1,1K
Estrofas 226 a 236 del Poema de Fernán González
226 | El conde don Fernando, cuerpo de buenas mañas, cavalgo en su cavallo partio s’ de sus conpañas, por ir buscar el puerco, metio s’ por las montañas, fallo lo en un arroyo çerca de Vasquebañas. | El conde don Fernando, hombre de buenas mañas, cabalgó en su caballo, se alejó de sus compañías, para ir a cazar jabalíes se adentró en las montañas, lo halló en un arroyo cerca de Vasquebañas. |
227 | Acojio se el puerco a un fiero lugar, do tenia su cueva e solia albergar; non se oso el puerco en cueva asegurar, fuxo a una ermita, metio s’ tras el altar. | Se escondió el jabalí en un difícil lugar, donde tenía su cueva y solía descansar; no se atrevió el jabalí en su cueva quedar, huyó a una ermita, se metió tras el altar. |
228 | Era essa ermita d’una yedra techada, por que de toda ella non paresçía nada; tres monjes y vevian vida fuerte lazrada, San Pedro avia nonbre essa casa sagrada. | Estaba esa ermita de una yedra techada, y por eso de elle no se veía nada; tres monjes allí vivían vida sacrificada, San Pedro tenía por nombre esa casa sagrada. |
229 | Non pudo por la peña el conde aguijar; sorrendo el cavallo, ovo se d’apear: por do s’ metio el puerco, metio s’ por es’ lugar, entro por la ermita, llego fasta el altar. | No pudo por la peña el conde cabalgar; detuvo el caballo, se tuvo que apear: por donde se metió el jabalí, se metió por ese lugar, entró por la ermita, llegó hasta el altar. |
230 | Quando vio don Fernando tan onrado logar, desanparo el puerco, no l’ quiso y matar: «Señor —dixo— a quien temen los vientos e la mar, si yo erre en esto, deves me perdonar. | Cuando vio don Fernando tan sagrado lugar, abandonó al jabalí, no lo quiso allí matar: «Señor —dijo— a quien temen los vientos y el mar, si yo me equivoco en esto, me debes perdonar. |
231 | A ti me manifiesto, Virgen Santa Maria, que d’esta santidat, Señora, non sabia; por y fazer enojo yo aqui non entraria, si non por dar ofrenda o por fer romeria. | A ti me manifiesto, Virgen Santa María, que de esta santidad, Señora, yo no sabía; para enojarte aquí yo no entraría, si no es por rendir ofrendas o por hacer romería. |
232 | Señor, tu me perdona, e me vale e me ayuda contra la gent pagana que tanto me es erguda; anpara a Castiella de la gent descreuda; si tu non la anparas, tengo la por perduda.» | Señor, dame el perdón, tu fuerza y tu ayuda contra la gente pagana que tanto me disgusta; ampara a Castilla de la gente descreída; si tu no la amparas, la tengo yo por perdida.» |
233 | Quando ovo el conde la oraçion acabada, vino a el un monje de la pobre posada, Pelayo avia nonbre, vivie vida lazrada, pregunto le quien era e qual era su andada. | «Cuando el conde tuvo la oración acabada, vino a él un monje de la pobre posada, tenía por nombre Pelayo, vivía una vida sacrificada, le preguntó que quién era y qué era lo que buscaba. |
234 | Dixo que tras el puerco ay era venido, era de su mesnada arredrado e partido; si por pecados fuesse de Almançor sabido, non fincaria tierra donde escapasse vivo. | Dijo que tras el jabalí allí había venido, que de su mesnada se había apartado e ido; si por desgracia fuese de Almanzor sabido, no habría lugar de donde escapase vivo. |
235 | Recudio el monje e dixo:«Ruego t’ por Dios, amigo, si fuesse tu mesura que ospedasses conmigo, dar te he yo pan d’ordio, ca non tengo de trigo, sabras commo has de fer contra el tu enemigo.» | Respondió el monje y dijo:«Te ruego por Dios, amigo, si me hicieras el honor de hospedarte conmigo, te daré pan de cebada, pues no tengo de trigo, sabrás qué has de hacer contra tu enemigo.» |
236 | El conde don Fernando, de todo bien conplido, contra el monje Pelayo resçibio su convido, del ermitaño santo tovo s’ por bien servido: mejor non albergara despues que fuera vivo. | El conde don Fernando, en todo muy cumplido, de aquel monje Pelayo aceptó su convite, del santo ermitaño se tuvo por bien servido: mejor no se hospedara desde que fuera vivo. |
- 226. Vasquebañas. Topónimo no identificado. El actual monasterio de San Pedro de Arlanza se encuentra a la vera del río Arlanza y cerca de una peña donde se encuentra una construcción más antigua, la ermita de San Pelayo el Viejo. Debajo de ella, sobre el río existe una cueva donde se han encontrado restos humanos paleolíticos. Este fragmento del poema es el origen de la leyenda del conde Fernán González y la persecución del jabalí que luego ha sido reproducida en innumerables romances y obras literarias.