:
el conde y la dama se vieron en gran peligro
el arcipreste malo, cuando vio el engaño,
gozó igual que si ganase Acre y Damieta.
647 Assi commo los vio començo de dezir:
dixo:«Donos traidores, non vos podedes ir,
del buen rey don Garçia, non podredes foir,
amos a dos avredes mala muerte a morir.»
En cuanto los vio comenzó a decir:
dijo:«Señores traidores, vos no os podéis ir,
del buen rey don García, no podréis huir,
ambos dos habréis de mala muerte morir.»
648 Dixo el conde:«Por Dios, sea la tu bondat
que non quieras tener aquesta poridat;
en medio de Castilla dar te he una çibdat,
de guisa que la ayas sienpre por eredat.»
Dijo el conde:«Por Dios, que sea tu bondad
que quieras esto en secreto guardar;
en medio de Castilla te he de dar una ciudad,
de forma que siempre la tengas por heredad.»
649 El falso açipreste, llieno de crueldat,
mas que si fuessen canes non ovo piedat;
diz:«Conde, si tu quieres que sea en poridat,
dexa me con la dueña conplir mi voluntat.»
El falso arcipreste, lleno de crueldad,
como si fuesen perros no tuvo piedad;
dice:«Conde, si tu quieres que guarde el secreto,
déjame con la dama cumplir mi voluntad.»
650 Quando oyo don Fernando cosa tan desguisada,
non serie mas quexado que si l’ dieran lançada:
«Por Dios, —le dixo—, pides cosa desaguisada,
por poco de trabajo demandas grand soldada.»
Cuando don Fernando escuchó tal despropósito,
le dolió más que si le dieran una lanzada:
«Por Dios, —le dijo—, pides algo desproporcionado,
por poco trabajo demandas gran soldada.»
651 La dueña fue hartera escontra el coronado:
«Açipestre, ¿que quieres?; yo lo fare de grado;
por end’ non nos perdremos amos e el condado,
mas vale que ayunemos todos tres el pecado.»
La dama fue artera frente a ese infame:
«Arcipreste, ¿qué quieres?; yo lo haré con gusto;
así no nos perdemos nosotros ni el condado,
más vale que gocemos los tres de tal pecado.»
652 Dixo l’ luego la dueña:«Pensat vos despojar,
aver vos ha el conde los paños de guardar,
e por que el non vea atan fuerte pesar,
plega vos, açipestre, d’aqui vos apartar.»
Le dijo luego la dama:«Pensad en desnudaros,
el conde la ropa os ha de guardar,
y para que él tan mal rato no vaya a pasar,
os pido, arcipreste, de aquí alejar.
653 Quando el açipestre ovo aquesto oido,
ovo grand alegria, tovo se por guarido,
verguença non avia el falso descreido:
confonder cuido a otro, mas el fue confondido.
Cuando el arcipreste hubo esto oído,
tuvo gran alegría, se tuvo por complacido,
no tenía vergüenza el falso descreído:
quiso engañar a otro, más él fue el confundido.
654 Ovieron se entramos yaquanto d’ apartar,
cuidara se la cosa el luego d’acabar:
ovo el açipestre con ella de travar,
con sus braços abiertos iva se la abraçar.
Hubiéronse ambos bastante de apartar,
pensaba él que la cosa pronto se iba a acabar:
iba el arcipreste a ella sujetar,
con sus brazos abiertos la iba a abrazar.
655 La infante doña Sancha, dueña tan mesurada,
—nunca omne nado vio dueña tan esforçada—
travo l’ a la boruca, dio le una grand tirada,
dixo le:«Don traidor, de ti sere vengada.»
La infanta doña Sancha, dama tan mesurada,
—nunca hombre nacido vio dama tan esforzada—
le trabó la cabeza y le tiró al suelo,
y le dijo:«Don traidor, de ti me vengaré.»
656 El conde a la dueña non podia ayudar
ca tenia grandes fierros e non podia andar;
su cuchiello en la mano ovo a ellos llegar,
ovieron le entramos al traidor de matar.
El conde a la dama no podía ayudar
pues tenía pesadas cadenas y no podía andar;
su cuchillo en la mano hasta ellos pudo acercar,
entre ambos al traidor le tuvieron que matar.
657 Quando de tal manera morio el traidor
—¡nunca merçed le quiera aver el Criador!—
la mula e los paños e el mudado açor
quiso Dios que lo oviesse mas onrado señor.
Cuando de tal manera murió el traidor
—¡nunca tenga merced alguna del Criador !—
la mula, las ropas y el mudado azor
quiso Dios que perteneciese a más honrado señor.
658 Tovieron todo el dia la mula arrendada,
el dia fue salido e la noche uviada;
quando vieron que era la noche aquedada,
movieron se andar por medio la calçada.
Tuvieron todo el día la mula escondida,
el día se acabó y la noche crecía;
cuando vieron que era noche cerrada,
comenzaron a andar por medio de la calzada.

  • 646. Acre y Damieta son localidades que los cruzados lograron conquistar en Tierra Santa. En concreto San Luis de Francia las conquistó en el año 1249. Esta es una de las referencias clave para centrar cronológicamente la fecha de composición del poema.